miércoles, 3 de abril de 2019

PlGMALIÓN

Hubo una vez un rey de Chipre de excepcional
talento artístico, que modeló una estatua de Afrodita y se
enamoró de ella con una intensa pasión. Pasaba los días en
amorosa contemplación y desfallecía de cariño ante la estatua.
La misma diosa se apiadó de su impetuoso amor y cedió a
sus ruegos de encontrarle una mujer como la estatua, dando
milagrosa vida a la imagen, convertida en humana. Y la bella
mujer tomó el nombre de Galatea (a buen seguro por su blanco
cutis, como la nereida amada de Polifemo) y de su matrimonio
con el rey escultor nació una bella niña a la que llamaron
Pafo. (Como el lugar donde arribó en Chipre la bella
Afrodita.) El mito del artista enamorado de su obra, deseando
obsesivamente que cobre vida propia, tiene una larga aplicación
simbólica. Ha sugerido muchas pinturas y una hermosa
comedia de G. B. Shaw, convertida luego en la película My
fa ir Lady.

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