viernes, 22 de febrero de 2019

Bestiario H.P Lovecraft.-Gugos



Comenzó entonces un ascenso interminable en la oscuridad más compacta: era casi imposible subir debido al tamaño monstruoso de los escalones, que habían sido tallados por los gugos, y por lo tanto medían más o menos un metro de altura. En cuanto a su número, Carter no pudo hacerse una idea aproximada, porque no tardó en sentirse tan cansado que los gules, incansables y elásticos, se vieron obligados a ayudarlo. A lo largo del ascenso sin fin acechaba el peligro de ser descubierto y perseguido.

  Los oídos de los gugos son tan agudos que los pies descalzos y las manos desnudas de quienes trepaban podían oírse con facilidad al despertar la ciudad, y desde luego los gigantes de grandes zancadas, acostumbrados a ver sin luz gracias a sus cacerías de espectrales en las bóvedas de Zin, no tardarían en dar alcance a aquella presa menor y más lenta sobre los escalones ciclópeos. Era muy deprimente pensar que los silenciosos gugos no serían oídos en absoluto en plena persecución, sino que caerían de pronto y aterradoramente en la oscuridad sobre quienes trepaban.

   
        En busca de la ciudad del sol poniente

        1926-1927

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