a. A continuación Heracles saqueó e incendió la ciudad de Pilos,
porque sus habitantes habían salido en ayuda de Elide. Mató a los hijos de
Neleo, excepto el menor, Néstor, que estaba en Gerania, pero el propio Neleo
escapó con vida.
b. Atenea, defensora de la justicia, luchó en favor de Heracles, y
Pilos fue defendida por Hera, Posidón, Ha-des y Ares. Mientras Atenea combatía
con Ares, Heracles se enfrentó con Posidón, con la clava contra el tridente, y
le obligó a retroceder. Luego corrió en ayuda de Atenea, con la lanza en la
mano, y en la tercera embestida atravesó el escudo de Ares y arrojó a éste de
cabeza a tierra; luego, con una poderosa lanzada en el muslo de Ares, penetró
profundamente en la carne divina. Ares huyó angustiado al Olimpo, donde Apolo
le puso ungüentos calmantes en la herida y le curó en menos de una hora; en
consecuencia volvió a luchar, hasta que una de las flechas de Heracles le
atravesó el homblo y le obligó a abandonar definitivamente el campo de batalla.
Entretanto, Heracles había herido también a Hera en el pecho derecho con una
flecha de tres púas.
c. El hijo mayor de Neleo, el argonauta Periclímeno, estaba dotado
por Posidón con una fuerza ilimitada y el poder de asumir la forma que deseara,
de ave, animal o árbol. En esta ocasión se transformó primeramente en un león,
luego en una serpiente y al cabo de un rato, para evitar el escrutinio, se posó
en el tachón del yugo de los caballos de Heracles en la forma de una hormiga,
una mosca o una abeja.
Heracles, advertido disimuladamente por Atenea, reconoció a Periclímeno y tomó
su clava, ante lo cual Periclímeno se transformó en un águila y trató de
picotearle en los ojos, pero una flecha disparada súbitamente por Heracles se
le clavó bajo el ala. Cayó a tierra y al caer la fecha le atravesó el cuello y
lo mató. Algunos dicen, no obstante, que huyó y se puso a salvo; y que Heracles
había atacado a Posidón en una ocasión anterior, después de la muerte de Ifito,
cuando Neleo se negó a purificarle; y que la lucha con Hades tuvo lugar en la
otra Pilos de Elide, cuando Heracles fue desafiado por haberse llevado a
Cerbero sin permiso.
d. Heracles entregó la ciudad de Mesena a Néstor, para que la
administraran sus descendientes, recordando que Néstor no había intervenido en
el robo del ganado de Gerión que él conducía; y no tardó en quererle todavía
más que a Hilas y Yolao. Fue Néstor el primero que juró por Heracles.
e. Los eleos, aunque ellos mismos reconstruyeron Pilos,
aprovecharon la debilidad de los pilianos para oprimirlos de manera mezquina.
Neleo conservó su paciencia hasta que un día, habiendo enviado un carro y un
tronco de cuatro caballos campeones a un concurso para competir por un trípode
en los Juegos Olímpicos, se enteró de que Augías se había apoderado de ellos y
enviado al auriga de vuelta a pie. En vista de ello, ordenó a Néstor que
hiciera una incursión de represalia en la llanura de Elide; y Néstor consiguió
apoderarse de cincuenta vacadas, cincuenta rebaños de ovejas, cincuenta piaras
de cerdos, cincuenta rebaños de cabrás, y ciento cincuenta yeguas zainas,
muchas con potrillos, venciendo a los eleos que se le opusieron y
ensangrentando su lanza en esa su primera lucha. Los heraldos de Neleo
convocaron luego a todos los habitantes de Pilos con quienes los eleos tenían
alguna deuda y después de repartir el botín entre los reclamantes, reservando
la parte del león para Néstor, ofreció sacrificios generosos a los dioses. Tres
días después los eleos avanzaron contra Pilos en orden de batalla —entre ellos
los dos hijos huérfanos de los Moliones, que habían heredado su título— y
cruzaron la llanura desde Trioesa. Pero Atenea se presentó por la noche para
advertir y reunir a los pilianos; y cuando se libró la batalla Néstor, que iba
a pie, derribó a Amarinceo, el jefe de los eleos, se apoderó de su carro y pasó
como una tempestad entre las filas eleas, apoderándose de otros cincuenta
carros y dando muerte a cien hombres. Los Moliones también habían caído bajo su
lanza activa si Posidón no los hubiera envuelto en una niebla impenetrable y
alejado de allí. Los eleos, perseguidos con vehemencia por el ejército de
Néstor, huyeron hasta la Roca Olenia, donde Atenea mandó hacer alto.
f. Se concedió una tregua, Amarinceo fue enterrado en Buprasión y
se le otorgaron juegos fúnebres en los que intervinieron numerosos pilianos.
Los Moliones ganaron la carrera de carros acorralando a Néstor en el recodo,
pero se dice que él venció en todos los otros juegos: la lucha, el pugilato, la
carrera pedestre y el lanzamiento de jabalina. Es justo añadir que el principal
testigo de esas hazañas era el propio Néstor en su locuaz ancianidad, pues por
gracia de Apolo, quien le concedió los años de que habían sido privados sus
tíos maternos, vivió tres siglos y ningún contemporáneo sobrevivía para
desmentirle .
1.
La
toma de Pilos parece ser otro episodio de la invasión aquea del Peloponeso en
el siglo XIII a. de C. Hera, Posidón, Hades y Ares, los dioses más viejos,
ayudan a Elide; los más jóvenes, Atenea renacida de la cabeza de Zeus y
Heracles como hijo de Zeus, se les oponen. La derrota de Periclímeno, el que
cambiaba de forma, por Heracles puede indicar la supresión de un sacrificio de
niños en el Año Nuevo; y la facultad de Periclímeno de tomar la
forma de cualquier árbol se refiere, al parecer, a la
sucesión de trece meses por los cuales pasaba el interrex en su danza
ritual, pues cada mes tenía como emblema un árbol, desde el acebuche hasta el
mirto (véase 52.3 y 169.6). La herida de Hades presenta a Heracles como el
paladín destinado a evitar la tumba y hacerse inmortal (véase 145.h);
además, según Homero (Ilíada v.319 y ss.), hirió a Hades en Pilos, «entre los
cadáveres», lo que puede significar igualmente: «en la
puerta, entre los muertos»;
la puerta era la del
mundo subterráneo, quizás en el Lejano Norte (véase 170.4). Si es así, Hades es
un sustituto de Crono, a quien Heracles venció en la
isla sepulcral de Eritia (véase 132.d), y el combate es una repetición
del duodécimo trabajo, cuando penetró en el Infierno. Los aliados pilianos de
Heracles, significativamente ayudados por Atenea, son descritos por Homero
(Ilíada xi.617 y 761) como aqueos, aunque la dinastía de Neleo era en realidad
eolia.
2.
La
herida de Hera por Heracles en el pecho derecho con una flecha de tres púas
parece ser una alegoría de la invasión doria del Peloponeso occidental,
cuando las tres tribus que se consideraban Hijas de Heracles humillaron el
poder de la diosa de Elide (véase 146.1).
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