martes, 30 de julio de 2013

102 Lapitas y centauros

a. Algunos dicen que el lapita Pirítoo era hijo de Ixión y Día, hija de Deyoneo; otros, que era hijo de Zeus, quien, transformado en caballo semental, corrió alrededor de Día antes de seducirla.
b. Informes casi increíbles acerca de la fuerza y el valor de Teseo habían llegado a Pirítoo, quien gobernaba a los magnetes, en la desembocadura del río Peneo, y un día resolvió poner a prueba esas cualidades haciendo una incursión en el Ática y llevándose el ganado que pacía en Maratón. Teseo le persiguió inmediatamente y entonces, Pirítoo se volvió con audacia y le hizo frente, pero cada uno de ellos sintió tal admiración por la nobleza y el aspecto del otro que olvidaron el ganado y se juraron una amistad eterna.
c. Pirítoo se casó con Hipodamia, o Deidamía, hija de Butes —o, según dicen algunos, de Adrasto— e invitó a todos los olímpicos a su boda, excepto a Ares y Ende, pues recordaba el daño que Éride había causado en el casamiento de Peleo y Tetis. Como llegaron al palacio de Pirítoo más huéspedes de los que podía contener, sus primos los Centauros, juntamente con Néstor, Ceneo y otros príncipes tesalios, se sentaron a las mesas en una vasta cueva cercana sombreada por árboles.
d. Pero los Centauros no estaban acostumbrados a beber vino y cuando olieron su fragancia rechazaron la leche agria que les habían puesto delante y corrieron a llenar sus cuerpos de plata con vino sacado de los odres. En su ignorancia bebieron el licor fuerte sin mezclarlo con agua y se emborracharon de tal modo que cuando la novia fue con su acompañamiento a la cueva para saludarles, Eurito, o Euritión, se levantó de un salto de su asiento, derribó la mesa y la sacó de la cueva arrastrándola por el cabello. Inmediatamente los otros Centauros siguieron su ejemplo vergonzoso y montaron lascivamente a las mujeres y los muchachos más cercanos.
e. Pirítoo y su paraninfo Teseo corrieron a salvar a Hipodamía, le cortaron a Euritión las orejas y la nariz y, con la ayuda de los lapitas, lo arrojaron de la caverna. La lucha que siguió, durante la cual fue muerto el lapita Ceneo, duró hasta el anochecer; y así comenzó la larga enemistad entre los Centauros y sus vecinos los lapitas, dirigida por Ares y Éride en venganza por el desaire que se les había hecho.
f. En esta ocasión los Centauros sufrieron un serio revés y Teseo los echó desde sus antiguos campos de caza en el monte Pelión hasta la tierra de los eticios en las cercanías del monte Pindó. Pero no fue una tarea fácil dominar a los Centauros, quienes ya habían disputado el reino de Ixión con Pirítoo y que en esta ocasión reunieron sus fuerzas e invadieron el territorio lapita. Sorprendieron y destruyeron el principal ejército lapita, y cuando los sobrevivientes huyeron a Foloe en Elide, los vengativos Centauros los expulsaron y convirtieron a Foloe en una plaza fuerte propia. Finalmente los lapitas se establecieron en Malea.
g. Fue durante la campaña de Teseo contra los Centauros cuando volvió a encontrarse con Heracles por primera vez desde su infancia; y poco después le inició en los misterios de Deméter en Eleusis.

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1.  Tanto los lapitas como los centauros pretendían descender de Ixión, un héroe-roble, y tenían en común el culto del caballo (véase 63.a y b). Eran tribus montañesas primitivas de la Grecia septentrional y los helenos aprovecharon su antigua rivalidad aliándose primeramente con unos y luego con los otros (véase 35.2, 78.1 y 81.3). Centauro y lapita pueden ser palabras itálicas: centuria, «grupo militar de cien hombres», y lapicidae, «desmenuzadores de pedernal?. (La etimología clásica habitual es, respectivamente, de centtauroi, «los que alancean toros», y lapizein, «fanfarronear».) Estos montañeses parecen haber practicado orgías eróticas, con lo que ganaron una reputación de promiscuidad entre los helenos monógamos; miembros de su raza neolítica sobrevivieron en las montañas de Arcadia y en el monte Pindó, hasta la época clásica y vestigios de su idioma pre-heleno se encuentran en la Albania moderna.
2. Sin embargo, es improbable que la batalla entre lapitas y centauros —representada en el frontón del templo de Zeus en Olimpia (Pausanias: 1.10.2); en el templete de Teseo en Atenas (Pausanias: 1.17.2) y en la égida de Atenea (Pausanias: i.28.2)— se refiera a una simple lucha entre tribus fronterizas. Estando relacionada con una fiesta nupcial regia patrocinada por los dioses y a la que asistió Teseo con su piel de león, tenía que describir un acontecimiento ritual que interesaba íntimamente a todos los helenos. Heracles con la piel de león luchó también con los Centauros en un festival análogo (véase 126.2). Hornero los llama «fieras velludas», y puesto que no se diferencian de los sátiros en las pinturas de las ánforas griegas primitivas, la ilustración representa probablemente a un rey recién instalado —no importa quién— combatiendo con bailarines disfrazados de animales; acontecimiento que, según demuestra A. C. Hocart, en su Kinship, era parte integrante de la antigua ceremonia de la coronación. Euritión desempeña el papel clásico de intruso (véase 142.5).
3. Si Ixión o Zeus era el padre de Pirítoo dependía del derecho de Ixión a llamarse a sí mismo Zeus. El mito de su paternidad ha sido deducido evidentemente de una ilustración en la que aparecía una sacerdotisa de Tetis-Dia, hija de Deyoneo, «la hija divina de la costa») con el cabestro en la mano, animando al candidato a la dignidad de rey a dominar al caballo salvaje (véase 75.3). El nombre de Hipodamía («domadora de caballos») se refiere a la misma ilustración. Zeus, disfrazado de semental, «corría alrededor» de Dia, porque ese es el significado del nombre Pirítoo; e Ixión, como el dios Sol, con los miembros extendidos sobre su rueda de fuego, daba vueltas alrededor del firmamento (véase 63.2).

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