martes, 30 de julio de 2013

88 Minos y sus hermanos

a. Cuando Zeus abandonó a Europa, después de haber engendrado con ella a Minos, Radamantis y Sarpedón en Creta, ella se casó con Asterio, el rey reinante, cuyo Téctamo, hijo de Doro, había llevado una colonia mixta de eolios y pelasgos a la isla y allí se casó con una hija del eolio Creteo.
b. Corno este matrimonio no tuvo hijos, Asterio adoptó a Minos, Radamantis y Sarpedón y los nombró sus herederos. Pero cuando los hermanos llegaron a la edad viril se pelearon por el amor de un hermoso muchacho llamado Mileto, hijo de Apolo y la ninfa Aria, a la qué algunos llaman Deyone y otros Teia. Habiendo decidido Mileto que quien más le gustaba era Sarpedón, Minos lo echó de Creta y navegó con una gran flota a Caria en el Asia Menor, donde fundó la ciudad y el reino de Mileto. Durante las dos generaciones anteriores esta región, llamada entonces Anactoria, había sido gobernada por el gigante Anacte, hijo de Urano y de la Madre Tierra, y por su igualmente gigantesco hijo Asterio. El esqueleto de Asterio, a quien mató Mileto y luego enterró en un islote situado frente a Lade, ha sido desenterrado recientemente; tiene por lo menos diez codos de longitud. Pero algunos dicen que Minos sospechaba que Mileto conspiraba para derrocarle y apoderarse del reino; pero que temía a Apolo y que por lo tanto se abstuvo, de hacer otra cosa que amonestar a Mileto, quien huyó a Caria por su propia iniciativa Otros dicen que el muchacho que ocasionó la pendencia no fue Mileto, sino un tal Atimno, hijo de Zeus y Casiopea, o de Fénix.
c. Cuando murió Asterio, Minos reclamó el trono de Creta y, como prueba de su derecho a reinar, se jactó de que los dioses responderían a cualquier ruego que les hiciera. Primeramente dedicó un altar a Posidón, hizo todos los preparativos para un sacrificio y luego rogó que saliese del mar un toro. Inmediatamente un toro de un blanco deslumbrante llegó nadando a la costa, pero Minos quedó tan impresionado por su belleza que lo envió con sus ganados y sacrificó a otro en su lugar. El derecho de Minos al trono fue aceptado por todos los cretenses excepto Sarpedón, quien todavía afligido por la pérdida de Mileto, declaró que el propósito de Asterio había sido dividir el reino por partes iguales entre sus tres herederos; y, en verdad, Minos mismo había dividido ya la isla en tres zonas, eligiendo una capital para cada una.
d. Desterrado de Creta por Minos, Sarpedón huyó a Cilicia en Asia Menor, donde se alió con Cílix contra los milios, a los que venció y se convirtió en su rey. Zeus le concedió el privilegio de vivir durante tres generaciones y cuando por fin murió, el reino milio recibió el nombre de Licia, por su sucesor Lico, que se había refugiado allí cuando fue desterrado de Atenas por Egeo.
e. Entretanto, Minos se había casado con Pasífae, hija de Helio y la ninfa Creta, llamada también Perseis. Pero Posidón, para vengarse de la afrenta que le había hecho Minos, hizo que Pasífae se enamorase del toro blanco que se había librado del sacrificio. Confió su pasión no natural a Dédalo, el famoso artífice ateniense que vivía desterrado en Cnosos deleitando a Minos y su familia con las muñecas de madera animadas que tallaba para ellos. Dédalo prometió ayudarla y construyó una vaca de madera hueca que cubrió con un cuero de vaca, le puso ruedas ocultas en sus pezuñas y la llevó a la pradera de las cercanías de Cortina donde el toro de Posidón pacía bajo las encinas entre las vacas de Minos. Luego, después de enseñar a Pasífae cómo se abrían, las puertas corredizas situadas en la parte trasera de la vaca, y a entrar en ella con las piernas metidas en los cuartos traseros, se retiró discretamente. El toro blanco no tardó en acercarse y montar a la vaca, de modo que Pasífae vio satisfecho su deseo y a su tiempo dio a luz al Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano.
f. Pero algunos dicen que Minos, quien sacrificaba anualmente a Posidón el mejor toro que poseía, dejó de hacerlo un año y sacrificó en cambio el que le seguía en excelencia, y de ahí la ira de Posidón; otros dicen que fue a Zeus a quien ofendió; y otros más que Pasífae había dejado durante varios años de propiciar a Afrodita, quien la castigó haciéndole sentir esa lujuria monstruosa. Más tarde el toro se hizo salvaje y devastó a toda Creta, hasta que Heracles lo capturó y llevó a Grecia, donde finalmente lo mató Teseo.
g. Minos consultó a un oráculo para saber cómo podía evitar mejor el escándalo y ocultar la deshonra de Pasífae. La respuesta fue: «Ordena a Dédalo que te construya un retiro en Cnosos.» Dédalo lo hizo y Minos pasó el resto de su vida en el recinto intrincado llamado el Laberinto, en el centro del cual ocultó a Pasífae y el Minotauro.
h. Radamantis, más sensato que Sarpedón, se quedó en Creta; vivió en paz con Minos y fue recompensado con la tercera parte de los dominios de Asterio. Famoso como legislador justo y recto, inexorable en su castigo de los malhechores, legisló tanto para los cretenses como para los isleños del Asia Menor, muchos de los cuales adoptaron voluntariamente su código judicial. Cada nueve años hacía una visita a la cueva de Zeus y llevaba de vuelta una nueva serie de leyes, costumbre que siguió luego su hermano Minos. Pero algunos niegan que Radamantis fuera hermano de Minos y le llaman hijo de Hefesto, así como otros niegan que Minos fuera hijo de Zeus y dicen que lo era de Licasto y la ninfa del Ida. Legó unas tierras en Creta a su hijo Gortis, cuyo nombre lleva la ciudad cretense de Cortina, aunque los tegeos insisten en que Gortis era arcadio e hijo de Tegeates. Radamantis legó también unas tierras en el Asia Menor a su hijo Éritro, y la isla de Quíos a Enopión, el hijo de Ariadna, el primero a quien Dioniso enseño a hacer vino; y Lemmos a Toante, otro hijo de Ariadna; y Cournos a Éniues, y Peparetos a Estáfilo, y Maronea a Euantes, y Paros a Alceo, y Délos a Anio, y Andros a Andró.
i. Radamantis huyó posteriormente a Beocia porque había matado a un pariente, y vivió desterrado en Ocálea, donde se casó con Alcmena, madre de Heracles, después de la muerte de Anfitrión. Su tumba, y la de Alcmena, están en Haliarto, cerca de una plantación de cañas duras llevadas de Creta y con las que se hacen jabalinas y flautas. Pero algunos dicen que Alcmena se casó con Radamantis en los Campos Elíseos después de su muerte. Pues Zeus había nombrado a Radamantis uno de los tres Jueces de los Muertos; sus colegas eran Minos y Éaco, y residía en los Campos Elíseos.

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1. La clasificación de Sir Arthur Evans de los períodos sucesivos de la cultura cretense pre-clásica como minoica I, II y III, indica que al gobernante de Creta se le llamaba ya Minos a comienzos del tercer milenio a. de C.; pero esto induce a error. Minos parece haber sido el título regio de una dinastía helena que gobernó Creta a comienzos del segundo milenio y cada uno de cuyos reyes se casaba ritualmente con la sacerdotisa de la Luna de Cnosos y tomaba de ella su título de «ser lunar». Se hace anacrónicamente a Minos sucesor de Asterio, el nieto de Doro, pues los dorios no invadieron Creta hasta el final del segundo milenio. Es más probable que los eolios y pelasgos (quizás incluyendo a los «jonios del Ática») llevados allá por Tectamo («artífice») —nombre que lo identifica con Dédalo y con Hefesto, el supuesto padre de Radamantis— fueran los compañeros originales de Minos; y que Asterio («estrellado») sea una masculinización de Asteria, la diosa como Reina del Cielo y creadora de las potencias planetarias (véase l.d). Creta es una palabra griega, una forma de crateia, «diosa fuerte o gobernante»; y de aquí Creteo y Cretheo. Las recientes investigaciones de los señores M. Ventris y J. Chadwick sobre la hasta ahora indescifrada Escritura Lineal B, ejemplos de la cual se han encontrado en Pilos, Tebas y Micenas, así como entre las ruinas del palacio de Cnosos saqueado en 1400 a. de C., demuestran que el idioma oficial de Cnosos a mediados del segundo milenio era una forma primitiva del griego eolio. La escritura parece haber sido inventada originalmente para utilizarla con un idioma no ario y adaptada al griego con alguna dificultad. (Todavía no se ha probado si las inscripciones en la Escritura Lineal A están escritas en griego o cretense.) Gran número de nombres de la mitología griega aparecen en las tablillas cretenses y del continente, entre ellos los siguientes: Aquiles, Idomeneo, Teseo, Creteo, Néstor, Enaltes, Juto, Ayax, Glauco y Éolo; lo que indica que muchos de estos mitos se remontan a una época anterior a la caída de Troya.
2. Como Mileto es un nombre masculino, al conocido mito de los dos hermanos que se disputan los favores de una mujer se le dio un aspecto homosexual. La verdad parece ser que durante un período de desorden que siguió al saqueo de Cnosos por los aqueos alrededor de 1400 a. de C. numerosos aristócratas cretenses de habla griega y ascendencia eolio-pelasga o jonia, para quienes la diosa Luna era la deidad suprema, emigraron con sus subalternos nativos al Asia Menor, sobre todo a Caria, Licia y Lidia; pues, sin tener en cuenta la tradición de la dinastía de Sarpedón en Licia, Herodoto constata que los licios de su época todavía se regían por la sucesión matrilineal (Herodoto: i.173; Estrabón: xii. 8.5), como los carios (véase 75.5). Miletos puede ser una palabra cretense nativa, o una transliteración de milteios, «el color de ocre rojo o de minio»; y por tanto un sinónimo de Éritro, o Fénix, que significan «rojo». Los cretenses tenían la tez más roja que los helenos, y los licios y carios eran en parte de raza cretense, lo mismo que los puresati (filisteos), cuyo nombre significa también «hombres rojos» (véase 38.3).
3. Los gobernantes gigantes de Anactoria recuerdan a los anaceos del Génesis (Josué xiv.12), gigantes expulsados por Caleb del altar oracular que en otro tiempo había pertenecido a Efrón, el hijo de Heth (¿Tetis?). Efrón dio su nombre a Hebrón (Génesis xxiii.16) y se le puede identificar con Foroneo. Esos anaceos parecen haber llegado de Grecia como miembros de la confederación de pueblos del mar que causó a los egipcios tantos trastornos en el siglo xiv a. de C. el cementerio de Asterio, el hijo de Anacte, tenía probablemente ese nombre en honor de la diosa Lat, Leto o Latona (véase 14.2), y el hecho de que este Asterio tenga el mismo nombre que el padre de Minos indica que los milesios lo llevaron consigo desde la cretense Mileto (véase 25.6). Según una tradición razonable que aparece en el Libro de las invasiones irlandés, los milesios irlandeses de origen cretense huyeron a Siria pasando por Asia Menor, y desde allí navegaron hacia el oeste en el siglo xiii a. de C. hasta Getulia en el norte de África, y por fin llegaron a Irlanda pasando por Brigantium (Compostela, en el noroeste en España).
4. La pretensión de Mileto de que era hijo de Apolo indica que a los reyes milesios se les daban atributos solares, como a los de Corinto (véase 67.2).
5. El triunfo de Minos, hijo de Zeus, sobre sus hermanos se refiere al dominio final de Creta por los dorios, pero fue a Posidón a quien Minos sacrificó el toro, lo que también indica que los anteriores poseedores del título de «Minos» eran eolios. Creta había sido durante siglos un país muy rico y, a fines del siglo viii a. de C. era compartida por los aqueos, dorios, pelasgos y cidonios (eolios), y, en el lejano oeste de la isla, por «verdaderos cretenses» (Odisea xix.171-5). Diodoro Sículo trata de distinguir a Minos hijo de Zeus de su nieto, Minos hijo de Licasto, pero dos o tres dinastías de Minos pueden haber reinado sucesivamente en Cnosos.
6. El nombre de Sarpedón («regocijándose en un arca de madera») indica que llevó consigo a Licia (véase 162.n) el ritual del héroe Sol, el cual, en el Año Nuevo, hace su reaparición anual como un niño que flota en un arca, lo mismo que Moisés, Perseo (véase 73.c), Anio (véase 160.t) y otros. Una relación cretense con el mito de Perseo la proporciona Perséis, la madre de Pasífae. La concesión de Zeus a Sarpedón de que viviría durante tres generaciones significa, quizá, que en vez de los ocho años habituales —un Gran Año— que era el período del reinado de Minos, se le permitió conservar el trono hasta el año decimonono, cuando se daba una mayor sincronización del tiempo solar y el lunar que al final de los ocho; y así entró en el tercer Gran Año (véase 67.2).
7. Como «Pasífae», según Pausanias (iii.26.1), es un título de la Luna, e «Itona» su otro nombre, un título de Atenea como hacedora de lluvia (Pausanias: ix.34.1), el mito de Pasífae y el toro indica un casamiento ritual bajo una encina entre la sacerdotisa de la Luna, que llevaba cuernos de vaca, y el rey Minos, que llevaba una máscara de toro (véase 76.1). Según Hesiquio (sub Carten), «Gortis» es el equivalente de Carten, la palabra cretense que significa vaca; y el casamiento parece haber sido entendido como realizado entre el Sol y la Luna, puesto que había un rebaño de vacas consagrado al Sol en Cortina (Servio sobre las Églogas de Virgilio vi.60). La retirada discreta de Dédalo de la pradera indica que el acto no se consumaba públicamente al estilo picto o mesino. A muchos griegos posteriores les disgustaba el mito de Pasífae y preferían creer que había tenido un amorío no con un toro, sino con un hombre llamado Tauro (Plutarco: Teseo 19; Palepato: Sobre fábulas increíbles ii). Los toros blancos, que estaban consagrados peculiarmente a la Luna (véase 84.1), figuraban en el sacrificio anual que se realizaba en el monte Albano de Roma, en el culto de Dioniso Tracio, en el ritual del muérdago y la encina de los Druidas galos (véase 50.1) y, según el Libro de la Vaca Parda, en los ritos adivinatorios que precedían a una antigua coronación irlandesa.
8, El palacio de Minos en Cnosos era un conjunto intrincado de habitaciones, antesalas, vestíbulos y corredores en el que un visitante del campo podía perderse fácilmente. Sir Arthur Evans sugiere que éste era el Laberinto, llamado así por la labrys o hacha de cabeza doble, emblema familiar de la soberanía cretense en forma de una luna creciente y una luna menguante unidas de espaldas y que simbolizaba tanto el poder creador como el poder destructor de la diosa. Pero el laberinto de Cnosos tenía una existencia separada del palacio; era un verdadero laberinto, como el de Hampton Court, y parece que estaba dibujado en mosaico sobre un pavimento como un patrón de baile ritual, patrón que se da también en lugares tan separados como Gales y el nordeste de Rusia, para utilizarlo en la danza laberíntica de la Pascua de Resurrección. Esta danza se bailaba en Italia (Plinio: Historia natural xxxvi.85) y en Troya (Escoliasta sobre Andrómaca de Eurípides 1139), y parece haber sido introducida en Britania hacia fines del tercer milenio a. de C. por inmigrantes neolíticos provenientes del África del norte. Homero describe el laberinto de Cnosos (Ilíada xviii.592) así.
Dédalo ideó en Cnosos un suelo para que danzase la rubia Ariadna y Lucitano se refiere a danzas populares cretenses relacionadas con Ariadna y el Laberinto. (Sobre la danza 49).
9. El culto de Radamantis puede haber sido llevado de Beocia a Creta y no al contrario. Haliarto, donde tenía un altar de héroe, estaba consagrada, al parecer, a la «Diosa Blanca del Pan», o sea Deméter; pues Halia, «del mar», era un título de la Luna como Leucotea, «la Diosa Blanca» (Diodoro Sículo: v.55), y artos significa «pan». Alcmena («fuerte en la ira») es otro título de la Luna. Aunque se ha dicho que es una palabra cretense, Radamanto puede significar Rhabdomantis, «adivinando con una varilla», nombre tomado del cañaveral de Haliarto, donde su espíritu agitaba las puntas de las cañas oracularmente (véase 83.3). Si es así, la tradición de que legisló para toda Creta y las islas del Asia Menor significaría que se consultaba a un oráculo de Creta al comienzo de cada nuevo reinado, y que sus pronunciamientos tenían autoridad en todas partes en que se aceptaban los pesos, las medidas y las costumbres comerciales de Creta. Se le llama hijo de Zeus, más bien que de Hefesto, sin duda porque los oráculos radamantinos provenían de la Cueva Dictea, consagrada a Zeus (véase 7.b).
10. En Petsofa, Creta, se ha descubierto un depósito de cabezas y miembros humanos hechos con arcilla, cada uno de ellos con un agujero por el que podía pasar una cuerda. Si se los fijaba a troncos de madera, pueden haber formado parte de las muñecas articuladas de Dédalo y haber representado a la diosa de la Fertilidad. Quizá las colgaban de un árbol frutal, con los miembros moviéndose al impulso del viento, para conseguir buenas cosechas. Una muñeca así se ve colgando de un árbol frutal en el famoso anillo de oro del Tesoro de la acrópolis de Micenas. El culto del árbol es el tema de varias obras de arte minoicas, y se dice que Ariadna, la diosa cretense, se ahorcó de un árbol (Disputa de Hornero y Hesíodo 14), como hizo la ática Erígone (véase 79.a). Ártemis la Ahorcada, que tenía un templo en Condilea, Arcadia (Pausanias: viii.23.6) y Helena de los Árboles, que tenía un templo en Rodas, y de quien se dice que fue ahorcada por Polixo (Pausanias: iii.19.10), pueden ser variantes de la misma diosa.



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