miércoles, 3 de abril de 2019

El impacto del cristianismo en la mitología nórdica

La plasmación por escrito de la mitología nórdica se produjo sobre todo durante el siglo xiii en Islandia, cuando Snorri Sturluson recopiló su Edda Prosaica y se escribió también la Edda Poética, sobre todo el Codex Regiusxvii. Ese trabajo lo realizaron cristianos practicantes, en un país que era oficialmente cristiano desde hacía más de doscientos años. Por tanto, cabe debatir acerca de cuánto de todo eso es una representación fidedigna de creencias previas a la conversión y hasta qué punto estamos viendo la mitología nórdica a través de la óptica cristiana medieval. El punto clave está en que ningún creyente que viviera durante la Era Vikinga escribió nada sobre la mitología y religión nórdicasxviii. Lo mismo, por supuesto, se aplica a lo que conservamos de mitología céltica y también a las creencias anglosajonas precristianas. Los vikingos no son los únicos cuyas creencias fueron más tarde recogidas por aquellos que ya no las compartían.

    La obra y la ideología de Snorri Sturluson

    La Edda de Snorri Sturluson se concibió como un libro de texto sobre el arte tradicional de escribir poesía escáldica. Enfoca hacia el contenido, el estilo y la métrica de la poesía tradicional vikinga y, debido a eso, también se preocupa mucho por la mitología precristiana. Las historias mitológicas se encuentran sobre todo en la sección titulada El engaño de Gylfi, donde nos relata el comienzo y el fin del mundo, así como en varios otros cuentos sobre los dioses. La parte llamada El lenguaje de la poesía también contiene historias mitológicas que sirven de ejemplo para explicar los orígenes de la forma poética conocida como kennings. Estas historias se basan en poemas más antiguos, tradicionales, y puede que también en relatos en prosa orales, aunque el proceso de trasmisión oral implica que, muy probablemente, fueron adaptadas o alteradas a partir de sus composiciones originales. También parece que el propio Snorri adaptó esas historias y —con la ayuda del prólogo— intentó hacerlas más neutras para conseguir que ese pasado pagano resultase aceptable a sus contemporáneos cristianos.

    Snorri expone su actitud hacia el pasado pagano en su prólogo y lo emplea para poner a la mitología dentro del contexto social de su época, basándose en una «interpretación histórica, antes que ideológica o mitológica»xix. El comienzo de su Prólogo se lee de manera muy similar al Génesis y luego discurre sobre cómo Dios fue descuidado por la humanidad. Después el Prólogo va a considerar que las creencias animistas o religión natural que practicaban aquellos que no conocían a Cristo —debido a que sus predecesores se apartaron de Dios— trataban de explicar la creación, pero no lograban hacerlo por faltarles la sabiduría divina. Hace una clara distinción entre el conocimiento de Dios obtenido a través de la observación natural y el logrado mediante la Gracia.

    Snorri pasa luego a discutir acerca de la marcha de Odín y sus hermanos, desde su tierra natal de Troya a Escandinavia, donde crean su propio reino. Eso liga el pasado pagano escandinavo no solo con el bíblico, sino también con el clásico, algo que era aceptable dentro de la sociedad cristiana medieval. La narración versa sobre la aparente grandeza de Odín, pero no se le retrata como un dios guerrero sino como un hombre de la Antigüedad al que gente descarriada comenzó a rendir adoración y ofrecer sacrificios. En contraste con este papel central de Odín en el Prólogo, el personaje de Thor resulta oscurecido tanto ahí como en la Saga de los Ynglinga, que se supone también escrita por Snorri. A Thor se le coloca en la genealogía de una forma que se aminora su importancia en comparación con la de Odín. Ya que Thor fue considerado por muchos misioneros cristianos como una fuerza antagónica a Cristo, pudiera ser que, como Odín proyectaba una imagen menos poderosa y potente, resultase más seguro presentar a este último como un análogo a Cristo. Como veremos en próximos capítulos, la forma en que la creación del mundo se presenta en El engaño de Gylfi parece indicar que Snorri adaptó las tradiciones para hacerlas más familiares a un público cristianoxx.

    En El lenguaje de la poesía, Snorri discute el pasado pagano en relación con los kennings usados en poesía escáldica, para así suministrar a los lectores de su tratado una compresión de cuáles son los orígenes de tales elementos. A pesar de las referencias iniciales a los Æsir como dioses, al comienzo de El lenguaje de la poesía, Snorri emplea el «evemerismo»3, donde los dioses precristianos se explican por la transformación en tradiciones tardías de quienes no eran más que humanos sobresalientes. Así trata de hacerlos más aceptables socialmente y reducir su impacto. Se justifica por contar tales mitos apoyándose en su valor como ejemplos y explicaciones, y sugiere que tales historias no deben ser vistas como mitología, sino entenderse para ser usadas en poesía. Referencia tales historias introduciendo versos de grandes poetas. Eso implica que esas historias podrían no ser verdad, pero que puede resultar socialmente aceptable emplearlas en poemas, como una forma antigua y tradicional de comunicación oral que fue usada por una larga sucesión de poetas previos a él. Realiza una cerrada defensa de la tradición poética, aunque no busque impulsarla como un sistema de creencias. Esto es prueba del equilibrio intelectual que tiene que hacer Snorrixxi. Es este énfasis en los kennings y no en la mitología lo que le ayuda a quitarles hierro: La Edda de Snorri no es un catálogo de mitología precristiana, sino un tratado de poesía que reposa sobre el credo pagano y que él adapta y emplea para sus propios y polémicos propósitosxxii. Esto significa que no tiene problemas en negar autenticidad a las historias, dado que no son su objetivo principal. Sin embargo, suministra a futuros lectores una panorámica sobre la primitiva mitología nórdica.

    La aportación de Adam de Bremen

    Aunque la mayor parte de la información sobre mitología nórdica procede de las Eddas Prosaica y Poética, disponemos de información sobre cómo se adoraban a los dioses gracias a otras fuentes. Adam de Bremen, un cronista y monje alemán que escribió en la segunda mitad del siglo xi, registró nombres de dioses llamados Thor, Wotan (Odín) y Frikko (Freyr) que recibían adoración en el templo de Uppsalaxxiii. Cosa interesante, es Thor y no Odín el que se consigna como dios supremo. Además, a Odín se le presenta como dios de la guerra y no de la poesía, como ocurre en las fuentes tardías. Este trío de dioses entronca con los escritos del historiador romano Tácito, del siglo i, aunque este usa nombres romanos: Hércules, Mercurio y Marte (este último se cree más a menudo que es el equivalente al dios nórdico Tyr)xxiv.

    Posible influencia cristiana en las sagas

    En las sagas, aparecen varios personajes que profesan particular devoción a distintos dioses. Uno de ellos es el personaje principal de nombre Hrafnkell, en la Saga de Hrafnkell. Muestra tal dedicación al dios Freyr que le apodan Freysgoði o «Caudillo de Frey». No todos los personajes muestran firme devoción por algún dios y, en la Saga de Egill, Egill Skallgrímson se «convierte» de Thor a Odín. Esto, sin embargo, podría estar teñido por las ideas cristianas acerca de la devoción hacia un dios determinado.

    ¿Una voz contemporánea?

    A falta de registros escritos nativos de la época de la conversión, la poesía escáldica nos suministra de la manera más cercana posible los pensamientos y sentimientos de aquellos que vivieron en el periodo vikingo. No obstante, en una sociedad preliteraria, la tradición y la trasmisión oral eran las únicas formas de conservar los versos. Eso significa que los versos escáldicos que se han conservado han vivido muchas etapas de trasmisión, antes de ser consignados por escrito en la forma actual. Aunque las reglas estrictas y métricas favorecían una memorización y trasmisión exacta de las estrofas escáldicas, los manuscritos nos ofrecen abundantes muestras de corrupción y variaciones. Esto implica que no podemos dar por sentado que los versos que tenemos sean los producidos originalmente por los escaldas (poetas), aunque parece que, en la mayor parte de los casos, tenemos el sentido general de lo que el skald original dijo. La obra de los escaldas a menudo tiene que ver con la vida y hazañas de grandes hombres y, una vez que los complicados kennings se desentrañan, los versos a menudo dicen poco más que «el rey es un gran guerrero que ha matado a muchos hombres». No obstante, lo que tiene particular interés para la conservación de la mitología original son los kennings mismos, ya que a menudo contienen pistas sobre la religión pagana y la fe de los reyes conversos.

    Todo esto implica que es muy difícil de conseguir una imagen de verdad precisa sobre lo que creían los escandinavos de los siglos viii, ix y x. Los mejores testimonios proceden de la poesía —tanto la éddica como la escáldica—, pero incluso en esto, debido a los años de trasmisión oral, resulta difícil saber qué ha sobrevivido intacto del todo. Como veremos en la Profecía de la vidente, incluso en uno de los más famosos poemas en nórdico antiguo puede haber partes que resulten ser una interpolación cristiana posteriorxxv. Lo que sí se mantiene en todas las fuentes, empero, son los nombres de los dioses, y podemos estar bien seguros de que esas eran las deidades que adoraban las gentes de comienzos de la Edad Media escandinava, aunque no podamos estar completamente seguros de cuál era el sistema exacto de creencias. Y las historias, aunque nos las hayan trasmitido escritores cristianos, suministran notable cantidad de información tocante a las tradiciones asociadas a esos dioses y diosas.
   

   
     
        3 Teoría del sofista griego Evemero, según la cual los dioses no eran más que antiguos personajes históricos cuyo recuerdo se había deformado y magnificado con el paso del tiempo. (N. del t.)

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