miércoles, 3 de abril de 2019

ARTEMIS

Hija de Zeus y de Leto, hermana de Apolo, y nacida
junto a él en la isla de Délos. Esbelta y rubia, como su luminoso
hermano, es la diosa de la virginidad y el mundo salvaje,
no sometido al yugo. No habita las ciudades, sino que corre
con su tropel de ninfas y de animales selváticos por montes y
valles, caza y se baña en los lagos y fuentes. Eligió permanecer
virgen y protege a las doncellas. (Curiosamente también acude
a auxiliarlas en los partos juveniles.) Castiga duramente —con
la muerte— a quienes intentan atentar contra su virginidad.
Así acabó con los gigantes Oto y Orion, que osaron violarla.
Pero también castigó cruelmente a Acteón, que involuntariamente
había visto desnuda a la diosa mientras se bañaba: lo
trasformó en un ciervo y sus propios perros de caza lo devoraron.
Es, bajo otro aspecto, una «Señora de los animales salvajes
», Potnia Therôn, y como tal recibía culto, en especial en algunas
localidades del Asia Menor. Su templo más famoso estaba
en Efeso. Era una diosa que exigía de modo extraordinario
sacrificios humanos. Agamenón le sacrificó a su hija Ifigenia
para aplacar su cólera, en Aulide, pero la diosa trocó milagro
sámente a la joven por una corza y se la llevó a su santuario del
Quersoneso, en el país de los Tauros, donde se encontraría luego
con su hermano Orestes. (Las dos tragedias de Eurípides,
Ifigenia en Aulide e Ifigenia entre los tamos evocan esos episodios
míticos.) Uno de sus sobrenombres es Diana, la Brillante,
y con ese nombre la adoraron los latinos. Así como Apolo desplazó
a Helios como dios del Sol, Artemis-Diana sustituyó a la
antigua Selene cómo diosa de la Luna.

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