a. El cuarto trabajo impuesto a Heracles consistió en capturar
vivo al Jabalí de Erimanto, animal feroz y enorme que frecuentaba las laderas
cubiertas de cipreses del monte Erimanto y los matorrales del monte Lampea en
Arcadia; y hacía estragos en la región que rodeaba a Psófide.
El monte Erimanto se llama así por un hijo de Apolo al que había cegado
Afrodita porque la había visto bañarse desnuda; Apolo se vengó transformándose
en un jabalí y mató a Adonis, el amante de Afrodita. Sin embargo, la montaña
está consagrada a Artemis.
b. Heracles, al pasar por Fóloe en su viaje al Erimanto —donde
mató a Sauro, un
bandido cruel— fue agasajado por el centauro Folo, hijo de Sileno con una de las ninfas del fresno. Folo sirvió a Heracles carne asada, pero él
prefería la cruda y no se atrevió a abrir el cántaro de vino comunal de los
centauros hasta que Heracles le recordó que era el mismo cántaro que, cuatro generaciones
antes, Dioniso había dejado en la cueva precisamente para aquella ocasión.
Los centauros se enojaron cuando olieron el vino fuerte. Armados con grandes
rocas, abetos desarraigados, teas y hachas de carnicero, irrumpieron en la
cueva de Folo. Cuando Folo se ocultó aterrado, Heracles rechazó audazmente a
Aquio y Agrio, sus dos primeros atacantes, con una descarga de teas.
Néfele, la abuela nublosa de los centauros, hizo que cayera un fuerte chaparrón
que aflojó la cuerda del arco de Heracles y dejó el piso resbaladizo. A pesar
de ello Heracles se mostró digno de sus hazañas anteriores y mató a varios
centauros, entre ellos a Orio e Hileo. Los otros huyeron a Malea, donde se
acogieron a la protección de su rey Quirón,
quien había sido arrojado del monte Pelión por los lapitas.
c. Una flecha arrojada por el arco de Heracles atravesó el brazo
de Élato y se clavó temblando en la rodilla de Quirón. Apenado por el accidente
sufrido por su viejo amigo, Heracles le extrajo la flecha y aunque Quirón mismo
proporcionó vulnerarios para curar la herida, resultaron inútiles y se retiró
gritando a la cueva; pero no podía morir, porque era inmortal. Prometeo se
ofreció más tarde a aceptar la inmortalidad en su lugar y Zeus aprobó ese
arreglo; pero algunos dicen que Quirón prefirió la muerte no tanto por el dolor
que sufría como porque ya estaba cansado de su larga vida.
d. Los centauros huyeron en varias direcciones: unos con Euritión
a Fóloe; otros con Neso al río Eveno; algunos al monte Malea, y otros más a
Sicilia, donde los destruyeron las Sirenas. Posidón recibió a los restantes en
Eleusis y los ocultó en una montaña. Entre los que Heracles mató posteriormente
estaba el arcadio Hómado, que había tratado de violar a Alcíone, la hermana de
Éuristeo; vengando así noblemente una ofensa inferida a un enemigo, Heracles
conquistó gran fama.
e. Entretanto, Folo, mientras enterraba a sus parientes muertos,
extrajo una de las flechas de Heracles y la examinó. «¿Cómo una criatura tan
robusta pudo sucumbir por un mero rasguño?», se preguntaba. Pero la flecha se
le deslizó de los dedos, le atravesó el pie y lo mató. Inmediatamente Heracles
interrumpió la persecución y volvió a Fóloe, donde enterró a Folo con honores
extraordinarios al pie de la montaña que había recibido su nombre. Fue en esa
ocasión cuando el río Anigro adquirió el mal olor que ahora tiene desde su
fuente misma en el monte Lapito, porque un centauro llamado Pilenor, a quien
Heracles había herido con una flecha, huyó a lavarse su herida en él. Sin embargo,
algunos sostienen que Melampo había causado el hedor algunos años antes arrojando en el Anigro los objetos
pestilentes utilizados para purificar a las hijas de Preto.
f. Heracles partió luego para cazar al jabalí por las orillas del
río Erimanto. Apresar con vida a un animal tan salvaje era una tarea de una
dificultad extraordinaria; pero él lo desalojó de un matorral con fuertes
gritos, le hizo ir a un profundo ventisquero y allí saltó sobre su lomo. Lo ató
con cadenas y lo llevó vivo a hombros hasta Micenas; pero cuando supo que los
argonautas se reunían para su viaje a Cólquide dejó el jabalí fuera de la plaza
del mercado y, en vez de esperar nuevas órdenes de Euristeo, que estaba oculto
en su tinaja de bronce, salió con Hilas para unirse a la expedición. No se sabe
quién mató al jabalí capturado, pero sus colmillos se conservan en el templo de
Apolo en Cumas.
g. Según algunas versiones, Quirón fue herido accidentalmente por
una flecha que le atravesó el pie izquierdo mientras él, Folo y el joven
Aquiles agasajaban a Heracles en el monte Pelión. Nueve días después Zeus
colocó la imagen de Quirón entre las estrellas como el Centauro. Pero otros
sostienen que el Centauro es Folo, quien fue honrado por Zeus así porque
superaba a todos los hombres en el arte de profetizar valiéndose de las
visceras. El Arquero del Zodíaco es también un centauro: Croto, quien vivía en
el monte Helicón y era muy querido por sus hermanas adoptivas, las Musas.
1.
Los
jabalíes estaban consagrados a la Luna a causa de sus colmillos en forma de
media luna y parece que el heredero que mataba y castraba a su mellizo el rey
sagrado se disfrazaba de jabalí cuando lo hacía (véase 18.7 y 151.2). El
ventisquero en que fue vencido el Jabalí de Erimanto indica que este trabajo se
realizó en el solsticio hiemal. Aquí Heracles es el niño Horus y venga la
muerte de su padre, Osiris, en su tío Set, quien se presenta disfrazado de
jabalí; la prohibición egipcia de comer carne de jabalí se levantaba sólo en el
Solsticio hiemal. La ceremonia yuletida de la cabeza de jabalí tenía su origen
en este mismo triunfo del nuevo rey sagrado sobre su rival. Adonis es asesinado
para vengar la muerte de Erimanto, el heredero del año anterior, cuyo nombre,
«adivinando mediante la suerte», indica que fue elegido echando suertes para
matar al rey sagrado. Como el monte Erimanto estaba consagrado a Ártemis, y no
a Afrodita, tuvo que ser Ártemis quien se bañó, y el rey sagrado, y no su
heredero, quien la vio hacerlo (véase 22.i).
2.
Es
probable que la batalla de Heracles con los centauros, como la batalla análoga
en la boda de Pirítoo (véase 102.2) representara originalmente el combate
ritual entre un rey recientemente instalado y sus adversarios con disfraz de
animales. Sus armas tradicionales eran las flechas, una de las cuales, para
establecer su soberanía, disparaba hacia cada una de las cuatro partes del
firmamento, y una quinta directamente al aire. Quizá este mito es también un
testimonio de las guerras fronterizas entre los helenos y los montañeses
prehelenos de la Grecia septentrional.
3.
Flechas
envenenadas que caían en, o eran disparadas contra, una rodilla o un pie
causaron la muerte no sólo de Folo y Quirón, sino también de Aquiles, el
discípulo de Quirón (véase 92.10 y 164.;), todos ellos reyes sagrados de
Magnesia, cuyas almas recibían naturalmente las sirenas. La presencia de
centauros en Malea se deriva de una tradición local según la cual Sileno, el
padre de Folo, nació allí (Pausanias: iii.25.2); a los centauros se los
representaba con frecuencia como mitad cabras más bien que como mitad caballos.
Su presencia en Eleusis, donde Posidón los ocultó en una montaña, indica que
cuando el iniciado en los misterios celebraba un casamiento sagrado con la
diosa intervenían en la ceremonia bailarines vestidos de caballos.
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