lunes, 25 de marzo de 2019

LEYENDA DE LA MONA DE LA CATEDRAL

Se ha estimado durante mucho tiempo, que la escultura colocada sobre el entablamento del muro gótico de la catedral era la imagen grotesca de un moro, colocado allí (al este) por algún motivo incierto (bien para hacer constar que era una mezquita convertida en Iglesia cristiana, por mofa, etc.)
El tal moro, mona, podría tratarse de Bafomet (representación de Dios para los templarios), que estaría dando carácter sagrado a La greca gótica. Esta escultura se encuentra sentada al estilo moro, sujetándose los pies con las manos (motivo por el que está inclinado hacia delante) y en la facción de la cara presenta unos labios apretados, como indicando el secreto que debe guardar el iniciado que descifre el contenido de la cenefa cuya dirección señala. Los últimos estudios apuntan a que pudiera tratarse de un judío. La escultura en cuestión presenta una nariz cercenada por la pedrada de un niño que, según cuenta la leyenda, apareció muerto al día siguiente, después de una crisis de locura.

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