Estos dichos exploran lo que en la sociedad nórdica precristiana se entendía por sabiduría. Y eso tiene que ver con el conocimiento humano, el empleo de las runas, misterios y hechizos. Muchos de estos dichos versan sobre consejos y protocolos acerca del comportamiento en el salón del señor o entre vecinos. Sin embargo, otros se refieren a cuestiones de religión, creencias y mitología. Esos son los que adjuntamos aquí. Se encuentran en la colección de tradiciones conocida como Edda Poética.
La poesía de la sabiduría se encuentra, a lo largo de la Edda Poética, en una forma que en nórdico antiguo se llama ljodahattr (literalmente, métrica de la canción) y que consiste en estrofas de dos secciones, cada una compuesta por una larga línea con cuatro sílabas acentuadas y hasta tres aliterativas, y una más corta con dos sílabas acentuadas y dos aliterativas. Es una fórmula reservada para la poesía de la sabiduría y el diálogo. Los poemas dentro de la Edda Poética no tienen por fuerza que ajustarse a una sola de las formas y estilos de verso. Eso significa que, si bien hay poemas enteros dentro de la Edda que están compuestos tan solo en ljodahattr, existen otros que contienen solo secciones de observaciones gnómicas (que consisten en máximas o aforismos de corta longitud).
Odín, como dios nórdico de sabiduría, es un nexo que une todos los poemas de ese tipo de la Edda Poética. Es Odín el que instruye a Sigurd en los augurios de batalla, en el poema llamado Los dichos de Regin. También muestra su vasto conocimiento en Los dichos de Grimnir, cuando se disfraza para poner a prueba al gigante Geirrod y luego enseñarle el verdadero significado de la sabiduría. Solo después de haberle dispensado este conocimiento, se descubre ante Geirrod. Dentro de la recopilación conocida como Los dichos del Altísimo (se dan ejemplos más abajo), es la figura de Odín la que unifica el poema y une los distintos retazos de sabiduría. Es la aparición de Odín en mitad del poema lo que suministra la identificación de una voz narrativa y añade validez a la sabiduría mostrada previamente. La sabiduría se presenta en el poema como un regalo de Odín a la humanidad y, como tal, su presencia como originador y poseedor original de la sabiduría se siente a lo largo de toda la poesía sobre ese tema presente en la Edda Poética.
La poesía de la sabiduría no tiene fórmula prescrita, ni narrativa o principio cronológico, y las colecciones de dichos (gnomos) se vinculan por temas. A menudo, esos poemas no son progresivos, sino que se detienen en un tema, lo exploran y luego siguen adelante. Los temas sobre los que se discuten abarcan un amplio abanico que incluye la ebriedad, la locura, la moderación al comer y al beber, el comportamiento de los hombres necios, la burla, la amistad, las limitaciones de la sabiduría, la salud y las mujeres.
* * *
Odín cuenta cómo consiguió el hidromiel de la poesía
Una vez visité al viejo gigante y conseguí volver.
Permanecer callado no me hizo ningún bien, así que hablé.
En el salón de Suttung obtuve objetos provechosos.
Gunnlod me dio un trago de un hidromiel escaso y precioso.
Ella me lo suministró desde su trono dorado.
Fue generosa conmigo, pero obtuvo poco a cambio.
Hice un viaje tedioso hasta la montaña para encontrar el lugar en el que Gunnlod vivía.
Arriesgué la cabeza cuando me escabullí por ese pasadizo, con gigantes muy cerca.
Encontré una barrica de hidromiel; esa barrica se llamaba Odrerir.
Nunca hubiera vuelto de Giantland si no hubiese recibido la ayuda
De la buena mujer llamada Gunnlod. La mujer que yo abracé.
Al día siguiente, los gigantes del hielo llegaron al salón del Altísimo para pedir consejo.
Buscaban a Odín por el nombre que él mismo se había puesto cuando andaba disfrazado
Como un esclavo: ese nombre era Bolverk.
Querían saber si Bolverk estaba entre los dioses o si
Había sido asesinado por Suttung el gigante.
Odín había pronunciado un juramento sagrado sobre un anillo, pero, pese a ello, traicionó a Suttung en su fiesta y dejó llorando a Gunnlod.
Ahora Odín imparte sabiduría desde su alto asiento, junto al muro
Desde el que emana el destino de todos.
Y en ese lugar en el salón del Altísimo, hay conversaciones de hombre, y runas, y buenos consejos.
Odín habla de nuevo, esta vez de cómo consiguió sabiduría y el conocimiento de las runas
Me colgué de un árbol con el viento soplando.
Estuve allí durante nueve largas noches.
Fui herido con una lanza.
Así me sacrificaron a Odín; yo a yo mismo.
Y fue en ese árbol, aquel cuyas profundas raíces son desconocidas para cualquier hombre.
Mientras colgaba allí, no me dieron comida; no me dieron bebida.
Miré hacia abajo desde donde colgaba.
Entonces cogí las runas; gritando de dolor las agarré.
En esa ocasión caí, pero las había conseguido.
Nueve poderosos hechizos aprendí del famoso hijo de Bolthor (el hermano de la madre de Odín).
Además de eso, pude beber ese preciado hidromiel que escanciaban de la barrica llamada Odrerir.
Tras beber, reviví y me hice sabio.
Crecí y prosperé.
Una palabra creció en otra y un escrito creció en otro.
Hay que buscar las runas y encontrar la más importante:
Una carta que es grande y poderosa.
Tal carta fue hecha por los poderosos dioses y tallada por aquel
Que es maestro de runas de los dioses.
Odín talló la runa de los Æsir.
Dain talló la runa de los elfos.
Dvalin talló la runa para los enanos.
Asvid talló la runa de los gigantes.
Cada uno tenía una runa que representaba a su gente.
¿Y cómo se obtiene tal sabiduría?
Se consigue al saber cómo tallar, cómo interpretar el sentido,
cómo probar el significado, cómo preguntar, cómo sacrificar y como matar.
Mejor no rezar en absoluto que sacrificar más de lo que es necesario.
Es mejor no matar en absoluto, que participar en una gran matanza.
De esta manera Odín, con el nombre de Thund, talló las runas antes de que la historia de las naciones fuese escrita.
Odín habla de nuevo, esta vez de hechizos mágicos
Conozco los hechizos mejor que la esposa de un rey; mejor que el hijo de cualquier hombre.
Conozco un hechizo que ayuda contra cualquier acusación, cualquier dolor.
Ayudará a vencer el miedo.
Conozco otro que ayudará a quienes curan a los enfermos.
Conozco otro que trabará la fuerza de cualquier enemigo.
Romperá el filo de sus espadas.
Ninguna de sus armas acertará y cortará.
Conozco otro, ese me liberará de las cadenas que los hombres podrían ponerme.
Cuando lo canto, puedo alejarme.
Las cadenas caen, y los pies y las manos se liberan.
Conozco otro, ese detendrá una flecha en vuelo.
Cuando los guerreros se unen en la batalla y las flechas vuelan,
entonces pueden ser detenidas, sin importar lo rápido que vuelen.
Si la veo, puedo detenerla.
Conozco otro, que puedo usar si soy herido en un combate.
Aunque un arma de madera se alce contra mí, fallará.
Y si un hombre trata de atraparme con magia, hará que rebote contra él.
Conozco otro para usar si el fuego amenaza con quemar el salón.
No importa cuán grande y furioso arda, este hechizo lo detendrá.
Conozco otro que puedo usar si la desarmonía amenaza con dividir a los guerreros.
Es uno que traerá un acuerdo de paz donde hubo una vez contienda.
Conozco otro que protegerá un barco en el mar.
Silenciará, aquietará las olas y calmará el mar.
Conozco otro para derrotar a las brujas que cambian de forma.
Les impedirá regresar a su forma humana.
Conozco otro para proteger a los amigos en la batalla.
Es uno que protegerá su viaje al combate,
su estancia en la batalla.
y su viaje de vuelta del campo de guerra.
Conozco otro para cuando veo a un muerto colgando de un árbol.
Al tallar estas runas y colorearlas correctamente, ese
hombre caminará y hablará de nuevo.
Conozco otro para recitar cuando se derrama agua sobre un guerrero.
Ese guerrero será entonces invencible en la batalla.
Ninguna espada lo tocará.
Conozco otro que me ayudará a nombrar a todos los dioses.
Con él puedo distinguir a los Æsir de los elfos.
Solo aquellos que son sabios pueden hacer esto.
Conozco otro, ese me asegurará el afecto de una mujer y su amor.
Con él puedo ordenar sus pensamientos y hacer que su mente cumpla mi voluntad.
Conozco otro, ese atraerá a todas las chicas jóvenes hacia mí.
Son hechizos útiles para todos los que los conocen.
Conozco otro que no se lo enseñaré a ninguna mujer.
No se lo enseñaré a ninguna chica.
No lo enseñaré a la esposa de ningún hombre.
Aunque sí a la mujer que abrazo por amor.
O a mi hermana.
Estas son las canciones que cantó el Altísimo en el salón del Altísimo.
Son útiles para los hijos de los hombres.
No lo son para los hijos de gigantes.
Benefician a aquellos que los recitan y los conocen.
Benefician al que ha aprendido esta recitación; a aquel que ha escuchado.
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