a. Algunos dicen que Teseo tomó parte en la
afortunada expedición de Heracles contra las Amazonas y recibió como su parte
en el botín a
su reina Antíope, llamada también Melanipa; pero que
este no fue un destino tan desdichado para ella, como pensaban muchos, pues le
había entregado la ciudad de Temiscira sobre el río Termodón, en prueba de la
pasión que él había encendido ya en su corazón.
b. Otros dicen que Teseo fue al país de las Amazonas
algunos años más tarde, en compañía de Pirítoo y sus camaradas, y que las
Amazonas, complacidas por la llegada de tantos guerreros apuestos, no les
hicieron resistencia. Antíope salió a recibir a Teseo con regalos, pero tan
pronto como subió a bordo de su nave, Teseo ordenó
levar, anclas y la raptó. Otros más dicen que Teseo permaneció algún tiempo en
Amazonia y agasajó a Antíope como su, invitada. Añaden que entre sus compañeros
se hallaban tres hermanos atenienses, Euneo, Tóloas y Solunte, el último de los
cuales se enamoró de Antípode, pero como no se atrevía a cortejarla
directamente, pidió a Euneo que defendiera su causa. Antíope rechazó esos
requerimientos, pero siguió tratando a Solunte con la misma cortesía que
anteriormente, hasta que él se arrojó al río Termodonte y se ahogó Teseo no se
enteró de lo que había sucedido y eso le afligió mucho.
Recordando una advertencia que le había
hecho el oráculo de Delfos en el sentido de que si alguna vez se sentía
afligido en un país extraño debía fundar una ciudad y dejar en ella a algunos
de sus compañeros para que la gobernasen, construyó Pitópolis, en honor de
Apolo Pitio, y al río cercano le dio el nombre de Solunte. Dejó allí a Eunéo,
Tóloas y un tal Hermo, noble ateniense a cuya primera residencia en Pitópolis
se le llama ahora equivocadamente «Casa de Hermes». Luego se hizo a la mar con Antíope.
c. La hermana de Antíope, Oritia, confundida por
algunos con Hipólita, cuyo ceñidor obtuvo Heracles, juró vengarse de Teseo. Concluyó una alianza con los escitas y condujo una
gran fuerza de amazonas a través del hielo del Bósforo Cimerio, cruzó el Danubio
y pasó por Tracia, Tesalia y Beocia. En Atenas acampó en el Areópago e hizo un
sacrificio a Ares, acontecimiento por el que, según dicen algunos, recibió ese
nombre la colina; pero primeramente ordenó que un destacamento invadiera
Laconia y disuadiera a los peloponeses de enviar refuerzos a Teseo por el istmo.
d. Las fuerzas atenienses estaban ya formadas, pero
ninguna de las dos partes se decidía a iniciar las hostilidades. Al fin, por consejo
de un Oráculo, Teseo sacrificó a Fobo, hijo de Ares, y presentó batalla el día
7 del mes de Boedromión, fecha en que se celebran en Atenas los sacrificios
llamados Boedromios; aunque algunos dicen que el festival ya había sido fundado
en honor de la victoria que obtuvo Juto contra Eumolpo en el reinado de
Erecteo. El frente de batalla de las Amazonas se extendía entre el lugar
llamado ahora Amazonio y el Pnix, cerca de Crisa, El ala derecha de Teseo
descendió desde el Museo y cayó sobre el ala izquierda enemiga, pero fue
derrotada y tuvo que retirarse hasta el Templo de las Furias. Recuerda este
episodio una piedra erigida al jefe local Calcodomte en una calle a cuyos lados
se hallan las tumbas de los que murieron en el combate y que ahora lleva su
nombre. Pero el ala izquierda ateniense atacó desde el Paladio, el monte Árdelo
y el Liceo y obligó al ala derecha de las Amazonas a retirarse a su campamento,
infligiéndoles muchas bajas.
e. Algunos dicen que las Amazonas ofrecieron la paz
sólo tras cuatro meses de dura lucha; el armisticio, jurado cerca del templo de
Teseo, es conmemorado todavía con el sacrificio amazónico que se realiza en la
víspera de su festival. Pero otros dicen que Antíope, ahora esposa de Teseo,
peleó heroicamente a su lado, hasta que la mató una flecha disparada por una
tal Molpadia, a la que Teseo dio muerte luego; que Oritía, con unas pocas
compañeras, huyó a Megara, donde murió de pena y desesperación; y que las demás
Amazonas, arrojadas del Ática por el victorioso
Teseo se establecieron en Escitia.
f. En todo caso, ésta fue la primera vez que los
atenienses rechazaron a invasores extranjeros. Algunas amazonas que quedaron
heridas en el campo de batalla fueron enviadas a Caléis para que las curaran.
Antíope y Molpadia están enterradas en las cercanías del templo de la Madre
Tierra, y una columna de barro señala la tumba de Antíope. Otras yacen en el
Amazonio. Las Amazonas que cayeron cuando cruzaban la Tesalia están enterradas
entre Escotusia y los Cinocéfalos, y unas pocas más cerca de Queronea, junto al
río Hemón. En la región pírrica de Laconia unos altares señalan el lugar donde
las Amazonas detuvieron su avance y dedicaron dos imágenes de madera a Artemis
y Apolo; y en Trecén un templo de Ares conmemora la victoria de Teseo sobre
este destacamento cuando trató de abrirse paso por el istmo a su regreso.
g. Según un relato, las Amazonas entraron en Tracia
por Frigia y no por Escitia, y fundaron el templo de Artemis Efesia mientras
marchaban a lo largo de la costa. Según otro, se habían refugiado en ese templo
en dos ocasiones anteriores, a saber, en su huida de Dioniso y después de haber
vencido Heracles a la reina Hipólita; y sus verdaderos fundadores fueron Creso
y Éfeso.
h. La verdad respecto a Antíope
parece ser que sobrevivió a esa batalla y que finalmente Teseo se vio obligado
a matarla, tal como había predicho el oráculo de Delfos, cuando se alió con el
rey Deucalión de Creta y se casó con su hija Fedra. La celosa Antíope, que no
era su esposa legal, interrumpió las fiestas nupciales irrumpiendo en ellas
completamente armada y amenazando con dar muerte a los invitados. Teseo y sus
compañeros se apresuraron a cerrar las puertas y la mataron en un horrendo
combate, aunque ella le había dado a él un hijo, Hipólito, llamado también
Demofonte, y nunca había yacido con otro hombre[8].
*
1. «Amazonas», derivada habitualmente de a y mazon,
«sin pechos», porque se creía que se cortaban un pecho para poder disparar
mejor las flechas (pero esta idea es fantástica), parece ser una palabra
armenia que significa «mujerés-luna». Como las sacerdotisas de la diosa Luna en
las costas del sudeste del Mar negro llevaban armas, como lo hacían también en
el golfo de Sirte en Libia (véase 8.1), parece que los relatos que de ellas hacían
los viajeros a su regreso crearon confusión en la interpretación de ciertas
imágenes atenienses antiguas que representaban a mujeres guerreras, y dieron
origen a la fábula ática de una invasión amazónica desde el río Termodonte.
Esas imágenes, que existían en la época clásica en el escabel del trono de Zeus
en Olimpia (Pausanias: v11.2), en el escudo de Atenea, en el templete de Teseo,
en la pared central del peristilo pintado de Atenas (Pausanias: i.15.2) y en otras
partes (Pausanias: i.17.1), representaban, o bien la lucha entre las
sacerdotisas pre-helenas de Atenea por el puesto de suma sacerdotisa, o bien
una invasión helena del Ática y la resistencia que éstas opusieron. Sin duda
había también sacerdotisas armadas en Éfeso —colonia minoica, como indica el
nombre del fundador: Creso («Cretense»)— y en todas las ciudades donde había
tumbas de Amazonas. Orina, o Hipólita, se supone que se desvió varios
centenares de millas de su camino a través de Escitia, probablemente porque el
Bósforo Cimerio —Crimea— era la sede del salvaje culto taurino de Artemis en el
que la sacerdotisa sacrificaba víctimas masculinas (véase 116.2).
2. La interrupción de la boda de Fedra por Antíope
puede haber sido deducida de una ilustración en la que aparecía el conquistador
heleno a punto de violar a la suma sacerdotisa después de haber dado muerte a
sus compañeras. Antíope no era la esposa legal de Teseo porque pertenecía a una
sociedad que se resistía a la monogamia (véase 131.J). Los nombres de Melanipa
e Hipólito asocian a las Amazonas con el culto del
caballo pre-heleno (véase 43.2). El nombre de Solunte («peso en forma de
huevo») puede derivarse de una competencia para levantar pesos en los juegos
fúnebres que se celebraban en la colonia griega de Pitópolis, llamada así por
la serpiente oracular de su heroico fundador; parece haber sido costumbre allí
arrojar víctimas humanas al río Termodonte. Las Boedromias («corriendo en busca
de ayuda») eran un festival de Artemis acerca del cual se sabe poco: quizás
intervenían en él sacerdotisas armadas, como en el festival argivo de las
Hibrísticas (véase 160.5).
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