Tesoros de Mallorca

En la isla de Mallorca hay escondidos varios tesoros importantes del tiempo de los
moros. Uno está en algún lugar de los alrededores de Alfabia, y perteneció a una
señora árabe muy rica llamada Zoraida. Esta señora, que vivió poco antes del reinado
de Jaime el Conquistador, era muy aficionada a las joyas, y había llegado a reunir una
colección de inmenso valor, que conservaba en su palacio, construido en un precioso
paraje.
Un día llegaron al palacio noticias de que ciertos barcos italianos intentaban la
invasión de la isla, y el esposo de Zoraida, noble guerrero, fue llamado para
incorporarse a las tropas que se disponían a rechazar la invasión.
Temiendo por sus joyas, la dama mora decidió buscar para ellas un escondrijo, y
se fue sola a la sierra con unas caballerías que transportaban su tesoro. Nunca se supo
qué fue de ella, aunque se supone que encontró en la montaña alguna gruta que
consideró apropiada para sus fines, que entró en la gruta con las bestias para esconder
su carga y que algún desprendimiento de tierra cerró la entrada y la dejó dentro para
siempre, con todos sus tesoros.
Sineu, también en Mallorca, es un lugar tan especial, que en la iglesia de la
parroquia asoma es pern d’el mon, el eje del mundo, que periódicamente debe
engrasar el sacristán para que nuestro planeta siga girando suavemente. Cerca de
Sineu, en el Puig del Reig, los moros que huían de la conquista cristiana de la isla por
Jaime I guardaron un tesoro que un brujo hechizó de modo que no pudiera ser
recuperado sin cumplir determinado ritual, que es bien conocido. El ritual exige que
el buscador del tesoro, la boca llena de aceite virgen y portando en su mano derecha
un cesto agujereado, lleve a cabo la ascensión del Puig rodeándolo en una trayectoria
espiral.
El intento ha de tener lugar una noche de tormenta con muchos relámpagos, pues
si el camino seguido por el buscador ha sido correcto, un rayo caerá a sus pies en un
momento determinado para señalar el lugar del monte en que se encuentra el tesoro.
La falta de éxito de todos los buscadores, y hasta la muerte de alguno de ellos como
consecuencia de una descarga eléctrica, rodean el tesoro del Puig de Reig, que
continúa sin ser hallado, de cierta aura maléfica.