a. Al llegar a Corcira, que entonces se llamaba Drepane, los
colquideos encontraron al Argo varado frente al islote de Macris; sus
tripulantes celebraban alegremente el resultado afortunado de su expedición. El
caudillo de los colquideos fue a ver al rey Alcínoo y a la reina Arete y les
pidió en nombre de Eetes que le entregaran a Medea y el vellocino. Arete, cuya
protección había solicitado Medea, mantuvo a Alcínoo despierto esa noche
quejándose de los malos tratos a que los padres someten con demasiada
frecuencia a sus hijas errantes: por ejemplo, de la crueldad de Nicteo con
Ántíope y de Acrisio con Dánae. «Inclusive ahora —dijo— esa pobre princesa
Metope languidece en un calabozo epirota por orden de su inhumano padre, el rey
Équeto. La han cegado con clavos de bronce y puesto a moler granos de cebada de
hierro con un molino pesado. 'Cuando los conviertas en harina te devolveré la
vista', se mofa de la pobre muchacha. Eetes es capaz de tratar a esta
encantadora Medea con la misma barbarie si le das la oportunidad.»'.
b. Finalmente Arete consiguió que Alcínoo le dijera qué sentencia
iba a dictar a la mañana siguiente, a saber: «Si Medea es todavía virgen
volverá a Cólquide; si no lo es, podrá quedarse con Jasón». Dejando a Alcínoo
profundamente dormido, Arete envió a su heraldo para que advirtiera a Jasón lo
que podía esperar, y él se casó con Medea inmediatamente en la Cueva de Macris,
la hija de Aristeo y en un tiempo nodriza de Dioniso. Los argonautas celebraron
la boda con un suntuoso banquete y extendieron el vellocino de oro sobre el
lecho nupcial. Por la mañana Alcínoo pronunció su sentencia, Jasón alegó que
Medea era su esposa y }os enviados de Cólquide no pudieron cumplir las órdenes
de Eetes ni volver a su patria por temor a su ira. En consecuencia, algunos se
establecieron en Corcira y otros ocuparon las islas ilirias, no lejanas de la
Eea de Circe, que ahora se llaman Apsírtidas, y después construyeron la ciudad
de Pola en la tierra firme de Istria.
c. Cuando, un año o dos después, Eetes se enteró de lo sucedido,
casi murió de rabia y envió un heraldo a Grecia reclamando la persona de Medea
y una compensación por los perjuicios que se le habían causado, pero le
informaron que todavía no se había pagado compensación alguna por el rapto de
lo por hombres de la raza de Eetes (aunque la verdad era que ella había huido
porque la perseguía un tábano) y que por tanto no se pagaría ninguna por la
partida voluntaria de Medea.
d. Jasón sólo necesitaba ahora doblar el cabo Malea y volver con
el vellocino a Yolco. Pasó sin inconvenientes por delante de las Islas de las
Sirenas, donde las melodías arrebatadoras de esas mujeres-aves fueron
contrarrestadas por los acordes todavía más bellos de la lira de Orfeo.
Solamente Butes se arrojó de cabeza al mar con el propósito de nadar hasta la
costa, pero Afrodita le salvó; lo llevó al monte Érix por el camino de Lilibea
y allí lo hizo su amante. Algunos dicen que las sirenas, que ya habían perdido
sus alas a consecuencia de un desafortunado concurso de canto con las Musas,
patrocinadas por Hera, se suicidaron a causa de su fracaso al no haber podido
vencer a Orfeo; pero todavía estaban en su isla cuando pasó por allí Odiseo una
generación después.
e. Luego los argonautas navegaron con buen tiempo a lo largo de la
costa oriental de Sicilia, donde vieron los rebaños sin iguales de Helio
paciendo en la costa, aunque se abstuvieron de robar alguno de ellos.
De pronto les azotó un terrible viento norte que en nueve días los llevó a las
partes más lejanas de la Libia; allí una ola enorme lanzó al Argo contra las
rocas peligrosas que se alzan a lo largo de la costa, y luego se retiró, dejando
a la nave en seco a una milla o más tierra adentro. Un desierto inanimado se
extendía hasta donde alcanzaba la vista y los argonautas se preparaban ya para
morir cuando la triple diosa Libia, vestida con pieles de cabra, se apareció a
Jasón en un sueño y le tranquilizó. Eso les animó y [colocando el Argo sobre
rodillos] lo llevaron, mediante la fuerza de sus hombros, hasta el salado lago
Tritonis, a varios kilómetros de
distancia, trabajo que les ocupó doce días. Todos habrían muerto de sed de no
ser por un manantial que Heracles, en su viaje en busca de las manzanas de oro
de las Hespérides, había hecho brotar recientemente de la tierra.
f. Canto fue muerto por Cafauro, un pastor garamante, cuyo rebaño
se llevaba, pero sus compañeros le vengaron.
Y apenas habían sido enterrados los dos cadáveres cuando Mopso pisó una
serpiente libia que le mordió en el talón; una densa niebla le cubrió los ojos,
se le cayó el pelo y murió con grandes dolores. Los argonautas, después de
hacerle un entierro de héroe, comenzaron una vez más a desesperar, pues no
podían encontrar salida alguna del lago.
g. Pero Jasón, antes de embarcarse para este viaje, había
consultado con la Pitonisa de Delfos, quien le dio dos trípodes de bronce
macizos, y Orfeo le aconsejó que con uno de ellos propiciase a los dioses del
país. Cuando hizo eso se apareció el dios Tritón y tomó el trípode sin ni
siquiera pronunciar una palabra de agradecimiento, pero Eufemo le cerró el
camino y le preguntó cortésmente: «Por favor, señor, ¿tendrías la bondad de
dirigirnos al mar Mediterráneo?» Por respuesta, Tritón se limitó a señalar
hacia el río Tacape, pero, como si lo hubiera pensado mejor, le entregó un
terrón que otorgó a sus descendientes la soberanía sobre la Libia hasta el
presente. Eufemo agradeció el don con el sacrificio de una oveja y Tritón
consintió en transportar el Argo llevándolo por la quilla, hasta que una vez
más estuvo en el Mediterráneo. En el camino predijo que cuando el descendiente
de cierto argonauta se apoderase del trípode de bronce y lo llevase de su
templo, un centenar de ciudades griegas se alzarían alrededor del lago
Tritonis. Los trogloditas libios, al enterarse de esa profecía, ocultaron
inmediatamente el trípode en la arena y la profecía no se ha realizado todavía.
h. Dirigiéndose hacia el norte, los argonautas llegaron a Creta,
donde les impidió desembarcar Talos, el centinela de bronce, creación de
Hefesto, quien apedreó al Argo según su costumbre. Medea llamó amablemente al
monstruo y le prometió hacerlo inmortal si bebía cierta poción mágica, pero era
una una bebida que producía el sueño y mientras Talos dormía Medea le quitó el
clavo de bronce que taponaba la única vena que le corría desde el cuello hasta
los tobillos. De ella brotó el licor divino, un líquido incoloro que le servía
de sangre, y el monstruo murió. Sin embargo, algunos dicen que, hechizado por
los ojos de Medea, Talos tambaleó, rozó el talón contra una roca y se desangró.
Otros, que Peante le le hirió en el talón con una flecha.
i. En la noche siguiente el Argo fue alcanzado por una tormenta
del sur, pero Jasón invocó a Apolo, quien envió un relámparo que puso al
descubierto a estribor la isla de Anafe, una de las Cíclades, donde Anceo
consiguió varar la nave. En agradecimiento, Jasón erigió un altar a Apolo; y
las dos esclavas feacias de Medea que le había dado la reina Arete rieron
alegremente cuando, por falta de una víctima, Jasón y sus compañeros hicieron
libaciones de agua sobre los tizones ardientes
del sacrificio. Los argonautas las reprendieron en respuesta y
forcejearon amorosamente con ellas, costumbre que sobrevive hasta el presente
en el Festival Otoñal de Anafe.
j. Cuando llegaron a Egina realizaron una competencia para ver
quién era el primero que llenaba un cántaro con agua y lo llevaba de vuelta a
la nave, carrera que corren todavía los eginetas. Desde Egina el viaje fue
sencillo hasta Yolco, trayecto que hacen cada año numerosos barcos, y lo
realizaron con buen tiempo y sin peligro alguno.
k. Algunos bardos disponen estos acontecimientos en un orden
distinto: dicen que los argonautas repoblaron Lemnos en el viaje de vuelta y no
cuando navegaban para Cólquide;
otros, que su visita a Libia se realizó antes que comenzara el viaje a Ea,
cuando Jasón fue en el Argo a consultar con el oráculo de Delfos y le desvió de
su curso una tormenta súbita.
Otros más sostienen que navegaron por la costa occidental de Italia y a un
puerto de la isla de Elba en el que desembarcaron le llamaron Argos, por el
Argo, y cuando se quitaban el sudor en la playa se convertía en guijarros de diversas formas. Además, que fundaron el
templo de Hera Argiva en Leucania; que, como Odiseo, pasaron entre Escila y
Caribdis; y que Tetis y sus nereidas les guiaron al pasar por las llameantes
Planktai o Rocas Errantes, que ahora están firmemente asentadas en el lecho del
mar.
l. Hay quienes sostienen que Jasón y sus compañeros exploraron la
región que rodea a Eea en Cólquide y llegaron hasta la Media; que uno de ellos,
Armeno, tesalio del lago Boebe, se estableció en Armenia y dio su nombre a toda
la región. Justifican esta opinión señalando que los monumentos heroicos en
honor de Jasón, erigidos por Armeno en las Puertas Caspianas son muy venerados
por los bárbaros, y que los armenios todavía visten como los tesalios de la
antigüedad.
1.
El
mito de Metope, que no dan por completo Homero ni Apolonio de Rodas, recuerda
los de Ame (véase 43.2) y Antíope (véase 76.b). Al parecer ha sido deducido de
una ilustración que mostraba a la diosa del Destino sentada en una tumba; su molino
era el molino del mundo, alrededor del cual, según el Tratado sobre asuntos
campesinos de Varrón, gira el sistema celestial, y que aparece en los Edda
escandinavos, manejado por las gigantas Fenia y Menja, y en los Jueces,
manejados por Sansón, el héroe Sol ciego de Tiro. La diosa de los molinos
harineros, Deméter, era una diosa del infierno
2.
El
relato que hace Herodoto de la embajada enviada por Eetes a Grecia tiene poco
sentido a menos que sostenga que la princesa argiva Io no huyó a Cólquide en un
ataque de locura, disfrazada de novilla, y posteriormente la divinizaron los egipcios como Isis (véase
56.b), sino que los colquideos (a quienes describe como reliquias del ejército
del Faraón Sesostris que invadió el Asia) se apoderaron de ella en una incursión
y la vendieron en Egipto.
3.
Las
tres Sirenas (Homero sólo menciona a dos) eran hijas cantoras de la Tierra, que
atraían a los marineros a las praderas de su isla, donde se amontonaban los
huesos de sus víctimas anteriores (Odisea xii. 39 ss. y 184 ss.). Se las
describía como mujeres-aves y tienen mucho en común con las Aves de Rhiannon en
el mito gales, que lloraban por Bran y otros héroes; Rhiannon era un Deméter de
cabeza de yegua. Al país de las sirenas se lo comprende mejor como la isla
sepulcral que recibe al ánima del rey muerto, como la Avalon de Arturo (véase
31.2); las sirenas eran al mismo tiempo las sacerdotisas que le lloraban y las
aves que frecuentaban la isla —sirvientas de la diosa Muerte. Como tales
pertenecían a un culto preolímpico—, que es por lo que se dice que fueron
vencidas en un certamen con las hijas de Zeus, las Musas. Se les da
variadamente como lugar de residencia las islas Sirenusas frente a Pesto, Capri
y las cercanías del cabo Péloro de Sicilia (Estrabón: i.2.12). Parejas de
sirenas se grababan todavía en las tumbas en la época de Eurípides (Helena 167)
y su nombre se deriva habitualmente de seirazein, «atar con una cuerda»; pero
si, como es más probable, proviene del otro seirazein que significa «secar» las
dos sirenas representarían aspectos gemelos de la diosa en el solsticio
estival, cuando los pastos griegos se secan: Ante-vorta y Post-vorta, la que ve
proféticamente el reinado del nuevo rey y la que llora al viejo (véase 170.7).
El tipo de la sirena-pez es post-clásico.
4.
El
rebaño de Helio se componía de trescientas cincuenta cabezas y era un regalo de
su madre, la diosa Luna (véase 42.1 y 170.10). Varias colonias de Corinto y
Rodas en las que se adoraba al toro celeste se habían instalado en Sicilia.
Odiseo conocía a Helio con el nombre de Hiperión (véase 170.c).
5.
El
lago Tritonis, en otro tiempo un enorme mar interno que sumergió las tierras de
los atlantes neolíticos, se ha ido achicando lentamente desde entonces y aunque
seguía teniendo un tamaño respetable en la época clásica —el geógrafo Scylax le
calculó unas novecientas millas cuadradas— ahora ha quedado reducido a una
línea de pantanos salados (véase 39.b). Neith, la diosa triple de Libia vestida
con pieles, se anticipó a Atenea con su égida (véase 8.1).
6.
Mopso,
cuya muerte por la mordedura de una serpiente en el talón era común (véase
l06.g, 117.C y 168.e), aparece también en el mito de Derceto (véase 89.2), la
Dictina filistea. Otro Mopso, nieto de Tiresias, sobrevivió a la guerra de
Troya (véase 169.c).
7.
Cafauro
es un nombre extraño para un libanes —caphaura es una palabra arábiga que
significa «alcanfor», planta que no se da en Libia—, pero los mitógrafos no
entienden mucho de geografía.
8.
Talos
,el hombre de bronce, es un personaje compuesto: en parte toro del cielo, en
parte rey sagrado con un talón vulnerable, y en parte una demostración del
método de la cire-perdue en la fundición del bronce (véase 92.8).
9.
El
sacrificio con agua en Anafe recuerda el que ofrecían los judíos en el Día de
los Sauces, la culminación de su festival de los Tabernáculos, -cuando llevaban
en solemne procesión el agua desde el Estanque de Siloam; la carrera del agua
egineta formaría parte de una ceremonia análoga. Los Tabernáculos comenzaban
como un festival de la fertilidad en el otoño y, según el Talmud, a los
fariseos se les hacía difícil refrenar el «atolondramiento» tradicional de las
mujeres.
10. «Guijarros de formas variadas», cristales
de hierro, se encuentran todavía en las orillas del Elba.
11. Tetis guió al Argo a través de las Planktai
a la entrada del estrecho de Messina como Atenea lo guió a través de las
Planktai a la entrada del Bosforo. Odiseo las evitó eligiendo el paso entre
Escila y Caribdis (véase 170.t). Las Planktai occidentales son las islas Lípari
volcánicas.
12. Armenia, que significa Ar-Minni, «la
tierra alta de Minni» —Minni es convocada por Jeremías (ii.27) a la guerra
contra Babilonia—, no tiene una relación histórica con el Armeno del lago
Boebe. Pero Minni es, al parecer, el Minia al que menciona Josefo (Antigüedades
i. 1.6) cuando describe el Diluvio de Noé: y el nombre del Minia tesalio,
antepasado de los minios, podía ser un vínculo verosímil entre Armenia y
Tesalia.
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