domingo, 4 de agosto de 2013

160 La primera reunión en Aulide

a. Cuando Paris decidió hacer a Helena su esposa no esperaba que tendría que pagar el ultraje inferido a la hospitalidad de Menelao. ¿Los cretenses habían sido llamados a cuentas cuando, en nombre de Zeus, robaron Europa a los fenicios? ¿Se les había pedido a los argonautas que pagasen por el rapto de Medea en Cólquide? ¿O a los atenienses por el rapto de la cretense Ariadna? ¿O a los tracios por el de la ateniense Orítía?. Sin embargo, este caso tuvo unas consecuencias diferen-
tes. Hera hizo que Iris volara a Creta con la noticia de la fuga, y Menelao se apresuró a volver a Micenas, donde pidió a su hermano Agamenón que reclutase inmediatamente un ejército y lo llevase contra Troya.

b. Agamenón accedió a hacerlo solamente si los mensajeros que se disponía a enviar a Troya para exigir la vuelta de Helena y la compensación por la afrenta inferida a Menelao volvían sin haber conseguido nada. Cuando Príamo negó todo conocimiento del asunto —pues Paris se hallaba todavía en aguas meridionales— y preguntó qué satisfacción se les había dado a sus propios enviados por el rapto de Hesíone, Menelao envió heraldos a todos los príncipes que habían jurado sobre los trozos sangrientos del caballo, recordándoles que la acción de Paris era una afrenta para toda Grecia. A menos que el delito fuera castigado de una manera ejemplar en adelante nadie podría estar seguro de que a su esposa no le sucedería nada malo. Menelao llamó al viejo Néstor de Pilos y recorrieron juntos el continente griego para convocar a los caudillos de la expedición.

c. Luego, acompañado por Menelao y Palamedes, el hijo de Nauplio, Agamenón fue a ítaca, donde le resultó sumamente difícil convencer a Odiseo de que debía unirse e ellos. Este Odiseo, aunque pasaba por ser hijo de Laertes, había sido engendrado en secreto por Sísifo y Anticlea, hija del famoso ladrón Autólico. Inmediatamene después del nacimiento, Autólico fue a ítaca y en la primera noche de su estada, terminada la cena, tomó al infante en sus rodillas. «Dale un nombre, padre», le dijo Anticlea, y Autólico contestó: «Durante mi vida he contenido con muchos príncipes y por lo tanto llamaré a este nieto Odiseo, que significa el Enojado, porque será víctima de mis enemistades. Pero si alguna vez va al monte Parnaso para reprocharme le daré una parte de mis posesiones y apaciguaré su ira.» Tan pronto como Odiseo llegó a la mayoría de edad hizo la debida visita a Autólico, pero mientras cazaba con sus tíos le hirió en el muslo un jabalí y conservó la cicatriz hasta su muerte. Sin embargo, Autólico le atendió bien y volvió a Itaca cargado con los dones prometidos.

d. Odiseo se casó con Penélope, hija de Icario y de la náyade Peribea; algunos dicen que a pedido de Tindáreo, el hermano de Icario, quien se las arregló para que ganara una carrera de los pretendiente por la calle de Esparta llamada «Afeta». Penélope, quien anteriormente se llamaba Arnea, o Arnacia, había sido arrojada al mar por Nauplio obedeciendo la orden de su padre, pero una bandada de patos con rayas purpúreas la sostuvo a flote, la alimentó y la llevó a la costa. Impresionados por este prodigio, Icario y Peribea se enternecieron y Arnea recibió el nuevo nombre de Penélope, que significa «pato».

e. Después de casar a Penélope con Odiseo, Icario suplicó a éste que se quedara en Esparta y, cuando él se negó, siguió al carro en que se alejaban los recién casados rogando a Penélope que volviera. Odiseo, que hasta entonces había conservado su paciencia, se volvió y le dijo a Penélopé «¡O bien vienes a ítaca por tu libre albedrío, o bien, si prefieres a tu padre, quédate aquí sin mí!» La única respuesta de Penélope fue bajarse el velo. Icario, comprendiendo que Odiseo tenía derecho a ello, la dejó ir y erigió una imagen al Pudor que todavía se muestra a unos seis  kilómetros de la ciudad de Esparta, en el lugar donde sucedió este episodio.

f. Ahora bien, a Odiseo le había advertido un oráculo: «Si vas a Troya, no volverás hasta el vigésimo año, y lo harás solo e indigente.» En consecuencia simuló estar loco, y Agamenón, Menelao y Palamedes lo encontraron con un gorro de fieltro en forma de medio huevo, arando con un asno y un buey uncidos juntos y arrojando sal sobre el hombro mientras caminaba. Cuando simuló no reconocer a sus distinguidos huéspedes, Palamedes arrancó al niño Telémaco de los brazos de Penélope y lo puso en tierra delante de la yunta que avanzaba. Odiseo se apresuró a refrenar a los animales para que no mataran a su hijo único, con lo que quedó demostrada su cordura y se vio obligado a unirse a la expedición.

g. Menelao y Odiseo fueron con Taltibio, el heraldo de Agamenón, a Chipre, donde el rey Cíniras, otro de los anteriores pretendientes de Helena, les entregó un peto como regalo para Agamenón y juró que contribuiría con cincuenta naves. Cumplió su promesa, pero envió solamente una nave verdadera y cuarenta y nueve pequeñas de barro, con muñecos como tripulantes, que el capitán botó al agua cuando se acercaba a la costa de Grecia. Invocado por Agamenón para que vengara este fraude, se dice que Apolo mató a Cíniras y al punto sus cincuenta hijas se arrojaron al mar y se transformaron en alciones. La verdad es, no obstante, que Cíniras se suicidó cuando descubrió que había cometido incesto con su hija Esmirna.

h. Calcante, el sacerdote de Apolo, renegado troyano, había predicho que no se podría tomar a Troya sin la ayuda del joven Aquiles, el séptimo hijo de Peleo. Tetis, la madre de Aquiles había dado muerte a los otros hermanos de éste quemándoles sus partes mortales, y él habría perecido de la misma manera si Peleo no le hubiera arrancado del fuego y reemplazado su hueso del tobillo chamuscado con otro tomado del esqueleto desenterrado del gigante Damiso. Pero algunos dicen que Tetis lo sumergió en el río Estigia, de modo que solamente el talón por el que lo sostuvo no quedó inmortalizado.

i. Cuando Tetis abandonó a Peleo llevó el niño al centauro Quirón, el que lo crió en el monte Pelión, alimentándolo con entrañas de leones y jabalíes y tuétano de osos, para hacerlo valiente; o, según otra versión, con panales de miel y tuétano de cervatillos para que pudiera correr rápidamente. Quirón le instruyó en las artes de la equitación, la caza, la flauta y la curación; la musa Calíope le enseñó también a cantar en los banquetes. Cuando sólo tenía seis años de edad mató a su primer jabalí y en adelante llevaba constantemente a la cueva de Quirón los cuerpos jadeantes de jabalíes y leones. Atenea y Ártemis contemplaban admiradas a aquel niño de cabellera dorada que corrían tan rápidamente que podía alcanzar y matar a los ciervos sin ayuda de sabuesos .

j. Ahora bien. Tetis sabía que su hijo no volvería jamás de Troya si se unía a la expedición, pues estaba destinado a alcanzar allí la gloria y morir prematuramente, o a vivir una vida larga pero no gloriosa en su patria. Lo disfrazó de muchacha y lo confió a Licomedes, rey de Esciros, en cuyo palacio vivió con el nombre de Cercisera, Aisa o Pirra, y tuvo un amorío con Deidamía, la hija de Licomedes, quien le dio un hijo llamado Pirro y más tarde Neoptólemo. Pero algunos dicen que Neoptólemo era hijo de Aquiles e Ifigenia.

k. Odiseo, Néstor y Áyax fueron enviados en busca de Aquiles a Esciros, donde según los rumores se hallaba oculto. Licomedes les dejó registrar el palacio, y tal vez no hubieran descubierto nunca a Aquiles si Odiseo no hubiera dejado un montón de regalos —en su mayoría joyas, ceñidores y vestidos bordados— en el vestíbulo y pedido a las damas de la corte que tomaran lo que más les gustase. Luego Odiseo ordenó que de pronto tocaran la trompeta y chocaron las armas fuera del palacio, y tal como esperaba una de las muchachas se desnudó hasta la cintura y tomó el escudo y la lanza que había incluido entre los regalos. Era Aquiles, quien acto seguido prometió llevar a los mirmidones a Troya.

l. Algunos autores desdeñan esto como un cuento fantástico y dicen que Néstor y Odiseo en su viaje de reclutamiento llegaron a Ftía, donde fueron agasajados por Peleo, quien permitió de buena gana que Aquiles, que entonces tenía quince años de edad, fuera con ellos bajo la tutoría de Fénix, el hijo de Amintor y Cleóbule y que Tetis le dio un bello cofre con inscrustáciones lleno con túnicas, capas a pruebas del viento y gruesas mantas para el viaje. Este Fénix había sido acusado
por Ftía, la amante de su padre, de haberla violado. Amintor cegó a Fénix y al mismo tiempo le maldijo para que no tuviera hijos, y fuera cierta o falsa la acusación, el hecho es que no los tuvo. Sin embargo, huyó a Ftía, donde Peleo no sólo convenció a Quirón para que le devolviera la vista, sino que además le nombró rey de los vecinos dólopes. Fénix se ofreció voluntariamente para ser el guardián de Aquiles, quien, por su parte, se encariñó mucho con él. Algunos sostienen, en consecuencia, que la ceguera de Fénix no era una verdadera pérdida de la vista, sino metafórica y referente a su impotencia, maldición que anuló Peleo haciéndolo segundo padre de Aquiles.

m. Aquiles tenía un compañero inseparable: su primo Patroclo, que era mayor que él, pero no tan fuerte, ni tan rápido, ni tan bien nacido. A veces se llama al padre de Patroclo Menecio de Opunte y otras veces Éaco; y a su madre se le llama variadamente Esténele, hija de Acasto; Periopis, hija de Feres; Polimela, hija de Peleo; o Filomela, hija de Actor. Había huido a la corte de Peleo después de matar a Clitónimo, o Eanes, hijo de Anfidamante, en una disputa durante un juego de dados.

n. Cuando la flota griega estaba ya formada en Áulide, una playa protegida en el estrecho de Eubea, los enviados cretenses llegaron para anunciar que su rey Idomeneo, hijo de Deucalión, llevaría cien naves a Troya si Agamenón accedía a compartir con él el mando supremo, condición que fue aceptada. Idomeneo, anterior pretendiente de Helena y famoso por su belleza, llevó como su segundo a Meriones, hijo de Molo, de quien se decía que era uno de los hijos bastardos de Minos. Llevaba en el escudo la figura de un gallo, porque descendía de Helio, y se cubría la cabeza con un yelmo adornado con colmillos de jabalí. Así la expedición se convirtió en una empresa heleno-cretense. Las fuerzas de tierra helenas estaban al mando de Agamenón, con Odiseo, Palamedes y Diomedes como sus segundos; y la flota helena al mando de Aquiles, con el apoyo de Áyax el Grande y Fénix.

o. El mejor consejero de Agamenón era el rey Néstor de Pilos, cuya sabiduría no tenía rival y cuya elocuencia era más dulce que la miel. Gobernó a tres generaciones de hombres, pero, a pesar de su mucha edad, seguía siendo un combatiente audaz y el único caudillo que superaba al rey ateniense Menesteo en las tácticas de la caballería y la infantería. Su sólido juicio era compartido por Odiseo y ambos aconsejaban siempre lo mismo para la buena marcha de la guerra.

p. Ayax el Grande, hijo de Telamón y Peribea, provenía de Salamina. Solo cedía el primer puesto a Aquiles en valor, fuerza y belleza, y su cabeza y sus hombros se alzaban a más altura que los de su rival más cercano. Llevaba un escudo impenetrable hecho con siete cueros de toro. Su cuerpo era invulnerable, excepto en el sobaco y, según dicen algunos, en el cuello, a causa del encantamiento de que le había hecho objeto Heracles. Cuando subió a bordo de su nave, Telamón le dio este consejo de despedida: «Fija tu atención en la consquista, pero siempre con la ayuda de los dioses.» Ayax se jactó: «Con la ayuda de los dioses cualquier cobarde o tonto puede alcanzar la gloria. ¡Yo confío en hacerlo inclusive sin ellos!» Por esta jactancia, y otras parecidas, incurrió en la ira divina. En una ocasión en que Atenea acudió a animarle en la batalla, él le contestó a gritos: «¡Aléjate de aquí, diosa, y anima a mis compañeros griegos, pues por donde estoy yo nunca pasará enemigo!». Teucro, el hermanastro de Áyax, hijo bastardo de Telamón y Hesíone, y el mejor arquero de Grecia, solía luchar desde detrás del escudo de Áyax y corría a refugiarse en él como un niño en los brazos de su madre.

q. El locrio Áyax el Pequeño, hijo de Oileo y Eriopis, aunque pequeño, superaba a todos los griegos en el manejo de la lanza y era el más rápido después de Aquiles. Era el tercer miembro del grupo de combatientes de Áyax el Grande y se le podía reconocer fácilmente por su peto de lino y la serpiente amaestrada, más larga que un hombre, que le seguía a todas partes como un perro. Su hermanastro Medonte, hijo bastardo de Oileo y la ninfa Rene, provenía de Filase, adonde había sido desterrado por haber matado al hermano de Eriopis.

r. Diomedes, el hijo de Tideo y Deípile, provenía de Argos y le acompañaban otros dos epígonos; Esténelo, hijo de Capaneo, y Euríalo, el argonauta, hijo de Mecisteo. Había estado profundamente enamorado de Helena y tomó su rapto por Paris como una afrenta personal.

s. Tlepólemo, el argivo, hijo de Heracles, llevó nueve naves desde Rodas.

t. Antes de zarpar de Áulide la flota griega recibió provisiones de cereal, vino y otros abstecimientos de Anio, rey de Délos, a quien Apolo había engendrado secretamente con Reo, hija de Estáfilo y Crisótemis. Reo fue encerrada en un cofre y arrojada al agua por su padre cuando descubrió que estaba encinta, pero las olas la llevaron a la costa de Eubea, donde dio a luz a un niño al que llamó Anio a causa de la cuita que había sufrido por él; y Apolo le hizo su rey-sacerdote profético en Délos. Algunos dicen, no obstante, que el cofre en que estaba Reo fue directamente a parar en Délos.

u. Con su esposa Doripe tuvo Anio tres hijas: Elais, Espermo y Eno, a las que llaman las Viticultoras; y un hijo, Andrón, rey de Andros, a quien Apolo enseñó el arte del augurio. Como él mismo era un sacerdote de Apolo, Anio dedicó las Viticultoras a Dioniso, pues deseaba que su familia estuviera bajo la protección de más de un dios. En reciprocidad le concedió Dioniso que todo lo que tocara Elais después de invocar su ayuda se convirtiera en aceite; todo lo que tocara Espermo, en cereal; y todo lo que tocara Eno, en vino. Así a Anio le fue bastante fácil abastecer a la flota griega. Pero Agamenón no estaba satisfecho; envió a Menelao y Odiseo a Délos para que preguntasen a Anio si podían llevar a las Viticultoras en la expedición. Anio rechazó la petición y le dijo a Menelao que era voluntad de los dioses que Troya fuese tomada sólo al cabo de diez años. «¿Por qué no os quedáis todos en Délos durante ese período intermedio? —sugirió hospitalariamente—. Mis hijas os tendrán abastecidos con comida y bebida hasta el décimo año y luego os acompañarán a Troya si es necesario.» Pero como Agamenón había ordenado estrictamente: «¡Traédmelas, lo consienta o no Anio!», Odiseo ató a las Viticultoras y las obligó a embarcarse en su nave. Las tres huyeron, dos de ellas a Eubea y la otra a Andros, y Agamenón envió naves en su persecución y amenazó con la guerra si no se entregaban. Las tres se entregaron, pero invocaron a Dioniso, quien las transformó en palomas, y desde entonces las palomas están muy protegidas en Délos.

v. En Aulide, mientras Agamenón hacía sacrificios a Zeus y Apolo, una serpiente azul con marcas de color de sangre en el lomo salió de debajo del altar y fue directamente a un hermoso sicómoro que crecía en las cercanías. En la rama más alta había un nido de gorriones que contenía ocho crías y su madre; la serpiente los devoró a todos y luego, todavía enrollada en la rama, fue convertida en piedra por Zeus. Calcante explicó este portento de manera que reforzaba la profecía de Anio: debían pasar nueve años antes que se pudiera tomar a Troya, pero sería tomada. Zeus, además, alentó a toda la tripulación con un relámpago lanzado con la mano derecha en el momento en que zarpaba la flota.

w. Algunos dicen que los griegos partieron de Aulide un mes después de que Agamenón hubiese convencido a Odiseo para que se les uniera, y Calcante los condujo a Troya con ayuda de su doble vista. Otros, que Enone envió a su hijo Corito para que los guiara. Pero, según una tercera versión más generalmente aceptada, no tenían piloto y fueron por error a Misia, donde desembarcaron y comenzaron a saquear la región, confundiéndola con Tróade. El rey Télefo les hizo retroceder a sus naves y mató al valiente Tersandro, hijo del tebano Polinices, el único que se mantuvo firme. Entonces corrieron hacia él Aquiles. y Patroclo, a la vista de los cuales Télefo se volvió y huyó por la orilla del río Caico. Ahora bien, los griegos habían hecho sacrificios a Dioniso en Aulide, en tanto que los misios le habían olvidado; en consecuencia, y como castigo, Télefo se trabó en una vid que surgió inesperadamente de la tierra y Aquiles le hirió en el muslo con la famosa lanza que sólo él podía manejar, regalo de Quirón a su padre Peleo.

x. Tersandro fue enterrado en la Elea misia, donde tiene ahora un altar de héroe; el mando de sus beocios pasó primeramente a Peneleo, y luego, cuando a éste le mató Eurípilo, el hijo de Télefo, a Tisámeno, hijo de Tersandro, quien todavía no era mayor de edad cuando murió su padre. Pero algunos pretenden que Tersandro sobrevivió y fue uno de los que se ocultaron en el Caballo de Madera.

y. Después de lavar sus heridas en las aguas termales jonias de las cercanías de Esmirna, llamadas «Los Baños de Agamenón», los griegos se hicieron una vez más a la mar, pero una violenta tormenta desencadenada por Hera diseminó sus naves y cada capitán se dirigió hacia su país. Fue en esa ocasión cuando Aquiles desembarcó en Esciros y se casó formalmente con Deidamía. Algunos creen que Troya cayó veinte años después del rapto de Helena, que los griegos hicieron esa falsa salida en el segundo año y que pasaron ocho años antes que volvieran a embarcarse. Pero es mucho más probable que su consejo de guerra en la Helenia espartana se realizara en el mismo año de su retirada de Misia; se dice que todavía se hallaban muy perplejos porque no tenían un piloto competente que los condujera a Troya .

z. Entretanto, la herida de Télefo seguía enconada y Apolo anunció que sólo se podría curar con su causa. En consecuencia fue a ver a Agamenón en Micenas, vestido con harapos como un suplicante, y por consejo de Clitemestra sacó al infante Orestes de su cuna. «¡Matare a tu hijo —gritó— si no me curas!» Pero Agamenón, a quien había advertido un oráculo que los griegos no tomarían Troya sin el consejo de Télefo, se dispuso de buena gana a ayudarle si él guiaba su flota a
Troya. Cuando Télefo accedió, Aquiles, por pedido de Agamenón, raspó un poco del orín de su lanza en la herida y así la curó; con la ayuda complementaria de la hierba achilleos, un vulnerario que él mismo había descubierto. Posteriormente Télefo se negó a unirse a  la  expedición, alegando que su esposa, Laódice, llamada también Hiera y Astíoque, era hija de Príamo; pero indicó a los griegos el rumbo que debían seguir, y Calcante confirmó la exactitud de su consejo mediante la adivinación.

1.      Después de  la  caída de Cnosos, hacia el año 1400 a. de C, se produjo una contienda por el poderío marítimo entre los pueblos del Mediterráneo oriental. Esto se refleja en el relato de Herodoto, que Juan Malalas apoya (véase 58.4), de las invasiones que precedieron al rapto de Helena, y en la relación de Apolodoro de cómo París invadió Sidón (véase 159.t) y la gente de Agamenón, Misia. Una confederación troyana era el principal obstáculo para las ambiciones mercantiles griegas, hasta que el rey supremo de Micenas reunió a los aliados, incluyendo a los señores griegos de Creta, para un ataque conjunto a Troya. La guerra naval, y no el sitio de Troya, puede muy bien haber durado nueve o diez años.

2.      Entre los aliados independientes de Agamenón se hallaban los habitantes de las islas de Itaca, Samos, Duliquio y Zacinto al mando de Odiseo; los tesalios meridionales al mando de Aquiles; y sus primos eácidas de Lócride y Salamina, al mando de los dos Ayantes. Estos caudillos eran difíciles de manejar y Agamenón sólo consiguió que no se pelearan entre ellos mediante la intriga, con el apoyo leal de sus secuaces peloponenses Menelao de Esparta, Diomedes de Argos y Néstor de Pilos. La repudiación de Ayax de los dioses olímpicos y su afrenta a la Atenea nacida de Zeus han sido mal interpretados como pruebas de ateísmo; representan más bien su conservadurismo religioso. Los Eácidas eran de origen lélege y adoraban a la diosa pre-helénica (véase 158.8 y 168.2).

3.      Los tebanos y atenienses se mantuvieron, al parecer, al margen de la guerra; aunque se menciona a fuerzas atenienses en el Catálogo de las naves, no desempeñan un papel memorable delante de Troya. Pero la presencia del rey Menesteo ha sido destacada para justificar la posterior expansión ateniense a lo largo de la costa del Mar Negro (véase 162.3). Odiseo es una figura clave en la mitología griega A pesar de haber nacido de una hija del dios Sol corintio y de haber conseguido a Penélope en una anticuada carrera pedestre, viola la antigua regla matrilocal al insistir en que Penélope vaya a su reino, y no él al de ella  (véase 137.4). También, como su padre, Sísifo (véase 67.2), y Cíniras de Creta (véase 18J), se niega a morir al final del período que le corresponde, lo que constituye la alegoría central de  la  Odisea (véase 170.1 y 171.3). Odiseo, además, es el primer personaje mítico al que se le atribuye una peculiaridad física que no viene al caso: piernas cortas en proporción con su cuerpo, de modo que «parece más noble sentado que de pie». La cicatriz en el muslo, sin embargo, debe ser interpretada como una señal de que eludió la muerte obligatoria para los reyes del culto del jabalí (véase 18.3 y 151.2).

4.      La supuesta locura de Odiseo, aunque de acuerdo con su insólita renuencia a actuar como correspondía a un rey, parece haber sido mal constatada. Lo que hizo fue demostrar proféticamente la inutilidad de la guerra para la que le habían convocado. Llevando un sombrero cónico que caracterizaba al mistagogo o adivino, araba un campo de un lado a otro. El buey y el asno representaban a Zeus y Crono, o el verano y el invierno; y cada surco, sembrado con sal, un año inútil. Palamedes, quien poseía también facultades proféticas (véase 52.6), se apoderó de Telémaco y detuvo el arado, sin duda en el décimo surco, colocándolo delante de la yunta; con ello indicó que la batalla decisiva, que es lo que significa «Telémaco», se realizaría entonces.

5.      Aquiles, personaje más conservador, se oculta entre las mujeres, como corresponde a un héroe solar (Diosa Blanca, p. 280) y toma las armas en el cuarto mes, cuando el Sol ha pasado del equinoccio y por tanto de la tutela de su madre, la Noche. A los muchachos cretenses los llamaban scofioi, «hijos de la oscuridad» (véase 27.2), mientras se hallaban confinados en los departamentos de las mujeres y todavía no les había dado armas la sacerdotisa-madre (véase 121.j). En el Mabinogion, la artimaña de Odiseo para armar a Aquiles es utilizada por Gwydion (el dios Odin, o Woden) en una ocasión análoga: deseando liberar a Llew Llaw Gyffes, otro héroe solar, del poder de su madre, Arianrhod, crea un ruido de batalla fuera del castillo y la asusta, haciendo que entregue a Llew Llaw la espada y el escudo. La galesa es probablemente la versión más antigua del mito, el que los argivos dramatizaban el primer día del cuarto mes con una lucha entre muchachos vestidos con ropas de muchachas y mujeres vestidas con ropas de hombres, y al festival lo llamaban Hibrística («comportamiento vergonzoso»). Su excusa histórica era que a comienzos del siglo V la poetisa Telesila con una compañía de mujeres, había conseguido defender a Argos contra el rey Cleómenes de Esparta después de la derrota total del ejército argivo (Plutarco: Sobre las virtudes de las mujeres 4). Como Patroció tiene un nombre inapropiadamente patriarcal («gloria del padre»), puede haber sido en otro tiempo Fénix («color de sangre»), el mellizo y heredero de Aquiles bajo el sistema matrilineal.

6.      Todos los caudillos griegos que lucharon delante de Troya eran reyes sagrados. La serpiente domada de Áyax el Pequeño no puede haberle acompañado en la batalla: no la tenía hasta que se convirtió en héroe oracular. El yelmo con colmillos de jabalí de Idomeneo, atestiguado por los hallazgos hechos en Creta y la Grecia micénica, quizá lo llevaba originalmente el heredero (véase 18.7); su gallo, consagrado al sol y que representaba a Zeus Velcano, tiene que ser una adición posterior a Homero, porque la gallina doméstica no llegó a Grecia hasta el siglo VI a. de C. El dibujo original es probable que fuera una perdiz macho (véase 92.1). Esos escudos pesados consistían en cueros de toro cosidos unos a otros, con las extremidades redondeadas y el centro recortado, formando la figura del ocho, para el uso ritual. Cubrían todo el cuerpo desde la barbilla hasta los tobillos. Aquiles («sin labio») parece haber sido un título común de los héroes oraculares, pues hay cultos de Aquiles en Esciros, Ftía y la Elide (Pausanias: vi.23.3).

7.      Reo, hija de Estáfilo y Crisótemis («Granada, hija de Racimo de Uvas y Orden Dorado»), fue a Délos en un cofre y es la conocida diosa de la fertilidad con su nave de la luna nueva. También aparece en tríada como sus nietas las Viticultoras, cuyos nombres significan «aceite de oliva», «grano» y «vino». Su madre es Doripe, o «yegua regalada», lo que sugiere que Reo era la Deméter de cabeza de yegua (véase 16.5). Su culto sobrevive en forma rudimentaria en el kernos de tres copas, vasija que utilizan los sacerdotes ortodoxos griegos para guardar los donativos de aceite, grano y vino que llevan a la iglesia para su santificación. Un  kernos del mismo tipo se encontró en una tumba minoica primitiva de Koumasa; y las Viticulturas, que eran bisnietas de Ariadna, fueron sin duda a Délos desde Creta (véase 27.8).

8.      La dificultad de los griegos para hallar el camino que llevaba a Troya se contradice con la facilidad con que Menelao había navegado hasta allá; quizás en la leyenda original la Afrodita troyana les hizo objeto de un hechizo que veló su memoria, como más tarde dispersó la flota en el viaje de vuelta (véase 169.2).

9.      El tratamiento de la herida de lanza por Aquiles, basado en el antiguo principio homeopático de que «lo semejante cura a lo semejante», recuerda el empleo por Melampo del orín de un cuchillo de castrar para curar a Ificles (véase 72.e).

10.  Las Ménades, en las pinturas de los vasos, tienen a veces los miembros tatuados con un dibujo de trama y urdimbre en forma de escalera de mano. Si sus rostros estaban en un tiempo igualmente tatuados como un camuflaje para la orgía en el bosque, esto podría explicar el nombre de Penélope («con una tela de araña sobre el rostro») como un título de la diosa orgiástica de la montaña; alternativamente, puede haber llevado una red en sus orgías, como Dictina y la diosa británica Goda (véase 89.2 y 3). El supuesto nacimiento de Pan de Penélope, después de haber dormido promiscuamente con todos sus pretendientes durante la ausencia de Odiseo (véase 161.l), indica la existencia de una tradición de orgías sexuales pre-helenas; el pato penélope, como el cisne, era probablemente un ave totémica de Esparta (véase 62.3-4).

11.  Hasta ahora ningún comentarista se ha molestado en explicar con precisión por qué el nido de pájaros de Calcante tuvo que ser puesto en un sicómoro y devorado por una serpiente; pero el hecho es que las serpientes mudan de piel cada año y se renuevan, y lo mismo hacen los sicómoros, lo que hace a ambos símbolos de regeneración. Calcante sabía, por tanto, que los pájaros devorados representaban años y no meses. Aunque posteriormente se lo apropió Apolo, el sicómoro era el árbol sagrado de la Diosa en Creta y Esparta (véase 58.3), porque su hoja se parecía a una mano verde con los dedos extendidos para bendecir, gesto que se encuentra con frecuencia en sus estatuillas antiguas. Las manchas azules de la serpiente demostraban que era enviada por Zeus, quien tenía su nimbo azul como dios del firmamento. Las naves de juguete de Cíniras quizás reflejan una costumbre chipriota tomada de Egipto: la de enterrar naves de terracota junto a los príncipes muertos para su viaje al otro mundo.

12.  Las cincuenta hijas de Cíniras transformadas en alciones sería un colegio de sacerdotisas de Afrodita. Uno de sus títulos era «Alcíone», «la reina que desvía [las tormentas]», y los alciones, o martín pescadores, que estaban consagrados a ella, presagian las calmas (véase 45.2).

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