No fue un mito, pues existió realmente, pero las informaciones sobre su ubicación
hicieron que se confundiera dicho país con el de El Dorado, mereciendo, por ello, que
nos ocupemos del mismo.
La leyenda sobre la existencia de un territorio indígena en el que había árboles de
canela (una de las especies más codiciadas y costosas en la época), llegó a oídos de
Benalcázar, al mismo tiempo que el mito de El Dorado. Fernández de Oviedo, que
habló con él en varias ocasiones, y una de ellas precisamente sobre este asunto, nos
informa: E aqueste Benalcázar desde entonces (cuando conquistó Quito) tuvo noticia
mucha de la canela, e aun segund él me dijo en esta cibdad de Sancto Domingo,
cuando tornaba de España proveído por gobernador de Popayán, su opinión era que
hacia el río Marañon la había de hallar, e que aquella canela se había de llevar a
Castilla e a Europa por el dicho río, porque segund los indios le habían dado noticia
del camino, pensaba él que no podía faltar, si su información no fuese falsa; la cual
tenía por cierta e de muchos indios. Parece así que recibió noticias de varios indios
de que existía tal país, situado próximo al río Marañón (el Marañón descubierto por
Vicente Yáñez, se dice en otro informe del cronista, luego es el Amazonas).
Benalcázar pensó que esto facilitaría la comercialización del producto, pues podría
extraerlo hacia la costa atlántica por el río y llevarlo de allí a España. Dicho país de la
canela suponía que estaba al oriente de Quito y en territorio de la jurisdicción de
Popayán, donde pensó buscarlo.
Lamentablemente, Benalcázar tardó mucho en partir a la jornada de la canela y se
anticipó Gonzalo Pizarro, hermano del descubridor y conquistador del Perú.
Fernández de Oviedo escribió: Pues como el marqués don Francisco Pizarro supo
que Benalcázar se había partido de Quito sin su licencia, envió allá al capitán
Gonzalo Pizarro su hermano, y enseñoreóse de aquella cibdad de Sanct Francisco e
de parte de aquella provincia, e desde allí determinó de ir a buscar la canela e a un
grand príncipe que llaman El Dorado, de la riqueza del cual hay mucha fama en
aquellas partes. Tenemos así enlazados el país de la canela y el mítico Dorado, como
objetivo perseguido por Gonzalo Pizarro. No se trata, al parecer, de un error del
cronista Fernández de Oviedo, pues Cieza de León, soldado que fue de la conquista
de Popayán y otra fuente informativa, anotó también en su crónica que Gonzalo
Pizarro codició descubrir el valle del Dorado, que era la mesma noticia que habían
llevado el capitán Pedro de Añasco y Benalcázar, y lo que dicen de la canela.
Tampoco fue Gonzalo Pizarro el único que confundió El Dorado y el país de la
Canela. El propio Benalcázar, en su carta al rey de 20 de septiembre de 1542, le
escribió: He acordado con mi propia persona, aunque pobre y gastado, y más
empeñado, hacer esta jornada que se llama del Dorado y la Canela, de que tantos
años ha tengo noticia. Ahora comprenderemos mejor la complejidad del mito de El
Dorado, que trajo de cabeza a tantos conquistadores.
En cuanto a la expedición de Gonzalo Pizarro al país de la Canela no vamos a
ocuparnos de ella. Es bien conocida, pues de ella resultó el descubrimiento del río
Amazonas por Orellana. Por lo que aquí nos interesa, baste decir que Pizarro llegó,
efectivamente, hasta dicho país y encontró la codiciada especie, pero poca y de mala
calidad, en decir de Fernández de Oviedo: e hallaron árboles de canela; pero fue
poca y en árboles muy lejos unos de otros, y en tierra áspera y deshabitada, de forma
que la calor de esta canela se enfrió, e perdieron esperanzas de la hallar en cantidad.
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