a. Todavía acompañado por sus aliados arcadios, Heracles fue a
Traquis, donde fijó su residencia durante un tiempo bajo la protección de Ceix.
En el camino pasó por da región de los dríopes, situada a la sombra del monte
Parnaso, y encontró a su rey Tiodamante, el hijo de Dríope, arando con una
yunta de bueyes. Como
tenía hambre y además ansiaba un pretexto para hacer la guerra a los dríopes
—que, como sabían todos, no tenían derecho a la región— Heracles exigió uno de
los bueyes, y cuando Tiodamante se lo negó, lo mató. Después de sacrificar al
buey y de comer su carne se llevó a Hilas, el hijo infante de Tiodamante, cuya
madre era la ninfa Menódice, hija de Orion. Pero algunos dicen que el padre de Hilas era Ceix, o Eufemo, o Teómenes; e
insisten en que Tiodamante era el labrador rodio que maldijo desde lejos cuando
Heracles sacrificó uno de sus
bueyes.
b. Parece que Filante, el sucesor de Tiodamante, violó el templo
de Apolo en Delfos. Ultrajado en nombre de Apolo, Heracles mató a Filante y
raptó a su hija Meda; ella le dio por hijo a Antíoco, fundador del demo
ateniense que lleva su nombre.
Luego expulsó a los dríopes de su ciudad en el monte Parnaso y la entregó a los
malios que le habían ayudado en su conquista. Llevó a Delfos a los principales
dríopes y los dedicó al templo como esclavos; pero, como Apolo no los
necesitaba fueron enviados al Peloponeso, donde trataron de conseguir el favor
de Euristeo, el rey supremo. Bajo sus órdenes, y con la ayuda de otros
compatriotas fugitivos, edificaron tres ciudades: Asine, Hermione y Eyones. De
los restantes dríopes, unos huyeron a Eubea, otros a Chipre y a la isla de
Cintos. Pero sólo los hombres de Ásine se enorgullecen todavía de ser dríopes;
han erigido un tem-
plo a su antepasado Driope con una imagen antigua, y celebran
misterioslen su honor cada dos años.
c. Driope era hijo de Apolo y de Día, una hija del rey Licaón; por
temor a su padre Día ocultó al niño en un roble hueco, y de ahí su nombre.
Algunos dicen que Driope mismo llevó a su gente desde el río tesalio Esperqueo
a Asine y que era hijo de Esperqueo y la ninfa Polidora.
d. Se había producido una disputa de límites entre los dorios de
Hestieotis, gobernada por el rey Egimio, y los lapitas del monte Olimpo, ex
aliados de los dríopes, cuyo rey era Corono, hijo de Ceneo. Los dorios, muy
superados en número por los lapitas, huyeron en busca de Heracles y pidieron su
ayuda, ofreciéndole en cambio una tercera parte .de su reino; después de lo
cual Heracles y sus aliados arcadios vencieron a los lapitas, dieron muerte a
Corono y a la mayoría de sus subditos y les obligaron a abandonar el territorio
en disputa. Algunos de ellos se establecieron en Corinto. Egimio recibió la
tercera parte de Heracles en administración para sus descendientes.
e. Heracles fue luego a Itono, una ciudad de Ftiótide, donde se
halla el antiguo templo de Atenea. Allí se encontró con Cicno, hijo de Ares y
Pelopia, quien ofrecía constantemente valiosos premios a los huéspedes que se
atrevían a competir con él en una carrera de carros. El siempre vencedor Cicno
les cortaba la cabeza y empleaba los cráneos para decorar el templo de su padre
Ares. Éste, dicho sea de paso, no era el Cicno que Ares había engendrado con
Pirene y transformado en un cisne cuando murió.
f. Apolo, cada vez más enojado con Cicno porque acechaba y robaba
el ganado que se enviaba a Delfos para los sacrificios, incitó a Heracles a
aceptar el desafío de Cicno. Se convino en que a Heracles le acompañaría su
auriga Yolao y a Cicno su padre Ares. Aunque aquel no era su estilo de lucha
habitual, Heracles se puso las pulidas grebas de bronce que le había hecho
Hefesto, el peto de oro curiosamente forjado que le había dado Atenea y un par
de hombreras de hierro. Armado con el
arco y las flechas, la lanza, el yelmo y un fuerte escudo que le
había proporcionado Hefesto por orden de Zeus, subió ágilmente a su carro.
g. Atenea descendió del Olimpo y advirtió a Heracles que, aunque
Zeus le había autorizado para matar y despojar a Cicno, no debía hacer más que
defenderse de Ares y, aunque saliese vencedor, no debía privarle de sus
caballos ni de su magnífica armadura. Luego montó junto a Heracles y Yolao,
sacudiendo su égida, y la Madre Tierra crujió cuando el carro salió disparado.
Cicno condujo el suyo a toda velocidad hacia ellos y el choque fue tan violento
que él y Heracles fueron lanzados al suelo y quedaron lanza contra escudo. Sin
embargo, consiguieron levantarse y, tras un breve combate, Heracles le atravesó
el cuello a Cicno. Luego hizo frente audazmente a Ares, quien le asestó un
lanzazo, pero Atenea, con el ceño frucido, lo desvió. Ares corrió hacia Heracles
con la espada en la mano, sólo para ser herido en el muslo por haberse metido,
y Heracles le habría asestado un nuevo golpe cuando estaba tendido en tierra si
Zeus no hubiera separado a los combatiente con un rayo. Heracles y Yolao
despojaron entonces el cadáver de Cicno y reanudaron su viaje interrumpido,
mientras Atenea llevaba de vuelta al Olimpo al desfallecido Ares. A Cicno lo
enterró Ceix en el valle del Anauro, pero, por orden de Apolo, el río creció y
se llevó la lápida.
h. Sin embargo, algunos dicen que Cicno vivía en Amfane, y que
Heracles lo traspasó con una flecha junto al río Penco, o en Pegaso.
i. Al pasar por Pelagia llegó Heracles a Ormenio, pequeña ciudad
al pie del monte Pelión, donde el rey Amintor se negó a darle su hija Astidamía.
«Estás ya casado —le dijo— y has engañado a demasiadas princesas para que te
confíe otra.» Heracles atacó la ciudad y, después de matar a Amintor, se llevó
a Astidamía, quien le dio Ctesipo o, según dicen algunos, Tlepólemo.
1.
El
sacrificio de un buey de arado por Heracles, la maldición de Tiodamante y la
aparición del niño Hilas en un surco son partes del ritual de la siembra
preheleno. La sangre del buey propicia a la diosa Tierra, las maldiciones
desvían la ira divina de las semillas que brotan, y el niño representa a la
próxima cosecha, es decir, a Pluto, el hijo que Deméter dio a Yasión después de
haberse abrazado en el campo arado tres veces (véase 24.d). Tiodamante es el
espíritu del año viejo, ahora destruido. El luto anual por el Hilas espíritu
del árbol condenado (véase I50.d-e) ha sido confundido aquí con el espíritu del
cereal condenado.
2.
La
expulsión de los dríopes del Parnaso por Heracles con ayuda de los dorios y la
emigración de los dríopes a la Grecia meridional ocurrieron probablemente en el
siglo XII a. de C., con anterioridad a la invasión doria del Peloponeso (véase
146.1). Su combate con Cicno recuerda la carrera de Pélope con Enómao (véase
109.á-b), otro hijo de Ares, e igualmente notorio como cazador de cabezas. En
ambos casos en uno de los carros iba una mujer: a saber, la hija de Enómao,
Hipodamía (el objeto de su disputa con Pélope) y Atenea, que es aparentemente
el mismo personaje, es decir la novia destinada al nuevo rey. Geno, como el
espartano Pólux, es un rey del culto del cisne cuya alma vuela al lejano otro
mundo septentrional (véase 161.4).
3.
El
nombre de Egimio —significa «desempeñando el papel de una cabra»— indica que
realizaba en la Víspera de Mayo un casamiento cabruno con la reina de la tribu,
y que en su guerra contra los lapitas del norte de Tesalia sus dorios lucharon
junto a los centauros, los enemigos hereditarios de los lapitas, los que, como
los sátiros, son representados en las obras de arte primitivas como hombres
cabras (véase 142.j).
4.
Cípselo,
el tirano de Corinto, famoso por su cofre tallado, pretendía descender de la
casa real lapita de Ceneo (véase 78.1).
Buenos días, gracias por tan gran blog, acabo de encontrarlo por casualidad. Muchas gracias por compartir tanta información.
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