domingo, 24 de marzo de 2019

Las islas de Salomón

El pontevedrés Pedro Sarmiento de Gamboa, al narrar la Historia de los incas, cuenta
que el inca Tupac Yupanqui tuvo noticias, por unos mercaderes, de unas islas muy
ricas que había en la mar, a poniente del Incario, y envió hasta allí a un nigromante
que estaba a su servicio y que tenía la facultad de volar, para que comprobase si su
conquista merecía la pena. El nigromante realizó su mágico viaje e informó al inca de
que las riquezas eran ciertas. El inca mandó fletar las balsas suficientes para
transportar veinte mil guerreros, se dio a la mar y conquistó tales islas, llamadas
Avachumpi y Niñachumpi, de donde regresó un año más tarde cargado de oro.
La noticia de la existencia de esas islas estimuló la imaginación de las gentes
españolas, y algunos visionarios las identificaron con el lugar de donde el rey
Salomón había sacado las riquezas para edificar su templo. Por fin, el virrey del Perú,
marqués de Cañete, organizó en 1567 una expedición dirigida por el gallego Álvaro
de Mendaña de Neira, a quien acompañaba el también gallego Pedro Sarmiento de
Gamboa, como experto cosmógrafo, con la misión de hallarlas.
Los navegantes encontraron varias islas habitadas por antropófagos y, al fin, el
archipiélago que desde entonces tomó el nombre de Salomón, a las que pertenecen
Guadalcanal, la Florida y San Cristóbal, entre muchas otras. Por falta de municiones
y bastimentos, Álvaro de Mendaña se negó a continuar la ruta que pretendía seguir
Sarmiento, y que les hubiera hecho llegar a Australia, y consiguieron regresar a Perú.
Veinticinco años después, Álvaro de Mendaña, llevando consigo a su joven
esposa, Isabel Barreto, gallega como él, y al piloto portugués Pedro Fernández de
Quirós, intentó reencontrar las famosas islas, pero parece que había disimulado tanto
los datos que tomó en su primer viaje, para tener seguro su secreto, que no fue capaz
de descifrarlos y no encontró la ruta, aunque llegó a otro archipiélago, que bautizó
con el nombre de Marquesas en honor del entonces gobernador del Perú. Mendaña
intentó fundar allí una colonia, pero una rebelión indígena terminó con sus proyectos
y con su vida.
Su viuda condujo hasta Manila lo que quedaba de la expedición, antes de regresar
a México. En cuanto a Fernández de Quirós, que participó en nuevas exploraciones
por aquellos contornos y descubrió muchas islas nuevas, estaba convencido de la
cercanía de una Terra Australis, y escribió al rey más de veinte memoriales buscando
su apoyo para encontrarla, sin recibir respuesta.

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