lunes, 25 de marzo de 2019

De fábulas historiales del origen de los Incas*

Otra fábula cuenta la gente común del Perú del origen de los Reyes Incas,
y son los indios que caen al mediodía del Cuzco, que llaman Collasuyu, y los del
poniente que llaman Cutinsuyu. Dicen que pasado el diluvio, del cual no saben
dar más razón de decir que lo hubo, ni se entiende si fue el general del tiempo de
Noé o algún otro particular, por lo cual dejaremos de decir lo que cuentan de él
y de otras cosas semejantes que de la manera que las dicen más parecen sueños o
fábulas mal ordenadas que sucesos historiales; dicen, pues, que cesadas las aguas
se apareció un hombre en Tiahuanacu, que está al mediodía del Cuzco, que fue
tan poderoso que repartió el mundo en cuatro partes y las dio a cuatro hombres
que llamó Reyes: el primero se llamó Manco Cápac y el segundo Cola y el tercero
Tocay y el cuarto Pinahua. Dicen que a Manco Cápac dio la parte septentrional
y al Colla la parte meridional (de cuyo nombre se llamó después Colla aquella
gran provincia); al tercero, llamado Tocay, dio la parte del levante, y al cuarto,
que llaman Pinahua, la del poniente; y que les mandó fuese cada uno a su dist
r i to y conquistase y gobernase la gente que hallase. Y no advierten a decir si
el diluvio los había ahogado o si los indios habían resucitado para ser conquistados
y doctrinados, y así es todo cuanto dicen de aquellos tiempos.
Dicen que de este repartimiento del mundo nació después el que hicieron
los Incas de su reino, llamado Tahuantinsuyo. Dicen que el Manco Cápac fue
hacia el norte y llegó al valle del Cuzco y fundó aquella ciudad y sujetó loscir-
cr- inos y los doctrinó. Y con estos principios dicen do Manco Cápac casi
lo mismo que hemos dicho do él, y que los Reyes Incas descienden de él y de los
otros tres Reyes no saben decir qué fueron de ellos. Y de esta manera son tod&s
las historias de aquella antigüedad, y no hay que espantarnos de que gente que
no tuvo letras .con que conservar la memoria de sus antiguallas trate de aquellos
principios tan confusamente, pues los de la gentilidad del mundo viejo, con tener
letras y ser tan curiosos en ellas, inventaron fábulas tan dignas de risa y más
que estotras, pues una de ellas es la de Pirra y Deucalión y otras que pudiéramos
traer a cuenta. Y también se pueden cotejar las de la una gentilidad con las
de la otra, que en muchos pedazos se remedan. Y asimismo tient.n algo semejante
a la historia de Noé, como algunos españoles han querido decir, según veremos
luego. Lo que yo siento de este origen de los Incas diré ai u'n.
Otra manera del origen de los Incas cuentan semejante a la pasada, y éstos
son los indios que viven al levante y al norte de la Ciudad del Cuzco. Dicen que
al principio del mundo salieron por unas ventanas de unas peñas que están cerca
de la ciudad, en un puesto que llaman Paucartampu, cuatro hombres y cuatro
mujeres, todos hermanos, y que salieron por la ventana de en medio, que ellas
son tres, la cual llamaron ventana real. Por esta fábula aforraron aquellas ventana
por todas partes con grandes planchas de oro y muchas piedras preciosas. Las
ventanas de los lados guarnecieron solamente con oro mas no con pedrería. Al
primer hermano llaman Manco Cápac y a su mujer Mama Odio. Dicen que éste
fundó la ciudad y que la llamó Cuzco, que en la lengua particular de los Incas
quiere decir ombligo, y que sujetó aquellas naciones y les enseñó a ser hombres,
y que de éste descienden todos los Incas. Al segundo hermano llaman Ayar Cachi
y al tercero Ayar Uchú y al cuarto Ayar Sauca. La dicción Ayar no tiene significado
en la lengua general del Perú; en la particular de los Incas la debía de tener.
Las otras dicciones son de la lengua general: cachi quiere decir, sal, la que
comemos, y uchú es el condimento que echan en sus guisados, que los españoles
llaman pimiento; no tuvieron los indios del Perú otras especias. La otra dicción,
sauca, quiere decir regocijo, contento y alegría. Apretando a los indios sobre
qué se hicieron aquellos tres hermanos y hermanas de sus primeros Reyes, dicen
mil disparates, y no hallando mejor salida, alegorizan la fábula, diciendo que por
la sal, que es uno de los nombres, entienden la enseñanza que el Inca les hizo de
la vida natural; por el pimiento, el gusto que de ella recibieron; y por el nombre
regocijo entienden el contento y alegría con que después vivieron. Y aún esto lo
dicen por tantos rodeos, tan sin orden y concierto, que más se saca por conjeturas
de lo que querrán decir que por el discurso y orden de sus palabras. Sólo se
afirman en que Manco Cápac fue el primer Rey y que de él descienden los demás
Reyes.
De manera que por todas tres vías hacen principio y origen de los Incas a
Manco Cápac, y de los otros tres hermanos no hacen mención, antes por la vía
alegórica los deshacen y se quedan con sólo Manco Cápac, y parece ser así por
que nunca después Rey alguno ni hombre de su linaje se llamó de aquellos nombres,
ni ha habido nación que se preciase descender de ellos. Algunos españoles
curiosos quieren decir, oyendo estos cuentos, que aquellos indios tuvieron
noticia de la historia de Noé, de sus tres hijos, mujer y nueras, que fueron cuat
ro hombres y cuatro mujeres que Dios reservó del diluvio, que son los que
dicen en la fábula, y que por la ventana del Arca de Noé dijeron los indios la de
Paucartampu, y que el hombre poderoso que la primera fábula dice que se apareció
en Tiahuanacu, que dicen repartió el mundo en aquellos cuatro hombres,
quieren los curiosos que sea Dios, que mandó a Noé y a sus tres hijos que poblasen
el mundo. Otros pasos de la una fábula y de la otra quieren semejar a
los de la Santa Historia, que les parece que se semejan. Yo no me entremeto
en cosas tan hondas; digo llanamente las fábulas historiales que en mis niñeces
oí a los míos; tómelas cada uno como quisiere y déles el alegoría que más le cuadrare.
A semejanza de las fábulas que hemos dicho de los Incas, inventan las demás
naciones del Perú otra infinidad de ellas, del origen y principio de sus primeros
padres, diferenciándose unos de otros, como las veremos en el discurso
de la historia. Que no se tiene por honrado el indio que no desciende de fuente,
río o lago, aunque sea de la mar o de animales fieros, como el oso, león o t i gre,
o de águila o del ave que llaman cúntur, o de otras aves de rapiña, o de sierras,
montes, riscos o cavernas, cada uno como se le antoja, para su mayor loa y
blasón. Y para fábulas baste lo que se ha dicho.

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