miércoles, 3 de abril de 2019

Mitos nórdicos: Historias de oro y de dioses

En la Edda Prosaica, en El lenguaje de la poesía, encontramos historias de aventuras y venganzas sobre el origen del oro y su asociación con los dioses y los gigantes. Estas historias a veces usan cuentos que se encuentran en otras partes de las colecciones de mitos para remarcarlos. Por ejemplo, la historia sobre la piel de nutria, Fafnir y Sigurd también aparece en el capítulo 19 de este libro, así como en el capítulo 23, sobre Hrolf Kraki.

    La gran presencia del oro en la mitología nos recuerda lo importante que era tanto en los regalos reales como a la hora de vincular a los guerreros con sus señores durante la Era Vikinga. Acorde con esto, un número importante de mitos y sus poemas asociados estaban conectados con este metal precioso.

    Gigantes y gigantas (jötnar en nórdico antiguo) son personajes comunes en la mitología nórdica. Los dioses están a menudo en oposición a los gigantes, a los que han desterrado a Giantland y a los que impiden la entrada a Asgard, el hogar de los dioses. La relación entre los dioses y los gigantes es compleja, ya que varios de los dioses, incluidos Odín y Loki, descendieron en parte de gigantes. Hay peleas intermitentes con los gigantes, en las que vemos a estos tratando de apoderarse de diversos tesoros, y a las diosas y dioses asaltando Giantland (Jötunheimr en el nórdico antiguo) para recuperarlos.

    En cambio, a los enanos (nórdico antiguo: dvergr) solo se los retrata en masculino. Trabajan de herreros y producen diversos tesoros para los dioses, incluidos algunos hechos de oro. Sus hogares, en la tierra y en las rocas, también los asocian con la minería de metales preciosos. La Edda Poética describe a los enanos como el producto de la sangre primordial de Brimir (Ymir) y de los huesos de Blainn (véase el capítulo 17). No obstante, la Edda Prosaica cuenta una historia diferente y, en vez de eso, alude a los enanos como semejantes a gusanos que crecieron en la carne de Ymir antes de que los dioses les dieran raciocinio. Algunas de las nornas (seres femeninos que gobiernan el destino de dioses y hombres) descienden también de enanos (ver capítulo 4). A propósito de eso, el plural tradicional para dwarf (enano) era dwarfs y no dwarves. El último término se popularizó gracias a J.R.R. Tolkien, que lo usó para designar a seres de la Tierra Media, y ha conseguido crédito desde entonces.

    * * *

    Al oro se le llama en la poesía con multitud de nombres tales como Fuego de Aegir, Hojas de Glasir, Pelo de Sif, Pago de nutria, Hogar de Fafnir, Tesoro de los Nibelungos, Flor de Frodi y Semilla de Kraki. Esos nombres provienen de las historias asociadas con este metal precioso, y estas son algunos de los relatos que hay detrás de tales nombres…

    El oro descrito como Fuego de Aegir

    Un día Aegir (el gigante marino) acudió como invitado a los salones de Asgard. Cuando llegó el momento de marcharse, pagó la cortesía invitando a Odín y a los Æsir a visitarle al cabo de tres meses. Cuando hubo transcurrido el plazo los Æsir partieron hacia su morada. Fueron Odín, junto con Asyniur, Bragi, Freyia, Freyr, Frigg, Gefien, Idunn, Loki, Niord, Sif, Skadi, Tyr y Vidar. Thor no estaba entre ellos, ya que se hallaba en las regiones orientales matando trolls.

    Los Æsir llegaron al salón de Aegir, ocuparon sus lugares para la fiesta y Aegir colocó luces para que pudieran ver mientras comían y bebían. Ahora bien, si en el Valhalla, donde vivían los Æsir, la luz en el salón, durante las fiestas, brotaba de las espadas, en el salón de Aegir surgía desde bulbos brillantes de oro. Brillaban con tal fulgor que iluminaban todo el salón. Era como si resplandeciera de fuego. Cuando comenzó la fiesta, Loki se peleó con los otros dioses y además mató a uno de los esclavos de Aegir de nombre Fimafeng. Eso no fue lo único destacable durante la reunión; algo muy de reseñar fue que el convite se servía a sí mismo. La comida llegaba sola, igual que la bebida, los cuchillos y todo lo necesario. Simplemente, aparecía en las bancadas de hidromiel. Por eso al oro a veces se le llama Fuego de Aegir. Tal es la forma en la que los poetas han acuñado otros nombres ligados a esto. También se le conoce como Fuego del mar (ya que Aegir era un gigante marino) y Fuego de los ríos y lagos (ya que, como gigante del agua, Aegir también ha dado nombre a esos cursos de agua en la poesía). A veces lo llaman Fuego de Ran, dado que esta es la esposa de Aegir y tiene una red que puede atrapar a cualquiera que navegue en el mar. De esa forma, su nombre se emplea como sustituto del de Aegir mismo.

    El oro descrito como Hojas de Glasir

    El oro también se llama Hojas de Glasir porque un árbol con ese nombre se alza frente a las puertas del salón en Valhalla y sus hojas son de oro rojo. Así, el árbol que crece a las puertas del salón de Odín les ha dado a los poetas una forma de denominar al oro.

    El oro descrito como Cabello de Sif

    Otro nombre para el oro es Cabello de Sif. La historia que hay detrás de ese nombre afecta a la diosa Sif y tiene que ver con cómo fue maltratada por Loki. Este, debido a su inclinación a causar problemas, había cortado el cabello dorado de Sif. Cuando Thor se enteró, montó en cólera, aprisionó a Loki y amenazó con romperle todos los huesos del cuerpo. Pero Loki, temeroso de la ira de Thor, pronuncio el juramento de que emplearía a elfos negros para hacer a Sif una cabellera nueva que crecería como ninguna otra. Loki acabó por acudir a los hijos del enano Ivaldi y llegó con ellos a un acuerdo para que hicieran el cabello dorado para Sil. Fueron también estos hábiles metalúrgicos los que crearon la lanza de Odín, llamada Gungnir, y el barco Skidbladnir, que es el mejor buque del mundo y pertenece al dios Freyr (aunque hay quien dice que fue Odín el que lo hizo).

    Entonces, Loki hizo una apuesta con otro enano llamado Brokk: apostó su propia cabeza a que el hermano de ese enano (Eitri) fuese capaz de hacer tres cosas tan maravillosas como el cabello de oro de Sif, la lanza de Odín y el barco de Freyr. Eitri midió sus propias habilidades con la tarea asignada. Primero, echó una piel de cerdo en su ardiente fragua e instó a su hermano Brokk a seguir avivando las llamas hasta que el calor hubiese acabado su labor con el pellejo de cerdo. Entonces, Eitri se fue a su taller de metalurgia y Brokk siguió trabajando con el fuelle. Mientras Brokk hacía tal cosa, una mosca se posó en su brazo y le picó, pero Brokk siguió con su tarea, ignorando a la mosca. Cuando Eitri volvió y sacó el pellejo de cerdo del fuego, se había trasformado en un jabalí de doradas cerdas.

    Después, Eitri puso una pieza de oro en la fragua y de nuevo le pidió a Brokk que no dejase de agitar el fuelle. Eitri se fue y otra vez volvió la mosca, solo que esta vez se posó en el cuello de Brokk y le picó el doble de fuerte. De nuervo Brokk ignoró a la mosca y siguió con su trabajo. Cuando Eitri regresó, sacó un anillo de oro de las llamas. Ese anillo de oro se llama Draupnir, y tiene la propiedad de multiplicarse en otros anillos. Cada nueve noches, ocho nuevos anillos caen de Draupnir y aumentan la riqueza de Odín, que es su dueño.

    Por último, Eitri colocó un trozo de hierro en la fragua y volvió a pedir a Brokk que siguiera trabajando los fuelles, porque la obra podía fallar por culpa de una simple pausa. Una vez más, Eitri se marchó del taller y una vez más la mosca regresó. Solo que esta vez se posó en la cara de Brokk y le picó en los párpados. La sangre corrió por sus ojos al punto de que no podía ver. Brokk se distrajo e intentó golpear a la mosca, incluso mientras seguía accionando los fuelles. La mosca salió volando. En ese momento, Eitri volvió, porque sabía que todo había estado a punto de irse al traste debido a que Brokk había sido distraído por la mosca. Pese a eso, se había forjado un martillo y Eitri lo cogió para mostrárselo a Brokk, junto con el jabalí de cerdas doradas y el anillo mágico.

    Brokk llevó esos tres increíbles objetos a Asgard para que los Æsir pudiesen juzgar su valor. Y Loki llevó a su vez la cabellera dorada, la lanza y el barco para enfrentarlos a las obras de Eitri. Serían jueces Odín, Thor y Freyr, y su decisión sería definitiva, sin posible apelación. Así comenzó la prueba de los objetos prodigiosos.

    Loki entregó la lanza a Odín, el cabello dorado a Thor y el barco a Freyr para que juzgasen su excelencia, ya que la lanza era imparable, el cabello dorado enraizaría en la cabeza de Sif y el barco, además de gozar siempre de viento favorable, podía doblarse y llevarse en un bolsillo. Para desafiar todo eso, Brokk dio el anillo multiplicador a Odín, el jabalí a Freyr y el martillo a Thor. Lo mismo que Loki, exaltó sus virtudes: el anillo se multiplicaba cada nueve noches; el jabalí podía correr por el cielo y el mar más rápido que el mejor caballo, irradiando luz de sus cerdas doradas; y el martillo podía golpear con tanta fuerza como Thor desease, nunca fallaría a su objetivo y volvería siempre a su mano, aparte de que era lo bastante pequeño como para llevarlo bajo la camisa.

    Odín, Thor y Freyr deliberaron y estuvieron de acuerdo en que el martillo era el mejor de todos aquellos trabajos notables y que, con él, podrían mantener a los gigantes del hielo a raya. Por tanto, anunciaron que el enano había ganado el concurso y derrotado a Loki. Al verse vencido, Loki ofreció pagar alguna compensación por su cabeza. Pero Brokk no estuvo interesado: quería la cabeza de Loki.

    Loki no se iba a quedar para que Brokk se la cortara y salió huyendo. En su fuga, se sirvió de sus zapatos, que podían llevarle a gran velocidad a través del cielo y el mar. Pero Brokk apeló a la justicia de Thor y este capturó a Loki. Cuando el enano intentó cortarle la cabeza, Loki protestó, aduciendo que la cabeza le pertenecía, pero no el cuello. Entonces Brokk cosió los labios de Loki —aunque no sin dificultad, al punto de que tuvo que requerir un punzón para abrir agujeros en ellos—, porque era esa boca la que había desafiado a Brokk y a su hermano. Por eso el oro se denomina a veces Cabello de Sif.

    El oro descrito como Pago de nutria

    Cierta vez, Odín, Loki y Haenir estaban explorando y llegaron a un río. Remontaron su curso hasta una cascada y se toparon con una nutria. Esta había atrapado un salmón y se lo estaba comiendo. Tan relajada se encontraba la nutria que no sintió llegar a los Æsir, por lo que, cuando Loki le tiró una piedra, la alcanzó en la cabeza totalmente por sorpresa. Eso agradó a Loki, ya que de un solo golpe había conseguido una nutria y un salmón. Recogieron ambos y Odín, Loki y Haenir siguieron su camino hasta llegar a una granja, a la que entraron. Era el hogar del mago Hreidmar. Los tres Æsir preguntaron si podían pasar la noche. Además, añadieron que llevaban sus propias provisiones, y mostraron el salmón y la nutria. Al verlo, Hreidmar llamó a sus dos hijos. Tenían por nombre Fafnir y Regin. Cuando llegaron, Hreidmar les mostró el cuerpo de la nutria, les dijo que era su hermano y que los Æsir lo habían matado. Indignados por la muerte de Nutria, sus dos hermanos capturaron a los tres Æsir y les ataron con firmeza. Al ver el peligro en el que se hallaban, los Æsir negociaron sus vidas, invitando a Hreidmar a poner como precio un tesoro que deberían pagar como compensación por la vida de su hijo. Sellaron el acuerdo con juramentos.

    Hreidmar despellejó a la nutria y afirmó que el precio que exigía por la vida de su hijo era que la piel se llenase de oro rojo y, es más, que este la cubriese por completo. Solo así se vería satisfecho. Era una gran exigencia, y por eso Odín envió a Loki al reino de los elfos negros, a buscar suficiente oro. Al llegar a un lago, Loki vio un pez que era en realidad el enano Andvari. Lo hizo prisionero y le dijo que no le liberaría hasta que le entregase todo el oro que tenía en su hogar subterráneo de las rocas. Eso suponía una gran cantidad. El enano no tuvo más remedio que hacer lo que Loki le exigía. Pero, mientras entregaba el oro, trató de conservar un único anillo. Sin embargo, Loki se dio cuenta y exigió a Andvari que lo entregase junto con el resto del oro de su tesoro. El enano imploró que le permitiera conservar el anillo, ya que era mágico y con el tiempo produciría más oro. No obstante, Loki no se atuvo a razones y exigió la entrega de hasta la última pieza de oro. Enfrentado a perderlo todo, el enano anunció que quien poseyera el anillo no obtendría otra cosa que destrucción. Loki ni se inmutó ante tal amenaza y dijo que bien podría ser así y que él, Loki, advertiría a quien quisiera el anillo acerca de su poder terrible.

    Loki llevó el oro a Odín, que se lo entrego todo a Hreidmar, a excepción del anillo. Odín pensó que era un objeto de gran belleza y lo retuvo para sí. Tras recibir el oro, Hreidmar llenó la piel de nutria con él. Cuando estaba ya tan llena que no se podía meter más, Odín empezó a cubrir de oro el exterior. Pronto toda la piel estuvo cubierta de oro. Toda menos un bigote. Al ver tal cosa, Hreidmar exigió que se cubriese también, so pena de que su acuerdo con los Æsir fuese nulo y sin valor. En respuesta, Odín sacó el anillo y cubrió el bigote que quedaba de la nutria. Al hacerlo, se cumplió el acuerdo con Hreidmar, ya que se había llevado a cabo el pago de la nutria.

    Hecho esto, a los Æsir les fueron devueltas sus posesiones. Odín recuperó su poderosa lanza y Loki los zapatos con los que podía correr por el mar y el cielo. Llegados a ese punto, los Æsir ya no tenían motivos para temer a Hreidmar y Loki le reveló la maldición del anillo. Se cumplió. El oro fue la causa de la muerte de Hreidmar. Y por eso algunos poetas denominan al oro «Pago de nutria». Otros, sabedores de la forma en la que se pagó el oro y del destino de Hreidmar, lo nombran como «Metal de conflicto». Algunos incluso lo llaman «Pago forzoso de los Æsir», en recuerdo de cómo tuvieron que conseguir el oro para salvar sus vidas.

    El oro descrito como Hogar de Fafnir

    Así fue cómo el oro tomado a Andvari se convirtió en la perdición de Hreidmar. Este, una vez que se apoderó del oro, se negó a compartirlo con sus hijos. Pero ellos habían exigido una parte como compensación por la muerte de Nutria, su hermano. Cuando Hreidmar se negó, mataron a su propio padre.

    Una vez que Hreidmar hubo muerto, los dos hermanos se pelearon entre ellos. Regin exigió a Fafnir que compartiese el oro con él. Pero Fafnir contestó que, dado que ya había matado a su propio padre por el oro, no estaba dispuesto a compartirlo con su hermano y que Regin haría bien en irse para no ser asesinado. Consecuente con tal amenaza, Fafnir se caló un casco aterrador que había pertenecido a su padre y tomó también la espada de este. Regin huyó lejos. Recogiendo el oro, Fafnir lo trasladó a un brezal llamado Gnitaheath o Brezal resplandeciente. Allí excavó un escondrijo para el oro y para él. Con el oro bajo tierra, Fafnir se convirtió en una serpiente y se tumbó sobre el oro (a la manera de los dragones, que lo guardan en túmulos funerarios).

    Aunque Regin no había conseguido su parte del oro, no por eso renunció a ella. Se fue a vivir a la corte del rey Hialprek de Dinamarca. Allí se convirtió en un artesano que forjaba buenas espadas. Durante su estancia en aquel lugar, se convirtió en padre adoptivo de Sigurd, higo de Sigmund, de la familia de los Volsungs. Sigurd gozaba de renombre gracias a su fuerza y coraje como guerrero real descendiente de valerosos ancestros. Regin le habló a Sigurd del gran tesoro oculto en Gnitaheath y de cómo estaba guardado por Fafnir la serpiente, y le instó a ir y ganárselo. Para ello, Regin le forjó una espada llamada Gram (que significa Ira), tan afilada que con ella cortó Sigurd en dos el yunque de hierro de Regin. Así dispuestos para la batalla, ambos partieron para Gnitaheath, en busca del gran montón de oro de Fafnir.

    Prepararon una emboscada para Fafnir. Sigurd cavó una trinchera en el lugar donde acudiría a beber, se escondió ahí y, cuando la serpiente le pasó por encima, le atravesó el cuerpo con la espada. Así murió Fafnir. Una vez muerta la serpiente, Regin le dijo a Sigurd que había matado a su hermano, pero que aceptaría como compensación que Sigurd asase el corazón de Fafnir por él. Mientras Sigurd lo hacía, Regin se bebió la sangre de la serpiente y luego se echó a dormir.

    Entretanto, Sigurd seguía asando el corazón de Fafnir. Al probar a ver si ya estaba hecho, se quemó los dedos con los jugos que rezumaban y se llevó los dedos a la boca para enfriarlos. Cuando la sangre de Fafnir tocó su lengua, de repente, fue capaz de entender el lenguaje de las aves de un árbol cercano. Un pájaro le dijo que sería prudente que se comiese el corazón de Fafnir él mismo. Otro le avisó de que Regin planeaba vengarse del guerrero que había matado a su hermano.

    Así, alertado por los pájaros, Sigurd se levantó, desenvainó su espada y mató a Regin. Con el caballo de Regin, Grani, Sigurd se dirigió a Gnitaheath, a la madriguera en la que Fafnir había escondido el oro. Se apoderó del tesoro, lo puso a la grupa de Grani y se marchó con él. Por eso, algunos poetas aluden al oro como Casa de Fafnir, al tiempo que otros lo llaman Cargamento de Grani y aún otros Metal de Gnitaheath.

    El oro descrito como Tesoro de los Nibelungos

    Tras conseguir el oro, Sigurd cabalgó hasta llegar a un salón en plena montaña y, en su interior, se encontró con una mujer dormida. Vestía casco y cota de malla. Sigurd le quitó la cota y despertó, le dijo que su nombre era Hild y que era una valquiria.

    Desde allí, Sigurd cabalgó hasta la corte del rey Giuki. Se quedó en ese lugar algún tiempo y se casó con la hija del rey, Gudrun. Sus hermanos —Gunnar y Hogni— juraron entonces hermandad con Sigurd. La familia de Giuki era conocida como los Nibelungos. Debido al juramento de hermandad, Sigurd los acompañó cuando viajaron en busca de una novia para Gunnar. Era Brynhild, la hermana de Atli Budlason, al que algunos llamaban Atila el Huno.

    Ocurrió que la casa de Brynhild, en Hindafell, estaba rodeada de fuego y ella había jurado que solo se casaría con el hombre que fuese lo suficientemente valiente como para cruzar ese anillo de llamas. Gunnar estaba dispuesto a cruzarlo, pero su caballo rehusó hacerlo. Solo el caballo de Sigurd, Grani, estaba preparado para tal hazaña, pero Grani no dejaba que nadie que no fuese Sigurd le montase, y adivinaba siempre quién era Sigurd, no importaba lo bien que se disfrazase. Así que Sigurd y Gunnar cambiaron sus apariencias. De esa forma, el caballo podría cruzar las llamas, pues sabía que su jinete era realmente Sigurd (aunque parecía ser Gunnar) y así Brynhild creería que había sido Gunnar quien lo hizo y, por tanto, accedería a casarse con él. Así ocurrió, y esa noche Sigurd colocó su espada entre ambos para no tener relaciones sexuales. Por la mañana, Brynhild y él intercambiaron regalos. Él le entregó el anillo que una vez perteneciera a Andvari y ella le dio un anillo de su propio tesoro.

    De esa manera, Gunnar consiguió a Brynhild y se casó con ella. Pero las cosas no fueron bien en esa familia debido a una disputa entre Brynhild (la esposa de Gunnar) y Gudrun (la esposa de Sigurd). Y se debió a la prepotencia de Brynhild, porque, un día, Gudrun y ella fueron al río a lavarse los cabellos. Mientras lo hacían, Brynhild afirmó que debería ponerse río arriba de Gudrun, para que fuese esta la que usase el agua sucia, dado que su marido, Gunnar, era más valiente que Sigurd. Al oír tal cosa, Gudrun replicó que lo cierto era que Sigurd era el más valiente, ya que había matado a Fafnir y a Regin, y se había apoderado del tesoro en oro. Brynhild, sin impresionarse, replicó que Sigurd no se había atrevido a cruzar la barrera de fuego de Hindafell y solo Gunnar había osado hacerlo. Gudrun respondió entonces que el anillo de oro que atesoraba Brynhild era igual que uno que ella misma le había entregado a Sigurd, lo que era prueba de que fue él quien había cruzado las llamas, había yacido con Brynhild y le había entregado el anillo. Esos anillos provenían del montón de oro de Fafnir en Gnitaheath y el dueño de aquel tesoro era ahora Sigurd. Ante eso, Brynhild guardó silencio, porque nada podía replicar.

    Brynhild quedó llena de amargura por lo que Gudrun le había contado y, por esa razón, trató de incitar a su esposo Gunnar a matar a Sigurd, y a contar con Hogni como cómplice en el asesinato. Pero ambos hombres se negaron, ya que eran hermanos juramentados de Sigurd. Así que recurrieron a su otro hermano, Gothorm, para perpetrar el asesinato. Él apuñaló a Sigurd, pero este le lanzó un tajo y le partió por la mitad. Al morir Sigurd, su hijo de tres años, Sigmund, fue también asesinado. Brynhild se apuñaló entonces a sí misma y acabó quemada en la misma pira funeraria que Sigurd. Gunnar y Hogni tomaron el tesoro de Fafnir y gobernaron juntos. El hermano de Brynhild, el rey Atli Budlason, se casó con Gudrun, la viuda de Sigurd. Invitó a Gunnar y a Hogni a visitarlo, pero ellos temían por su oro y lo enterraron en el fondo del río Rin. Allí sigue, a día de hoy, y nadie lo ha encontrado nunca.

    El rey Atli Budlason luchó contra Gunnar y Hogni, y los capturó. A Hogni le arrancó el corazón del pecho, estando vivo, y arrojó a Gunnar a un pozo de serpientes. Este tenía las manos atadas, pero tocó el arpa con los dedos de los pies para hacerlas dormir. Sin embargo, una no lo hizo y le picó, matándole. Es por eso que el oro es llamado a veces Tesoro de los Nibelungos, ya que Gunnar y Hogni eran de la familia de los Nibelungos y se habían convertido en los dueños del montón de oro de Fafnir.

    La muerte de Gunnar y Hogni dejó a la hermana de estos, Gudrun, llena de rencor hacia el rey Atli Budlason, su marido. En venganza, mató a los dos hijos que había tenido con el rey e hizo copas con sus cráneos. Adornó el borde de cada cráneo con plata y oro. Vertió hidromiel en esas copas y lo mezcló con la sangre de los chicos. Luego se lo sirvió a su marido junto con los corazones de los niños, que había asado. Cuando el rey hubo bebido la sangre de sus propios hijos y comido sus corazones, Gudrun le reveló lo que había hecho con muy amargas palabras. Sin embargo, el hidromiel era tan fuerte que todos en el salón se quedaron dormidos sobre las mesas y, esa noche, Gudrun mató al rey Budlason y prendió fuego a su salón. Así murieron Atli (Atila) y sus nobles hunos.

    Luego, Gudrun intentó ahogarse en el mar, pero fue arrastrada hasta la costa de Dinamarca, donde la encontró el rey Ionakr, que se casó con ella. Concibieron tres hijos y, como todos los Nibelungos, tuvieron el pelo negro como el azabache. En Dinamarca, Gudrun tenía a su lado a la bella Svanhild, la hija de Sigurd. Fue elegida para novia del rey Iormunrekk el Grande, que algunos llaman Eormenric de los ostrogodos. Pero, cuando este envió a su hijo a buscarla, él decidió casarse con ella en lugar de entregarla al viejo rey Iormunrekk. Cuando el monarca se enteró, hizo ejecutar a su hijo y que Svanhild fuese pisoteada hasta la muerte por los cascos de los caballos de sus nobles.

    Al saber Gudrun que su hija había sido asesinada, envió a sus tres hijos varones a matar al rey Iormunrekk, pero disputaron entre ellos y dos asesinaron al tercero porque era el favorito de su madre. Cuando llegaron hasta el rey Iormunrekk, le cortaron los brazos y las piernas, pero, faltando su hermano para ayudarles, no le cortaron la cabeza y esta alertó a sus hombres, que lapidaron a los dos hermanos hasta la muerte. Así murieron los hijos de Gudrun.

    El oro descrito como Harina de Frodi

    Había una vez un hijo de Odín llamado Skiold. Vivía en un lugar que entonces se llamaba Gotland y ahora Dinamarca. A su nieto le pusieron por nombre Frodi. Cuando Frodi se convirtió en rey, Augusto era el emperador de Roma. Fue en esa época cuando nació Cristo. Frodi fue un rey poderoso que llevó la paz a las tierras del norte, un tiempo que las gentes denominaron La paz de Frodi. Nadie mataba a nadie, incluso aunque tuviese derecho legítimo a la venganza. Un anillo de oro podía quedarse en el suelo sin que nadie se apoderase de él.

    Un día, Frodi fue a Suecia a visitar al rey de ese país y, durante su estancia, compró dos esclavas fuertes. Las puso a trabajar en un enorme juego de piedras de molino que habían encontrado en Dinamarca y que molería lo que se le ordenase. Frodi mandó que hiciesen oro y paz, pero las esclavas, con exceso de trabajo, convocaron a un ejército y Frodi murió cuando un rey del mar (un vikingo) le atacó. Ese rey del mar se apoderó de las piedras de molino y de las esclavas, y ordenó que moliesen sal, pero se produjo tanta que sus barcos se hundieron. Esa es la razón por la que el mar se volvió salado. Fue tras esa molienda de la piedra cuando el oro comenzó a ser llamado en ocasiones «Harina de Frodi», porque, de haber tenido éxito, las esclavas habrían producido para este sacos de oro de la mismo forma que se produce la harina de manera normal.

    El oro descrito como Semilla de Kraki

    Había una vez un rey en Dinamarca conocido como Hrolf Kraki (que significa Hrolf Caralarga). Mientras él era rey, el gobernante de Uppsala, en Suecia, era el rey Adils, que se había casado con la madre de Hrolf Kraki. Estaba en guerra con el rey de Noruega. Habían acordado encontrarse para combatir sobre el hielo del lago Vaeni y, por ello, el rey Adils llamó a Hrolf Kraki para que le apoyase. Pero el propio Hrolf Kraki estaba enzarzado en una guerra con los sajones del sur y no pudo acudir en persona. Así que, a cambio, le envió a doce de sus berserkers. El rey noruego murió en la batalla y los berserkers pidieron el pago prometido por el rey Adils, así como un tesoro para su rey, Hrolf Kraki. Pero Adils se negó a entregar nada y aquellos guerreros partieron furiosos.

    Cuando Hrolf Kraki supo lo ocurrido, reunió a su ejército y navegó hasta Suecia. Junto con sus berserkers, viajó hasta Uppsala, donde fueron recibidos por la madre de Hrolf Kraki. Les llevó a un salón donde les dieron de beber y encendieron grandes fuegos para ellos, pero los hombres del rey Adils arrojaron tanta leña a los fuegos, que estos amenazaron con quemar a Hrolf Kraki y a sus hombres.

    Sin embargo, Hrolf Kraki no tuvo miedo. De hecho, avivó el fuego arrojando su escudo a las llamas y sus guerreros hicieron lo mismo. Luego capturaron a los criados suecos y los echaron también al fuego.

    Tras eso, la madre de Hrolf Kraki le entregó mucho oro y le dijo que debía marcharse. Así lo hizo, pero les persiguió el rey Adils con su ejército. Para entretenerlos, Hrolf Kraki arrojó oro al suelo de la misma forma que un granjero dispersa semillas y los soldados suecos desmontaron para recogerlo. Pero el rey Adils siguió persiguiendo al rey danés y sus guerreros hasta que Hrolf Kraki tiró un anillo de oro y Adils se inclinó para pescarlo con la punta de su lanza. Al verlo, Hrolf Kraki se burló de él y dijo que, aunque fuese el más grande entre los suecos, se había arrastrado como un puerco para conseguir el anillo de oro. Por eso al oro se le conoce a veces como «Semilla de Kraki».

    Otros nombres para el oro

    El oro también es conocido en poesía como «Fuego de brazo», ya que brilla en los brazaletes de los guerreros, y «Fuego de hielo», ya que puede ser blanco. También como Metal rojo del Rin, al recordar cómo lo ocultaron en el gran río. De igual manera, el oro se asocia con gente noble de diversas formas, tales como llamar a un hombre Quebrantador de oro, porque rompe los ornamentos de oro de sus enemigos, y Premio en oro, porque los reyes recompensan a sus guerreros con ese metal. Una mujer puede ser llamada Dispensadora de oro, porque premia a guerreros con el mismo, y Columna de oro, porque el oro brilla como el sol y la mujer se alza esbelta y fina como la columna en un salón, ya que las monedas deben estar hechas de oro precioso (entregadas como recompensa por una dama de alta cuna) y, lo mismo que un roble, una dama noble se mantiene hermosa y erguida

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