miércoles, 3 de abril de 2019

CENTAUROS.

Todo el mundo sabe cómo es un centauro: medio
hombre y medio caballo. Tronco y cabeza y brazos humanos,
luego lomo, cuerpo y patas equinas. Un ensamblaje estupendo
de hombre y potro, un ser bien dotado para la palabra
y para el galope. Los relatos antiguos decían que el primer centauro
nació del abrazo sexual de Ixión y una nube. El gigante
rijoso quiso asaltar a Hera, la esposa de Zeus, y el dios lo engañó
dando la forma de la diosa a una nube, a la que Ixión embistió
con todo su brío sexual. De ahí nació el primigenio centauro.
Luego ese único monstruo se apareó con yeguas magnesias y
así originó la estirpe de los hombres-caballo.
Los centauros tenían fama de brutales. Y, especialmente,
resultan peligrosos y bestiales cuando se excitan y desbocan a
sus impulsos bestiales, como cuando beben vino y se emborrachan.
Así en las fiestas de boda de Piritoo, el rey de los lapitas,
a las que acudieron por invitación familiar, una vez que se
embriagaron, se abalanzaron sobre las mujeres de sus huéspedes,
ansiosos de violarlas allí mismo y raptarlas después.
Teseo y Piritoo y sus lapitas tuvieron que pelear fieramente
contra ellos.
En otra ocasión el centauro Neso, que transportaba sobre su
lomo a Deyanira, la amada de Heracles, para cruzar un río, intentó
violarla, y recibió en pago un flechazo mortal disparado
por su esposo. Ya moribundo engañó a la ingenua Deyanira, al
decirle que su sangre lograría que Heracles no pudiera dejarla
por otra. Pero era sangre envenenada y Deyanira causó la muerte
de su esposo cuando le ofreció la túnica bañada en ella.
Los centauros se apasionaban, al parecer, por las mujeres y
las ninfas. Hubo también, sin embargo, centauras o centauresas,
criaturas ágiles y esbeltas, paridoras de centaurillos; pero
de ninguna sabemos el nombre. (Las centauras no aparecen en
la plástica hasta la época helenística.) Filóstrato, en sus Descripcion
es de cuadros, al comentar una pintura de centauros campestres,
escribe: «¡Qué bellas son las centauresas, incluso en sus
partes equinas ! ».
El más ilustre y sabio de los centauros fue Quirón, educador
por excelencia de héroes famosos. Vivía en los bosques al
pie del monte Pelión, era un gran cazador, un hábil curandero
y, a juzgar por su fama, un excelente educador de héroes. Pupilos
suyos fueron Aquiles, Jasón y Asclepio. Y Acteón y algunos
otros menos distinguidos. Su final fue sin embargo singularmente
triste. Herido accidentalmente por una flecha envenenada,
se ofreció a morir en sustitución del atormentado Prometeo,
para huir del dolor. ^
La rara anatomía de los centauros ha atraído a los artistas, a
pintores y escultores. A veces en pose solemne y serena un centauro
charla con un viajero —y en ocasiones va vestido por delante
con una túnica—; otras se aleja al trote con un árbol al
hombro. En relieves de época clásica están, con expresiones feroces,
enzarzados en rudas peleas con atléticos humanos, como
en las metopas del Partenón o en el frontón de Olimpia. Pero
algunas veces —como en las estatuas de la época de Adriano—
se presenta un centauro muy civilizado llevando en su cómodo
lomo a un travieso amorcillo.
Es agradable imaginar a los centauros desfilando al trote en
festivo tropel. Como hizo Rubén Darío en su poema «Coloquio
de los centauros» (en Prosas profanas)·.
Son los centauros. Unos enormes, rudos; otros
alegres y saltantes como jóvenes potros;
unos con largas barbas como los padres-ríos;
otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos;
y de robustos músculos, brazos y lomos aptos
para portar las ninfas rosadas en los raptos.
Van en galope rítmico...
De forma algo parecida dibujó Walt Disney unos joviales
centauros en su Fantasía, bailando en los prados pintados de su
película al son de la Pastoral de Beethoven. Los centauros se
prestan a las airosas y retozonas cabalgatas con decorado arcádico.
Poseen una cierta inocencia y una elegancia natural evidente.
Les gustan los juegos de amor campestre. Es una pena
que los centauros fueran nacidos de una nube y se hayan esfumado
con el mundo pagano, sin llegar en sus alegres trotes hasta
nuestros días.

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