a. La ascendencia de Dédalo es discutible. Algunos
llaman a su madre Alcipe, otros Mérope y otros más Ifínoe; y todos le dan un
padre diferente, aunque se conviene generalmente en que pertenecía a la casa
real de Atenas, la cual pretendía descender de Erecteo. Era un herrero
admirable, pues le había enseñado ese arte Atenea misma.
b. Uno de sus aprendices, Talos, hijo de su hermana
Policaste, o Pérdice, le había superado ya en su habilidad en el oficio cuando
sólo tenía doce años de edad. Sucedió que un día Talos encontró el maxilar de
una serpiente o, según dicen algunos, el espinazo de un pez, y al ver que podía
utilizarlo para cortar un palo por la mitad, lo copió en hierro y así invento
la sierra. Este y otros inventos suyos —como la rueda de alfarero y el compás
para trazar círculos— le valieron una gran reputación en Atenas, y Dédalo, que
pretendía haber forjado la primera sierra, se sintió pronto insoportablemente
celoso. Llevó a Talos al techo
del templo de Atenea en la Acrópolis, le señaló ciertas vistas lejanas y de
pronto le empujó y le hizo caer a tierra. Pero, a pesar de todos sus celos, no
habría hecho daño a Talos si no hubiera sospechado que mantenía relaciones
incestuosas con su madre Policaste. Dédalo corrió
al pie de la Acrópolis y metió el cadáver de Talos en un saco con el propósito
de enterrarlo en secreto. Cuando le interrogaron unos transeúntes, les explicó
que había recogido piadosamente una serpiente muerta, como lo exigía la ley —lo
que no era enteramente falso, pues Talos era un erectida—, pero había manchas
de sangre en el saco y su crimen fue descubierto, y el Areópago le desterró por
asesinato. Según otro relato, huyó antes que se viera el juicio.
c. Ahora bien, el alma de Talos —a quien algunos
llaman Calo, Circino o Tántalo— voló en la forma de una perdiz, pero su cuerpo
fue enterrado en el lugar en que había caído. Policaste se ahorcó al enterarse
de su muerte y los atenienses erigieron en su honor un templo junto a la
Acrópolis.
d. Dédalo se refugió en uno de los demos del Ática,
a cuyos habitantes se les llama por él dedálidos; y luego en la cretense Cnosos,
donde el rey Minos tuvo el placer de recibir a un artífice tan hábil. Vivió
allí durante algún tiempo, en paz y gozando de gran favor, hasta que Minos,
cuando supo que había ayudado a Pasífae a ayuntarse con el toro blanco de
Posidón, lo encerró durante un tiempo en el Laberinto, juntamente con su hijo
Ícaro, cuya madre, Náucrate, era una de las esclavas de Minos; pero Pasífae
puso en libertad a los dos.
e. No era fácil, sin embargo,
huir de Creta, pues Minos tenía todos sus barcos bajo guardia militar y ofreció
una fuerte recompensa por su aprehensión. Pero Dédalo hizo un par de alas para
él y otro para Ícaro; estaban hechas con plumas de ave atadas con hilos y otras
menores pegadas con cera. Después de haber preparado el par de alas de Ícaro,
le dijo con lágrimas en los ojos: «¡Hijo mío, ten cuidado! No vueles a
demasiada altura para que el sol no funda la cera, ni demasiado bajo para que
el mar no humedezca las plumas.» Luego deslizó sus brazos en su par de alas y ambos
emprendieron el vuelo. «Sígueme de cerca —gritó— y no tomes un rumbo propio.»
Cuando se alejaban de la isla volando en dirección
del nordeste, agitando sus alas, los pescadores, pastores y agricultores que miraban
hacia arriba los tomaron por dioses.
f. Habían dejado a Naxos, Délos y Paros tras ellos a
la izquierda y estaban dejando Lebintos y Calimne detrás a la derecha, cuando
Ícaro desobedeció las órdenes de su padre y comenzó a remontarse hacia el sol,
regocijado con la altura a que lo llevaban sus grandes alas. Poco después
Dédalo miró hacia atrás y ya no pudo ver a Ícaro, pero vio abajo las plumas de
sus alas que flotaban en el agua. El calor del sol había derretido la cera e
Ícaro había caído al mar y se había ahogado. Dédalo describió círculos
alrededor del lugar hasta que el cadáver salió a la superficie, y luego lo llevó
a la cercana isla llamada ahora Icaria, donde lo enterró. Una perdiz se posó en
una encina y le observó cotorreando de placer: era el alma de su hermana
Policaste, por fin vengada. La isla ha dado su nombre al mar circundante.
g. Pero algunos que no creen en esta fábula dicen
que Dédalo huyó de Creta en un barco que le proporcionó Pasífae, y que en su
viaje a Sicilia estaban a punto de desembarcar en una islita cuando Ícaro cayó
al mar y se ahogó. Añaden que fue Heracles quien enterró a Ícaro, y que en
agradecimiento Dédalo le hizo en Pisa una estatua que parecía tan natural que
Heracles la tomó por un rival y la derribó con una piedra. Otros dicen que
Dédalo inventó velas, y no alas, como un medio de dejar atrás a las galeras de
Minos, y que Ícaro, que timoneaba descuidadamente, se ahogó al zozobrar su
barco.
h. Dédalo voló hacia el oeste hasta que descendió en
Cumas, cerca de Nápoles, y allí dedicó sus alas a Apolo y le erigió un templo
con techo de oro. Luego hizo una visita a Cámico, en Sicilia, donde le recibió
hospitalariamente el rey Cócalo, y vivió con los sicilianos disfrutando de una
gran fama y erigiendo muchos edificios magníficos.
i. Entretanto, Minos había reunido una flota
considerable y salido en busca de Dédalo. Llevó consigo una concha de Tritón y
adondequiera que iba prometía recompensar a quien pudiera pasar por ella una
hebra de lino, problema que, como bien sabía, sólo Dédalo era capaz de
resolver. Cuando llegó a Cámico ofreció la concha a Cócalo, quien se
comprometió a pasar la hebra, y, por supuesto, Dédalo encontró el modo de
hacerlo. Ató un hilo finísimo a una hormiga, abrió un agujero en la punta de la
concha y atrajo a la hormiga a lo largo de las espirales untando con miel los
bordes del agujero. Luego ató la hebra de lino al otro extremo del hilo de
araña y lo pasó también a través de la concha, tirando de ella. Cócalo devolvió
a Minos la concha atravesada por el hilo, pero Minos, seguro de que por fin
había encontrado el escondite de Dédalo, exigió su rendición. Mas las hijas de
Cócalo no querían perder a Dédalo, que les hacía tan bellos juguetes, y con ayuda
de él trazaron un plan. Dédalo pasó un caño a través del techo del cuarto de
baño y por él vertieron agua hirviendo o, según dicen algunos, pez sobre Minos
cuando éste estaba disfrutando de un baño caliente. Cócalo, quien muy bien
podía haber estado implicado en el complot, entregó el cadáver a los cretenses
alegando que Minos había tropezado con una alfombra y había caído en una
caldera de agua hirviente.
j. Los
acompañantes de Minos lo enterraron con gran pompa y Zeus le designó juez de
los muertos en el Tártaro, con su hermano Radamantis y su enemigo Éaco como
colegas. Como la tumba de Minos ocupaba el centro del templo de Afrodita en
Cárnico, le honraron allí durante muchas generaciones grandes multitudes de
sicilianos que iban a adorar a Afrodita. Al final Terón, el tirano de Acragas,
envió sus huesos a Creta.
k. Después de la muerte de Minos los cretenses
cayeron en un desorden completo, pues los sicilianos incendiaron la mayor parte
de su flota. De los tripulantes que se vieron obligados a quedarse en la isla
unos edificaron la ciudad de Minoa, cerca de la playa donde habían
desembarcado; otros la ciudad de Hiria en Mesapia, y otros fueron al centro de
Sicilia y fortificaron una colina que llegó a ser la ciudad de Engio, llamada
así por su arroyo que corre en las cercanías. Allí construyeron un templo a las
Madres, a las que siguieron rindiendo grandes honores, como en su Creta natal.
l. Pero Dédalo abandonó Sicilia
para unirse a Yolao, el sobrino y auriga de Heracles de Tirinto, quien se
dirigió a Cerdeña al frente de un grupo numeroso de atenienses y tespinos.
Muchas de sus obras todavía sobreviven en Cerdeña y las llaman dédalas.
m. Ahora bien, Talos era también
el nombre del sirviente de bronce con cabeza de toro que Zeus le había dado a
Minos para que guardase a Creta. Algunos dicen que era un sobreviviente de la
raza de bronce nacida de los fresnos; otros, que 1o forjó Hefesto en Cerdeña y
que tenía una sola vena que le corría desde el cuello hasta los tobillos, donde
entaponaba una aguja de bronce. Su tarea consistía en dar tres veces al día la
vuelta a la isla de Creta y arrojar peñascos a todos los barcos extranjeros; y
también en recorrer tres veces al año, a un paso más pausado, las aldeas de Creta
mostrando las leyes de Minos inscritas en placas de bronce. Cuando los sardos
trataron de invadir la isla. Talos se puso al rojo vivo introduciéndose en una
hoguera y los destruyó con su abrazo ardiente, mientras sonreía de manera feroz
de ahí viene la expresión «una sonrisa sardónica». Al final, Medea mató a Talos
arrancándole el alfiler del extremo de la vena y dejando que la sangre vital
escapara por ella; aunque algunos dicen que el argonauta Peante le hirió en el
tobillo con una flecha envenenada.
*
1. A Hefesto se le describe a veces como hijo de
Hera y Talos (véase 12.c) y a Talos como sobrino joven de Dédalo, pero Dédalo
era un miembro subalterno de la casa de Erecteo, fundada mucho tiempo después
del nacimiento de Hefesto. Estas discrepancias cronológicas son muy usuales en
la mitología. Dédalo («inteligente» o «hábilmente forjado»), Talos («sufridor»)
y Hefesto («el que brilla de día») demuestran por la semejanza de sus atributos
que sólo son títulos diferentes del mismo personaje mítico. Ícaro (de io-carios, «dedicado a la diosa Luna
Car») puede ser otro de sus títulos. Pues Hefesto, el dios herrero, se casó con
Afrodita, a la que estaba consagrada la perdiz; la hermana de Dédalo, el
herrero, se llamaba Pérdice («perdiz»); el alma de Talos, el herrero, levantó
vuelo como una perdiz; una perdiz apareció en el entierro de Ícaro, el hijo de
Dédalo. Además, Hefesto fue arrojado desde el Olimpo, y Talos fue arrojado
desde la Acrópolis. Hefesto quedó rengo al caer; uno de los nombres de Talos
era Tántalo («cojeando, o tambaleando»); la perdiz macho cojea en su danza
amorosa sujetando un talón con el que se dispone a golpear a sus rivales.
Además, el dios latino Vulcano renqueaba. Su culto había sido introducido desde
Creta, donde se llamaba Velcano y tenía un gallo como emblema, porque el gallo
canta al amanecer y era, por tanto, apropiado para un héroe solar. Pero el
gallo no llegó a Creta hasta el siglo vi
a. de C, y es probable que haya desalojado a la perdiz como ave de Velcano.
2. Parece que en la primavera se realizaba una danza
erótica de la perdiz en honor de la diosa Luna, y que los bailarines varones
renqueaban y llevaban alas. En Palestina esta ceremonia, llamada la Pesach («la renqueante»), se realizaba
todavía, según Jerónimo, en Beth-Hoglah («el Templo del Cojo»), donde los
devotos bailaban en espiral. Beth-Hoglah se identifica con «la era de Atad», en
la que se lloraba la muerte del rengo rey Jacob, cuyo nombre puede significar Jah Aceb («el dios del talón»). Jeremías
advierte a los judíos que no deben tomar parte en esos ritos orgiásticos
cananeos, y cita: «La perdiz recoge pollitos que no ha parido.» Anafe, isla
situada al norte de Creta, con la que Minos hizo un tratado (véase 91.a), era
famosa en la antigüedad como lugar de descanso para las perdices emigrantes.
3. El mito de Dédalo y Talos, como su variante, el
mito de Dédalo e Ícaro, parece combinar el rito de quemar al sustituto del rey
solar, que se había puesto alas de águila (véase 29.1), en la hoguera de la
primavera —cuando comenzaba el Nuevo Año palestino— con los ritos de arrojar al
pharmacos con alas de perdiz, un
sustituto análogo, desde un risco al mar (véase 96.3), y el de punzar al rey en
el tobillo con una flecha envenenada (véase 10 abajo). Pero la admiración de los pescadores y labradores al ver
volar a Dédalo ha sido deducida, probablemente, de una ilustración que
representaba a Perseo o Marduk alados (véase 73.7).
4. En un sentido el laberinto del que escaparon
Dédalo e Ícaro era el piso de mosaico en el que estaba dibujado y que tenían
que seguir en la danza de la perdiz ritual (véase 98.2); pero la huida de
Dédalo a Sicilia, Cumas y Cerdeña se refiere, quizás, a la huida de los
forjadores de bronce nativos de Creta como consecuencia de sucesivas invasiones
helenas. La treta de la concha de tritón, y el entierro de Minos en un templo
de Afrodita a la que estaba consagrada esa concha (véase 11.3), indican que
Minos, en este contexto, era considerado también como Hefesto, el amante de la
diosa del Mar. Su muerte en un baño es un incidente tomado, al parecer, del
mito de Niso y Escila (véase 91.b-d); el equivalente celta de Niso, Llew Llaw,
moría en un baño mediante una treta; y lo mismo le sucedió a otro rey sagrado,
Agamenón de Micenas (véase 112.1).
5. El nombre Náucrate («poderío marítimo») recuerda
las consecuencias históricas de la derrota de Minos en Sicilia, el paso del
poderío marítimo de los cretenses a los griegos. El hecho de que era una de las
esclavas de Minos indica una revolución palaciega de los mercenarios helenos en
Cnosos.
6. Si Policaste, el otro nombre de Pérdice, la madre
de Talos, significa polycassitere,
«mucho estaño», pertenece al mito del hombre de bronce, homónimo de Talos. La
supremacía cretense dependía en gran parte de abundantes abastecimientos de
estaño, que se mezclaba con cobre chipriota; según el profesor Christopher
Hawkes, la fuente más cercana era la isla de Mallorca.
7. Hesiquio dice que Talos es un nombre del Sol;
originalmente, por tanto, Talos sólo daba la vuelta a Creta una vez al día.
Pero quizá los puertos de Creta quedaban protegidos de los piratas por tres
cuerpos de vigilancia que enviaban patrullas. Y como a Talos el Sol se le
llamaba también Tauro («el toro»; Bekker: Anécdotas
i-344.10 y ss.; Apolodoro: i.9.26), su triple visita anual a las aldeas era
probablemente un recorrido regio del rey Sol llevando su máscara de toro
ritual, pues el año cretense se dividía en tres estaciones (véase 75.2). El
abrazo ardiente de Talos puede referirse a los sacrificios de seres humanos quemados
ofrecidos a Moloch, alias Melkarth,
que era adorado en Corinto como Melicertes (véase 70.5), y que probablemente
también era conocido en Creta. Como este Talos llegó de Cerdeña, adonde se
decía que había huido Dédalo cuando le persiguió Minos, y era al mismo tiempo
el regalo de Zeus a Minos, los mitógrafos han simplificado la fábula
atribuyendo su construcción a Hefesto, antes que a Dédalo; Hefesto y Dédalo
eran el mismo personaje. La sardónicus
risus, o rictus, un retorcimiento
de los músculos faciales, sintomático del tétanos, quizás se llamaba así porque
el hombre-ciervo de los bronces sardos primitivos tiene la misma sonrisa triste
y boquiabierta.
8. La vena única de Talos pertenece al misterio de
la fundición de bronce primitiva mediante el método de la cire-perdue. En primer lugar, el herrero hacía una imagen con cera
de abejas que cubría con una capa de arcilla y ponía en un horno. Tan pronto
como la arcilla estaba bien cocida abría un agujero entre el talón y el tobillo
para que saliese la cera caliente y dejase un molde en el cual se podía verter
bronce derretido. Cuando llenaba ese molde y adentro se enfriaba el metal,
rompía la capa de arcilla y quedaba la imagen de bronce con la misma forma que
la original de cera. Los cretenses llevaron el método de la cire-perdue a Cerdeña, juntamente con el
culto de Dédalo. Como Dédalo aprendió su oficio de Atenea, a la que se llamaba
Medea en Corinto, la fábula de la muerte de Talos puede haber sido una
interpretación errónea de una imagen que representaba a Atenea haciendo una
demostración del método de la cire-perdue. La tradición de que la fusión de la cera causó la
muerte de Ícaro parece pertenecer más bien al mito de su primo Talos, porque
Talos, el hombre de bronce, está íntimamente relacionado con su homónimo, el
forjador de bronce y supuesto inventor del compás.
9. El compás forma parte del misterio del forjador
de bronce y es esencial para el dibujo exacto de círculos concéntricos cuando
hay que forjar cuencos, yelmos o máscaras. De aquí que a Talos se le llamara
Circino («el circular»), título que se refería tanto al curso del sol como al
empleo del compás (véase 3.2). Su invento de la sierra ha sido destacado con
razón: los cretenses tenían diminutas sierras giratorias de doble hilera de
dientes para los trabajos finos y las empleaban con una destreza maravillosa.
Talos es el hijo de una ninfa-fresno, porque el carbón de fresno produce un
calor muy elevado para la fundición. Este mito también arroja luz sobre
Prometeo y su creación del hombre con arcilla; en la leyenda hebrea el papel de
Prometeo lo desempeñaba el arcángel Miguel, quien trabajaba bajo la mirada de
Jehová.
10. La muerte de Talos por Peante recuerda la de
Aquiles por París, también hiriéndole en el talón, y las de los centauros Folo
y Quirón (véase 126.3). Estos mitos se relacionan íntimamente. Folo y Quirón
murieron a causa de las flechas envenenadas de Heracles. Peante era el padre de
Filoctetes, y cuando Heracles fue envenenado por otro centauro le ordenó que
encendiera la pira; como consecuencia, Filoctetes obtuvo las mismas flechas
(véase 145.f), una de las cuales le envenenó (véase 161.1). Entonces París tomó
prestadas las flechas mortales de Apolo Tesalio para matar a Aquiles, el hijo
adoptivo de Quirón (véase 164.j); y finalmente, cuando Filoctetes vengó a
Aquiles dando muerte a París, utilizó otra flecha de la aljaba de Heracles
(véase 166.e). El rey sagrado Tesalio era muerto, al parecer, por una flecha
untada con veneno de víbora, que su sucesor le clavaba entre el talón y el tobillo.
11. En el mito celta el laberinto llegó a significar
la tumba regia (Diosa Blanca, p.
105); y que así sucedía también entre los griegos primitivos lo indica su
definición en el Etymologicum Magnum
como «una cueva montañesa» y por Eustacio (Sobre la Odisea de Homero xi p.1688) como «una cueva subterránea». El
etrusco Lars Porsena hizo un laberinto para su propia tumba (Varrón, citado por
Plinio: Historia
natural xxxvi.91-3), y había laberintos en las
cuevas «ciclópeas», es decir, pre-helenas, de las cercanías de Nauplia
(Estrabón: viii.6.2), en Samos (Plinio: Historia
natural xxxiv.83) y en Lemnos (Plinio: Historia
natural xxxvi. 90). Salir del laberinto es, por tanto, reencarnarse.
12. Aunque Dédalo figura como ateniense, a causa del
demo ático llamado así en su honor,
las artes dedálicas fueron importadas en el Ática desde Creta, y no al
contrario. Los juguetes que hacía para las hijas de Cócalo eran, probablemente,
muñecas con miembros movibles, como las que complacían a Pasífae y su hija
Ariadna (véase 88.e) y que parecen haber sido utilizadas en el culto ático del
árbol en honor de Erígone. De todos modos, Policaste, la hermana de Dédalo, se
ahorcó, lo mismo que dos Erigones y Ariadna (véase 79.2 y 88.10).
13. Los mesapios de Hiria, luego
Uria y ahora Oria, eran conocidos en la época clásica por sus costumbres
cretenses: cabellos con rizos aplastados, túnicas con bordados de flores, hacha
doble, etc.; y a la cerámica descubierta allí se la puede datar en 1400 a. de
C., lo que confirma la fábula.
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