viernes, 22 de marzo de 2019

LAS DIOSAS DE LA SOBERANÍA EN LOS ANTIGUOS PUEBLOS CELTAS

Entre los celtas, la soberanía estaba estrechamente ligada a la tierra. El paradigma
nuclear en la religión y la mitología de los antiguos pueblos celtas era el hecho de que su
vida, su futuro y su bienestar en todos los sentidos dependía y había de ser asegurado
mediante la unión Rey-Tierra. Esta unión había de ser confirmada en los actos rituales de
selección, confirmación e instalación de cada nuevo rey, mediante un simbólico
acoplamiento sexual entre éste y la Diosa soberana del país, o diosa local del lugar, que
podía ser un río o un arroyo.
La metáfora del matrimonio entre el rey y la tierra, que proveía al soberano con legitimidad
y soberanía, y al país con prosperidad, siguió estando presente en la tradición popular de
Irlanda al menos hasta el Siglo XVII (Binchy 1936 y 1970). Este acto simbólico podía ser no
obstante ejecutado en forma real, con la copulación del rey con una joven doncella que
representaba a la Diosa, y en otros casos y épocas, como se ha indicado, con una yegua
que representaba a esa Diosa-Tierra. Esta unión sexual del rey mundano con la Diosa era
necesaria para confirmar y conferir legitimidad al nuevo rey, y para proveer y asegurar
fertilidad, prosperidad y bienestar al país y sus habitantes (Squire 1906; Mac Culloch
1911; Sjoestedt 1940; Vendries 1948; de Vries 1963; Ross 1967 y 1986; Dillon and Chadwick
1973; Dillon 1975: 105-146; Dubuisson 1978:153-64; Gantz 1981; Green 1986 y 1997; Le
Roux et Guyonvarc´h 1983; Mac Cana 1983, y 1955-56: 7, 6-114, 356-413, y 8, 59-65; Rees
and Rees 1990; Ó hÓgáin 1991 y 1999; Olmstedt 1994). Es también bastante probable que
esta tradición de unión divina por el bien del país era también común entre los celtas de
Las Galias y el resto del continente (Herbert 1992: 264-75).
En las antiguas sociedades celtas ha sido detectado y descrito un alto número de
diosas de la soberanía. Entre ellas, Birgit, a la que Mac Cana identifica con Minerva, “la
diosa más adorada por los celtas”
según Julius Caesar (De Bello
Gallico VI, 17.2), era hija del
Dagda, el dios supremo de los
celtas, y el reflejo en Irlanda de una
diosa pan-céltica (Mac Cana 2000:
88). Su nombre, que significa
literalmente “la elevada” o “la
exaltada”, posee una clara
correspondencia con Brigantia,
nombre de la diosa tutelar de la
gran confederación de tribus
brigantes del Norte de Gran
Bretaña, y de la capital de los celtas
goidélicos que en la Edad del
Hierro moraban en Galicia según
las tradiciones orales y los
manuscritos medievales (Leahbar
Gabala 1916; Lebor Gabála
Érenn 1938-56). Esta famosa diosa
de la soberanía fue cristianizada
con el nombre de Santa Brígida en
el Siglo VI, y continuó siendo
inmensamente popular en toda
Irlanda (Rees 2000: 33-36).
Macha es una diosa irlandesa de la soberanía con tres figuras o representaciones
(Dumézil 1954b), que presenta un caso claro de una divinidad femenina euhemerizada trifuncional
en una forma de transmisión triple; es tri-funcional porque ejerce las tres
funciones descritas por Dumézil (1958 y 1968-73). En las arcaicas leyendas y tradiciones
de Irlanda aparecen tres Machas, epónimas de Los Llanos de Macha, la Ciudadela de
Macha (Emain Macha, capital de Ulster en la época pagana), la Colina de Macha (Ard
Macha, que es hoy la metrópolis de la Iglesia Católica de Irlanda), y patrona de la gran
Asamblea o Festividad de Lugnasad en honor del pan-céltico dios Lug, el 1 de agosto.
Estas divinidades forman una serie que va desde la época pre-histórica mítica y pagana
hasta los primeros tiempos de la era cristiana; desde Macha, esposa de Nemed, caudillo de
uno de los primeros pueblos que según la mitología invadieron la isla, hasta M acha, esposa del
campesino Crunnchu, que era contemporáneo del mítico rey Conchobar (ca.100 aC).
Macha es una divinidad muy compleja, con tres manifestaciones diferentes pero interrelacionadas,
que abarcan conceptos de liderazgo, guerra y fecundidad. En el Leahbar
Gabhála o “Libro de las Invasiones de Irlanda” (Leahbar Gabhála, Macalister and Mac
Neill 1916; Lebor Gabála Érenn, Macalister 1938-56), Macha es descrita como una diosa
del trío formado por ella junto con Badbh y la Morrigan, las llamadas Morrígna, que eran
simultáneamente una y tres, y poseían atributos de destrucción, sexualidad y profecía. A
menudo predecían muertes, fatalidades o fracasos, y su imagen está poderosamente
reflejada en el mito de “La lavandera del vado” descrito más adelante. Estas tres diosas
bélicas no participaban físicamente en los combates, ya que sus métodos eran psicológicos:
sus horribles alaridos, insultos y amenazas helaban la sangre de los soldados más valientes,
que abandonaban las armas y huían despavoridos. Su presencia en un campo de batalla
podía llenar de coraje a los que ellas protegían y causar la muerte y derrota de los que
detestaban. Cambiaban frecuentemente de figura externa, presentándose de repente en
forma de cuervo, ave que en el simbolismo céltico representa guerra y destrucción. También
cambiaban de imagen corporal desde una vieja arpía eróticamente agresiva, fea y repelenterepresentando
soberanía- hasta una adorable y hermosa doncella, y viceversa. Esta especie
de “trío” de diosas era también común entre los pueblos celtas de las Galias (Fig. 1).
El nombre de Macha puede significar “campo” o “llanura”, lo que la conecta
directamente con el campo y lo rural. Macha muestra también una naturaleza o afinidad
hipomórfica, y un cierto parecido con las diosas equinas Epona y Rhiannon. Angelica
Gulermovich Epstein (1997: 123-25) ha estudiado sus similitudes con la diosa Morrigan, que en
arcaicos relatos de la literatura oral aparece como otro nombre o forma de Macha (Lebor
Gabhála Érenn, Macalister 1941: 123, 183), y con las Valkirias de la mitología germana.
Macha aparece en dos de los cuatro grandes tratados céltico-irlandeses, el “Ciclo de
Ulster” y el “Ciclo Mitológico” (Rees and Rees 1990:26), donde se puede ver su rol,
complejo y polifacético: guerrera, gobernante, profetisa, matriarca, guardiana y protectora
del bienestar de Irlanda; pero también vengativa cuando algún humano le hacía algún mal.
En el curso de las tres historias de Macha que se han conservado se pueden observar las
características que la catalogan como una diosa de la soberanía y una diosa transfuncional.

La primera historia de Macha (The Táin, 1970)
En la primera historia, Macha era la esposa de Nemed, hijo de Agnomar, caudillo de los
terceros invasores y colonizadores de Irlanda. Y Macha dio nombre a la planicie número
doce de las que estos inmigrantes y colonizadores sanearon en los bosques de la isla,
talando los árboles y limpiando el terreno de rocas y arbustos para poder dedicarlo a la
agricultura y el pastoreo de sus ganados. Este relato relaciona a Macha con períodos muy
antiguos de la Historia de la Irlanda céltica (Prose Dindshenshas, Stokes 1895: 45). De
acuerdo con esta historia, Nemed dedicó estos nuevos terrenos de vivienda, cultivo y
pastoreo a su difunta esposa Macha, bautizándolos con su nombre. Macha había muerto
en forma violenta: su corazón “se partió en pedazos dentro de ella” cuando vislumbró en
una visión la destrucción y muertes que iban a ser causadas por la guerra civil desatada
por el Táin Bó Cuailgne, o “Razzia de Ganado de Cuailgne”.
Macha es presentada en este mito ejerciendo dos importantes roles: ella fue la que
profetizó la destrucción que llegaría a causar la guerra fratricida del Táin Bó Cuailgne, que
casi aniquila a toda Irlanda; y actuó además limpiando bosques y terrenos agrestes,
creando así nuevos terrenos de pasto y de cultivo. Con ello cumple con dos de las funciones
de una diosa de la soberanía: profecía y territorio.
La segunda historia de Macha (Leabhar Laignech, 1880; Best and Brian 1956). Esta
historia, cuyo original en gaélico se halla en el Leabhar Laignech o Book of Leinster, está
considerada como la más antigua de las tres.
En Ulster había una vez tres reyes, quienes se pusieron de acuerdo en que cada uno de
ellos reinaría sucesivamente durante un período de siete años. Todo fue bien hasta que
murió uno de los reyes, Aed el Rojo, quien dejó solamente un heredero, Macha la Pelirroja,
quién exigió entonces ocupar ella misma el puesto de su padre en el turno de sucesión que
habían establecido. Los otros dos reyes rechazaron esta demanda aduciendo que no
podían entregar el reino a una mujer. Macha
luchó entonces contra ellos, los venció, y
ocupó el trono. Al final de los siete años,
Macha rehusó entregar el reino al próximo
rey en turno argumentando que ella lo había
ganado en una batalla y no a través del
acuerdo original. Y como ellos habían violado
el acuerdo, razonó, éste había perdido ya su
validez. Los hijos del segundo rey, Dithorba,
quién había perecido en la primera batalla,
entablaron de nuevo la lucha contra ella,
quien los venció de nuevo y los desterró a
los descampados de Connaught. Macha
tomó entonces al tercer rey, Cimbaeth, como
marido y como general de sus ejércitos.
Pero Macha no estaba aún satisfecha.
Tras la boda, se dirigió en busca de los hijos
de Dithorba disfrazada de leprosa,
habiéndose frotado todo el cuerpo con masa
de centeno y polvo de musgo rojo. Encontró
a los hombres en un claro del bosque asando
un jabalí recién cazado en unas brasas. Uno
de ellos, el primero que la vio, dijo: “!Bellos
son los ojos de la bruja! !A fornicar con ella!”
Macha dejó que la llevara a un lugar apartado
del bosque, y allí lo atacó, lo venció y lo dejó
bien amarrado. Regresó entonces adonde estaban los otros alrededor de la hoguera, y
ellos le preguntaron por su hermano. “Está avergonzado de regresar ante vosotros después
de haber fornicado con una leprosa”, les contestó Macha. Los hombres exclamaron
entonces que eso no era motivo alguno de vergüenza, y que estaban dispuestos a hacer
lo mismo; y uno por uno se fueron con Macha al interior del bosque, donde ella los fue
sucesivamente aprisionando y amarrando. Al final se los llevó prisioneros a Ulster y los
puso a trabajar como esclavos para edificar un rath (una especie de castro) que fue desde
entonces la capital de Ulster”.
En esta historia la diosa busca expresamente a los posibles pretendientes al trono, no
para seducirlos sino para neutralizarlos, tras derrotarlos y reducirlos al papel de esclavos.
Este hecho muestra que el rol de Macha, como diosa de la soberanía, no se limitaba a
legitimar el acceso al trono de un rey competente, sino también a prevenir o impedir,
incluso por la fuerza, que un candidato no adecuado pudiera alcanzar el poder real.
La tercera historia de Macha: “La aflicción de los hombres de Ulster”, o “La Maldición
de Macha” (Leahbar Laignech 1880; The Tain, tr. Kinsella, 1970: 6-8).
El viudo Crunnchu Mac Agnomain, un rico campesino, estaba solo en su casa cuando
sin previo aviso, una bella y majestuosa doncella entró de repente en su morada. Sin
pronunciar palabra alguna, la joven se afanó de inmediato en atender las tareas del hogar.
Cortó leña, atizó el fuego del hogar, cocinó, sirvió la comida, lavó la vajilla de madera,
ordeñó la vaca, recogió todo en orden … bajo el silencio más absoluto. Cuando acabó,
circuló alrededor del cuarto tres veces en la manera ritual, esto es, hacia la derecha, en el
sentido del curso solar (for deisiul), y se metió seguidamente en la cama de Crunnchu y le
hizo el amor carnal. Quedó embarazada de él, y desde aquél mismo día todo prosperó
sobremanera en aquel hogar. La riqueza de la casa se acrecentó aún más, y gozaron de
prosperidad y bienestar en todos los sentidos. Eran ricos, sanos y felices.
Cuando llegó el día en que Crunnchu había de acudir a la asamblea provincial de los
hombres de Ulster, ella le pidió con vehemencia que no fuera, pues solo desgracias habrían
de resultar de esa visita. Crunnchu insistió con firmeza, y entonces ella accedió a que
fuera, pero le advirtió firmemente que no mencionara allí el nombre de ella para nada.
Uno de los principales acontecimientos de esa gran festividad era la carrera de caballos,
que ganaron los caballos del rey Conchobar. Al final de la carrera todos los presentes se
reunieron ante la tribuna real para alabar a los monarcas. Crunnchu no pudo entonces
resistir la tentación y exclamó ante los presentes: “!Mi esposa corre más deprisa que esos
dos caballos!” Furioso, el rey ordena entonces que traigan a la esposa de Crunnchu para
competir con sus caballos. Ella les ruega en vano que posterguen la carrera, aduciendo
que está a punto de dar a luz. Mas al fin ha de aceptar la dura prueba so pena de ver a su
marido decapitado por órdenes reales. Al llegar ante la multitud, se dirige a los allí reunidos
pidiéndoles ayuda: “!Ayudadme!, ¡Acordáos de que una madre ha traído al mundo a cada
uno de vosotros!” Luego interpela al soberano: “!Concededme, oh Rey, un corto plazo,
hasta que pueda dar a luz y me reponga!”. Pero el rey rehusó postergar la carrera, impaciente
por demostrar su superioridad. Finalmente, ella le amenazó con proferir una severa maldición
sobre todo el pueblo de Ulster. “?Como te llamas?”, le preguntó el rey. Y ella le contesta en
tono ominoso: “Mi nombre y el nombre de quienes voy a parir atormentará para siempre a
esta asamblea. Soy Macha, hija de Sainreth mac in Botha (El Extraño Hijo del Océano)”.
Cuando trajeron de nuevo los caballos para comenzar la prueba, ella se suelta los
cabellos, inicia la carrera y alcanza la meta mucho antes que los caballos. Y en ese momento
da un gran grito y muere, dando a luz al mismo tiempo a dos gemelos, un varón y una
hembra, “Los Mellizos de Macha”, que más tarde darían nombre a la capital del Ulster.
Justo antes de morir, ella maldice a los hombres de Ulster, que quedan semi-paralizados
con fuertes dolores. Y predice que:
Desde este momento, la ignominia que me habéis inflingido va a llenar de vergüenza a
cada uno de vosotros. Durante el momento crítico de una batalla, o en cualquier hora de
opresión o peligro, cada uno de vosotros, hombres, será abatido por una gran debilidad y
postración, y sufrirá los mismos dolores que sufre una mujer al dar a luz, esos dolores
durarán nueve días, y esta maldición persistirá por nueve veces nueve generaciones.
Este fue el origen de “La Aflicción de los hombres de Ulster”, un maleficio que afligió
a todos los varones de esa provincia durante el tiempo dictado por Macha (Fig. 2).
Esta historia está repleta de resonancias míticas que denotan el rol de iniciación de la
diosa: la connotación de acción y movimiento realzada por la ausencia de comunicación
verbal, la evocación del simbolismo representado por el fuego del hogar, el significado
ritual del for deisiul , o circunvalación hacia la derecha (extremadamente parecido al
pradaknisa de otro pueblo indo-europeo, el hindú), y finalmente la sucinta conjunción de
embarazo e incremento en bienes de riqueza. También es de notar la inusual selección de
consorte. En la mitología y la literatura céltico-irlandesa, cuando una diosa visita a un
mortal éste es generalmente un príncipe o un héroe/guerrero. El hecho de que en esta
sea un campesino, pone claramente
de relieve que la diosa está actuando aquí
en su rol como fuente y como garante de la
prosperidad del país, la tierra y sus gentes.
Medb
Aunque en la tradición oral de Irlanda
aparecen dos historias separadas, una acerca
de Medb Leathdearg “La Semi-Roja” de
Leinster y otra sobre Medb de Cruachain
reina de Connacht, los eruditos modernos
consideran que se trata de un mismo
personaje, ya que presenta las mismas
características en ambas personalidades
(Dexter 1990:91; Ó hOgáin 1991:293; Kelly
1992:78). Medb Leathdearg es claramente la
más antigua, y de ella evolucionó Medb, la
gran diosa-reina céltica de Connacht (Fig.
3), uno de los cuatro grandes reinos de la
antigua Irlanda (McKillop 1998:288-90).
Medb es la figura de la soberanía más
importante en la mitología céltico-irlandesa,
y también la más conocida (O´Fáolain 1954;
Thurneysen 1933: 352-53; O´ Máille 1927: 129-
41); O´Rahilly 1946: 176; Mac Cana 1958-59:
59-65 y 1983: 84-86; Ross 1967). Aunque Medb aparece como una reina en el llamado
“Ciclo Ulster” (Rees and Rees 1990:26), es evidente que se trata de una diosa euhemerizada,
y que es una diosa de la soberanía. Era enormemente promiscua, pues llegó a cohabitar
con varios reyes y amantes mortales (Rees and Rees 1990: 75; Herbert 1992).
En la arcaica tradición oral de Irlanda se señala que “grande realmente era la fortaleza
y poder de Medb sobre los hombres de Irlanda, porque ella era la que no permitía la toma
de poder de un rey en Tara sin antes haberla poseído como esposa” (Ó Maille 1927: 138).
Esa misma promiscuidad la señala simbólicamente como la diosa de la fertilidad del país,
personificación de la misma tierra, el reino y su prosperidad. Al igual que Macha, ella
puede correr también con enorme velocidad, más deprisa que los caballos (The Metrical
Dindshenshas, Gwynn: IV, 367). Su personalidad es descrita en detalle en el Táin Bó
Cuailnge (1970), donde se muestra que posee una autonomía y poder completos, siendo
por ello capaz no solamente de escoger a sus maridos (y reyes) sucesivos, sino también de
ejercer una gran influencia sobre sus personalidades y dictar sus reglas de conducta:
Pedí un maravilloso regalo nupcial
como nunca antes pidió mujer alguna
en Irlanda,
que es,
un marido que no fuera tacaño,
ni celoso,
ni miedoso (Táin Bó Cauilnge: 27-28)

Medb muestra aquí que respeta y sigue las tradiciones de la mitología céltico-irlandesa,
en la que se especifica cómo un rey ha de poseer un número de características y facultades
positivas como no poseer defectos físicos o morales, ser justo, valiente y generoso, y
otras varias (Mac Niocaill 1972: 45). Y a continuación se jacta de que nunca estuvo
desprovista de un marido o amante:
...porque nunca, ni antes he estado
desprovista de un hombre
ya que siempre había uno esperando
a la sombra del otro (Ibid., 36-37).
Sin embargo, la promiscuidad mostrada por la reina mortal Medb no debe ser considerada
como vergonzosa, pues como diosa de la soberanía, en cuanto se percataba de que un rey
se había convertido en viejo o ineficiente como tal, su deber era buscar uno nuevo, más
joven y más competente, aceptándolo como marido (Ó Máille 1927: passim). Al mismo
tiempo se debe tener en cuenta que un país capaz de mantener las relaciones adecuadas
con los poderes del “Otro Mundo” a través de la unión de su rey con la diosa de la
soberanía podía esperar buen tiempo, buenas cosechas, salud y fertilidad en gentes,
tierras y ganados, y paz. Pero si el rey abusaba de su poder promulgando juzgamientos
falsos y leyes injustas, la respuesta era una larga serie de desastres. Y en ese momento,
Medb, como diosa de la soberanía, había de deshacerse de ese rey y marido y procurarse
uno nuevo (O´Rahilly 1946:7; Mc Cone 1990:138). Medb necesitaba así ser muy activa
sexualmente y tomar muchos consortes por el bien de Irlanda (Lehman 1989:1-10). En este
aspecto, Medb muestra en su comportamiento un asombroso parecido al hallado en el
mito de la famosa diosa sumeria Inanna, posteriormente conocida como Ishtar, descrita
más adelante, en el cual los reyes habían de ejecutar un coito ritual con esta diosa para
poder ser coronados y legitimados. También existen fuertes analogías al respecto entre
Medb y la diosa Mahdavi de la antigua India, que copulaba con un rey para concebir así
al futuro príncipe y rey.
El poderío de Medb no era debido solamente a su autoridad y soberanía real, ya que
ella era siempre reina y escogía a su libre albedrío su marido y futuro rey, ni a su autonomía
económica, pues era una mujer de abundantes medios: Medb es descrita en las
Dindshenchas como una auténtica diosa transfuncional, una reina “de fiero poder”
(Metrical Dindshenchas “Ath Luain” 17), y era también una guerrera en activo, ya que
dirigió personalmente la campaña contra la provincia de Ulster para capturar el “Toro
Castaño” (Táin Bó Cuailgne 1970). Al final del Táin, Connal Cernach acusa a Fergus de
luchar contra sus propios compatriotas “por satisfacer el trasero de una ramera”, refiriéndose
a Medb. Entonces: “Medb empuñó sus armas y se lanzó de frente al combate. Tres veces
seguidas limpió sus alrededores de enemigos, hasta que una lluvia de jabalinas la obligó
a replegarse” (The Táin, Kinsella, 1970:245). Y finalmente, Medb era también una fuente de
nutrición: “...la más generosa de todas las hermanas- en cuanto a proveer obsequios y
regalos... (Ibid., 15-16).
En un seminario realizado en la Universidad de Chicago en 1969, los participantes
trataron de identificar una estructura real común a todos los pueblos indo-europeos.
George Dumézil (1973) llegó a la conclusión de que un componente importante de este
tema es la naturaleza de la soberanía del rey, y de su origen, que fue identificado como la
figura femenina de una diosa. Dos diosas, Medb de Irlanda y Mahdavi de la India fueron
comparadas tratando de hallar similitudes estructurales entre estas dos representantes de
diosas proveedoras de soberanía real. Dumézil identificó siete de las características más
congruentes, y una de ellas es la conexión de soberanía y sexualidad. En los dos casos,
Medb y Madhavi, la soberanía es provista directa o indirectamente a través de un hieros
gamos de la “Señora de la Soberanía” con el eventual rey (Medb), o en el caso de Mahdavi
con el padre del futuro rey para concebir a través de él al nuevo rey (Ríg Veda X.90, X.129).
Flaith Erenn
La diosa Flaith Erenn era otra personificación de la soberanía en la antigua Irlanda.
Existen muchas leyendas acerca de Flaith en la mitología céltico-irlandesa, y en una de
ellas, Conn, un famoso rey de Tara (la capital político-religiosa del país en esa época),
viajaba en una ocasión con sus druidas cuando se perdió en un bosque entre las brumas.
Consiguieron no obstante llegar a un palacio, y dentro de él estaba el pan-céltico dios
Lug, acompañado de un fantasma. El fantasma resultó ser una joven, y “la muchacha era...
Erin... la Soberanía de (Irlanda)...” (Baile in Scail, 8. 220). Esa bellísima joven, Flaith, sirvió
entonces a Conn una copa con mead (antigua cerveza fabricada con miel), un acto en la
mitología céltico-irlandesa que significaba la entrega de la soberanía por la Diosa de la
Soberanía.
Flaith, como muchas otras figuras de la mitología céltica, poseía la facultad de poder
cambiar de figura externa. En otra leyenda, un noble guerrero, Niall el de los Nueve Rehenes,
hijo de Echoaid, se hallaba en una ocasión de cacería con sus cinco hermanos de cría.
Cada uno de esos hermanos fue en busca de agua y halló un manantial muy bien guardado
por una vieja arpía. La vieja prometió acceso al agua a cada uno de ellos a cambio de un
beso, a lo cual ellos se negaron. Niall no solo la besó sino que le dio también un abrazo, y al
momento la vieja se convirtió en una hermosísima doncella que se dirigió a él llamándole rey:
la bebida que buscabas,
será una gloria a ser bebida,
en una exquisita copa.
Será mead;
Será miel;
Será una potente cerveza
(Book of Leinster 4668-4671).
La mujer era por supuesto Flaith, y al darle a beber la copa con cerveza roja le otorgaba
simultáneamente la soberanía del país: Niall se convirtió de esta forma en el primer rey
supremo de toda Irlanda.
Flaith mostraba muchas afinidades con Medb. Flaih significa originalmente “señorío,
soberanía, el acto de reinar”, y en el gaélico-irlandés que aún se habla en Irlanda, quiere
decir también cerveza. En la India, como se ha indicado, el nombre de Madhavi, diosa de
la soberanía, está derivado de medhuo, cerveza fabricada de la miel, al igual que el de
Medb se deriva de mead, con el mismo significado.
Esta tradición céltico-irlandesa de una diosa que confiere la soberanía al país como es
el caso de Medb o de Flaith, posee claras analogías con la de Sri Laksmi, Diosa de la
Soberanía, de la Prosperidad, y de la Multiplicidad en la India (descrita más adelante), en
su rol específico como “fortuna real”, sin cuyo beneplácito un rey no podía permanecer en
el trono (Gimbutas 1999: 221, Nota 4).
Morrigan
Otra diosa de la soberanía era Morrigan, un personaje ctónico que aparece en dos de
los Ciclos céltico-irlandeses, el Ulster y el Mitológico. Al igual que Macha, la Morrigan era
también una figura tri-funcional, asociada principalmente con la fertilidad y el liderazgo,
esto último indicado entre otras cosas por el sufijo -rigan, reina. En su rol como diosa de
la soberanía, la Morrigan era promiscua, y en los manuscritos medievales irlandeses
conocidos como Dinnshenchas, donde se describe como en Irlanda los nombres de lugar
obtuvieron su nombre con base en la Mitología (Stokes 1892, 1893 y 1894-95; Gwynn
1903-35), aparece un episodio donde esta diosa mantuvo relaciones sexuales con Dagda,
el dios supremo de los celtas:
Él (el Dagda) contempló a la mujer en Unius, Corann, lavándose en el agua, con un pie
en Allod Echae, al Sur del agua, y el otro en Loscuim, al Norte del agua. Nueve mechones
de pelo colgaban de su frente. El Dagda conversó con ella, y realizaron una unión sexual.
A partir de entonces, “La Cama de la Pareja” es el nombre de ese lugar. La mujer aquí
mencionada es la Morrigan (Caldecott 1988: 242).
Este acto de soberanía con la intención de hacer que el país prosperara, posee una
clara connotación sexual indicada por las imágenes del agua, y un simbolismo liminal, ya
que el río, además de ser una línea divisoria entre dos lugares, es también un punto de
contacto entre el mundo de la superficie habitado por los humanos y el “Otro Mundo” o
mundo sobrenatural.
Destacados aspectos de esta diosa son su capacidad de predecir muertes, fatalidades
o fracasos, sus imágenes como “furia en la batalla”, y su actuación protagonista en el mito
conocido como “la lavandera del vado”: cuando un héroe-guerrero estaba a punto de
hallar la muerte, la Morrigan aparecía en el medio de la corriente de un río convertida en
una bella doncella, lavando su armadura y sus armas entre grandes y sonoros alaridos y
lamentos, en un acto que precede a su desaparición del mundo de los mortales y su viaje
hacia “El Otro Mundo” (Green 1995:42). Su actuación en este rito va más allá que la de
Macha, pues en la misma forma que las Valkyrias, ella era la que seleccionaba, al ponerse
a lavar sus armaduras, la víctima que iba a encontrar una muerte violenta (Ibid .:79). Al
igual que otras diosas de la soberanía, la Morrigan era también multi-funcional y un
personaje polifacético con intervenciones en guerras, profecías, tutorías, sexualidad,
fertilidad y liderazgo (Olmsted 1982:165-72; Clark 1991:33-34).
Eriu, Bamba y Fodla
Eriu, Bamba y Fodla, las tres diosas conocidas como los espíritus epónimos de Irlanda,
eran las divinidades tutelares de ese país que según las leyendas recibieron a los celtas
milesianos o goidélicos procedentes de Brigantia en el NO de España que invadieron la
isla en la Edad del Hierro (Leahbar Gabhála 1916; Lebor Gabála Érenn 1938-56). Aunque
al principio se opusieron a los milesianos, las diosas al final los aceptaron y pidieron que
sus nombres siguieran para siempre dando nombre al país, algo que fue aceptado por el
druida de los recién llegados, Amairghin. De hecho, una de ellas, Eriu, personificación de
la propia Irlanda, era una diosa de la soberanía que confería legitimidad a los reyes mortales
al ofrecerles la copa con cerveza roja (Mc Killop 1998: 169-70). Y su nombre, Eire, sigue
siendo aún hoy el nombre oficial de Irlanda.

Anu
Anu fue una ancestral diosa de la
soberanía de Irlanda que varios
eruditos identifican con Danu, la
mítica diosa de los Tuatha Dé
Dannan, o “Gentes de la Diosa
Danu”, los habitantes autóctonos de
Irlanda antes de la llegada de los
celtas goidélicos procedentes de
España, que es probablemente a su
vez la misma Danu descrita como
diosa de los antiguos indo-europeos.
En las leyendas orales del País de
Gales Danu aparece como Don; y
también figura en el manuscrito
conocido como Libro de Taliesin
(XVI.26, y XXXVI.10). Anu ha dejado
su marca en la topografía: una famosa
montaña doble en Country Kerry, The
Paps of Anu (Los pechos de Anu) lleva su nombre (Mac Cana 1983: 86, 132).
Danu
En los arcaicos textos del Ríg Veda aparece una diosa llamada Danu, probablemente
una diosa primigenia (X.120.6). En la antigua mitología de Grecia, Danu dio nombre a una
tribu compuesta por mujeres, las danaidas, descendientes de Danaus, uno de los hermanos
gemelos (el otro era Aegyptus) del rey Belus. La biz-biznieta de Danaus, Danaë (madre de
Perseus), aparece también en forma activa en la mitología griega (Strabo, Geographia
VIII.6.8; Apollodorus, Atheniensis Bibliothecae II.i.4-5, y II.ii.2, iv.3). Además de su
participación en la mitología de muchas y apartadas regiones, Danu dio nombre a varios
de los más importantes ríos europeos, entre ellos Don, Dnieper, Dniester y Danubio.
Boann
Boann aparece en las Dindshenchas y en el Ciclo Mitológico. Boann era claramente
una diosa de la fertilidad y de la soberanía, que copuló con varios personajes señeros,
entre ellos el gran dios Dagda. En las Dindshenchas figura un rito explicativo del origen
del Río Boynne: Boann estaba casada con el dios Nechtan, guardián de un manantial y
pozo sagrado al que ella tenía prohibido acceso. Boann desafió a su esposo visitando el
pozo, y como castigo a su temeridad fue arrastrada por un enorme torrente de agua que
brotó con gran estrépito del pozo, pasando así la diosa a ser parte del nuevo río (Green
1995:82). La diosa se convierte así en la personificación de la fuerza vital de las aguas, al
igual que lo son las diosas Anahita en Irán y Sarasvati en la India.
Aredvi Sura Anahita, y Sarasvati
La diosa riverina Aredvi Sura Anahita (“Húmeda”, “Heroica”, “Inmaculada”) era la
diosa iraniana más distinguida y poderosa, algo testimoniado en los himnos del Zend-
Avesta. En el Yast V, el todopoderoso Mazda le dice a Zarathustra: “Ofrece un sacrificio,

Oh Spitama Zarathustra, a esta poderosa corriente divina, Ardvi Sura Anahita...” (Avesta,
XXIV.103). Y luego continúa describiendo como “Zarathustra ofreció a la diosa un sacrificio
en los bancos del río Caitya” (Ibid ., XXIV.104). La diosa riverina Sarasvati, la “Gran
Corriente” aparece en varias ocasiones en el Rig Veda (Fig. 4). Presenta claras similitudes
con otra diosa riverina, la citada Anahita de Irán, al ser portadora de una energía ilimitada:
las aguas, que discurren sin descanso hasta la eternidad, y el agua misma como fuente
literal de energía. Su nombre, en el idioma sánscrito, sirve para designar a un río, hoy
extinto (Sarasvatirahasyopanisat, en Sakta Upanisads, Mahadeva 1950; Kinsley 1993:72).
Las analogías entre estas diosas de Irán y la India, y la céltica Boann, son por lo tanto
claramente evidentes.
Epona y Rhiannon; Etain
Las diosas célticas Epona y Rhiannon. Aunque Epona (Fig. 5) es primordialmente una
diosa pan-céltica, patrona de los caballos y diosa tutelar de los soldados y oficiales de
caballería (Green 1986: 91-94, 173-74; 1997:90-92; Olmsted 1994: 158-59, 373-75), muestra
también funciones de diosa de la soberanía y de la fertilidad presentes en las Diosas-
Madres en la mayor parte de los cientos de altares, inscripciones y estatuas halladas en
todas las regiones del antiguo Imperio Romano, desde las Islas Británicas, la Península
Ibérica y el Norte de Africa hasta Bulgaria en el Este (Magnen 1953; Fernández de Avilés
1942). Los autores clásicos la describen como presidiendo cuadras y centros de cría
caballar (Juvenal, Satirae VIII:155-57; Minucius Felix, Octavianus XXVII, 7: Apuleius,
Metamorphoses, III, 27). Los epidii o equidii de la antigua Escocia (las “gentes del caballo”
nombradas por Ptolomeo en su Geographia) la veneraban (Benot 1950; Magnen 1953), y
durante la ocupación romana de Gran Bretaña su culto se unió con el de Macha y Rhiannon.
Esta última, heroína de la leyenda céltica “Pwyll Pendeuic Dynet” de la Primera Rama de
los Mabinogi, un texto medieval manuscrito del País de Gales (The Mabinogion, Jones
and Jones 1996), está considerada hoy como la misma o una figura muy cercana a Epona
(Powers Coe 1995:95-99, 120-133).
La mítica Etáin presenta también detalles y atributos que la caracterizan como una
figura de la soberanía. La unión de esta famosa heroína céltico-irlandesa, posiblemente
una divinidad euhemerizada, con el rey Eochaid (“Tochmarc Étaine”, Yellow Book of
Lecan, 1896), cuyo trono estaba en entredicho ya que no poseía esposa y reina, tiene
también todos los visos de ser un matrimonio sagrado para legitimar su realeza. El erudito
Dáithí Ó hÓgáin considera incluso que Etáin es incluso la misma figura mítica que la diosareina
Medb (1999:134).


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