domingo, 4 de agosto de 2013

140 Los hijos de Hipocoonte

a. Heracles decidió atacar a Esparta y castigar a los hijos de Hipocoonte. No sólo se habían negado a purificarle después de la muerte de Ifito y luchado contra él a las órdenes de Neleo sino que además habían asesinado a su amigo Eono. Sucedió que Eono, hijo de Licimio, quien había acompañado a Heracles a Esparta, se paseaba por la ciudad cuando, al pasar por delante del palacio de Hipocoonte, un gran sabueso moloso corrió hacia él y para defenderse, le arrojó una piedra que le golpeó en el hocico. Los hijos de Hipocoonte acudieron corriendo y le golpearon con garrotes. Heracles corrió en ayuda de Eono desde el otro extremo de la calle, pero llegó demasiado tarde. Eono fue muerto a garrotazos y Heracles, herido en la palma de la mano y en el muslo, huyó al templo de Deméter Eleusina en las cercanías del monte Taigeto, donde Asclepio le ocultó y curó sus heridas.

b. Heracles reunió un pequeño ejército y fue entonces a Tegea en Arcadia, donde rogó a Cefeo, el hijo de Aleo, que se le uniera con sus veinte hijos. Al principio Cefeo se negó, pues temía por la seguridad de Tegea si la abandonaba. Pero Heracles, a quien Atenea había dado un mechón de la cabellera de la Gorgona en un jarrón de bronce, se lo regaló a Aérope,  la  hija de Cefeo:  la  dijo que. si la ciudad fuese atacada ella debía mostrar la guedeja tres veces desde las murallas, dando  la  espalda al enemigo, el cual huiría inmediatamente. Pero, como lo demostraron los acontecimientos Aérope no necesitó utilizar ese talismán.

c. Así Cefeo se unió a la expedición contra Esparta, en la que, debido a la mala suerte, él y diecisiete de sus hijos mueron. Algunos dicen que también fue muerto Ificles, pero es probable que fuera el argonauta etolio así llamado y no el hijo de Anfitrión. El ejército de Heracles sufrió pocas otras bajas, en tanto que los espartanos perdieron a Hipocoonte y sus doce hijos, más numerosos soldados de alto grado, y su ciudad fue tomada por asalto. Heracles restauró luego a Tindáreo, dejándole el reino en administración para sus propíos descendientes.

d. Como Hera, inexplicablemente, no se le había opuesto en esta campaña, Heracles le erigió un templo en Esparta y le sacrificó cabras, pues no tenía otras víctimas a su disposición. Los espartanos son, en consecuencia, los únicos griegos que apodan a Hera «comedora de cabras» y le ofrecen esos animales. Heracles erigió también un templo a Atenea de los Justos Merecimientos; y en el camino a Terapno un altar a Asclepio Cotileo en recuerdo de la herida que sufrió en la mano y que él le curó. Un templo de Tegea, llamado «El Hogar Común de los Arcadios», es notable por su estatua de Heracles con la herida en el muslo.

1.      Aquí el mito de Heracles se convierte en una saga; y se introduce un seudo-mito para explicar ciertas anomalías como la Hera Comedora de Cabras, el Asclepio del Hueco en la Mano, el Heracles del Muslo Herido y la larga inmunidad a la captura de Tegea. Pero las mujeres furiosas de Hera habían devorado en otro tiempo a Zagreo, Zeus y Dioniso en la forma de cabra montes; la estatua de Asclepio probablemente contenía medicinas en el hueco de la mano; la herida en el muslo de Heracles le sería hecha por un jabalí (véase 157.e) y los tegeos pueden haber exhibido una cabeza de Gorgona en sus puertas como un amuleto profiláctico. Atacar a una ciudad protegida de este modo era, por decirlo así, violar a la diosa doncella Atenea, superstición que fomentaban también los atenienses.

2.      Siempre que Heracles deja una ciudad aquea, etolia, siciliana o pelasga en administración para sus descendientes, se trata de un intento de justificar su toma posterior por los dorios (véase I52.q y 6; 143.d y I46.f).

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