El Piuchén o Peuchén, posee una forma casi indefinida. Generalmente tiene el aspecto de una culebra voladora, que emite agudos silbidos. Pero además su cambiante apariencia tiene algo de humano, serpiente, ave, pez, cuadrúpedo, rana y hasta de murciélago. Su metamorfo cuerpo está cubierto de pasto, arbustos y cilindros retorcidos, a modo de ganchosos cuernos, y produce una sustancia tan irritante que al ser transmitida por el aire o por el agua ocasiona erupciones en la piel muy similares a la sarna.
Tiene una longevidad increíble y una fuerza tan poderosa que puede derribar grandes árboles y levantar gigantescas olas enormes que hacen naufragar embarcaciones.
Acostumbra vivir en lagos y ríos, donde su presencia ocasiona gran pánico, pues sabido es, que aquellos que tienen la poca fortuna de contemplarlo, muy pronto morirán. En otras ocasiones petrifica a sus víctimas con su intensa mirada, para luego succionarles la sangre.
La siniestra presencia del Piuchén sólo se puede combatir mediante la intervención de alguna poderosa y experimentada machi que conozca la ceremonia mágica para ahuyentarlo.
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