a. Cuando Paris decidió hacer a Helena su esposa no esperaba que
tendría que pagar el ultraje inferido a la hospitalidad de Menelao. ¿Los
cretenses habían sido llamados a cuentas cuando, en nombre de Zeus, robaron
Europa a los fenicios? ¿Se les había pedido a los argonautas que pagasen por el
rapto de Medea en Cólquide? ¿O a los atenienses por el rapto de la cretense
Ariadna? ¿O a los tracios por el de la ateniense Orítía?.
Sin embargo, este caso tuvo unas consecuencias diferen-
tes. Hera hizo que Iris volara a Creta con la noticia de la fuga,
y Menelao se apresuró a volver a Micenas, donde pidió a su hermano Agamenón que
reclutase inmediatamente un ejército y lo llevase contra Troya.
b. Agamenón accedió a hacerlo solamente si los mensajeros que se
disponía a enviar a Troya para exigir la vuelta de Helena y la compensación por
la afrenta inferida a Menelao volvían sin haber conseguido nada. Cuando Príamo
negó todo conocimiento del asunto —pues Paris se hallaba todavía en aguas
meridionales— y preguntó qué satisfacción se les había dado a sus propios
enviados por el rapto de Hesíone, Menelao envió heraldos a todos los príncipes
que habían jurado sobre los trozos sangrientos del caballo, recordándoles que
la acción de Paris era una afrenta para toda Grecia. A menos que el delito fuera
castigado de una manera ejemplar en adelante nadie podría estar seguro de que a
su esposa no le sucedería nada malo. Menelao llamó al viejo Néstor de Pilos y
recorrieron juntos el continente griego para convocar a los caudillos de la
expedición.
c. Luego, acompañado por Menelao y Palamedes, el hijo de Nauplio,
Agamenón fue a ítaca, donde le resultó sumamente difícil convencer a Odiseo de
que debía unirse e ellos. Este Odiseo, aunque pasaba por ser hijo de Laertes,
había sido engendrado en secreto por Sísifo y Anticlea, hija del famoso ladrón
Autólico. Inmediatamene después del nacimiento, Autólico fue a ítaca y en la
primera noche de su estada, terminada la cena, tomó al infante en sus rodillas.
«Dale un nombre, padre», le dijo Anticlea, y Autólico contestó: «Durante mi
vida he contenido con muchos príncipes y por lo tanto llamaré a este nieto
Odiseo, que significa el Enojado, porque será víctima de mis enemistades. Pero
si alguna vez va al monte Parnaso para reprocharme le daré una parte de mis
posesiones y apaciguaré su ira.» Tan pronto como Odiseo llegó a la mayoría de
edad hizo la debida visita a Autólico, pero mientras cazaba con sus tíos le
hirió en el muslo un jabalí y conservó la cicatriz hasta su muerte. Sin
embargo, Autólico le atendió bien y volvió a Itaca cargado con los dones
prometidos.
d. Odiseo se casó con Penélope, hija de Icario y de la náyade
Peribea; algunos dicen que a pedido de Tindáreo, el hermano de Icario, quien se
las arregló para que ganara una carrera de los pretendiente por la calle de
Esparta llamada «Afeta». Penélope, quien anteriormente se llamaba Arnea, o
Arnacia, había sido arrojada al mar por Nauplio obedeciendo la orden de su
padre, pero una bandada de patos con rayas purpúreas la sostuvo a flote, la
alimentó y la llevó a la costa. Impresionados por este prodigio, Icario y
Peribea se enternecieron y Arnea recibió el nuevo nombre de Penélope, que
significa «pato».
e. Después de casar a Penélope con Odiseo, Icario suplicó a éste
que se quedara en Esparta y, cuando él se negó, siguió al carro en que se
alejaban los recién casados rogando a Penélope que volviera. Odiseo, que hasta
entonces había conservado su paciencia, se volvió y le dijo a Penélopé «¡O bien
vienes a ítaca por tu libre albedrío, o bien, si prefieres a tu padre, quédate
aquí sin mí!» La única respuesta de Penélope fue bajarse el velo. Icario,
comprendiendo que Odiseo tenía derecho a ello, la dejó ir y erigió una imagen
al Pudor que todavía se muestra a unos seis
kilómetros de la ciudad de Esparta, en el lugar donde sucedió este
episodio.
f. Ahora bien, a Odiseo le había advertido un oráculo: «Si vas a
Troya, no volverás hasta el vigésimo año, y lo harás solo e indigente.» En
consecuencia simuló estar loco, y Agamenón, Menelao y Palamedes lo encontraron
con un gorro de fieltro en forma de medio huevo, arando con un asno y un buey
uncidos juntos y arrojando sal sobre el hombro mientras caminaba. Cuando simuló
no reconocer a sus distinguidos huéspedes, Palamedes arrancó al niño Telémaco
de los brazos de Penélope y lo puso en tierra delante de la yunta que avanzaba.
Odiseo se apresuró a refrenar a los animales para que no mataran a su hijo
único, con lo que quedó demostrada su cordura y se vio obligado a unirse a la
expedición.
g. Menelao y Odiseo fueron con Taltibio, el heraldo de Agamenón, a
Chipre, donde el rey Cíniras, otro de los anteriores pretendientes de Helena,
les entregó un peto como regalo para Agamenón y juró que contribuiría con
cincuenta naves. Cumplió su promesa, pero envió solamente una nave verdadera y
cuarenta y nueve pequeñas de barro, con muñecos como tripulantes, que el
capitán botó al agua cuando se acercaba a la costa de Grecia. Invocado por
Agamenón para que vengara este fraude, se dice que Apolo mató a Cíniras y al
punto sus cincuenta hijas se arrojaron al mar y se transformaron en alciones.
La verdad es, no obstante, que Cíniras se suicidó cuando descubrió que había
cometido incesto con su hija Esmirna.
h. Calcante, el sacerdote de Apolo, renegado troyano, había
predicho que no se podría tomar a Troya sin la ayuda del joven Aquiles, el
séptimo hijo de Peleo. Tetis, la madre de Aquiles había dado muerte a los otros
hermanos de éste quemándoles sus partes mortales, y él habría perecido de la
misma manera si Peleo no le hubiera arrancado del fuego y reemplazado su hueso
del tobillo chamuscado con otro tomado del esqueleto desenterrado del gigante
Damiso. Pero algunos dicen que Tetis lo sumergió en el río Estigia, de modo que
solamente el talón por el que lo sostuvo no quedó inmortalizado.
i. Cuando Tetis abandonó a Peleo llevó el niño al centauro Quirón,
el que lo crió en el monte Pelión, alimentándolo con entrañas de leones y
jabalíes y tuétano de osos, para hacerlo valiente; o, según otra versión, con
panales de miel y tuétano de cervatillos para que pudiera correr rápidamente.
Quirón le instruyó en las artes de la equitación, la caza, la flauta y la
curación; la musa Calíope le enseñó también a cantar en los banquetes. Cuando
sólo tenía seis años de edad mató a su primer jabalí y en adelante llevaba
constantemente a la cueva de Quirón los cuerpos jadeantes de jabalíes y leones.
Atenea y Ártemis contemplaban admiradas a aquel niño de cabellera dorada que
corrían tan rápidamente que podía alcanzar y matar a los ciervos sin ayuda de
sabuesos .
j. Ahora bien. Tetis sabía que su hijo no volvería jamás de Troya
si se unía a la expedición, pues estaba destinado a alcanzar allí la gloria y
morir prematuramente, o a vivir una vida larga pero no gloriosa en su patria.
Lo disfrazó de muchacha y lo confió a Licomedes, rey de Esciros, en cuyo
palacio vivió con el nombre de Cercisera, Aisa o Pirra, y tuvo un amorío con
Deidamía, la hija de Licomedes, quien le dio un hijo llamado Pirro y más tarde
Neoptólemo. Pero algunos dicen que Neoptólemo era hijo de Aquiles e Ifigenia.
k. Odiseo, Néstor y Áyax fueron enviados en busca de Aquiles a
Esciros, donde según los rumores se hallaba oculto. Licomedes les dejó
registrar el palacio, y tal vez no hubieran descubierto nunca a Aquiles si
Odiseo no hubiera dejado un montón de regalos —en su mayoría joyas, ceñidores y
vestidos bordados— en el vestíbulo y pedido a las damas de la corte que tomaran
lo que más les gustase. Luego Odiseo ordenó que de pronto tocaran la trompeta y
chocaron las armas fuera del palacio, y tal como esperaba una de las muchachas
se desnudó hasta la cintura y tomó el escudo y la lanza que había incluido
entre los regalos. Era Aquiles, quien acto seguido prometió llevar a los
mirmidones a Troya.
l. Algunos autores desdeñan esto como un cuento fantástico y dicen
que Néstor y Odiseo en su viaje de reclutamiento llegaron a Ftía, donde fueron
agasajados por Peleo, quien permitió de buena gana que Aquiles, que entonces
tenía quince años de edad, fuera con ellos bajo la tutoría de Fénix, el hijo de
Amintor y Cleóbule y que Tetis le dio un bello cofre con inscrustáciones lleno
con túnicas, capas a pruebas del viento y gruesas mantas para el viaje.
Este Fénix había sido acusado
por Ftía, la amante de su padre, de haberla violado. Amintor cegó
a Fénix y al mismo tiempo le maldijo para que no tuviera hijos, y fuera cierta
o falsa la acusación, el hecho es que no los tuvo. Sin embargo, huyó a Ftía,
donde Peleo no sólo convenció a Quirón para que le devolviera la vista, sino
que además le nombró rey de los vecinos dólopes. Fénix se ofreció
voluntariamente para ser el guardián de Aquiles, quien, por su parte, se
encariñó mucho con él. Algunos sostienen, en consecuencia, que la ceguera de
Fénix no era una verdadera pérdida de la vista, sino metafórica y referente a
su impotencia, maldición que anuló Peleo haciéndolo segundo padre de Aquiles.
m. Aquiles tenía un compañero inseparable: su primo Patroclo, que
era mayor que él, pero no tan fuerte, ni tan rápido, ni tan bien nacido. A
veces se llama al padre de Patroclo Menecio de Opunte y otras veces Éaco; y a
su madre se le llama variadamente Esténele, hija de Acasto; Periopis, hija de
Feres; Polimela, hija de Peleo; o Filomela, hija de Actor.
Había huido a la corte de Peleo después de matar a Clitónimo, o Eanes, hijo de
Anfidamante, en una disputa durante un juego de dados.
n. Cuando la flota griega estaba ya formada en Áulide, una playa
protegida en el estrecho de Eubea, los enviados cretenses llegaron para
anunciar que su rey Idomeneo, hijo de Deucalión, llevaría cien naves a Troya si
Agamenón accedía a compartir con él el mando supremo, condición que fue
aceptada. Idomeneo, anterior pretendiente de Helena y famoso por su belleza,
llevó como su segundo a Meriones, hijo de Molo, de quien se decía que era uno
de los hijos bastardos de Minos. Llevaba en el escudo la figura de un gallo,
porque descendía de Helio, y se cubría la cabeza con un yelmo adornado con
colmillos de jabalí.
Así la expedición se convirtió en una empresa heleno-cretense. Las fuerzas de tierra
helenas estaban al mando de Agamenón, con Odiseo, Palamedes y Diomedes como sus
segundos; y la flota helena al mando de Aquiles, con el apoyo de Áyax el Grande
y Fénix.
o. El mejor consejero de Agamenón era el rey Néstor de Pilos, cuya
sabiduría no tenía rival y cuya elocuencia era más dulce que la miel. Gobernó a
tres generaciones de hombres, pero, a pesar de su mucha edad, seguía siendo un
combatiente audaz y el único caudillo que superaba al rey ateniense Menesteo en
las tácticas de la caballería y la infantería. Su sólido juicio era compartido
por Odiseo y ambos aconsejaban siempre lo mismo para la buena marcha de la
guerra.
p. Ayax el Grande, hijo de Telamón y Peribea, provenía de
Salamina. Solo cedía el primer puesto a Aquiles en valor, fuerza y belleza, y
su cabeza y sus hombros se alzaban a más altura que los de su rival más
cercano. Llevaba un escudo impenetrable hecho con siete cueros de toro. Su
cuerpo era invulnerable, excepto en el sobaco y, según dicen algunos, en el
cuello, a causa del encantamiento de que le había hecho objeto Heracles.
Cuando subió a bordo de su nave, Telamón le dio este consejo de despedida:
«Fija tu atención en la consquista, pero siempre con la ayuda de los dioses.»
Ayax se jactó: «Con la ayuda de los dioses cualquier cobarde o tonto puede
alcanzar la gloria. ¡Yo confío en hacerlo inclusive sin ellos!» Por esta
jactancia, y otras parecidas, incurrió en la ira divina. En una ocasión en que
Atenea acudió a animarle en la batalla, él le contestó a gritos: «¡Aléjate de
aquí, diosa, y anima a mis compañeros griegos, pues por donde estoy yo nunca
pasará enemigo!».
Teucro, el hermanastro de Áyax, hijo bastardo de Telamón y Hesíone, y el mejor
arquero de Grecia, solía luchar desde detrás del escudo de Áyax y corría a refugiarse
en él como un niño en los brazos de su madre.
q. El locrio Áyax el Pequeño, hijo de Oileo y Eriopis, aunque
pequeño, superaba a todos los griegos en el manejo de la lanza y era el más
rápido después de Aquiles. Era el tercer miembro del grupo de combatientes de
Áyax el Grande y se le podía reconocer fácilmente por su peto de lino y la
serpiente amaestrada, más larga que un hombre, que le seguía a todas partes
como un perro. Su
hermanastro Medonte, hijo bastardo de Oileo y la ninfa Rene, provenía de
Filase, adonde había sido desterrado por haber matado al hermano de Eriopis.
r. Diomedes, el hijo de Tideo y Deípile, provenía de Argos y le
acompañaban otros dos epígonos; Esténelo, hijo de Capaneo, y Euríalo, el
argonauta, hijo de Mecisteo. Había estado profundamente enamorado de Helena y
tomó su rapto por Paris como una afrenta personal.
s. Tlepólemo, el argivo, hijo de Heracles, llevó nueve naves desde
Rodas.
t. Antes de zarpar de Áulide la flota griega recibió provisiones
de cereal, vino y otros abstecimientos de Anio, rey de Délos, a quien Apolo
había engendrado secretamente con Reo, hija de Estáfilo y Crisótemis. Reo fue
encerrada en un cofre y arrojada al agua por su padre cuando descubrió que
estaba encinta, pero las olas la llevaron a la costa de Eubea, donde dio a luz
a un niño al que llamó Anio a causa de la cuita que había sufrido por él; y
Apolo le hizo su rey-sacerdote profético en Délos. Algunos dicen, no obstante,
que el cofre en que estaba Reo fue directamente a parar en Délos.
u. Con su esposa Doripe tuvo Anio tres hijas: Elais, Espermo y
Eno, a las que llaman las Viticultoras; y un hijo, Andrón, rey de Andros, a
quien Apolo enseñó el arte del augurio. Como él mismo era un sacerdote de
Apolo, Anio dedicó las Viticultoras a Dioniso, pues deseaba que su familia
estuviera bajo la protección de más de un dios. En reciprocidad le concedió
Dioniso que todo lo que tocara Elais después de invocar su ayuda se convirtiera
en aceite; todo lo que tocara Espermo, en cereal; y todo lo que tocara Eno, en
vino.
Así a Anio le fue bastante fácil abastecer a la flota griega. Pero Agamenón no
estaba satisfecho; envió a Menelao y Odiseo a Délos para que preguntasen a Anio
si podían llevar a las Viticultoras en la expedición. Anio rechazó la petición
y le dijo a Menelao que era voluntad de los dioses que Troya fuese tomada sólo
al cabo de diez años. «¿Por qué no os quedáis todos en Délos durante ese
período intermedio? —sugirió hospitalariamente—. Mis hijas os tendrán
abastecidos con comida y bebida hasta el décimo año y luego os acompañarán a
Troya si es necesario.» Pero como Agamenón había ordenado estrictamente:
«¡Traédmelas, lo consienta o no Anio!», Odiseo ató a las Viticultoras y las
obligó a embarcarse en su nave.
Las tres huyeron, dos de ellas a Eubea y la otra a Andros, y Agamenón envió
naves en su persecución y amenazó con la guerra si no se entregaban. Las tres
se entregaron, pero invocaron a Dioniso, quien las transformó en palomas, y
desde entonces las palomas están muy protegidas en Délos.
v. En Aulide, mientras Agamenón hacía sacrificios a Zeus y Apolo,
una serpiente azul con marcas de color de sangre en el lomo salió de debajo del
altar y fue directamente a un hermoso sicómoro que crecía en las cercanías. En
la rama más alta había un nido de gorriones que contenía ocho crías y su madre;
la serpiente los devoró a todos y luego, todavía enrollada en la rama, fue
convertida en piedra por Zeus. Calcante explicó este portento de manera que
reforzaba la profecía de Anio: debían pasar nueve años antes que se pudiera
tomar a Troya, pero sería tomada. Zeus, además, alentó a toda la tripulación
con un relámpago lanzado con la mano derecha en el momento en que zarpaba la
flota.
w. Algunos dicen que los griegos partieron de Aulide un mes
después de que Agamenón hubiese convencido a Odiseo para que se les uniera, y
Calcante los condujo a Troya con ayuda de su doble vista. Otros, que Enone
envió a su hijo Corito para que los guiara.
Pero, según una tercera versión más generalmente aceptada, no tenían piloto y
fueron por error a Misia, donde desembarcaron y comenzaron a saquear la región,
confundiéndola con Tróade. El rey Télefo les hizo retroceder a sus naves y mató
al valiente Tersandro, hijo del tebano Polinices, el único que se mantuvo
firme. Entonces corrieron hacia él Aquiles. y Patroclo, a la vista de los
cuales Télefo se volvió y huyó por la orilla del río Caico. Ahora bien, los
griegos habían hecho sacrificios a Dioniso en Aulide, en tanto que los misios
le habían olvidado; en consecuencia, y como castigo, Télefo se trabó en una vid
que surgió inesperadamente de la tierra y Aquiles le hirió en el muslo con la
famosa lanza que sólo él podía manejar, regalo de Quirón a su padre Peleo.
x. Tersandro fue enterrado en la Elea misia, donde tiene ahora un
altar de héroe; el mando de sus beocios pasó primeramente a Peneleo, y luego,
cuando a éste le mató Eurípilo, el hijo de Télefo, a Tisámeno, hijo de
Tersandro, quien todavía no era mayor de edad cuando murió su padre. Pero
algunos pretenden que Tersandro sobrevivió y fue uno de los que se ocultaron en
el Caballo de Madera.
y. Después de lavar sus heridas en las aguas termales jonias de
las cercanías de Esmirna, llamadas «Los Baños de Agamenón», los griegos se
hicieron una vez más a la mar, pero una violenta tormenta desencadenada por
Hera diseminó sus naves y cada capitán se dirigió hacia su país. Fue en esa
ocasión cuando Aquiles desembarcó en Esciros y se casó formalmente con Deidamía.
Algunos creen que Troya cayó veinte años después del rapto de Helena, que los
griegos hicieron esa falsa salida en el segundo año y que pasaron ocho años
antes que volvieran a embarcarse. Pero es mucho más probable que su consejo de
guerra en la Helenia espartana se realizara en el mismo año de su retirada de
Misia; se dice que todavía se hallaban muy perplejos porque no tenían un piloto
competente que los condujera a Troya .
z. Entretanto, la herida de Télefo seguía enconada y Apolo anunció
que sólo se podría curar con su causa. En consecuencia fue a ver a Agamenón en
Micenas, vestido con harapos como un suplicante, y por consejo de Clitemestra
sacó al infante Orestes de su cuna. «¡Matare a tu hijo —gritó— si no me curas!»
Pero Agamenón, a quien había advertido un oráculo que los griegos no tomarían
Troya sin el consejo de Télefo, se dispuso de buena gana a ayudarle si él
guiaba su flota a
Troya. Cuando Télefo accedió, Aquiles, por pedido de Agamenón,
raspó un poco del orín de su lanza en la herida y así la curó; con la ayuda
complementaria de la hierba achilleos, un vulnerario que él mismo había
descubierto.
Posteriormente Télefo se negó a unirse a
la expedición, alegando que su
esposa, Laódice, llamada también Hiera y Astíoque, era hija de Príamo; pero
indicó a los griegos el rumbo que debían seguir, y Calcante confirmó la
exactitud de su consejo mediante la adivinación.
1.
Después
de la
caída de Cnosos, hacia el año 1400 a. de C, se produjo una contienda por
el poderío marítimo entre los pueblos del Mediterráneo oriental. Esto se
refleja en el relato de Herodoto, que Juan Malalas apoya (véase 58.4), de las
invasiones que precedieron al rapto de Helena, y en la relación de Apolodoro de
cómo París invadió Sidón (véase 159.t) y la gente de Agamenón, Misia. Una
confederación troyana era el principal obstáculo para las ambiciones
mercantiles griegas, hasta que el rey supremo de Micenas reunió a los aliados,
incluyendo a los señores griegos de Creta, para un ataque conjunto a Troya. La
guerra naval, y no el sitio de Troya, puede muy bien haber durado nueve o diez
años.
2.
Entre
los aliados independientes de Agamenón se hallaban los habitantes de las islas
de Itaca, Samos, Duliquio y Zacinto al mando de Odiseo; los tesalios
meridionales al mando de Aquiles; y sus primos eácidas de Lócride y Salamina,
al mando de los dos Ayantes. Estos caudillos eran difíciles de manejar y
Agamenón sólo consiguió que no se pelearan entre ellos mediante la intriga, con
el apoyo leal de sus secuaces peloponenses Menelao de Esparta, Diomedes de
Argos y Néstor de Pilos. La repudiación de Ayax de los dioses olímpicos y su
afrenta a la Atenea nacida de Zeus han sido mal interpretados como pruebas de
ateísmo; representan más bien su conservadurismo religioso. Los Eácidas eran de
origen lélege y adoraban a la diosa pre-helénica (véase 158.8 y 168.2).
3.
Los
tebanos y atenienses se mantuvieron, al parecer, al margen de la guerra; aunque
se menciona a fuerzas atenienses en el Catálogo de las naves, no desempeñan un
papel memorable delante de Troya. Pero la presencia del rey Menesteo ha sido
destacada para justificar la posterior expansión ateniense a lo largo de la
costa del Mar Negro (véase 162.3). Odiseo es una figura clave en la mitología
griega A pesar de haber nacido de una hija del dios Sol corintio y de haber
conseguido a Penélope en una anticuada carrera pedestre, viola la antigua regla
matrilocal al insistir en que Penélope vaya a su reino, y no él al de ella (véase 137.4). También, como su padre, Sísifo
(véase 67.2), y Cíniras de Creta (véase 18J), se niega a morir al final del
período que le corresponde, lo que constituye la alegoría central de la
Odisea (véase 170.1 y 171.3). Odiseo, además, es el primer personaje
mítico al que se le atribuye una peculiaridad física que no viene al caso:
piernas cortas en proporción con su cuerpo, de modo que «parece más noble
sentado que de pie». La cicatriz en el muslo, sin embargo, debe ser
interpretada como una señal de que eludió la muerte obligatoria para los reyes
del culto del jabalí (véase 18.3 y 151.2).
4.
La
supuesta locura de Odiseo, aunque de acuerdo con su insólita renuencia a actuar
como correspondía a un rey, parece haber sido mal constatada. Lo que hizo fue
demostrar proféticamente la inutilidad de la guerra para la que le habían
convocado. Llevando un sombrero cónico que caracterizaba al mistagogo o
adivino, araba un campo de un lado a otro. El buey y el asno representaban a
Zeus y Crono, o el verano y el invierno; y cada surco, sembrado con sal, un año
inútil. Palamedes, quien poseía también facultades proféticas (véase 52.6), se
apoderó de Telémaco y detuvo el arado, sin duda en el décimo surco, colocándolo
delante de la yunta; con ello indicó que la batalla decisiva, que es lo que
significa «Telémaco», se realizaría entonces.
5.
Aquiles,
personaje más conservador, se oculta entre las mujeres, como corresponde a un
héroe solar (Diosa Blanca, p. 280) y toma las armas en el cuarto mes, cuando el
Sol ha pasado del equinoccio y por tanto de la tutela de su madre, la Noche. A
los muchachos cretenses los llamaban scofioi, «hijos de la oscuridad» (véase
27.2), mientras se hallaban confinados en los departamentos de las mujeres y
todavía no les había dado armas la sacerdotisa-madre (véase 121.j). En el
Mabinogion, la artimaña de Odiseo para armar a Aquiles es utilizada por Gwydion
(el dios Odin, o Woden) en una ocasión análoga: deseando liberar a Llew Llaw
Gyffes, otro héroe solar, del poder de su madre, Arianrhod, crea un ruido de
batalla fuera del castillo y la asusta, haciendo que entregue a Llew Llaw la
espada y el escudo. La galesa es probablemente la versión más antigua del mito,
el que los argivos dramatizaban el primer día del cuarto mes con una lucha
entre muchachos vestidos con ropas de muchachas y mujeres vestidas con ropas de
hombres, y al festival lo llamaban Hibrística («comportamiento vergonzoso»). Su
excusa histórica era que a comienzos del siglo V la poetisa Telesila con una
compañía de mujeres, había conseguido defender a Argos contra el rey Cleómenes
de Esparta después de la derrota total del ejército argivo (Plutarco: Sobre las
virtudes de las mujeres 4). Como Patroció tiene un nombre inapropiadamente
patriarcal («gloria del padre»), puede haber sido en otro tiempo Fénix («color
de sangre»), el mellizo y heredero de Aquiles bajo el sistema matrilineal.
6.
Todos
los caudillos griegos que lucharon delante de Troya eran reyes sagrados. La
serpiente domada de Áyax el Pequeño no puede haberle acompañado en la batalla:
no la tenía hasta que se convirtió en héroe oracular. El yelmo con colmillos de
jabalí de Idomeneo, atestiguado por los hallazgos hechos en Creta y la Grecia
micénica, quizá lo llevaba originalmente el heredero (véase 18.7); su gallo,
consagrado al sol y que representaba a Zeus Velcano, tiene que ser una adición
posterior a Homero, porque la gallina doméstica no llegó a Grecia hasta el siglo
VI a. de C. El dibujo original es probable que fuera una perdiz macho (véase
92.1). Esos escudos pesados consistían en cueros de toro cosidos unos a otros,
con las extremidades redondeadas y el centro recortado, formando la figura del
ocho, para el uso ritual. Cubrían todo el cuerpo desde la barbilla hasta los
tobillos. Aquiles («sin labio») parece haber sido un título común de los héroes
oraculares, pues hay cultos de Aquiles en Esciros, Ftía y la Elide (Pausanias:
vi.23.3).
7.
Reo,
hija de Estáfilo y Crisótemis («Granada, hija de Racimo de Uvas y Orden
Dorado»), fue a Délos en un cofre y es la conocida diosa de la fertilidad con
su nave de la luna nueva. También aparece en tríada como sus nietas las
Viticultoras, cuyos nombres significan «aceite de oliva», «grano» y «vino». Su
madre es Doripe, o «yegua regalada», lo que sugiere que Reo era la Deméter de
cabeza de yegua (véase 16.5). Su culto sobrevive en forma rudimentaria en el
kernos de tres copas, vasija que utilizan los sacerdotes ortodoxos griegos para
guardar los donativos de aceite, grano y vino que llevan a la iglesia para su
santificación. Un kernos del mismo tipo
se encontró en una tumba minoica primitiva de Koumasa; y las Viticulturas, que
eran bisnietas de Ariadna, fueron sin duda a Délos desde Creta (véase 27.8).
8.
La
dificultad de los griegos para hallar el camino que llevaba a Troya se
contradice con la facilidad con que Menelao había navegado hasta allá; quizás
en la leyenda original la Afrodita troyana les hizo objeto de un hechizo que
veló su memoria, como más tarde dispersó la flota en el viaje de vuelta (véase
169.2).
9.
El
tratamiento de la herida de lanza por Aquiles, basado en el antiguo principio
homeopático de que «lo semejante cura a lo semejante», recuerda el empleo por
Melampo del orín de un cuchillo de castrar para curar a Ificles (véase 72.e).
10. Las Ménades, en las pinturas de los vasos,
tienen a veces los miembros tatuados con un dibujo de trama y urdimbre en forma
de escalera de mano. Si sus rostros estaban en un tiempo igualmente tatuados
como un camuflaje para la orgía en el bosque, esto podría explicar el nombre de
Penélope («con una tela de araña sobre el rostro») como un título de la diosa
orgiástica de la montaña; alternativamente, puede haber llevado una red en sus
orgías, como Dictina y la diosa británica Goda (véase 89.2 y 3). El supuesto
nacimiento de Pan de Penélope, después de haber dormido promiscuamente con
todos sus pretendientes durante la ausencia de Odiseo (véase 161.l), indica la
existencia de una tradición de orgías sexuales pre-helenas; el pato penélope,
como el cisne, era probablemente un ave totémica de Esparta (véase 62.3-4).
11. Hasta ahora ningún comentarista se ha
molestado en explicar con precisión por qué el nido de pájaros de Calcante tuvo
que ser puesto en un sicómoro y devorado por una serpiente; pero el hecho es
que las serpientes mudan de piel cada año y se renuevan, y lo mismo hacen los
sicómoros, lo que hace a ambos símbolos de regeneración. Calcante sabía, por
tanto, que los pájaros devorados representaban años y no meses. Aunque
posteriormente se lo apropió Apolo, el sicómoro era el árbol sagrado de la
Diosa en Creta y Esparta (véase 58.3), porque su hoja se parecía a una mano
verde con los dedos extendidos para bendecir, gesto que se encuentra con frecuencia
en sus estatuillas antiguas. Las manchas azules de la serpiente demostraban que
era enviada por Zeus, quien tenía su nimbo azul como dios del firmamento. Las
naves de juguete de Cíniras quizás reflejan una costumbre chipriota tomada de
Egipto: la de enterrar naves de terracota junto a los príncipes muertos para su
viaje al otro mundo.
12. Las cincuenta hijas de Cíniras
transformadas en alciones sería un colegio de sacerdotisas de Afrodita. Uno de
sus títulos era «Alcíone», «la reina que desvía [las tormentas]», y los
alciones, o martín pescadores, que estaban consagrados a ella, presagian las
calmas (véase 45.2).
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