a. El sexto trabajo de Heracles consistió en extirpar a las
innumerables aves de pico, alas y garras de bronce y devoradoras de hombres,
consagradas a Ares, que, asustadas por los lobos del Barranco de los Lobos en
el camino de Orcómene, habían huido al Pantano de Estínfalo.
Allí procreaban y andaban por el agua junto al río del mismo nombre y de vez en
cuando remontaban el vuelo en grandes bandadas para matar a hombres y animales
descargando una lluvia de plumas de bronce y al mismo tiempo un excremento
venenoso que arruinaba las mieses.
b. Cuando llegó al pantano, al que rodeaba un espeso bosque,
Heracles se vio en la imposibilidad de ahuyentar a las aves con flechas, pues
eran demasiado numerosas. Además, el pantano no parecía lo bastante sólido para
que un hombre pudiera caminar por él, ni lo bastante líquido para utilizar una
embarcación. Mientras Heracles permanecía en la orilla sin saber qué hacer
Atenea le dio un par de címbalos de bronce hechos por Hefesto; o quizá fuera
una matraca. Desde una estribación del monte Cilene, que domina el pantano,
Heracles tocó los címbalos, o sacudió la matraca, produciendo tal estrépito que
las aves levantaron el vuelo formando una gran bandada y enloquecidas por el
terror. Derribó a muchas de ellas mientras volaban frente a la isla de Ares en
el Mar Negro, donde más tarde las encontraron los argonautas; algunos dicen que
Heracles iba con los argonautas en esa ocasión y mató a muchas más de esas aves.
c. Las aves estinfálidas son del tamaño de las grullas y se
parecen mucho a los ibis, sólo que sus picos pueden atravesar un peto de metal
y no son encorvados. También se crían en el desierto de Arabia y allí causan
todavía más daño que los leones y los traspasan. Los cazadores árabes han
aprendido a llevar corazas protectoras de corteza trenzada, en las que se enredan
los picos mortales, pudiendo ellos asir y retorcer los cuellos de sus
atacantes. Es posible que una bandada de esas aves emigrara de Arabia al
pantano de Estínfalo y éste diera su nombre a toda la especie.
d. Según algunas versiones, las llamadas Aves Estinfálidas eran
mujeres: hijas de Estínfalo y Ornis,
a quienes mató Heracles porque le negaron la hospitalidad. En Estínfalo, en el
antiguo templo de Ártemis Estinfálida, hay imágenes de esas aves colgadas del
techo, y detrás del edificio hay estatuas de doncellas con patas de ave. Allí
también Témeno, un hijo de Pelasgo, fundó tres templos en honor de Hera; en el
primero se la adoraba como Niña, pues Témeno la había criado; en el segundo
como Novia, porque se casó con Zeus; y en el tercero como Viuda, porque había
repudiado a Zeus y se había retirado a Estínfalo.
1.
Aunque
Atenea sigue ayudando a Heracles, este trabajo no pertenece a la serie de
tareas relacionadas con el matrimonio, sino que lo glorifica como curador que
expulsa a los demonios de la fiebre, identificados con las aves del pantano.
Las aves con yelmo que aparecen en las monedas estinfalias son espátulas,
primas de las grullas, que aparecen en tallas medievales inglesas chupando el
aliento de enfermos. Son en realidad sirenas con patas de ave,
personificaciones de la fiebre; y los címbalos, o matracas, eran utilizados en
la antigüedad (y todavía lo son en los pueblos primitivos) para ahuyentar a los
demonios de la fiebre. Ártemis era la diosa que tenía el poder de infligir o
curar la fiebre con sus «flechas misericordiosas».
2.
El
pantano de Estínfalo solía crecer en tamaño considerablemente siempre que el
cauce subterráneo por el que salían sus aguas se cerraba, como sucedió en la
época de Pausanias (viii.22.6); e Ifícrates, cuando sitió la ciudad, lo habría
cerrado deliberadamente si no se lo hubiera impedido una señal del cielo
(Estrabón: viii.8.5.). Es posible que en una versión de la fábula Heracles
desecara el pantano abriendo el cauce, como había desecado anteriormente la
llanura de Tempe (Diodoro Sículo: iv.18).
3.
El
mito, no obstante, parece tener un significado histórico tanto como ritual. Al
parecer, un colegio de sacerdotisas arcadias que adoraban a la Triple Diosa
como Doncella, Novia y Anciana, se refugió en Estínfalo después de haber sido
expulsadas del Barranco de los Lobos por invasores que adoraban a Zeus Lobuno;
y Mnaseas ha explicado razonablemente la expulsión o matanza de las Aves
Estinfálidas como la supresión de ese colegio de hechiceras por Heracles, es
decir, por una tribu de aqueos. El nombre Estínfalo sugiere prácticas eróticas.
4.
Las
«aves árabes de pico fuerte» de Pausanias pueden haber sido demonios
insoladores mantenidos a raya por petos de corteza espinosa, a los que se
confundió con los avestruces de fuerte pico que los árabes cazan todavía.
Leucerodes, «garza blanca», es el nombre griego de la espátula; se dice que un
antepasado de Herodes el Grande fue un esclavo del templo de Heracles Tirio
(Africano, citado por Eusebio: Historia eclesiástica i.6.7), lo que explica el
nombre de la familia. La espátula se relaciona estrechamente con el ibis, otra
ave de pantano, consagrada al dios Thoth, inventor de la escritura, y el
Heracles Tirio, como su equivalente celta, era un protector de la cultura, que
hizo famosa a Tiro (Ezequiel xxviii.12). En la tradición hebrea, su sacerdotisa
Hiram de Tiro intercambió adivinanzas con Salomón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario