a. Algunos dicen que el lapita Pirítoo era hijo de
Ixión y Día, hija de Deyoneo; otros, que era hijo de Zeus, quien, transformado
en caballo semental, corrió alrededor de Día antes de seducirla.
b. Informes casi increíbles acerca de la fuerza y el
valor de Teseo habían llegado a Pirítoo, quien gobernaba a los magnetes, en la
desembocadura del río Peneo, y un día resolvió poner a prueba esas cualidades
haciendo una incursión en el Ática y llevándose el ganado que pacía en Maratón.
Teseo le persiguió inmediatamente y entonces, Pirítoo se volvió con audacia y
le hizo frente, pero cada uno de ellos sintió tal admiración por la nobleza y
el aspecto del otro que olvidaron el ganado y se juraron una amistad eterna.
c. Pirítoo se casó con Hipodamia, o Deidamía, hija
de Butes —o, según dicen algunos, de Adrasto— e invitó a todos los olímpicos a
su boda, excepto a Ares y Ende, pues recordaba el daño que Éride había causado
en el casamiento de Peleo y Tetis. Como llegaron al palacio de Pirítoo más
huéspedes de los que podía contener, sus primos los Centauros, juntamente con
Néstor, Ceneo y otros príncipes tesalios, se sentaron a las mesas en una vasta
cueva cercana sombreada por árboles.
d. Pero los Centauros no estaban acostumbrados a
beber vino y cuando olieron su fragancia rechazaron la leche agria que les habían
puesto delante y corrieron a llenar sus cuerpos de plata con vino sacado de los
odres. En su ignorancia bebieron el licor fuerte sin mezclarlo con agua y se
emborracharon de tal modo que cuando la novia fue con su acompañamiento a la
cueva para saludarles, Eurito, o Euritión, se levantó de un salto de su
asiento, derribó la mesa y la sacó de la cueva arrastrándola por el cabello.
Inmediatamente los otros Centauros siguieron su ejemplo vergonzoso y montaron
lascivamente a las mujeres y los muchachos más cercanos.
e. Pirítoo y su
paraninfo Teseo corrieron a salvar a Hipodamía, le cortaron a Euritión las
orejas y la nariz y, con la ayuda de los lapitas, lo arrojaron de la caverna.
La lucha que siguió, durante la cual fue muerto el lapita Ceneo, duró hasta el
anochecer; y así comenzó la larga enemistad entre los Centauros y sus vecinos
los lapitas, dirigida por Ares y Éride en venganza por el desaire que se les
había hecho.
f. En esta ocasión los Centauros sufrieron un serio
revés y Teseo los echó desde sus antiguos campos de caza en el monte Pelión
hasta la tierra de los eticios en las cercanías del monte Pindó. Pero no fue
una tarea fácil dominar a los Centauros, quienes ya habían disputado el reino
de Ixión con Pirítoo y que en esta ocasión reunieron sus fuerzas e invadieron
el territorio lapita. Sorprendieron y destruyeron el principal ejército lapita,
y cuando los sobrevivientes huyeron a Foloe en Elide, los vengativos Centauros
los expulsaron y convirtieron a Foloe en una plaza fuerte propia. Finalmente
los lapitas se establecieron en Malea.
g. Fue durante la campaña de Teseo contra los
Centauros cuando volvió a encontrarse con Heracles por primera vez desde su
infancia; y poco después le inició en los misterios de Deméter en Eleusis.
*
1. Tanto los
lapitas como los centauros pretendían descender de Ixión, un héroe-roble, y
tenían en común el culto del caballo (véase 63.a y b). Eran tribus montañesas
primitivas de la Grecia septentrional y los helenos aprovecharon su antigua
rivalidad aliándose primeramente con unos y luego con los otros (véase 35.2,
78.1 y 81.3). Centauro y lapita pueden ser palabras itálicas: centuria, «grupo militar de cien
hombres», y lapicidae, «desmenuzadores
de pedernal?. (La etimología clásica habitual es, respectivamente, de centtauroi, «los que alancean toros», y lapizein, «fanfarronear».) Estos
montañeses parecen haber practicado orgías eróticas, con lo que ganaron una
reputación de promiscuidad entre los helenos monógamos; miembros de su raza
neolítica sobrevivieron en las montañas de Arcadia y en el monte Pindó, hasta
la época clásica y vestigios de su idioma pre-heleno se encuentran en la
Albania moderna.
2. Sin embargo, es improbable que la batalla entre
lapitas y centauros —representada en el frontón del templo de Zeus en Olimpia
(Pausanias: 1.10.2); en el templete de Teseo en Atenas (Pausanias: 1.17.2) y en
la égida de Atenea (Pausanias: i.28.2)— se refiera a una simple lucha entre
tribus fronterizas. Estando relacionada con una fiesta nupcial regia
patrocinada por los dioses y a la que asistió Teseo con su piel de león, tenía
que describir un acontecimiento ritual que interesaba íntimamente a todos los
helenos. Heracles con la piel de león luchó también con los Centauros en un
festival análogo (véase 126.2). Hornero los llama «fieras velludas», y puesto
que no se diferencian de los sátiros en las pinturas de las ánforas griegas
primitivas, la ilustración representa probablemente a un rey recién instalado
—no importa quién— combatiendo con bailarines disfrazados de animales;
acontecimiento que, según demuestra A. C. Hocart, en su Kinship, era parte integrante de la antigua ceremonia de la
coronación. Euritión desempeña el papel clásico de intruso (véase 142.5).
3. Si Ixión o Zeus era el padre de Pirítoo dependía
del derecho de Ixión a llamarse a sí mismo Zeus. El mito de su paternidad ha
sido deducido evidentemente de una ilustración en la que aparecía una
sacerdotisa de Tetis-Dia, hija de Deyoneo, «la hija divina de la costa») con el
cabestro en la mano, animando al candidato a la dignidad de rey a dominar al
caballo salvaje (véase 75.3). El nombre de Hipodamía («domadora de caballos»)
se refiere a la misma ilustración. Zeus, disfrazado de semental, «corría alrededor»
de Dia, porque ese es el significado del nombre Pirítoo; e Ixión, como el dios
Sol, con los miembros extendidos sobre su rueda de fuego, daba vueltas
alrededor del firmamento (véase 63.2).
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