El culto al Asclepio griego, se introdujo entre los romanos en el año 291 a. C., tras una terrible epidemia de peste que ocasionó numerosas muertes. Los libros sibilinos revelaron que, para hacer cesar la enfermedad, era necesario ir a Epidauro, en Grecia, en busca del dios Asclepio. Así lo hicieron los romanos y el dios, tras oír las súplicas desesperadas, se avino a realizar el viaje metamorfoseado en una gigantesca serpiente, igual que uno de sus símbolos. Al llegar a Italia, el dios-serpiente buscó un acomodo y se estableció en la isla Tiberina, en medio del río. La epidemia cesó en el acto y, en acción de gracias, los romanos edificaron un templo en la isla, que desde entonces quedó consagrada a Esculapio. El lugar, como todos los consagrados al dios, llegó a ser una especie de hospital en el cual se reunían los enfermos con la esperanza de alcanzar la curación. La isla adoptó la forma de un navío, como recuerdo de la forma como el dios había llegado hasta Roma.
Fue así como Esculapio desplazó de entre los romanos a la primitiva diosa Salus, que junto con Carna o Cardea, que poseía el poder de expulsar a las brujas nocturnas chupadoras de la sangre de los niños, habían velado hasta entonces por la salud del Lacio.
Juntamente con Esculapio se adoraba también a su esposa, Epione (la consoladora), y a la hija de ambos, Higia, protectora de la salud, de donde deriva la palabra higiene, como fuente de salud. Cuando las gentes llegaban hasta el santuario del dios, oraban y sacrificaban antes de retirarse a dormir en emplazamientos cercanos. Entonces se les aparecía el dios en sueños y les indicaba el medio más adecuado para vencer sus dolencias.
Las serpientes fueron tenidas como fieles servidoras del dios, puesto que su característica de mudar cada año de piel simbolizaba la renovada juventud. Hay quien asegura que los resbaladizos bichos eran utilizados de alguna forma en las curas, quizá haciéndoles lamer las heridas o úlceras de los pacientes o utilizando su grasa, veneno, etcétera.
El hospital de la serpiente sagrada fue el primero erigido en Roma en honor de Esculapio y con otro nombre existe en la actualidad un centro hospitalario emplazado en el mismo lugar.
Iconología
El aspecto del dios era el de un hombre de mediana edad, robusto y barbudo con la frente coronada por una rama de laurel. La serpiente y el can eran los animales, símbolo del arte de la adivinación, mientras que el báculo sanador era el emblema del médico.
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