domingo, 24 de marzo de 2019

LEYENDA DEL LAGARTO DE LA MALENA

La primera referencia escrita la tenemos a finales del S. XVI (Pedro Ordóñez de Ceballos), que luego publicaría Bartolomé Ximénez Patón en 1622. Posteriormente, en 1862, Francisco López Vizcaíno editaría una versión romanceada. Es Alfredo Cazabán Laguna, cronista oficial de Jaén y creador de la revista “D. Lope de Sosa” quien, en su amplia labor investigadora y divulgativa, recogió allá por 1913 tres variantes de esta leyenda: Sería un guerrero, un pastor o un condenado a muerte quienes mataran al temido dragón. El primero lo haría con su espada tras deslumbrarlo con los espejos del traje; el segundo, arrojándole yesca encendida envuelta en una piel de cordero; y el tercero, arrojándole un saco de pólvora envuelto en piel de cordero desde su caballo.
La primera versión, según colige Eslava Galán, no tuvo arraigo en Jaén. La segunda, de Pedro Ordóñez de Ceballos, es la más verosímil. Sin embargo es la tercera -contada a Juan Eslava por el magdalenero José García Moya- la que goza de mayor popularidad, aún cuando esté basada en la 2ª.
¡Qué alguien lea la 3ª leyenda!
En el venero que hay enfrente de la iglesia de la Magdalena había un lagarto muy grande que salía y se comía a todo el que iba por agua y ya no había quien saliera de sus casas en la Magdalena, todos asustados y sin trabajar.
Había un preso en la cárcel condenado a muerte que pidió el perdón si lograba matar al lagarto. Tal era la desesperación de los vecinos, que se le concedió su petición. Entonces él pidió un caballo, un saco de panes calientes, una piel de cordero y un saco de pólvora.
Fue de noche frente a la cueva con el costal de panes calientes. Cuando el lagarto los olió, salió de la cueva. Al ver al preso fue a embestirlo, pero éste salió corriendo y en su huida iba echándole panes al lagarto hasta llegar a la iglesia de San Ildefonso. Allí le tiró el saco de pólvora envuelto en la piel, y el lagarto se lo tragó creyendo que era un cordero y reventó.
Las otras dos versiones nos cuentan lo siguiente:
- Un guerrero vestido con traje de espejos esperó al monstruo y al salir éste, quedó deslumbrado por las reverberaciones de la luz sobre los cristales, recibiendo el golpe mortal en la espalda.
- La segunda versión la protagoniza un pastor de hábil ingenio, que tendió una trampa a la serpiente que se comía sus corderos, arrojándole la piel de uno de ellos rellena de yesca, con la que el monstruo se abrasó y murió (tal vez de aquí el nombre de la calle “Reventón”).
¿Que esconde esta leyenda?
En las religiones matriarcales, agrarias, lo femenino estaba representado por la cueva (útero), el agua (flujo de vida), la luna (28 días -menstruación-), etc. El dragón era el custodio de la cueva, por tanto, también pertenece al mundo de lo femenino. En un momento determinado, se impone el patriarcado, donde el héroe simboliza lo masculino, y al que se le adscriben elementos masculinos tales como caballo, sol (espejos), cordero. Así pues, nos encontraríamos ante un cambio diametralmente opuesto al establecido.
Según Internet (La Casa Encantada) podemos encontrar vestigios del mito en muchos puntos de la península ibérica y en el resto de la Europa mediterránea
- Convento de Santo Domingo (Asturias): matan a dragón dándole pan con alfileres.
- La tarasca, representación monstruosa del dragón, sale de las riveras de las tormentas para llevarse a las víctimas. Portugal, Cáceres, Granada, Tarascón (Francia), son lugares donde las leyendas han recreado su imagen. Concretamente en Tarascón, Santa Marta aspergió al monstruo con agua bendita y, una vez amansado por tal motivo, fue arrojado al río Ródano. Esta leyenda ha tenido tal raigambre en ciudades como la vecina Martos, que en dos de los cuarteles de su escudo podemos apreciar, en uno el acetre y el hisopo y en el otro un dragón.
- La Biblia nos relata que Daniel (S. VII aC.) durante su cautiverio en Babilonia, no quiso adorar a la gran serpiente y logró matarla con un cocimiento de sebo, pez y pelos que la hizo reventar (motivo por el que lo echaron a los leones)
- San Jorge (Siglo III) mató al dragón que quería comerse a la princesa...

Iglesia de la Magdalena

José María Díaz Hernández, extraordinario historiador y mejor persona, jiennense del barrio magdalenero y defensor a ultranza del mismo, me dijo que, si bien la referencia escrita más antigua sobre el lagarto era la de Pedro Ordóñez a finales del XVI, también había que saber leer las piedras y, en tal sentido, ver como algunos de los nervios de las bóvedas de la iglesia, están adornados con cabezas de dragón, lo que da constancia de la impronta del mito en aquella época (sobre el 1500)
Es la más antigua de la ciudad y su tracería es del gótico flamígero (isabelino). Su interior con cuatro naves escalonadas, contiene 9 arcos apuntados y 12 bóvedas estrelladas. Cuenta con un relieve de la crucifixión atribuido al “Indaco” (siglo XV) y con los titulares del Cristo de la Clemencia (atribuido a Salvador de Cuellar - siglo XVI), amén de otras joyas pictóricas y escultóricas. Sus bóvedas soportan los restos humanos encontrados en las inmediaciones de la iglesia (téngase en cuenta que, antes de que se abriera el antiguo cementerio de San Eufrasio, las iglesias estaban obligadas a tener su propio cementerio). Sobre la portada existió un rosetón perdido en la remodelación (1966-1983) Su extraordinario retablo también desapareció en ese periodo.
Adosado a la Iglesia se encuentra el estanque de abluciones menores (pies, manos, brazos y hombros), con su torre morisca (minarete, desde donde el muecín llamaba a oración), con arcadas de medio punto y de herradura sustentadas en algunos casos con lápidas romanas y árabes. ¡Dónde estará la celosía estrellada que lo circundaba!


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