domingo, 24 de marzo de 2019

De Tártalo

Tártalo, que parece que vivía en una cueva cercana a Cegama, Guipúzcoa, era un
gigante también cíclope, y cazador de seres humanos, que devoraba tras asarlos a la
brasa ensartados en un asador. Un día cazó a dos hermanos y se los llevó a su gruta.
Mientras asaba a uno de ellos, le puso al otro un anillo que tenía la virtud mágica de
decir continuamente «¡Estoy aquí!».
Tras comerse al hermano recién asado, Tártalo tuvo sueño y se echó a dormir. El
hermano superviviente, que era muy valeroso, se hizo con el asador, puso el extremo
a las brasas hasta que estuvo al rojo, y con él dejó ciego a Tártalo. Luego consiguió
esquivar la enfurecida búsqueda del gigante e incluso escaparse de la gruta.
El anillo denunciaba su situación, pero él logró quitárselo del dedo y tirarlo a un
hondísimo pozo, desde donde el anillo continuaba diciendo «¡Estoy aquí!». Seguro de
recuperar su caza y ansioso de venganza, Tártalo echó a correr tras la voz, cayó al
pozo y murió ahogado.

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