lunes, 25 de marzo de 2019

Leyendas de Jaen: Las cámaras de las estatuas

"En los primeros días había en el reino de los andaluces una ciudad en la que residían sus reyes y que tenía por nombre Lebit, o Ceuta, o Jaén". Así comienza Jorge Luis Borges su relato sobre un castillo en Jaén cuya puerta nunca se abría.
Cada vez que un rey moría, se añadía un nuevo cerrojo, hasta contar 24, uno por cada rey. Un mal hombre que pese a no poseer sangre azul logró el poder suficiente, abrió la puerta en vez de añadir un nuevo cerrojo a la muerte del rey. Se le ofreció riqueza para disuadirlo, pero al final se salió con la suya.
Se encontró con una sala repleta de estatuas de guerreros en fieras posturas. En una inscripción al fondo se podía leer: "Si alguna mano abre la puerta de este castillo, los guerreros de carne que se parecen a los guerreros de metal de esta sala se adueñarán del Reino".
Ese mismo año entrarían los musulmanes en España al mando de Tariq y matarían al rey Don Rodrigo.

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