miércoles, 3 de abril de 2019

La rivalidad entre Odín y Frigga cuenta de los hijos del rey Hraudung

En la Edda Poética, en la sección conocida como Los dichos de Grimnir, se encuentra la historia que narra cómo Odín y Frigg compitieron entre ellos por el tutelaje de dos niños de sangre real. La historia también explora las creencias sobre la sabiduría de Odín.

    Los dichos de Grimnir tratan acerca de una rivalidad entre Odín y su esposa Frigg. Frigg engaña al rey Geirrod para que torture a su esposo cuando este llega disfrazado al salón de Grimnir (que significa «El enmascarado» en nórdico antiguo). Esta es tan solo una de las muchas veces que Odín viaja disfrazado tras un nombre falso en la mitología nórdica, y es una característica importante de las tradiciones asociadas con él. La importancia de la hospitalidad para la sociedad germánica queda de manifiesto en el poema cuando Frigg acusa a Geirrod, favorito de Odín, de cicatería —un insulto grave— y cuando Agnar (Agnar el Joven, no confundir con el hermano de Geirrod que usa el mismo nombre) se gana el favor de Odín cargando con la responsabilidad del anfitrión, al ofrecerle bebida al dios.

    El poema comienza con una larga introducción que marca el trasfondo narrativo. A eso le sigue un monólogo de cincuenta y cuatro estrofas que recita Odín disfrazado de Grimnir. El monólogo poético versa sobre hechos mitológicos y, en particular, sobre la topografía del mundo de los dioses. El poema acaba con otra sección en prosa que hace las veces de epílogo en el que se muestran las consecuencias fatales de las acciones de Geirrod. Los elementos en prosa es probable que sean posteriores al poema original, añadidos para proporcionar contexto.

    Este es uno de los diversos poemas de la Edda Poética —entre los que están también la Profecía de la vidente, Los dichos de Vafthrudnir y Los dichos del Altísimo— que muestran la importancia de la sabiduría de Odín. En este poema, sin embargo, Odín dispensa sabiduría en vez de estar buscándola con la desesperada (y estéril) esperanza de impedir el Ragnarok. Aposentado entre dos fuegos, Odín comienza por revelar su conocimiento y sabiduría a beneficio de Agnar, hijo de Geirrod, para que pueda convertirse en rey en lugar de su padre. Conseguir esta sabiduría resulta crucial para el niño si quiere ser un gobernante válido. Se hace eco de episodios de la juventud de Sigurd, el matador de dragones, en pos de adquisición de sabiduría. Es un paso importante para pasar de simple guerrero a caudillo de hombres, y recalca un rasgo clave que se espera tenga un gobernante.

    * * *

    Los hijos del rey Hraudung son rescatados por una pareja de ancianos

    Había una vez un rey de nombre Hraudung. Era rey de los godos. Era un rey del mar famoso por sus incursiones vikingas, aunque algunos afirman que era un gigante. Este rey tuvo dos hijos. Esos hijos se llamaban Agnar y Geirrod. Agnar era el mayor y, cuando esta historia comienza, tenía diez años de edad. Geirrod tenía ocho. Un día, los dos chicos fueron a pescar. No tenían otra intención que apartarse un poco de la orilla para pescar algunos peces pequeños. Pero el viento se apoderó del bote y los llevo mar adentro, a aguas profundas. Oscureció y ellos no tuvieron idea de por dónde iban, hasta que las olas les llevaron a una orilla extraña. Entonces, el bote naufragó y los chicos tuvieron que huir para salvar la vida. Al explorar, llegaron a una pequeña granja y el granjero les cobijó del invierno. Allí vivía una pareja formada por un anciano y su esposa. Ellos hicieron las veces de padres adoptivos para los dos chichos. La anciana se convirtió en la madre adoptiva de Agnar y el anciano en el padre adoptivo de Geirrod.

    Cuando el invierno dio paso a la primavera, el viejo hizo indagaciones y buscó un barco que pudiera servir para llevarlos casa. El viejo y su esposa condujeron a los dos muchachos al puerto y los embarcaron. Antes de que zarparan, el viejo habló en privado con Geirrod, su hijo adoptivo. Por último, el barco partió y acabó por llevar a los niños de regreso a la tierra gobernada por su padre. Pero, una vez que el barco varó en la orilla, Geirrod saltó a tierra. Antes de que su hermano pudiese bajar, Geirrod se volvió y propinó un gran empujón al buque. Gritó «¡Ve a donde quieran llevarte los trolls!». Y así la nave se apartó de la orilla, llevando consigo a Agnar. Luego, Geirrod fue al salón real, donde fue recibido con gran alborozo, pues el rey, su padre, había muerto durante el invierno y la tierra no tenía gobernante. Geirrod fue proclamado rey, sucesor de Hraudung, y gobernó como poderoso monarca de gran renombre.

    La pareja de ancianos que había adoptado a los dos niños no eran otros que Odín y Frigg. Fue Frigg la que hizo las veces de madre adoptiva de Agnar y Odín el que hizo las veces de padre adoptivo de Geirrod. Un día, Odín y Frigg estaban en el alto trono de Odín, el lugar desde donde era posible contemplar todos los mundos. Desde allí, podían ver las vidas de Agnar y Geirrod.

    Odín se jactó ante Frigg de que Agnar no había llegado a nada mejor que a engendrar hijos con una giganta, en una mísera cueva. Y, mientras eso ocurría, Geirrod gobernaba como rey en un salón real. De esa manera, Odín se burló de los logros humildes del hijo adoptivo de Frigg en comparación con el éxito logrado por su propio hijo adoptivo. Así se desveló que el consejo secreto que el anciano había susurrado a Geirrod era que abandonase a su propio hermano, se apoderase del reino de su padre y gobernase en solitario.

    Frigg estaba indignada por la forma en la que Odín había descrito a Agnar, y buscó una manera de devolver el golpe. Al reflexionar sobre los deberes de hospitalidad con los que carga un rey, maquinó qué insulto enrevesado podría hacer contra Geirrod. Afirmó que era un mal rey. No era generoso y los invitados que acudían a su salón no recibían la hospitalidad que es de esperar en un soberano. Odín rechazó tal cosa y dijo que tal acusación era mentira. Entonces, esos dos hicieron una apuesta sobre la veracidad de lo que proclamaba Frigg.

    La visita de Grimnir, el Enmascarado,
    al salón real de Geirrod

    Para poner a prueba la hospitalidad de Geirrod, Odín lo visitó, aunque lo hizo disfrazado. Adoptó el nombre de Grimnir, que significa el Enmascarado, para ocultar su identidad. Pero antes de que llegase al salón, Frigg ya había actuado. Envió a su criada Fulla a advertir a Geirrod de que un mago de capa azul estaba de camino para embrujarle. Fulla le dijo a Geirrod que ese mago era tan fiero que ningún perro podría atacarle. No importa cuán fiero fuese el perro, tendría miedo del mago.

    Cuando Odín —disfrazado de Grimnir— llegó al salón de Geirrod, fue capturado y hecho prisionero. Después le interrogó Geirrod a fin de averiguar quién era y cuáles eran sus intenciones. Pero el mago no dio contestación alguna. En réplica a tal silencio, Geirrod obligó al mago a someterse a pruebas. Primero, le privó de alimento. Segundo, le torturó con fuego. Durante ocho días completos obligaron al mago a sentarse entre dos fuegos rugientes hasta que su capa azul se incendió debido al gran calor. Pero ni aun así habló.

    Al final, el hijo de Geirrod se apiadó del mago. Este chico se llamaba Agnar en honor al hermano perdido de Geirrod y tenía diez años. Justo la misma edad que el Ag-nar mayor cuando el viento los empujó a su hermano y a él mar adentro. Agnar el Joven fue hasta Grimnir, entre los dos fuegos, y le ofreció un cuerno de bebida para que saciase su sed. Mientras le daba el cuerno, Agnar el Joven dijo que era un error maltratar así al mago, dado que no había hecho nada malo.

    Y, ante eso, Odín comenzó por fin a hablar…

    Caluroso y fiero es el fuego, y he estado aquí sentado durante ocho noches, sin alimento. Nadie me ofreció comida excepto Agnar (el Joven). Así que llegará el día en el que él gobierne sobre los godos, en lugar de su padre Geirrod. Será bendecido por Odín, gracias a esta bebida que me trajo.

    Observo los diferentes mundos. Veo la tierra sagrada de los Æsir y de los elfos. Veo a Thor gobernando con fuerza hasta ese día en el que todo sea destrozado. Veo Yewdale, donde Ull, dios de la arquería, vive en su salón. Veo el salón de Alfheim, que se le entregó a Freyr el día en que perdió su primer diente de leche. Veo el salón de Odín en Valaskiaf, con su techo cubierto de tejas de plata. Veo el lugar donde Odín y Frigg beben cada día en copas de oro. Y veo el Valhalla, donde Odín recibe a los muertos según llegan de la batalla. En ese lugar, las vigas están hechas con lanzas, el techado con escudos y los bancos están cubiertos de cotas de malla. Un lobo guarda la puerta y un águila lo sobrevuela. Veo el salón de Thiazi el gigante y el salón construido para Baldr. Veo donde Heimdall —el guardián de los dioses— se sienta y bebe su hidromiel. Veo el lugar que gobierna Freyia y el lugar donde van la mitad de los muertos en batalla, ya que los otros van junto a Odín. Veo las columnas doradas de Glitnir y el gran salón de madera de Niord.

    Sobre esos anchos mundos vuelan mis dos cuervos: Hugin (Pensamiento) y Munin (Memoria). Temo que un día Hugin (Pensamiento) no regrese, pero lo que más temo es la pérdida de Munin (Memoria).

    Veo el Valhalla con sus quinientas cuarenta puertas. Son tan amplias que pueden pasar ochocientos guerreros por cada una de esas puertas. Y las pasarán el día en que salgan a luchar contra el lobo en el Ragnarok. En su techo ramonea la cabra llamada Heidrun. Producirá suficiente hidromiel como para colmar ese gran caldero imposible de vaciar. En ese mismo tejado se encuentra el ciervo llamado Eikthrynir. Ese ciervo pasta en las ramas que hay ahí y de su cornamenta gotean las aguas que forman todos los ríos del mundo. Uno de esos ríos es el que Thor vadeará el día en el que el puente al reino de los Æsir arda. Ese día, él tomará asiento como juez en el árbol llamado Yggdrasil.

    Bajo una de las raíces de ese árbol vive Hel. Y Ratatosk, la ardilla, corretea arriba y abajo por el árbol, llevando mensajes entre el águila que ocupa la rama más alta y el dragón Nidhogg que está abajo. Cuatro ciervos se comen las ramas de ese árbol y bajo él vive un número inimaginable de serpientes. Ese árbol está sufriendo lo increíble porque los ciervos se comen su parte superior, su tronco se pudre y, debajo, las lágrimas del dragón Nidhogg dañan sus raíces.

    Desde aquí también veo la forma que toma el cielo sobre la tierra y cómo los corceles Arvak y Alsvid tiran del carro del sol. Bajo sus arneses hay cojines de hierro, colocados ahí por los Æsir. Y un escudo llamado Svalin colocado frente al sol, ya que, si no estuviera ahí para contener el calor del sol, todo lo que hay más abajo, desde las montañas al mar, se vería consumido por el fuego. Y, sin embargo, al Sol le persigue Skoll el lobo. Da caza al sol por el cielo hasta los bosques lejanos en los que se sume para esconderse. Y hay otro lobo también: Hati, el lobo que persigue a la Luna. Este lobo es hijo de Hrodvitnir (o Fenrir).

    Además, sé cómo la tierra se hizo a partir de la carne de Ymir, el mar de su sangre, las montañas de sus huesos, los árboles de su pelo y el cielo de su cráneo. La Tierra Media, donde los hombres viven, se formó a partir de sus pestañas y las nubes de su cerebro.

    Y, de todo lo que existe, estos son los mejores: Skidbladnir es la mejor de las naves y propiedad de Freyr; Yggdrasil es el mejor de los árboles; Odín es el mejor de los Æsir; Sleipnir es el mejor de los caballos; Bifrost es el mejor de los puentes; Bragi es el mejor de los poetas; Habrok es el mejor de los halcones; Garm es el mejor de los perros.

    Y me llaman por muchos nombres. Soy conocido como: Máscara, Vagabundo, Guerrero, Portador del casco, Alto, Guerra-Alegre, Enmascarado, Enloquecedor, Sapientísimo, Padre de la guerra, Padre Supremo, Padre de los caídos. Desde que me hallé entre personas, nunca hubo un único nombre por el que me conociesen. Me llamaron Grimnir cuando visité a Geirrod. Fui Thor en la Asamblea. Yo era Vidur en el campo de batalla.

    Geirrod, has bebido demasiado. Y perderás cuanto ganaste, pues ya has perdido mi favor. Te he contado mucho, pero has recordado muy poco. Te han engañado y veo una espada ensangrentada.

    Sé que tu vida llega a su fin y ahora, por último, ya puedes mirar y ver a Odín. ¡Acércate si te atreves! Odín es mi nombre. Soy el Terrible. Todos los otros nombres por los que se me conoce enraizan en este. Todos esos nombres vienen de Odín el Terrible.

    Cuando Odín terminó de hablar, Geirrod se levantó de su asiento con intención de apartar a Odín, su padre adoptivo, de los incendios rugientes. Antes de esa acción, Geirrod había estado sentado con una espada a medio desenvainar en el regazo. Al levantarse, la espada resbaló y cayó de pomo. Al mismo tiempo, Geirrod resbaló, cayó sobre su propia espada y murió. Al morir Geirrod, Odín desapareció de repente. Agnar el Joven se convirtió entonces en soberano, en lugar de su padre, y ocupó el trono como rey niño. Gobernó largo tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario