lunes, 25 de marzo de 2019

WIRAQOCHA Versión de Juan de Betanzos*

En los tiempos antiguos, dicen ser la tierra e provincia del Perú escura, y
que en ella no había lumbre ni día. Que había en este tiempo cierta gente en
ella, la cual gente tenía cierto Señor que la mandaba y a quien ella era subjeta.
Del nombre desta gente y del Señor que la mandaba no se acuerdan. Y en
estos tiempos que esta tierra era toda noche, dicen que salió de una laguna que
es en esta tierra del Perú en la provincia que dicen de Collasuyo, un Señor que
llamaron Con Tici Viracocha, el cual dicen haber sacado consigo cierto núme-
* Betanzos (l.551) 1924:82-89. En este texto y en los siguientes se han suprimido las
anotaciones y comentarios de los editores originales.
ro de gentes, del cual número no se acuerdan. Y como esta hubiese salido desta
laguna, fuese de allí a un sitio ques junto a esta laguna, questá donde hoy
día es un pueblo que llaman Tiaguanaco, en esta provincia ya dicha del Collao;
y como allí fuese él y los suyos, luego allí en improviso dicen que hizo
el sol y el día, y que al sol mandó que anduviese por el curso que anda, y luego
dicen que hizo las estrellas y la luna. El cual Con Tici Viracocha, dicen haber
salido otra vez antes de aquella y que en esta vez primera que salió, hizo
el cielo y la tierra, y que todo lo dejó oscuro; y que entonces hizo aquella
gente que había en el tiempo de la oscuridad ya dicha; y que esta gente
le hizo cierto de servicio a este Viracocha, y como della estuviese enojado,
tornó esta vez postrera y salió como antes había hecho, y a aquella gente primera
y a su Señor, en castigo del enojo que le hicieron, hizólos que se tornasen
piedra luego.
Así como salió y en aquella misma hora, como ya hemos dicho dicen
que hizo el sol y día, y luna y estrellas; y que esto hecho, que en aquel
asiento de Tiaguanago hizo de piedra cierta gente y manera de dechado de
la gente que después había de producir, haciéndole en esta manera: Que
hizo de piedra cierto número de gente y un principal que la gobernaba y señoreaba
y muchas mujeres preñadas y otras paridas y que los niños tenían
en cunas, según su uso; todo lo cual ansi hecho de piedra, que lo apartaba
a cierta parte; y que él luego hizo otra provincia allí en Tiaguanaco, formándolos
de piedra en la manera ya dicha y como los hobiese acabado de hacer,
mandó a toda su gente que se partiesen todos los que él allí consigo tenía,
dejando solo dos en su compañía, a los cuales dijo que mirasen aquellos bultos
y los nombres que les había dado a cada género de aquello, señalándoles
y diciéndoles: "estos se llamarán los tales y saldrán de tal fuente en
tal provincia, y poblarán en ella, y allí serán aumentados; y estos saldrán
de tal cueva, y se nombrarán los fulanos, y poblarán en tal parte; y ansí
como yo aquí los tengo pintados y hechos de piedras, ansí han de salir
de las fuentes y ríos, y cuevas y cerros, en las provincias que ansí os he
dicho y nombrado; iréis luego todos vosotros por esta parte (señalándoles
hacia donde el sol sale), diviéndoles a cada uno por sí y señalándoles
el derecho que debía de llevar".
E ansí se partieron estos viracochas que habéis oído, los cuales iban
por las provincias que les había dicho Viracocha, llamando en cada provincia,
así como llegaban, cada uno de líos, por la parte que iban a la
tal provincia, los que el Viracocha en Tiaguanaco les señaló de piedra
que en la tal provincia habían de salir, poniéndose cada uno destos viracochas
allí junto al sitio do les era dicho que la tal gente de allí había
de salir; y siendo ansí, allí este Viracocha decía en alta voz: "Fulano,
salid e poblad esta tierra que' está desierta, porque ansí lo mandó el
Con Tici Viracocha, que hizo el mundo". Y como estos ansí los lia31
masen, luego salían las tales gentes de aquellas partes y lugares que ansí les
era dicho por el Viracocha. Y ansí dicen que iban estos llamando y sacando
las gentes de las cuevas, ríos y fuentes, e altas sierras, como ya en el
capítulo antes déste habéis oído, y poblando la tierra hacia la parte do
el sol sale.
E como el Con Tici Viracocha hobiese ya despachado esto, y ido en la manera
ya dicha, dicen que los dos que allí quedaron con él en el pueblo de Tiaguanaco,
que los envió así mismo a que llamasen y sacasen las gentes en la manera
que ya habéis oído, devidiendo estos dos en esta manera: Que envió el uno por
la parte y provincia de Condesuyo, que es, estando en este Tiaguanaco las espaldas
do el sol sale, a la mano izquierda, para que ansímismo fuesen (a) hacer
lo que habían ido los primeros, y que ansí mismo llamasen los indios y naturales
de la provincia de Condesuyo; y que lo mismo envió el otro por la parte y provincia
de Andesuyo, que es a la otra manderecha, puesto en la manera dicha,
las espaldas hacia do el sol sale.
Y estos dos ansí despachados, dicen que el ansímismo se partió por el derecho
hacia el Cuzco, que es por el medio destas dos provincias, viniendo por el
camino real que va por la sierra hacia Caxamalca; por el cual camino iba él ansímismo
llamando y sacando las gentes en la maneya que ya habéis oído. Y como
llegase a una provincia que dicen Cacha, que es de indios Canas, la cual está
diez y ocho leguas de la ciudad del Cuzco, este Viracocha, como hobiese allí
llamado estos indios Canas, que luego como salieron, que salieron armados, y como
viesen al Viracocha, no lo conociendo, dicen que se venían a él con sus armas
todos juntos a matarle, y que él, como los viese venir ansí, entendiendo a
lo que venían, luego improviso hizo que cayese fuego del cielo y que viniese
quemando una cordillera de un cerro hacia do los indios estaban. Y como los
indios viesen el fuego, que tuvieron temor de ser quemados y arrojaron las armas
en tierra, y se fueron derechos al Viracocha, y como llegasen a él, se echaron
por tierra todos; el cual, como ansí lo viese, tomó una vara en las manos
y se fue do el fuego estaba, y dio en él dos o tres varazos y luego fue muerto.
Y todo esto hecho, dijo a los indios, cómo él era su hacedor; y luego los indios
Canas hicieron en el lugar do él se puso, para que! fuego cayese del cielo y de
allí partió a matalles, una suntuosa guaca, que quiere decir guaca adoratorio o
ídolo, en la cual guaca ofrecieron mucha cantidad de oro y plata éstos y sus
descendientes, en la cual guaca pusieron un bulto de piedra esculpido en una
piedra grande de casi cinco varas en largo y de ancho una vara o poco menos,
en memoria de este Viracocha y de aquello allí subcedido; io cual dicen estar
hecha esta guaca desde su antigüedad hasta hoy. Y yo he visto el cerro quemado
y las piedras del, y la quemadura es de más de un cuarto de legua, y viendo
esta admiración, llamé en este pueblo de Chaca (a) ios indios e principales
más ancianos, e preguntelles qué hobiese sido aquello de aquel cerro quemado,
y ellos me dijeron esto que habéis oído. Y la guaca de este Viracocha está en
derecho desta quemadura un tiro de piedra della, en un llano y de la otra parte
de un arroyo que está entre esta quemadura y la guaca. Muchas personas han
pasado este arroyo y han visto esta guaca, porque han oído lo ya dicho a los
indios, y han visto esta piedra: que preguntando a los indios que qué figura tenía
este Viracocha cuando ansí le vieron los antiguos, según que dello tenían
noticia, y diéronme que era un hombre alto de cuerpo y que tenía una vestidura
blanca que le daba hasta los pies, y questa vestidura traía ceñida; e que
traía el cabello corto y una corona hecha en la cabeza a manera de sacerdote;
y que andaba destocado, y que traía en las manos cierta cosa que ellos les parece
el día de hoy como estos breviarios que los sacerdotes traían en las manos.
Y esta es la razón que yo desto tuve, según que los indios me dijeron. Y pregúnteles
cómo se llama aquella persona en cuyo lugar aquella piedra era puesta
y dijéronme que se llama Con Tici Viracocha Pachayachachic, que quiere
decir en su lengua, Dios hacerdor del mundo.
Y volviendo a nuestra historia, dicen que después de haber hecho en esta
provincia de Cacha este milagro, que pasó adelante, siempre entendiendo en
su obra, como ya habéis oído, y como llegase a un sitio que agora dicen el Tambo
de Urcos, que es seis leguas de la ciudad del Cuzco, subióse a un cerro alto y
sentóse en lo más alto del, de donde dicen que mandó que produciesen y saliesen
de aquella altura los indios naturales que allí residen el día de hoy. Y porque
este Viracocha allí se hubiese sentado, le hicieron en aquel lugar una muy
rica y suntuosa guaca, en la cual guaca, porque se sentó en aquel lugar este Viracocha,
pusieron los que la edificaron un escaño de oro fino, y el bulto que en
el este escaño; el cual bulto de oro fino, en la parte del Cuzco que los chripstianos
hicieron cuando le ganaron, (valió o pesó) diez y seis o diez y ocho mili
pesos. Y de allí el Viracocha se partió y vino haciendo sus gentes, como ya habéis
oído, hasta que llegó al Cuzco; donde llegado que fue, dicen que hizo un
Señor, al cual puso por nombre Alcaviza, y puso nombre ansímesmo a este sitio,
do este Señor hizo, Cuzco; y dejando orden cómo después quél pasase produciese
los orejones, se partió adelante haciendo su obra. Y como llegase a la provincia
de Puerto Viejo, se juntó allí con los suyos que ante él inviaba en la manera
ya dicha, donde como allí se juntasen, se metió por la mar juntamente con ellos,
por do dicen que andaba él y los suyos por el agua ansí como si anduvieran por
tierra. Otras muchas cosas hobiera aquí más escripto deste Viracocha, según que
estos indios me han informado del, sino, por evitar prolijidad y grandes idolatrías
y bestialidad, no las puse; donde le dejaremos y hablaremos del producimiento
de los orejones de la ciudad del Cuzco, que ansímesmo llevan (usan) y siguen la
bestialidad e idolatría gentílica y bárbara que ya habéis oído.

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