Los placeres desenfrenados y los vicios, que traen consigo la degradación moral y la desintegración de la personalidad humana, tienen también su genuino representante en la mitología chilota; de modo igual a lo que ocurre en otras regiones de la Tierra. Al personaje que encarna este aspecto negativo y denigrante, del género humano, se le conoce con el nombre de "La Condená". El mito, la describe como una mujer de mediana edad, que fue muy hermosa en su adolescencia y juventud, pero que en la madurez de su lamentable existencia, muestra una mezcla grotesca de lo insinuante, con lo mustio, y lo desfigurado por las huellas profundas e indelebles, que imprime la vida disipada; cuando se desbocan todos los cauces de las fuerzas instintivas y de las inquietudes mórbidas, en loco frenesí.
En las entrañas marchitas de esta eximia inventora y cultora de todos los vicios, de múltiples placeres exóticos, perversiones y excesos de toda índole, germinó el espíritu del mal, dando origen a una criatura deforme y altamente perversa, digna descendiente de una madre depravada y que a su nacimiento recibió el nombre de Fiura. Esta fue la única semilla que logró fructificar, en ese vientre diabólico, destruido en su fecundidad por su propia simiente, lo que le trajo la congoja sexual, que le rola las entrañas y la llevó hacia el despeñadero.
Si bien este mito, yace en la actualidad, borrado por la pátina del tiempo, la palabra "condená", continúa usándose con cierta frecuencia y precisamente, para referirse a personas, que se apartan de la línea clara y recta de una conducta moral adecuada, por desoír las órdenes de ese guía maravilloso que se llama conciencia, juez supremo, que señala la vida de la corrección, la sobriedad, la honestidad, etc., etc...
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