miércoles, 3 de abril de 2019

La astucia de Loki y las aventuras de Thor

En la sección de El engaño de Gylfi, en la Edda Prosaica, se habla de las mañas de Loki y de un viaje de Thor y Loki que luego proseguiría Thor solo, con los engaños y aventuras que tuvieron lugar.

    Tales historias muestran abundantes referencias al martillo mágico de Thor, Miollnir. Se describe como un arma terrible, capaz de aplastar cráneos y allanar montañas. La Edda Prosaica nos dice que lo fabricaron los enanos, y se ha convertido en el más común de los símbolos asociados a Thor. Miollnir parece haber sido usado como colgante o amuleto por algunos devotos de Thor durante la Alta Edad Media, sin embargo, es interesante reseñar que se han encontrado sobre todo en áreas de fuerte influencia cristiana y podrían ser una reacción al uso de cruces por parte de conversos cristianos. De ser así, eso desvelaría otra forma en la que las creencias religiosas de la Era Vikinga se vieron afectadas por la interacción con el cristianismo.

    Utgarda-Loki (o Utgard-Loki) es una figura importante en estas narraciones. Es el alcaide de un castillo llamado Utgard en Giantland y él mismo es un gigante. Su nombre significa literalmente Loki del castillo Utgard y se llama así para distinguirlo del Loki que viaja con Thor. Esta historia no se encuentra en la Edda Poética.

    La aparición de gigantes en estos relatos nos recuerda la compleja interconexión entre dioses y gigantes en la mitología nórdica. Tal relación abarca desde la cooperación a la fuerza (como en la construcción de la fortaleza), hasta relaciones sexuales (que no están presentes en estos relatos en particular). Pero por lo general se asocia a amenaza y miedo (como la necesidad de una fortaleza para defenderse contra los gigantes, la muerte que Thor da al constructor gigante, el encuentro con Skrynir y la humillación en el salón del rey Utgarda-Loki). En tales conflictos, Thor aparecía de manera tradicional como enemigo de gigantes y empleaba contra ellos su martillo con efecto devastador.

    Estas historias también muestran a Thor batallando por dos veces contra la serpiente Midgard (llamada Jormungand en otros relatos). Es la criatura que al final le destruirá en el Ragnarok. En la mitología nórdica, la serpiente Midgard es una serpiente marina engendrada por Loki con una gigante (Angrboda) y es tan grande que rodea el mundo entero. Thor se encontrará con la serpiente Midgard tres veces, la última durante el Ragnarok, el fin del mundo, cuando se destruyan el uno al otro. El encuentro durante el viaje de pesca parece haber sido un motivo bastante común en el arte de la Era Vikinga y aparece en una serie de pinturas sobre piedra. Una de ellas es la piedra Ardre VIII, que es del siglo viii o ix, hallada en Gotland, Suecia. Si la imagen muestra de verdad el viaje de pesca con Hymir, demostraría que la historia estuvo circulando varios siglos antes de que fuese consignada por primera vez en la Edda Prosaica.

    * * *

    El engaño al constructor de una fortaleza

    Hace mucho, mucho tiempo, cuando los dioses acababan de construir Midgard y el Valhalla, llegó hasta ellos un constructor que les prometió que podría levantar para ellos una fortaleza tan poderosa que ningún gigante de la montaña o del hielo podría invadirla, incluso aunque hubiesen logrado rebasar las fronteras de Midgard. También afirmó que podría completar su edificación en solo tres temporadas. Pero el precio de tal construcción sería elevado. En pago pidió a Freyia como esposa, así como ser propietario tanto del sol como de la luna.

    Los Æsir se reunieron para discutir sus condiciones y le hicieron una contraoferta. Tendría cuanto pedía, pero a condición de que completase el trabajo en una sola temporada. Le darían tan solo un invierno para construirla y, si la fortaleza no estaba terminada el primer día de verano, no recibiría pago alguno. Además, ningún hombre debía ayudarle a construir la fortificación.

    El constructor consideró la contraoferta. Respondió que aceptaría si los Æsir le permitían un único ayudante; sería su semental, que tenía por nombre Svadilfaeri. Los Æsir reflexionaron al respecto y, por consejo de Loki, aceptaron la solicitud.

    El primer día de invierno comenzó la fortaleza. El constructor trabajaba durante el día en la edificación y, por la noche, acarreaba piedra hasta el lugar elegido con su semental Svadilfaeri. Las piedras que arrastraba eran enormes. De hecho, el semental era el doble de fuerte que el constructor y los Æsir comprobaron que, en efecto, el constructor era muy poderoso.

    Hay que señalar que los gigantes —de los que el constructor formaba parte— temían hallarse entre los Æsir en caso de que Thor llegase a casa y les pillase allí, pues Thor era un matador de gigantes. Por eso, cuando acordaron el contrato original para construir la fortaleza, se garantizó su seguridad mediante juramentos y en presencia de muchos testigos poderosos. Solo entonces el gigante constructor se sintió seguro para continuar con el encargo, a pesar de que Thor estaba matando trolls en las montañas orientales.

    Pero, volviendo al edificio…, durante el invierno, los muros y portales de la fortaleza se fueron elevándo a velocidad asombrosa. Y se construyó tan bien, que ningún enemigo podría invadirla. Finalmente, a solo tres días del comienzo del verano, estuvo casi concluida. Eso causó gran desazón entre los dioses Æsir, ya que sabían que, si se completaba antes del verano, los detalles de su acuerdo obligarían a que Freyia pasase de Asgard a Giantland y, además, que el sol y la luna salieran del cielo y se convirtieran en posesión de los gigantes. Buscaron alguien al que culpar de su problema y llegaron a la conclusión de que era quien les había convencido en primer lugar de aceptar las demandas del constructor. Con esa certeza, consideraron que era Loki, responsable de la mayor parte de las cosas malignas que ocurrían, el que convenció a los dioses de que permitieran al constructor emplear a su semental Svadilfaeri. En consecuencia, amenazaron de muerte a Loki si no encontraba la manera de sacarles de ese aprieto. Loki tenía miedo, pues podía constatar que los dioses estaban dispuestos a atacarle y matarle, por lo que juró que los liberaría de su obligación de pagar al constructor, sin importar el coste personal que eso tuviera para él.

    Por la tarde, se desveló el plan de Loki para interrumpir la edificación cuando una yegua llegó galopando desde los bosques para distraer al semental Svadilfaeri. Funcionó, ya que el semental se liberó de su arnés, abandonó el acarreo de piedras y, citado por la yegua, galopó hacia las profundidades del bosque. El constructor corrió tras ellos, pero no pudo atrapar o controlar a su caballo. Así, durante toda la noche, el semental persiguió a la yegua y el constructor los persiguió a ambos, y no se hizo labor alguna en la fortificación. Al día siguiente, el trabajo iba retrasado por la falta de piedra que había que haber acarreado hasta la obra. El constructor se dio cuenta de que, con el tiempo agotándose, no iba a ser capaz de completar el encargo y se puso furioso, lleno de rabia terrible.

    Al ver la forma en la que se encolerizó, los Æsir tuvieron la certeza de que el constructor no podía ser sino un gigante de la montaña. Dado que los Æsir eran enemigos seculares de los gigantes de la montaña, llegaron a la conclusión de que su acuerdo con el constructor era nulo y vacío de contenido. Se consideraron a ellos mismos desvinculados de los juramentos que habían hecho con el constructor, gigante de la montaña, a la manera tradicional. A su tiempo, Thor regresó. Llevaba consigo su martillo gigante, Miollnir, el quebrantacráneos. Con ese poderoso martillo pegó al constructor a conciencia, con un golpe tan tremendo, que le hizo pedazos el cráneo. Así que, en lugar del pago que le habían prometido, con Freyia como esposa y la propiedad tanto del sol como de la luna, el gigante recibió el precio de la muerte. No regresó a Giantland, sino que fue enviado a Niflhel, que significa Hel Brumoso (el nivel más bajo de Hel, lugar de los muertos). De esa forma, los dioses cumplieron sus juramentos y Freyia, esposa de Od, no fue entregada como esposa a un gigante.

    Pese a que los Æsir se libraron de tener que pagarle al constructor, Loki sí que tuvo que pagar su precio por la táctica que usó para distraer al semental. Ya que fue Loki el que apareció con forma de yegua. Mientras estaba en esa forma de yegua, distrajo al semental al punto de que este le montó. Como resultado, dio a luz a un potro. Y no era un potro ordinario, sino que fue el mejor caballo de todos cuantos tenían dioses u hombres. Era de color gris y con ocho patas, y se convirtió en Sleipnir, el caballo empleado por Odín, Padre Supremo.

    Thor se va de expedición con Loki

    Los dioses tienen acceso a tanta fuerza y magia que resultan difíciles de superar por sus enemigos. Tomemos como ejemplo la construcción del gran barco llamado Skidblandnir. Lo hicieron enanos y es propiedad de Freyr. Resulta lo bastante espacioso como para albergar a todos los Æsir con sus armas, y siempre tiene vientos favorables, ¡pero se puede plegar y llevar en un bolsillo! Ese buque es buen recordatorio de la magia a disposición de los dioses. Incluso así, Thor se metió una vez en una situación tan problemática que casi superó toda su fuerza mágica. No se cuenta a menudo esta historia, ya que todos aseveran que Thor es el más poderoso; sin embargo, las cosas ocurrieron así, mal que a él mismo le pese.

    La historia comenzó cuando Thor y Loki se fueron de viaje juntos. Partieron en el carro de Thor, tirado por dos cabras (llamadas Tanngniost y Tanngrisnir). Tras la primera jornada, se detuvieron en casa de un campesino, a pasar la noche. Thor mató a sus dos cabras, las desolló y preparó la cena. Thor y Loki estuvieron acompañados por el campesino, su esposa y sus hijos. El hijo del granjero se llamaba Thialfi y la hija Roskva, y ambos jugarán un papel importante en este relato.

    Cuando se hubieron comido el estofado de cabra, Thor tomó las dos pieles y las puso en el suelo, junto al fuego. Les dijo al campesino y su familia que echasen los huesos —que habían descarnado durante la comida— en las pieles de cabra. Pero, sin que Thor lo supiera, Thialfi, el hijo del campesino, hendió el hueso del pernil para llegar a la jugosa médula del interior. Solo después lo echó en la piel de cabra.

    Por la noche todos durmieron, y Thor fue el primero en despertar. Antes del alba, se vistió y alzó su martillo Miollnir sobre las pieles de cabra. De inmediato, las cabras volvieron a la vida y se levantaron, pero una estaba coja de su pata trasera. Thor sabía de sobra lo que había ocurrido: que uno de la familia del campesino había roto el hueso. Se enfureció de forma terrible; su ceño ensombrecía los ojos y sus manos estaban blancas de la furia con la que empuñaba el martillo. Todos los miembros de la familia estaban más que aterrorizados y cayeron de rodillas para suplicarle que tuviera misericordia de ellos. Al ver lo profundo de su terror, la ira del dios menguó. En pago por el daño causado a la pata de la cabra, aceptó como regalo a los dos jóvenes, Thialfi y Roskva, para que fuesen sus criados, y como criados suyos siguen hasta el día de hoy.

    Thor y Loki, acompañados por Thialfi y Roskva, dejaron la granja y viajaron al este hasta Giantland e incluso más allá, tan lejos como el gran mar. Dejaron atrás a las cabras y siguieron a pie por el camino que les condujo hasta allí. Cuando por fin llegaron al mar viajaron a una tierra lejana y, a la postre, tocaron costa. Tierra adentro había un bosque espeso y viajaron por él hasta la tarde. Necesitaban algún sitio para descansar, pero no se veía ninguno.

    Tras viajar en la oscuridad a través de árboles, encontraron un refugio. En la penumbra, solo podían apreciar que se trataba de un gran edificio y que lo que tomaron por la puerta se hallaba en un extremo. Entraron y se echaron a dormir.

    En mitad de la noche les despertó un enorme temblor de tierra. Pensando que tal vez se acercaban grandes enemigos, Thor conminó a sus compañeros a adentrase en el edificio hasta que encontrasen alguna estancia. Así lo hicieron, y Thor se quedó vigilando la entrada, armado con su martillo Miollnir. Pero no apareció ningún enemigo y pasó la noche, con Thor montando guardia. A su alrededor reverberaban grandes ruidos en la oscuridad; retumbos que hacían temblar la tierra.

    Al alba, Thor salió y vio a un gigante dormido en el suelo. Era enorme y su ronquido era lo que sonaba como el retumbar de un terremoto en la noche. Incluso Thor sintió miedo y se aferró a su cinturón de poder mágico, llamado Megingjorth, para así incrementar su poderosa fortaleza, que es llamada Fuerza de As. Sin embargo, por una vez, ¡temió emplear su martillo quebrantacráneos!

    El gigante le miró y Thor le preguntó su nombre. Respondió que se llamaba Skrymir. Reconoció a Thor de los Æsir y le preguntó qué estaba haciendo con su guante. En ese momento, Thor se dio cuenta de que el edificio en el que habían pasado la noche no era más que el guante de ese gigante ¡y que la estancia a la que se habían retirado no era más que el pulgar de ese gran guante!

    El gigante Skrymir preguntó a Thor y sus acompañantes si querían viajar con él y se ofreció a transportar sus provisiones junto a las propias, en la bolsa que llevaba a la espalda. Thor estuvo de acuerdo y partieron.

    Tras un día de caminar, descansaron, al caer la noche, bajo un gran roble. Skrymir se durmió, pero dejó su bolsa repleta de provisiones para que Thor y sus compañeros se sirvieran de lo que había dentro y cenasen. Pero Thor no pudo deshacer ni uno solo de los nudos que cerraban la bolsa, no importa lo mucho que tiró o desenredó los cordones. Ni siquiera el poderoso Thor pudo abrir ese saco. No tardó en montar en cólera. En su furia, echó mano del martillo, se fue al roncante Skrymir y le golpeó en la cabeza con Miollnir, el quebrantacráneos. Pero no solo no se la rompió, sino que ni siquiera le dañó lo más mínimo. El otro tan solo salió del sueño ¡y preguntó si una hoja de árbol le había caído en la cabeza! Luego quiso saber si Thor y sus compañeros habían cenado y si estaban listos para dormir. Ellos contestaron que lo estaban y se acomodaron bajo otro roble. Todos tenían miedo del gigante.

    En mitad de la noche, Thor determinó acabar con Skrymir, que roncaba tan fuerte que el bosque temblaba. Le pegó con fuerza en mitad de la cabeza y su martillo se hundió profundo en el cráneo del gigante. Pero Skrymir tan solo se despertó y preguntó si le había caído encima una bellota. Thor respondió que era medianoche y que aún había tiempo de seguir durmiendo.

    Por tercera vez se decidió a matar a Skrymir. Esta vez esperó a justo antes del alba y entonces se arrojó contra el gigante que roncaba atronador y le hundió su martillo en mitad de la frente. El martillo entró hasta el mango. En esas, Skrymir se despertó ¡y preguntó si un pájaro perchado había quebrado alguna ramita, haciéndola caer sobre su cabeza! Luego afirmó que era hora de levantarse y continuar el viaje.

    Skrymir les informó de que la fortaleza llamada Utgard se hallaba delante y que en ella vivían criaturas más grandes que él, ya que había oído cómo Thor y sus compañeros susurraban acerca de su gran tamaño. Les avisó de que fueran cuidadosos a la hora de actuar, pues esos gigantes no tolerarían la insolencia o el orgullo por parte de gente tan pequeña. Si no eran capaces de comportarse, lo mejor sería que se dieran la vuelta. Sin embargo, si decidían ir a Utgard, debían encaminarse al este, en tanto que él se dirigía al norte, a las montañas.

    Por el camino indicado llegaron a mediodía a una gran fortaleza tan alta que tuvieron que esforzarse para ver su parte superior. Ni siquiera Thor podía abrir sus puertas a la fuerza, pero lograron colarse por entre los barrotes y dirigirse hacia un gran salón. Había gente inmensa sentada en bancos y un rey llamado Utgarda-Loki (no confundir con Loki) les recibió con burla e hizo alusión al diminuto tamaño de Thor y a la incapacidad de su grupo para impresionar a los reunidos en el salón.

    Ante este desafío, Loki habló y dijo que ¡dudaba de que allí nadie pudiera comer más rápido que él! El rey Utgarda-Loki aceptó el reto y llamó a uno de sus deudos, de nombre Logi. Este trajo un espetón con mucha carne y Loki y Logi se sentaron el uno a cada extremo del mismo y comenzaron a comer uno en dirección al otro. Se encontraron en el medio, pero, mientras que Loki había consumido toda la carne de los huesos, su rival Logi ¡había devorado carne, huesos y espetón!

    Aquello no había comenzado bien y Utgarda-Loki preguntó si había alguna otra cosa en la que el grupo de Thor pudiera sobresalir. Thialfi respondió que era un corredor muy rápido, por lo que fue emplazado a una carrera con otro de los deudos del monarca, llamado Hugi. Pero Hugi ganó la carrera de manera tan contundente que se encontró con Thialfi ¡cuando volvía corriendo! Por segunda vez Thialfi fue batido, aunque era ligero de pies. Y a la tercera fue también derrotado de forma inapelable por Hugi. Así que la segunda competición se perdió, igual que la primera.

    Entonces el rey le preguntó a Thor en qué hazaña destacaba. Thor le replicó que podía competir en beber con quien quisiera. Trajeron un cuerno de bebida y Utgarda-Loki dijo que se podía beber de uno o dos golpes, pero que nunca se necesitaron más de tres tragos. El cuerno era largo, pero tampoco tan grande, por lo que Thor se sintió confiado. Pero en cuanto dio el primer trago largo (aguantó hasta que tuvo que dejarlo para respirar) pareció que solo hubiese bebido un poco del cuerno. El segundo trago fue algo mejor. Y el tercer gran trago mermó sobremanera el contenido del cuerno… pero no lo vació.

    El rey Utgarda-Loki preguntó entonces si Thor sería capaz de sobresalir en alguna otra cosa, ya que hasta entonces las bravatas de los Æsir le habían decepcionado. Thor estaba dispuesto a continuar, pero entonces el rey le retó a levantar a su gato, una cosa que podía hacer con facilidad el más joven de los deudos del salón. Apareció en ese momento un gato gris, pero, por más que lo intentó, Thor no pudo alzarlo, ya que el gato arqueaba el lomo y no despegaba ni una zarpa del suelo. Cuando por fin logró elevarlo algo, ¡solo consiguió levantar una zarpa!

    Thor montó en cólera y exigió que alguien luchase contra él. El rey dijo que, dado que Thor era tan pequeño, nadie en el salón se rebajaría a tal cosa, por lo que debería pelear con una vieja llamada Elli, a la que convocaron al salón. Era una anciana contra Thor de los Æsir, ¡pero lo venció! Por mucho que se esforzó, no pudo hacerla perder pie. Por otra parte, ella era hábil en la lucha cuerpo a cuerpo y pronto Thor tuvo que doblar la rodilla. Así que perdieron otro desafío.

    Como era tarde, todos se retiraron a la cama y, al llegar el día, Thor y sus acompañantes se vistieron e hicieron intención de irse, pero el rey Utgarda-Loki, jovial, puso ante ellos comida y bebida y les acompañó un corto trecho al marcharse. Mientras caminaban, le preguntó a Thor qué pensaba de su estancia en la fortaleza de Utgard, y Thor replicó que se había visto humillado y deshonrado por las pruebas.

    Entonces el rey Utgarda-Loki reveló que Thor y sus compañeros habían sido engañados en tales encuentros. De otra forma, Thor habría resultado demasiado fuerte y sus compañeros habrían tenido éxito. Ya que el rey Utgarda-Loki era aquel al que Thor había conocido en el bosque como el gigante Skrymir. El saco lo llevaba cerrado con alambre mágico y, cada vez que Thor empuñó su martillo, Skrymir interpuso en secreto una montaña para que recibiese los golpes. Y, desde luego, había realizado otros trucos en la sala de Utgard.

    Logi, el que se impuso a Loki, se llamaba en realidad Llama y se mostró con forma de hombre. Por eso podía consumir espetón, huesos y carne. Hugi, que superó a Thialfi, se llamaba realmente Pensamiento y apareció en forma de hombre. Por eso podía correr más rápido que ningún otro. El cuerno era un recipiente conectado al mar, ¡y Thor había hecho bajar su nivel durante la prueba! El gato era en realidad la serpiente Midgard camuflada, la que es tan grande que rodea la tierra; incluso levantar a ese gato por una zarpa era una hazaña impresionante. Y la anciana era la vejez, a la que nadie podía vencer. Por esa razón había hecho que incluso Thor doblase una rodilla.

    Cuando descubrió que había sido engañado, Thor alzó su martillo para vengarse, pero el rey Utgarda-Loki se había marchado y la fortaleza de Utgard se había desvanecido. Así que Thor emprendió el camino de vuelta a su propio salón en Thrundvangar, pero resolvió que regresaría a encontrarse de nuevo con la serpiente Midgard y volvería a medir sus fuerzas con ella.

    Thor y el gigante Hymir pescan a la serpiente Midgard

    No pasó mucho tiempo sin que Thor preparase su venganza contra la serpiente Midgard, a la que no había podido levantar en el salón del rey Utgarda-Loki. Estaba tan ansioso de llevarla a cabo que partió sin un compañero y sin su carro tirado por las dos cabras Tannginiost y Tanngrisnir. Durante el viaje cambió su apariencia por la de un niño y disfrazado de esa guisa atravesó el Midgard. Viajó hasta que, una tarde, llegó a la casa de un gigante llamado Hymir, donde pasó la noche. Al día siguiente, preguntó si podía acompañar a Hymir de pesca. A Hymir no le impresionaba la ayuda que podía reportarle alguien tan joven y pequeño, pero, sin embargo, convino en ello. Tampoco pensaba que el joven apreciase demasiado la incomodidad de estar pescando cuanto tiempo quisiera Hymir.

    Thor se enfureció y tentado estuvo de usar su famoso martillo contra el gigante, pero se contuvo, ya que necesitaba reservar su fuerza para capturar lo que se había propuesto en ese viaje. Hymir le conminó a buscarse él mismo el cebo, así que Thor arrancó la cabeza a un buey llamado Himinhriot, que pertenecía al propio Hymir.

    Thor e Hymir remaron juntos, internándose en el mar, y el segundo quedó impresionado por la fuerza con la que remaba el primero. De hecho, cuando Hymir pretendió descansar, fue Thor el que insistió en alejarse todavía más de la orilla. Eso alarmó a Hymir, que dijo que temía que en lugar de lograr su captura habitual de platijas, se topasen con la serpiente Midgard, en aguas profundas. Pero Thor remó aún más lejos, para disgusto de Hymir, que se incomodó ante lo mucho que se internaban en el mar.

    Por último, llegaron a un punto en el que Thor echó por la borda su cebo, la cabeza de buey, y esta se hundió en las profundidades marinas. Fue allí donde la serpiente Midgard picó el cebo y donde el enorme anzuelo que había dentro del mismo se clavó en su boca. La serpiente retrocedió alarmada, forzando a que Thor bajara las manos hasta que chocaron con el costado del buque, con gran estruendo. Ante eso, la cólera de Thor aumentó, por lo que convocó a la Fuerza de As que llevaba dentro y se afirmó con tanta energía que sus pies rasgaron el fondo del bote y se plantaron en el lecho marino. Así, bien afianzado, izó a la serpiente al bote. Thor la miró airado y esta le devolvió la mirada, ¡y escupió veneno!

    El gigante Hymir entró en pánico al ver a la serpiente izada al bote y el agua que entraba a chorro en este. Muerto de miedo, sacó su cuchillo y, en lugar de cortar el cebo, cortó el sedal de Thor. Lo hizo justo cuando Thor levantaba su martillo para golpear a Midgard y tuvo que arrojar su martillo contra la serpiente. Algunos dicen que la alcanzó, dándole muerte, en tanto que otros piensan que Midgard escapó y aún se halla en el mar que rodea al mundo. Lo cierto es que Thor golpeó después a Hymir y, del golpe, lo lanzó al mar. Luego él regresó a la orilla.

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