domingo, 4 de agosto de 2013

138 La conquista de Elide

a. No mucho después de su regreso Heracles reunió una fuerza de tirintios y arcadios, a la que se unieron voluntarios de las familias más nobles de Grecia, y marchó contra Augías, rey de Elide, por quien sentía rencor con motivo del quinto trabajo. Pero Augías, previendo su ataque, se había preparado para resistir designando como sus generales a Eurito y Ctéato, hijos de su hermano Actor y Molíone, o Moline, hija de Molo, y dando una participación en el gobierno de Elide al valiente Amarinceo, a quien se describe habitualmente como hijo del emigrante tesalio Pitio.

b. A los hijos de Actor se los llama Moliones, o Moliónidas, por su madre, para distinguirlos de los del otro Actor que se casó con Egina. Eran mellizos, nacidos de un huevo de plata, y superaban en fuerza a todos sus contemporáneos; pero, a diferencia de los Dioscuros, estaban unidos por la cintura desde su nacimiento. Los Moliónidas se casaron con las hijas mellizas del centauro Dexámeno y, una generación después, sus hijos reinaban en Elide conjuntamente con el nieto de Augías y el hijo de Amarinceo. Cada uno de estos cuatro mandaba diez naves en la expedición a Troya. Actor poseía ya una participación en el reino por su madre Hermine, hija de Neleo, cuyo nombre dio él a la ahora desaparecida ciudad de Hirmine.

c. Heracles no se cubrió de gloria en esta guerra elea. Se enfermó y cuando los Moliones derrotaron a su ejército, que estaba acampado en el centro de Elide, los corintios intervinieron y proclamaron la Tregua ístmica. Entre los heridos por los Moliones se hallaba Ificles, el hermano mellizo de Heracles; sus amigos lo llevaron desfallecido a Feneo en Arcadia, donde más tarde moriría y se convertiría en héroe. Trescientos sesenta cleonenses murieron también valientemente luchando en el lado de Heracles, y él les cedió los honores que le habían otorgado los Nemeos después de haber matado al león. Se retiró a Oleno, la patria de su amigo Dexámeno, suegro de los Moliones, a cuya hija menor, Deyanira, desfloró después de prometerle casarse con ella. Cuando Heracles siguió adelante, el centauro Euritión pidió la mano de Deyanira, que Dexámeno no se atrevió a negarle; pero el día de la boda reapareció Heracles de improviso, mató a Euritión y sus hermanos y se llevó a Deyanira. Algunos dicen, sin embargo, que la prometida de Heracles se llamaba Mnesímaca o Hipólita, basándose en que a Deyanira se la considera más habitualmente como hija de Éneo. Dexámeno había nacido en Bura, famosa por su oráculo de los dados de Heracles.

d. Cuando Heracles volvió a Tirinto, Euristeo le acusó de tener proyectos respecto a la dignidad regia en la que él había sido confirmado por Zeus, y lo desterró de Argólide. Con su madre Alcmena y su sobrino Yolao, Heracles se unió a Ificles en Feneo, donde tomó por amante a Laónome, hija de Guneo. A través del centro de la llanura fenecía abrió un cauce para el río Aroanio, de unos cincuenta estadios de longitud y treinta pies de profundidad, pero el río no tardó en abandonar ese canal, que se ha derrumbado acá y allá, y volvió a su cauce anterior. También abrió profundas grietas al pie de los montes Péneos para desviar el agua de las inundaciones; éstas sirvieron bien sus propósitos, salvo que en una ocasión, después de un turbión, el Aroanio creció e inundó la antigua ciudad de Feneo; las marcas que indican hasta dónde llegó la inundación se ven todavía en la ladera de la montaña.

e. Después, habiéndose enterado de que los habitantes de Elide enviaban una procesión para honrar a Posidón en el Tercer Festival ístmico, y de que los Moliones presenciarían los juegos y tomarían parte en los sacrificios, Heracles les tendió una emboscada en un bosquecillo situado junto al camino más abajo de Cleonas, y mató a los dos, y también a su primo Éurito, hijo del rey Augías.

f. Molíone se enteró pronto de quién había matado a sus hijos e hizo que los eleos exigieran una reparación a Euristeo, fundándose en que Heracles era natural de Tirinto. Cuando Euristeo negó su responsabilidad por las fechorías de Heracles, a quien había desterrado, Molíone pidió a los corintios que excluyeran a todos los argivos de los Juegos ístmicos hasta que dieran una reparación por el asesinato. Ellos se negaron a hacerlo, en vista de lo cual Molíone maldijo a todos los eleos que intervinieran en el festival. Su maldición se respeta todavía: ningún atleta de Elide se apunta en los Juegos ístmicos.

g. Heracles pidió a Onco que le prestara el caballo Arión de negras crines, lo domó, reclutó un nuevo ejército en Argos, Tebas y Arcadia y saqueó la ciudad de Elide. Algunos dicen que mató a Augías y sus hijos, restauró a Fileo, el rey legítimo, y lo puso en el trono de Elide ordenando que las viudas de los eleos muertos se acostaran con sus soldados; las viudas rogaron conjuntamente a Atenea que pudieran concebir al primer abrazo. Su súplica fue atendida y, en agradecimiento, fundaron un templo dedicado a la Madre Atenea. Tan general fue la alegría por este acontecimiento afortunado que al lugar donde se habían unido con sus nuevos maridos y al arroyo que corre por él lo llamaron Bady, palabra elea que significa «agradable». Heracles entregó luego el caballo Arión a Adraste, alegando que, después de todo, prefería luchar a pie.

h. Más o menos en esa época Heracles conquistó su título de Búfago o «comedor de bueyes». La cosa sucedió así: Lepreo, hijo de Caucón y Astidamía, quien fundó la ciudad de Lepreo en Arcadia (el distrito derivaba su nombre de la lepra que había atacado a los pobladores anteriores), había aconsejado tontamente al rey Augías que encadenase a Heracles cuando éste pidió que le pagase por haber limpiado los establos. Al saber que Heracles se dirigía a la ciudad, Astidamía convenció a
Lepreo para que lo recibiera cortésmente y le pidiera perdón. Heracles se lo concedió, pero desafió a Lepreo a una competencia triple: arrojar el disco, beber un balde de agua tras otro y comer un buey. Aunque Heracles ganó en el lanzamiento del disco y la bebida del agua, Lepreo comió el buey en menos tiempo que él. Engreído con el triunfo, Lepreo desafió a Heracles a un duelo, y el último lo mató inmediatamente con la clava; su tumba se exhibe en Figalia. Los lepreos, que adoran
a Deméter y a Zeus del Álamo Blanco, han sido siempre subditos de Elide; y si alguno de ellos gana un premio en Olimpia, el heraldo le declara eleo de Lepreo. Los eleos siguen honrando a Augías como héroe, y sólo durante el reinado del espartano Licurgo se les convenció para que olvidaran su enemistad con Heracles y le hicieran a él también sacrificios, y por ese medio evitaron
una pestilencia.

i. Después de la conquista de la Elide Heracles reunió su ejército en Pisa y utilizó el botín para establecer el famoso Festival Olímpico de cada cuatro años y los Juegos de ese nombre en honor de su padre Zeus; según dicen algunos, era solamente la octava competencia atlética que se realizaba. Después de medir un recinto para Zeus y de haber cercado el Bosque Sagrado, se salió del estadio, llamó a una loma vecina «La Colina de Crono» y erigió seis altares a los dioses olímpicos: uno para cada par de ellos. Al hacer los sacrificios a Zeus quemó los muslos de las víctimas en un fuego de madera de álamo blanco cortada de árboles que crecían junto al río tesprotio Aquerón; también fundó un hogar para los sacrificios en honor de su bisabuelo Pélope y le
asignó un altar. Como en esa ocasión le molestaron mucho las moscas, ofreció un segundo sacrificio a Zeus Desviador de las Moscas, quien las envió zumbando al otro lado del río Alfeo. Los eleos siguen haciendo sacrificios a ese Zeus cuando expulsan a las moscas de Olimpia.

j. Ahora bien, en la primera luna llena después del solsticio de verano todo estaba dispuesto para el Festival, excepto que el valle carecía de árboles que lo protegieran del sol. En consecuencia, Heracles volvió al País de los Hiperbóreos, donde había admirado los icebuches que crecían en las fuentes del Danubio, y convenció a los sacerdotes de Apolo para que le dieran uno con el fin de plantarlo en el recinto de Zeus. Cuando volvió a Olimpia ordenó que el arbitro etolio coronase a los vencedores con sus hojas, las cuales serían su única recompensa, porque él había realizado sus trabajos sin que se los pagase Euristeo. Este árbol, llamado «El Olivo de la Corona Justa», se alza todavía en el Bosque Sagrado detrás del templo de Zeus. Las ramas para las coronas las corta con una hoz de oro un niño de noble cuna cuyos padres deben estar vivos.

k. Algunos dicen que Heracles ganó todas las pruebas por falta de contrincante, pues nadie se atrevía a competir con él; pero la verdad es que todas se disputaron con entusiasmo. Sin embargo, no se pudo encontrar competidores para el pugilato, hasta que Zeus, disfrazado, condescendió a entrar en k liza. La lucha terminó en empate, Zeus se reveló a su hijo Heracles, todos los espectadores lo aclamaron y la luna llena brilló como si fuera de día.

l. Pero, según la leyenda más antigua, los Juegos Olímpicos fueron fundados por el Heracles Dáctilo, y fue éste quien llevó el olivo silvestre del País de los Hiperbóreos. Los talismanes y amuletos en honor de Heracles Dáctilo son muy utilizados por las hechiceras, que sienten poco respeto por Heracles hijo de Alcmena. Él altar de Zeus, que se alza a la misma distancia entre el templo de Pélope y el de Hera, pero frente a ambos, se dice que fue construido por este Heracles anterior, como el altar de Pérgamo, con las cenizas de los fémures de las víctimas que sacrificó Zeus. Una vez al año, en el día decimonono del mes eleo Elafio, los adivinos sacan las cenizas de la Sala del Consejo y después de humedecerlas con agua del río Alfeo —pues ninguna otra serviría— aplican al altar una nueva capa de esta mezcla.

m. Esto no supone, sin embargo, negar que el Heracles hijo de Alcmena volviera a fundar los Juegos, pues en Elide se muestra un antiguo gimnasio cercado en el que se adiestran los atletas. Altos sicómoros se alzan entre las pistas de carrera y al recinto se le llama Jisto, porque Heracles se ejercitó allí raspando cardos. Pero el cretense Clímeno, hijo de Cardo, un descendiente de los dáctilos, había celebrado el Festival sólo cincuenta años después del Diluvio de Deucalión, y luego habían hecho lo mismo Endimión, y Pélope, y Amitaón, hijo de Creteo, Pelias y Neleo, y algunos dicen que Augías.

n. El Festival Olímpico se celebra a un intervalo de alternativamente cuarenta y nueve y cincuenta meses, según el calendario, y ahora dura cinco días: desde el 11 hasta el 15 del mes en que cae. Los heraldos proclaman un armisticio completo en toda Grecia durante todo ese mes, y no se permite que asista ningún atleta que se haya hecho culpable de alguna felonía o delito contra los dioses. Originalmente el festival era organizado por los písanos, pero después del regreso final de los heráclidas sus aliados etolios se instalaron en Elide y se encargaron de esa tarea.

o. En el lado septentrional de la Colina de Crono se aloja una serpiente llamada Sosípolis en el templo de Ilitía; una virgen sacerdotisa con velo blanco la alimenta con tortas de miel y agua. Esta costumbre recuerda un milagro que ahuyentó a los arcadios cuando lucharon contra la tierra santa de Elide: una mujer desconocida se presentó ante los generales de Elide con un niño de pecho y se lo entregó como su paladín. Ellos le creyeron, y cuando ella colocó al niño entre los dos ejércitos se convirtió en una serpiente; los arcadios huyeron, perseguidos por los eleos, y sufrieron terribles bajas. El templo de Ilitía señala el lugar donde la serpiente desapareció en la Colina de Crono. En la cumbre se ofrecen sacrificios a Crono en el equinoccio de la primavera, en el mes de Elafión, por sacerdotisas llamadas «Reinas».

1.      Este mito se refiere, al parecer, a una desafortunada invasión aquea del Peloponeso occidental seguida, al final del siglo XIII a. de C., por una segunda, afortunada, a la que se ha confundido, no obstante, con la invasión doria del siglo XI a. de C, pues Heracles era también un héroe dorio. E1 asesinato de Euritión puede haberse deducido de la misma ilustración nupcial en la que aparecía la muerte de Folo. La excavación por Heracles del canal del Arcano corre pareja con hazañas análogas de Elide (véase 121.d), Beoda (véase 142.3) y Tracia (véase 130.8); y los honores tributados a los trescientos sesenta cleonenses se refieren probablemente a un misterio calendario, pues trescientos sesenta son el número de los días del año egipcio que excluye a los cinco consagrados a Osiris, Horus, Set, Isis y Neftis.

2.      La lepra asociada con Lepreo era vitíligo, enfermedad de la piel causada por alimentos en mal estado que podía curar la diosa Luna del álamo blanco (Diosa Blanca, páginas 611-12); la verdadera lepra no llegó a Europa hasta el siglo I a. de C.

3.      El titulo de Búfago de Heracles se refería originalmente a la comida de un buey por sus adoradores.

4.      Sosípolis tiene que haber sido el espíritu de Crono, cuyo nombre se le dio a la loma y cuya cabeza fue enterrada en su ladera septentrional para proteger al estadio que se hallaba detrás, cerca de la confluencia del Cladeo y el Alfeo. Su equivalente británico Bran guardaba igualmente la Colina de la Torre que domina a Londres (véase 146.2). El equinoccio de la primavera, cuando nacen los cervatillos, se da durante el mes del aliso del calendario de los árboles, llamado también Elafión («del cervatillo») y está consagrado peculiarmente a Crono-Bran (Diosa Blanca, pp. 222-23). Esto indica que, originalmente, el Año Nuevo de Elide comenzaba en el solsticio de primavera, como en parte de Italia, cuando el rey del año viejo, llevando cuernos como Acteón (véase 22.1), era muerto por las mujeres enfurecidas, o «Reinas»; Heracles el dáctilo pertenece a este culto (véase 53.¿). Los Pelópidas parecen haber modificado el calendario cuando llegaron con su carro y su marsopa solares, haciendo que los juegos fúnebres celebraran la muerte y el sobreseimiento de Zeus, el rey sagrado, en el solsticio estival, por su sucesor, así como el rey se vengaba del sucesor en el solsticio hiemal. En la época clásica, por tanto, el Año Nuevo de Elide se celebraba en el verano. La mención de Pélope indica que el rey era devorado sacriíicialmente y las cenizas de sus huesos se mezclaban con agua para revocar el altar de la Diosa. A él se le llamaba el Zeus Verde, o Aquiles (véase 164.5), y también Heracles.

5.      El acebuche, utilizado en Grecia para expulsar a los demonios y rencores del año viejo, que tomaban la forma de moscas, fue introducido desde Libia, donde tenía su origen el culto del Viento Norte (véase 48.1 y 133.5), más bien que del norte. En Olimpia sería el muérdago (o loranthus) y no el acebuche, lo que el niño cortaba con una hoz de oro (véase 1.1 y 50.2); el acebuche figuraba en el calendario de los árboles hiperbóreos (véase 119.3). La carrera pedestre que corrían las muchachas por el puesto de sacerdotisa de Hera fue el primer acontecimiento celebrado, pero cuando el año único del reinado del rey se prolongó convirtiéndolo en el Gran Año de nominalmente cien meses —para permitir una sincronización más exacta del tiempo solar y el lunar— el rey reinaba durante la mitad de ese período y su sucesor durante la otra mitad. Posteriormente ambos reinaban concurrentemente con el título de Moliones y estaban unidos no menos estrechamente que los reyes de Esparta (véase 74.1). Es posible que se diera en Grecia un caso de hermanos siameses para reforzar la metáfora. Pero la división de la Elide por Augías, de la que informa Homero, demuestra que en una etapa todavía posterior el rey sagrado retenía una tercera parte de su reino cuando debía retirarse, como hizo Preto en Argos. Es evidente que Amarinceo obtuvo su parte mediante la conquista.

6.      Moliones es quizás el título de la diosa Luna elea, la patrona de los Juegos, y significa «Reina del Moli», el moli es una especie de ajo silvestre que en otras partes contrarrestaba la magia lunar (véase 170.5). Se la llamaba también Agameda («muy sagaz»), y éste es el nombre de la hechicera de Augías, quien «conocía todas las drogas que produce la tierra» (Homero: Ilíada xi.739-41). En la Grecia clásica, «Atenea la Madre» era un concepto extraño e indecoroso y tenía que ser disculpado dando explicaciones (véase 25.2 y 141.í), pero la tradición de Elide indica que se habían celebrado orgías eróticas en su honor junto al río Bady.

7.      La doma de Arión, al parecer, formaba parte del rito de la coronación en la Onco arcadia (véase 130.1).



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