a. Aleo, rey de Tegea, hijo de Afidas, se casó con Neera, hija de
Pereo, quien le dio como hijos a Augeo, Cefeo, Licurgo y Afidamante. Un antiguo
templo de Atenea Alea, fundado en Tegea por Aleo, todavía contiene un lecho
sagrado de la diosa.
b. Cuando, en una visita a Delfos, el oráculo advirtió a Aleo que
los dos hermanos de Neera morirían a manos del hijo de su hija, se apresuró a
volver a su casa y designó a Auge sacerdotisa de Atenea, amenazándole con
matarla si no se mantenía casta. Si Heracles fue a Tegea en su camino para
combatir con el rey Augías o a su regreso de Esparta es motivo de discusión,
pero en todo caso Aleo lo recibió hospitalariamente en el templo de Atenea.
Allí, enardecido por el vino, Heracles violó a la sacerdotisa virgen junto a
una fuente que puede verse todavía al norte del templo; sin embargo, como Auge
no gritó, a menudo se ha insinuado que fue allá obedeciendo a una cita.
c. Heracles siguió su viaje y en Estinfalia engendró a Everes con
Parténope, la hija de Esfinfalo; pero entretanto la peste y el hambre
afligieron a Tegea, y Aleo, informado por la Pitonisa de que se había cometido
un delito en el recinto sagrado de Atenea, fue a él y encontró a Auge muy
avanzada en su embarazo. Aunque ella lloró y declaró que Heracles la había
violado en un ataque de embriaguez, Aleo no la creyó. La arrastró al mercado de
Tegea, donde ella se arrodilló en el lugar donde se halla al presente el templo
de Ilitía, famoso por su imagen de «Auge de Rodillas».
Como le daba vergüenza matar a su hija en público, Aleo encargó al rey Nauplio
que la ahogara. Nauplio, en consecuencia, salió con Auge para Nauplia, pero en
el monte Partenio empezó a sentir dolores de parto, y alegando alguna excusa se
introdujo en un bosque. Allí dio a luz un hijo, al que ocultó en un matorral, y
volvió a donde Nauplio la esperaba pacientemente junto al camino. Sin embargo,
como no tenía la intención de ahogar a una princesa cuando podía venderla a
buen precio en el mercado de esclavos, vendió a Auge a unos comerciantes carios
que acababan de llegar a Nauplia, los cuales, a su vez, la vendieron a
Teutrante, rey de la Teutrania misia.
d. E1 hijo de Auge fue amamantado por una gama en el monte
Partenio (donde ahora tiene un recinto sagrado) y lo encontraron unos ganaderos
que lo llamaron Télefo y lo llevaron a su amo, el rey Corito. Al mismo tiempo,
por una coincidencia, los pastores de Corito descubrieron al hijo infante de
Atalanta, que ella había dado a Meleagro, abandonado en la misma ladera de la
montaña: le llamaron Partenopeo, que quiere decir «hijo de una virginidad
perforada», porque Atalanta pretendía que seguía siendo virgen.
e. Cuando Télefo llegó a la virilidad acudió al Oráculo de Delfos
para que le informara acerca de sus padres. El oráculo le dijo: «Navega en
busca del rey Teutrante el misio.» En Misia encontró a Auge, ahora casada con
Teutrante, por quien supo que ella era su madre y Heracles su padre; y eso lo
podía creer él muy bien, pues ninguna mujer había dado nunca a Heracles un hijo
que se le pareciera tanto. Teutrante dio inmediatamente a Télefo su hija
Argíope en matrimonio y le nombró heredero del reino.
f. Otros dicen que Télefo, después de haber matado a Hipotoonte y
Nereo, sus tíos maternos, fue silencioso y mudo a Misia en busca de su madre.
«El silencio de Télefo» se hizo proverbial, pero Partenopeo le acompañó como
portavoz.
Sucedió que el famoso argonauta Idas, hijo de Afareo, estaba a punto de
apoderarse del trono de Misia, y Teutrante, desesperado, prometió renunciar a
él en favor de Télefo y darle en matrimonio su hija adoptiva si expulsaba a
Idas. En consecuencia Télefo, con la ayuda de Partenopeo, venció a Idas en una
sola batalla. Ahora bien, sucedía que la hipa adoptiva de Teutrante era Auge,
quien no reconoció a Télefo, ni él sabía que ella era su madre. Fiel a la
memoria de Heracles, ella ocultó una espada en su dormitorio la noche de la
boda y habría matado a Télefo al entrar si los dioses no hubieran interpuesto
una gran serpiente entre ellos. Auge arrojó la espada alarmada y confesó sus
intenciones homicidas. Luego apostrofó a Heracles, y Télefo, que estaba a punto
de cometer un matricidio, tuvo la inspiración de gritar: «¡Oh madre, madre!».
Cayeron llorando el uno en brazos dd otro y al siguiente día volvieron con las
bendiciones de Teutrante a su país natal. En Pérgamo se muestra la tumba de
Auge junto al río Caico. Los habitantes de Pérgamo pretenden ser emigrantes
arcadios que cruzaron el Asia con Télefo y le ofrecen sacrificios de héroe.
g. Otros dicen que Télefo se casó con Astíoque, o Laódice, hija
del troyano Príamo. Y otros que Heracles había yacido con Auge en Troya cuando
fue allá en busca de los caballos inmortales de Laomedonte. Y otros más que
Aleo encerró a Auge y su hijo infante en un arca que confió a las olas, y que,
bajo el cuidado vigilante de Atenea, el arca navegó a la deriva hacia el Asia
Menor y fue lanzada a tierra en la desembocadura del Caico, donde el rey
Teutrante se casó con Auge y adoptó a Télefo.
h. Este Teutrante, en una ocasión en que cazaba en el monte
Teutras, persiguió a un jabalí monstruoso que huyó al templo de Ártemis
Ortosia. Estaba a punto de penetrar en él cuando el jabalí gritó: «¡Perdóname
la vida, mi señor! ¡Soy el niño de pecho de la Diosa!» Teutrante no le hizo
caso y lo mató, con lo que ofendió a Ártemis tan profundamente que devolvió la
vida al jabalí, castigó a Teutrante con costras de lepra y lo envió delirando a
la cumbre de la montaña. Sin embargo, su madre, Leucipe, se apresuró a ir al
bosque, llevando consigo al adivino Poliido, y apaciguó a Ártemis con generosos
sacrificios. Teutrante se curó de su lepra por medio de la piedra antipates,
que todavía se encuentra en cantidades en la cumbre del monte Teutras; en vista
de ello Leucipe erigió un altar a Ártemis Ortosia y mandó hacer un jabalí
mecánico con cabeza de hombre enteramente de oro y que cuando se le persigue se
refugia en el templo y pronuncia las palabras «¡Perdóname la vida!».
i. Mientras Heracles se hallaba en Arcadia hizo una visita al
monte Ostracina, donde sedujo a Fíalo, hija del héroe Alcimedonte. Cuando dio a
luz un hijo llamado Ecmágoras, Alcimedonte los echó a ambos de su cueva para
que murieran de hambre en la montaña. Ecmágoras se echó a llorar lastimosamente
y un grajo bien intencionado voló en busca de Heracles, imitó el sonido del
llanto y así lo llevó al árbol donde estaba Fíalo, amordazada y atada por su
cruel padre. Heracles los puso en libertad y el niño llegó a la edad viril. Al
manantial cercano se le llama desde entonces Cisa, que quiere decir grajo.
1.
El
lecho de Atenea en Tegea y la supuesta violación por Heracles de su sacerdotisa
Auge, identifican a esta Atenea con Neith, o Anadia, una diosa Luna orgiástica
cuya sacerdotisa realizaba un casamiento anual con el rey sagrado para
conseguir buenas cosechas. Reliquias de esta costumbre se encontraron en el
templo de Heracles en Roma, donde su desposada se llamaba Acca —equivalente de
la Diosa Blanca peloponesa Acó— y en Jerusalén, donde, antes de las reformas
religiosas del destierro, parece haberse celebrado un casamiento sagrado todos
los meses de septiembre entre el Sumo Sacerdote, representante de Jehová, y la
diosa Anatha. El profesor Raphael Patai resume las pruebas del casamiento en
Jerusalén en su Man and Temple (pp. 88-94, Londres, 1947). Los niños divinos
que se suponían nacidos de esas uniones se convertían en los espíritus del
cereal del año siguiente; así, Atenea Alea era una diosa del cereal, patrona de
los molinos harineros. Los numerosos hijos que engendró Heracles con ninfas
atestiguan la preponderancia de esta teoría religiosa. Sólo se le atribuye una
hija anómala, Macaría («bendita»). El mito de Auge ha sido relatado para
explicar una emigración arcadia a Misia, probablemente bajo la presión de los
aqueos; y también las festividades tegeatas en honor del dios del Año Nuevo
como cervatillo, las cuales, a juzgar por el fragmento de Hesíodo, tenían su
equivalente en Tróade.
2.
Que
Augea y su hijo fueran a la deriva en un arca hasta el río Caico —escena
ilustrada en el altar de Pérgamo y en las monedas pergamesas— significa
simplemente que el culto de Auge y Télefo había sido importado en Misia por
colonos tegeatas, y que Auge, como la diosa Luna, se suponía que iba en su nave
de la media luna a las celebraciones del Año Nuevo. La subsiguiente
transformación de Atenea de desposada orgiástica en casta doncella guerrera ha
introducido la confusión en la fábula: en algunas versiones Teutrante se
convierte en el novio de Auge, pero en otras la adopta piadosamente. La versión
de Higinio se basa en algún drama posterior y artificial.
3.
El
mito del jabalí de oro se refiere en parte a las propiedades curativas de la
piedra antipathes del monte Teutras; y en parte, quizás, a una costumbre misia
de vengar la muerte de Adonis, quien había sido muerto por Apolo en la forma de
un jabalí. Parece que al representante de Adonis, un hombre que vestía una piel
de jabalí con colmillos dorados, se le perdonaba la
vida si podía refugiarse de sus perseguidores en el templo de la hermana
de Apolo, Ártemis. Los reyes de Tegea, la ciudad natal de Auge, eran, según
parece, muertos habitualmente por jabalíes (véase 140.1 y 157.e).
4.
La
aventura de Fíalo con el grajo es una fantasía anecdótica que explica
supuestamente el nombre del manantial, que originalmente puede haber estado
consagrado a un clan cuyo tótem era el grajo.
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