a. No mucho después de su regreso Heracles reunió una fuerza de
tirintios y arcadios, a la que se unieron voluntarios de las familias más
nobles de Grecia, y marchó contra Augías, rey de Elide, por quien sentía rencor
con motivo del quinto trabajo.
Pero Augías, previendo su ataque, se había preparado para resistir designando
como sus generales a Eurito y Ctéato, hijos de su hermano Actor y Molíone, o
Moline, hija de Molo, y dando una participación en el gobierno de Elide al
valiente Amarinceo, a quien se describe habitualmente como hijo del emigrante
tesalio Pitio.
b. A los hijos de Actor se los llama Moliones, o Moliónidas, por
su madre, para distinguirlos de los del otro Actor que se casó con Egina. Eran
mellizos, nacidos de un huevo de plata, y superaban en fuerza a todos sus
contemporáneos; pero, a diferencia de los Dioscuros, estaban unidos por la
cintura desde su nacimiento.
Los Moliónidas se casaron con las hijas mellizas del centauro Dexámeno y, una
generación después, sus hijos reinaban en Elide conjuntamente con el nieto de
Augías y el hijo de Amarinceo. Cada uno de estos cuatro mandaba diez naves en
la expedición a Troya. Actor poseía ya una participación en el reino por su madre
Hermine, hija de Neleo, cuyo nombre dio él a la ahora desaparecida ciudad de
Hirmine.
c. Heracles no se cubrió de gloria en esta guerra elea. Se enfermó
y cuando los Moliones derrotaron a su ejército, que estaba acampado en el
centro de Elide, los corintios intervinieron y proclamaron la Tregua ístmica.
Entre los heridos por los Moliones se hallaba Ificles, el hermano mellizo de
Heracles; sus amigos lo llevaron desfallecido a Feneo en Arcadia, donde más
tarde moriría y se convertiría en héroe. Trescientos sesenta cleonenses
murieron también valientemente luchando en el lado de Heracles, y él les cedió
los honores que le habían otorgado los Nemeos después de haber matado al león.
Se retiró a Oleno, la patria de su amigo Dexámeno, suegro de los Moliones, a
cuya hija menor, Deyanira, desfloró después de prometerle casarse con ella.
Cuando Heracles siguió adelante, el centauro Euritión pidió la mano de
Deyanira, que Dexámeno no se atrevió a negarle; pero el día de la boda
reapareció Heracles de improviso, mató a Euritión y sus hermanos y se llevó a
Deyanira. Algunos dicen, sin embargo, que la prometida de Heracles se llamaba
Mnesímaca o Hipólita, basándose en que a Deyanira se la considera más
habitualmente como hija de Éneo. Dexámeno había nacido en Bura, famosa por su
oráculo de los dados de Heracles.
d. Cuando Heracles volvió a Tirinto, Euristeo le acusó de tener
proyectos respecto a la dignidad regia en la que él había sido confirmado por
Zeus, y lo desterró de Argólide. Con su madre Alcmena y su sobrino Yolao,
Heracles se unió a Ificles en Feneo, donde tomó por amante a Laónome, hija de
Guneo. A través del centro de la llanura fenecía abrió un cauce para el río
Aroanio, de unos cincuenta estadios de longitud y treinta pies de profundidad,
pero el río no tardó en abandonar ese canal, que se ha derrumbado acá y allá, y
volvió a su cauce anterior. También abrió profundas grietas al pie de los
montes Péneos para desviar el agua de las inundaciones; éstas sirvieron bien
sus propósitos, salvo que en una ocasión, después de un turbión, el Aroanio
creció e inundó la antigua ciudad de Feneo; las marcas que indican hasta dónde
llegó la inundación se ven todavía en la ladera de la montaña.
e. Después, habiéndose enterado de que los habitantes de Elide
enviaban una procesión para honrar a Posidón en el Tercer Festival ístmico, y
de que los Moliones presenciarían los juegos y tomarían parte en los
sacrificios, Heracles les tendió una emboscada en un bosquecillo situado junto
al camino más abajo de Cleonas, y mató a los dos, y también a su primo Éurito,
hijo del rey Augías.
f. Molíone se enteró pronto de quién había matado a sus hijos e
hizo que los eleos exigieran una reparación a Euristeo, fundándose en que
Heracles era natural de Tirinto. Cuando Euristeo negó su responsabilidad por
las fechorías de Heracles, a quien había desterrado, Molíone pidió a los
corintios que excluyeran a todos los argivos de los Juegos ístmicos hasta que
dieran una reparación por el asesinato. Ellos se negaron a hacerlo, en vista de
lo cual Molíone maldijo a todos los eleos que intervinieran en el festival. Su
maldición se respeta todavía: ningún atleta de Elide se apunta en los Juegos
ístmicos.
g. Heracles pidió a Onco que le prestara el caballo Arión de
negras crines, lo domó, reclutó un nuevo ejército en Argos, Tebas y Arcadia y
saqueó la ciudad de Elide. Algunos dicen que mató a Augías y sus hijos,
restauró a Fileo, el rey legítimo, y lo puso en el trono de Elide ordenando que
las viudas de los eleos muertos se acostaran con sus soldados; las viudas
rogaron conjuntamente a Atenea que pudieran concebir al primer abrazo. Su
súplica fue atendida y, en agradecimiento, fundaron un templo dedicado a la
Madre Atenea. Tan general fue la alegría por este acontecimiento afortunado que
al lugar donde se habían unido con sus nuevos maridos y al arroyo que corre por
él lo llamaron Bady, palabra elea que significa «agradable». Heracles entregó
luego el caballo Arión a Adraste, alegando que, después de todo, prefería
luchar a pie.
h. Más o menos en esa época Heracles conquistó su título de Búfago
o «comedor de bueyes». La cosa sucedió así: Lepreo, hijo de Caucón y Astidamía,
quien fundó la ciudad de Lepreo en Arcadia (el distrito derivaba su nombre de
la lepra que había atacado a los pobladores anteriores), había aconsejado
tontamente al rey Augías que encadenase a Heracles cuando éste pidió que le
pagase por haber limpiado los establos. Al saber que Heracles se dirigía a la
ciudad, Astidamía convenció a
Lepreo para que lo recibiera cortésmente y le pidiera perdón.
Heracles se lo concedió, pero desafió a Lepreo a una competencia triple:
arrojar el disco, beber un balde de agua tras otro y comer un buey. Aunque
Heracles ganó en el lanzamiento del disco y la bebida del agua, Lepreo comió el
buey en menos tiempo que él. Engreído con el triunfo, Lepreo desafió a Heracles
a un duelo, y el último lo mató inmediatamente con la clava; su tumba se exhibe
en Figalia. Los lepreos, que adoran
a Deméter y a Zeus del Álamo Blanco, han sido siempre subditos de
Elide; y si alguno de ellos gana un premio en Olimpia, el heraldo le declara
eleo de Lepreo. Los eleos siguen honrando a Augías como héroe, y sólo durante
el reinado del espartano Licurgo se les convenció para que olvidaran su
enemistad con Heracles y le hicieran a él también sacrificios, y por ese medio
evitaron
una pestilencia.
i. Después de la conquista de la Elide Heracles reunió su ejército
en Pisa y utilizó el botín para establecer el famoso Festival Olímpico de cada
cuatro años y los Juegos de ese nombre en honor de su padre Zeus; según dicen
algunos, era solamente la octava competencia atlética que se realizaba.
Después de medir un recinto para Zeus y de haber cercado el Bosque Sagrado, se
salió del estadio, llamó a una loma vecina «La Colina de Crono» y erigió seis
altares a los dioses olímpicos: uno para cada par de ellos. Al hacer los
sacrificios a Zeus quemó los muslos de las víctimas en un fuego de madera de
álamo blanco cortada de árboles que crecían junto al río tesprotio Aquerón;
también fundó un hogar para los sacrificios en honor de su bisabuelo Pélope y
le
asignó un altar. Como en esa ocasión le molestaron mucho las
moscas, ofreció un segundo sacrificio a Zeus Desviador de las Moscas, quien las
envió zumbando al otro lado del río Alfeo. Los eleos siguen haciendo
sacrificios a ese Zeus cuando expulsan a las moscas de Olimpia.
j. Ahora bien, en la primera luna llena después del solsticio de
verano todo estaba dispuesto para el Festival, excepto que el valle carecía de
árboles que lo protegieran del sol. En consecuencia, Heracles volvió al País de
los Hiperbóreos, donde había admirado los icebuches que crecían en las fuentes
del Danubio, y convenció a los sacerdotes de Apolo para que le dieran uno con
el fin de plantarlo en el recinto de Zeus. Cuando volvió a Olimpia ordenó que
el arbitro etolio coronase a los vencedores con sus hojas, las cuales serían su
única recompensa, porque él había realizado sus trabajos sin que se los pagase
Euristeo. Este árbol, llamado «El Olivo de la Corona Justa», se alza todavía en
el Bosque Sagrado detrás del templo de Zeus. Las ramas para las coronas las
corta con una hoz de oro un niño de noble cuna cuyos padres deben estar vivos.
k. Algunos dicen que Heracles ganó todas las pruebas por falta de
contrincante, pues nadie se atrevía a competir con él; pero la verdad es que
todas se disputaron con entusiasmo. Sin embargo, no se pudo encontrar
competidores para el pugilato, hasta que Zeus, disfrazado, condescendió a
entrar en k liza. La lucha terminó en empate, Zeus se reveló a su hijo
Heracles, todos los espectadores lo aclamaron y la luna llena brilló como si
fuera de día.
l. Pero, según la leyenda más antigua, los Juegos Olímpicos fueron
fundados por el Heracles Dáctilo, y fue éste quien llevó el olivo silvestre del
País de los Hiperbóreos. Los talismanes y amuletos en honor de Heracles Dáctilo
son muy utilizados por las hechiceras, que sienten poco respeto por Heracles
hijo de Alcmena. Él altar de Zeus, que se alza a la misma distancia entre el
templo de Pélope y el de Hera, pero frente a ambos, se dice que fue construido
por este Heracles anterior, como el altar de Pérgamo, con las cenizas de los
fémures de las víctimas que sacrificó Zeus. Una vez al año, en el día
decimonono del mes eleo Elafio, los adivinos sacan las cenizas de la Sala del
Consejo y después de humedecerlas con agua del río Alfeo —pues ninguna otra
serviría— aplican al altar una nueva capa de esta mezcla.
m. Esto no supone, sin embargo, negar que el Heracles hijo de
Alcmena volviera a fundar los Juegos, pues en Elide se muestra un antiguo
gimnasio cercado en el que se adiestran los atletas. Altos sicómoros se alzan
entre las pistas de carrera y al recinto se le llama Jisto, porque Heracles se
ejercitó allí raspando cardos. Pero el cretense Clímeno, hijo de Cardo, un
descendiente de los dáctilos, había celebrado el Festival sólo cincuenta años
después del Diluvio de Deucalión, y luego habían hecho lo mismo Endimión, y
Pélope, y Amitaón, hijo de Creteo, Pelias y Neleo, y algunos dicen que Augías.
n. El Festival Olímpico se celebra a un intervalo de
alternativamente cuarenta y nueve y cincuenta meses, según el calendario, y
ahora dura cinco días: desde el 11 hasta el 15 del mes en que cae. Los heraldos
proclaman un armisticio completo en toda Grecia durante todo ese mes, y no se
permite que asista ningún atleta que se haya hecho culpable de alguna felonía o
delito contra los dioses. Originalmente el festival era organizado por los
písanos, pero después del regreso final de los heráclidas sus aliados etolios
se instalaron en Elide y se encargaron de esa tarea.
o. En el lado septentrional de la Colina de Crono se aloja una
serpiente llamada Sosípolis en el templo de Ilitía; una virgen sacerdotisa con
velo blanco la alimenta con tortas de miel y agua. Esta costumbre recuerda un
milagro que ahuyentó a los arcadios cuando lucharon contra la tierra santa de
Elide: una mujer desconocida se presentó ante los generales de Elide con un
niño de pecho y se lo entregó como su paladín. Ellos le creyeron, y cuando ella
colocó al niño entre los dos ejércitos se convirtió en una serpiente; los
arcadios huyeron, perseguidos por los eleos, y sufrieron terribles bajas. El
templo de Ilitía señala el lugar donde la serpiente desapareció en la Colina de
Crono. En la cumbre se ofrecen sacrificios a Crono en el equinoccio de la
primavera, en el mes de Elafión, por sacerdotisas llamadas «Reinas».
1.
Este
mito se refiere, al parecer, a una desafortunada invasión aquea del Peloponeso
occidental seguida, al final del siglo XIII a. de C., por una segunda,
afortunada, a la que se ha confundido, no obstante, con la invasión doria del
siglo XI a. de C, pues Heracles era también un héroe dorio. E1 asesinato de
Euritión puede haberse deducido de la misma ilustración nupcial en la que aparecía
la muerte de Folo. La excavación por Heracles del canal del Arcano corre pareja
con hazañas análogas de Elide (véase 121.d), Beoda (véase 142.3) y Tracia
(véase 130.8); y los honores tributados a los trescientos sesenta cleonenses se
refieren probablemente a un misterio calendario, pues trescientos sesenta son
el número de los días del año egipcio que excluye a los cinco consagrados a
Osiris, Horus, Set, Isis y Neftis.
2.
La
lepra asociada con Lepreo era vitíligo, enfermedad de la piel causada por alimentos
en mal estado que podía curar la diosa Luna del álamo blanco (Diosa Blanca,
páginas 611-12); la verdadera lepra no llegó a Europa hasta el siglo I a. de C.
3.
El
titulo de Búfago de Heracles se refería originalmente a la comida de un buey
por sus adoradores.
4.
Sosípolis
tiene que haber sido el espíritu de Crono, cuyo nombre se le dio a la loma y
cuya cabeza fue enterrada en su ladera septentrional para proteger al estadio
que se hallaba detrás, cerca de la confluencia del Cladeo y el Alfeo. Su
equivalente británico Bran guardaba igualmente la Colina de la Torre que domina
a Londres (véase 146.2). El equinoccio de la primavera, cuando nacen los
cervatillos, se da durante el mes del aliso del calendario de los árboles,
llamado también Elafión («del cervatillo») y está consagrado peculiarmente a
Crono-Bran (Diosa Blanca, pp. 222-23). Esto indica que, originalmente, el Año
Nuevo de Elide comenzaba en el solsticio de primavera, como en parte de Italia,
cuando el rey del año viejo, llevando cuernos como Acteón (véase 22.1), era
muerto por las mujeres enfurecidas, o «Reinas»; Heracles el dáctilo pertenece a
este culto (véase 53.¿). Los Pelópidas parecen haber modificado el calendario
cuando llegaron con su carro y su marsopa solares, haciendo que los juegos fúnebres
celebraran la muerte y el sobreseimiento de Zeus, el rey sagrado, en el
solsticio estival, por su sucesor, así como el rey se vengaba del sucesor en el
solsticio hiemal. En la época clásica, por tanto, el Año Nuevo de Elide se
celebraba en el verano. La mención de Pélope indica que el rey era devorado
sacriíicialmente y las cenizas de sus huesos se mezclaban con agua para revocar
el altar de la Diosa. A él se le llamaba el Zeus Verde, o Aquiles (véase
164.5), y también Heracles.
5.
El
acebuche, utilizado en Grecia para expulsar a los demonios y rencores del año
viejo, que tomaban la forma de moscas, fue introducido desde Libia, donde tenía
su origen el culto del Viento Norte (véase 48.1 y 133.5), más bien que del
norte. En Olimpia sería el muérdago (o loranthus) y no el acebuche, lo que el
niño cortaba con una hoz de oro (véase 1.1 y 50.2); el acebuche figuraba en el
calendario de los árboles hiperbóreos (véase 119.3). La carrera pedestre que
corrían las muchachas por el puesto de sacerdotisa de Hera fue el primer
acontecimiento celebrado, pero cuando el año único del reinado del rey se
prolongó convirtiéndolo en el Gran Año de nominalmente cien meses —para
permitir una sincronización más exacta del tiempo solar y el lunar— el rey
reinaba durante la mitad de ese período y su sucesor durante la otra mitad.
Posteriormente ambos reinaban concurrentemente con el título de Moliones y
estaban unidos no menos estrechamente que los reyes de Esparta (véase 74.1). Es
posible que se diera en Grecia un caso de hermanos siameses para reforzar la
metáfora. Pero la división de la Elide por Augías, de la que informa Homero,
demuestra que en una etapa todavía posterior el rey sagrado retenía una tercera
parte de su reino cuando debía retirarse, como hizo Preto en Argos. Es evidente
que Amarinceo obtuvo su parte mediante la conquista.
6.
Moliones
es quizás el título de la diosa Luna elea, la patrona de los Juegos, y
significa «Reina del Moli», el moli es una especie de ajo silvestre que en
otras partes contrarrestaba la magia lunar (véase 170.5). Se la llamaba también
Agameda («muy sagaz»), y éste es el nombre de la hechicera de Augías, quien
«conocía todas las drogas que produce la tierra» (Homero: Ilíada xi.739-41). En
la Grecia clásica, «Atenea la Madre» era un concepto extraño e indecoroso y
tenía que ser disculpado dando explicaciones (véase 25.2 y 141.í), pero la
tradición de Elide indica que se habían celebrado orgías eróticas en su honor
junto al río Bady.
7.
La
doma de Arión, al parecer, formaba parte del rito de la coronación en la Onco
arcadia (véase 130.1).
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