sábado, 16 de marzo de 2019

El Tomador de Agua (mito colombiano)

A quienes trabajando de noche no se dan punto de reposo con tal de
aumentar sus caudales, se acerca un hombre sediento a extremo insaciable.
Les pide un poco de agua, la bebe y pide más, lo cual repite un
número indefinido de veces, mientras el que provee el agua se siente
impelido a repetir dicho socorro en medio de una creciente admiración
y temor. Al fin el tomador reprende a su víctima, recordándole que la
noche es para descansar y dar gracias a Dios por los frutos del trabajo
diurno.
Una señora, acostumbrada a quedarse hasta muy tarde en la noche
planchando ropa, una vez, mientras se hallaba enfrascada en su labor,
le cayó sobre el tendido de la mesa una uña, que desde ninguna parte,
dadas las características de la vivienda, era lógico que cayese. Llena de
terror abandonó el trabajo y no volvió a trabajar más que de día.
El mismo efecto tuvo sobre otra un suceso similarmente escalofriante.
Esta se quedaba hasta medianoche y más haciendo oficio (barriendo,
cosiendo). Una de tantas noches la sorprendió el ruido que a su lado
hizo una ventana que se abría; por ella asomó un hueso mientras se
escuchaba una voz que decía: «Trabaja de día que la noche es mía».

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