“Sola, asombrosa, completa en
Sí Misma, la Diosa, Ella cuyo nombre no puede ser pronunciado, flotaba en el
abismo de la oscuridad exterior, antes del comienzo de todas las cosas. Y
cuando miró en el espejo curvado del espacio negro, Ella vio por su propia luz
su radiante reflejo y se enamoró de él. Lo hizo aparecer mediante el poder que
estaba en Ella e hizo el amor consigo misma, y La llamó “Miria, la
Maravillosa”.
Su éxtasis brotó en la única en
la única canción de lo único que es, fue o alguna vez será, y con la canción
llegó el movimiento, ondas que fueron vertidas hacia fuera y se convirtieron en
todas las esperas y todos los círculos de los mundos. La Diosa se llenó de
amor, se hinchó de amor y dio a luz a una lluvia de espíritus brillantes que
llenaron los mundos y que se convirtieron en todos los seres.
Pero en ese gran
movimiento, Miria fue arrastrada y al alejarse de la Diosa, se volvió más
masculina. Primero se convirtió en el Dios Azul, el gentil, llamado Dios de
Amor. Después en el Dios Verde, cubierto de parra, arraigado en la tierra, el
espíritu de todas las cosas que crecen. Finalmente, se convirtió en Dios
Enastado, en el Cazador cuyo rostro es el
Sol rubicundo pero oscuro como la Muerte. Pero el deseo siempre lo
vuelve a atraer hacia la Diosa , para que Él la rodee eternamente, intentando
volver al amor. Todo empezó con amor, todo busca volver al amor. El amor es la
ley, el maestro de la sabiduría y el gran revelador de misterios.”
“La Danza en Espiral”, Starhawk, capítulo 2,
páginas 61 y 62
He decidido introducir este breve relato mitológico
que proviene de tiempos primitivos como comienzo para explicar tanto de forma
antropológica como religiosa la influencia de la Diosa en las distintas culturas
a lo largo de nuestra historia. También creo que nos puede servir de reflexión
y de orientación para dirigir nuestro conocimiento y camino vital: un camino
que surgió del amor y que está destinado a volver a él. Quizás suene romántico,
soñador e incluso utópico, pero psicológicamente está demostrado la importancia
de los vínculos o el afecto para nuestro equilibrio personal y como Freud
afirmaba, sólo el amor puede de forma natural intervenir en la conversión de
los instintos egoístas más primitivos para conducirlos al bien o para poder
actuar de manera altruista. También parece implorar la existencia de un alma
gemela que complete nuestro ser, pues al igual que todas las cosas en la
naturaleza se necesita de un principio femenino y otro masculino para que se dé
la vida y exista un equilibrio. Al mismo tiempo nos habla de cómo todas las
cosas son remolinos de energía, centros de las fuerzas del movimiento dentro de
una corriente siempre cambiante, cuya apariencia sin embargo es la de algo
estático en un eje cronológico lineal que adopta unas determinadas formas dando
lugar a lo que conocemos como realidad, pero que sin embargo desaparece con el
paso del tiempo dando lugar a nuevas formas. En resumen, nos habla de la vida
misma y del ciclo eterno que supone, un ciclo que en un momento dado hizo
surgir al primer hombre en la tierra.
Ya el hombre paleolítico fue consciente de que la
tierra le brindaba sus dones y tuvo conciencia de la magia . Pasó por las
mismas etapas que el Dios, hasta hacerse un experto cazador que pintaba
animales en sus cuevas con el fin de atraer la caza y que la comida nunca le
faltara. La mitología y la cosmología de la brujería se encuentra en este
animismo, tiene origen en esa comprensión del chamán paleolítico. La fertilidad
era otro aspecto importante dentro de la cultura del paleolítico, la cual vino
representada en un mayor número de casos por la figura de la mujer ( aunque
veamos ejemplos mitológicos de Dioses como Osiris en su apariencia de Dios
Verde que hacía crecer todas las cosas o la figura de Min) y cuya asociación ha llegado a nuestros días,
pero distorsionada tras tantos años de dominio patriarcal.
La imagen de la Diosa ha pervivido adoptando formas
ética y religiosamente bien vistas según el momento histórico. Se dice que la
representación más antigua surgió en Oriente Medio, en la zona donde se
situaría más tarde Babilonia, la cual pasaría a la cultura judía deformada y
falsificada con la apariencia de una súcubo o un lascivo y sanguinario demonio
femenino llamado Lilith. En sus orígenes Lilith fue una hermosa Diosa, un
símbolo del poder sexual y reproductor, que pasó a convertirse en la primera
mujer de Adán (sí, hubo una antes de Eva) y había sido creada por Dios de la
misma materia que había utilizado para crear al hombre, por lo cual se
encontraban en un plano de igualdad. La relación entre Lilith y Adán fue buena
hasta que llegó la hora del sexo, pues Adán quería dominarla y ella se resistió
a tal idea pues esperaba ser una compañera con capacidad de compartir y gozar.
Al desobedecer las órdenes de Adán y de Dios, fue expulsada del paraíso y a
partir de entonces el sexo comenzó a verse como algo trasgresor. Pero antes de
que eso llegara en diferentes culturas existieron diversas manifestaciones de
la Diosa, como una mujer con pechos y caderas grandes, una mujer que mostraba
sus pechos y sujetaba dos serpientes en sus manos( sin el carácter negativo del
cristianismo, como símbolo de la naturaleza) ,como la Madre Tierra (Gaia, Gea,
Danu), como representación de la Madre universal (Mut), también fue el cielo rodeado de estrellas (Nut), la
luna que reinaba en la oscuridad de la noche (Selene), la protectora de las
gestantes y los partos (Taweret, Diana), la conocedora de secretos y de la
Magia (Isis, Ceridwen), la fuerza del amor y la belleza (Afrodita o Venus),
pero también fue guerrera (Morrigan), cazadora (Sekmet, Artemisa), guardiana
del inframundo (Perséfone) y todo aquello que podamos encontrar en la vida
cotidiana. En la religión egipcia (me refiero a ella porque es la que más
conozco) pudo manifestarse de forma tangible la necesidad de la dualidad
femenina y masculina, pues cada cualidad del hombre, por ejemplo la sabiduría
estaba representado tanto por un Dios como por una Diosa o parejas de ellos que
se complementaban, como por ejemplo Isis y Osiris .Ella además de ser maga, fue
personificación de la fertilidad y representación de la Madre, mientras que
Osiris también desempeño la función del Dios Verde que hacía crecer los campos
además de ser el rey del Más Allá que es por lo que más se le conoce y juntos
formaron, al lado de su hijo Horus, el símbolo de la familia ejemplar. Este
concepto de la unidad familiar ha sido muy importante para el desarrollo de la
cultura y de la humanidad, aunque las funciones, que en un principio se
mostraban más igualitarias o por lo menos había una mayor conciencia de la
capacidad de la mujer. El papel de la mujer tanto en la sociedad egipcia como
en la celta era mucho más considerado y se les permitía una mayor libertad de
acción. Con la llegada de culturas patriarcales como el judaísmo o el
cristianismo la mujer fue sometida y no hubo más Diosas, o al menos
aparentemente, porque en el fondo vivía en el interior de cada una, se siguió manifestando en la vida diaria de
forma oculta para el mundo, hasta que volvió a encarnarse en una figura
religiosa, la Virgen María (también en las santas).
Hoy día, a
pesar de que se han conseguido cortar muchas de las ataduras que oprimían a la
mujer, aún en nuestra sociedad, supuestamente civilizada e igualitaria hay
gente que sigue creyendo y defendiendo el dominio del “macho”: la Diosa sigue
estando semi-oculta para muchos. Puede observarse que el hecho de relegar a la
mujer a un segundo, ha generado un desequilibrio tanto a nivel religioso como social
y del cual no sólo han sido víctimas las mujeres, sino también los hombres
. ¿Acaso no es incómodo para el hombre adoptar una pose rígida, obligado a no
sentir y ser el único pilar que sustente el hogar?
La imagen del Dios es difícil de entender en nuestra
sociedad, pues no encaja en ninguno de los estereotipos esperados del hombre
“macho”, ni en las diversas imágenes que buscan deliberadamente el
afeminamiento. El Dios es “suave, tierno, consolador, pero también es el
Cazador, es el dios Agonizante, pero su muerte está al servicio de la fuerza
vital”. “Él es la sexualidad indomada, pero la sexualidad es un poder que
debería ser sagrado y unir”a una pareja (independientemente de sus preferencias
sexuales). También representa el sentimiento ,la imagen de lo que los hombres
pudieran ser sin las reglas de la sociedad patriarcal, eso sí, sin caer en el error del medievo de pervertir
su imagen y convertirlo en Diablo lascivo.
Desgraciadamente la herencia que nos han dejado
varios siglos de dominio patriarcal hará difícil entender el pensamiento de la
Antigua Religión, aunque haya movimientos como el feminismo que han equilibrado
la balanza. Pero tan mala es una cosa como la otra, o al menos eso es lo que
creo. Aunque haya hablado más en términos femeninos, por las características
del escrito y de la sociedad en la que hemos crecido, con más o menos influidos
por el principio masculino, soy de la opinión de que debemos retornar al equilibrio primigenio que dio
lugar a todas las cosas, una armonía surgida del amor que se extienda a todas las personas y
cosas sobre la Tierra.
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