"En el pueblo de Cauri en el dicho dia, mes y año, el dicho Juez Visitador
para la dicha averiguación, hizo parecer ante sí a un indio que dijo llamarse Francisco
Marcapari, del ayllo de Yachas, encomienda de doña Melchora de las Nieves,
vecina de la ciudad de Guánuco, del cual por interpretación de Juan Fernández
(?) de Salazar, intérprete de esta visita, fue tomado y recibido juramento a
Dios y a una cruz, en forma de derecho, el cual prometió de decir verdad; y siendo
preguntado por el tenor del auto y cabeza de proceso, dijo que lo que sabe y
ha visto este testigo como indio antiguo, y ha oído decir a sus antepasados/es./
que los Yachas, encomienda de doña Melchora de las Nieves, vecina de la ciudad
de Guánuco, fundados en este dicho pueblo de cuyo ayllo y parcialidad es este
testiyo, que en los bailes que hacen y han hecho de la Llaspa, en la Upaca, en la
Irigua y en la Llamaya, en estos bailes de continuo invocan y adoran a Yanaraman,
al cual dan por origen que /en/ un pueblo llamado Guacras, que era de la
parcialidad de los Chucas, los cuales en aquel tiempo eran muchos, y que un indio
de este pueblo /¿y?/ llanada de Bombón, halló una criatura pequeña envuelta,
recién nacida, que decían había caído del cielo, y que como el dicho
Atunchuca no tuvo hijos, tomó el dicho muchacho Yanaraman para criarlo, y
dentro de cinco días creció de suerte que podía apacentar las llamas. Y como el
dicho Atunchuca tenía gran suma de carneros de la tierra en el dicho pueblo de
Guacra, le entregó sus llamas para que el dicho Yanaraman se las apacentase, y
estando en esta guarda, convirtiéndose en león, iba comiéndose el ganado; y sabido
por el dicho Atunchuca que el dicho su ganado iba a menos, prometió de
darle una vuelta, y con esto envió un mensajero al dicho Yanaraman para que viniese
con todo el ganado. Y como el dicho Yanaraman lo entendió, llevó todo el
dicho ganado, y se lo entregó, y luego se fue, y aunque le llamaban no quiso volver,
y aunque el dicho Atunchuca las encerró muy bien en el dicho corral, se salieron
/ías llamas/ y se fueron tras él hasta un cerro llamado Pumascatac, donde
el dicho Yanaraman halló a sus hermanos llamados Carhua Pincollo y Carhua Machacuay,
y a los cuales el dicho Atunchuca, yendo en seguimiento de su ganado
halló juntos.
Y el dicho Yanaraman, muy enojado, le dicho al dicho Atunchuca se fuese
y llevase sus llamas, y volviéndolas a su casa el dicho Atunchuca, se conviertieron
en piedras, las cuales están en Ynacallan faJ tres leguas del dicho pueblo, en una
llanada pequeña. Que por otro hombre llaman al dicho Yanaraman, Libiac Cauchares,
nombre dedicado al rayo, y con esto dan a entender que un nombre y el
otro son una misma cosa; y así el dicho Chuca es adorado porque crió al dicho
Yanaraman. Y por ello sabe este testigo que todos ¡os indios de este dicho pueblo
de Cauri, así de la parcialidad de este testigo, como de la de Juan Sánchez
Falcón, tienen de costumbre adorar por dios en sus bailes de la Llaspa, y en
los demás que hacen, a Libiac Binac Bilca, que está media legua de este dicho
pueblo, poco más o menos.
Y el origen que los dichos indios para ello tienen es que en tiempos pasados,
el lugar donde está el cerro era una llanada, y que en la dicha ¡lanada había
caído un hombre del cielo, y que luego aquella llanada fue creciendo y haciéndose
un globo grande, de que se fundó el dicho cerro. El cual dicho hombre
que cayó del cielo dejó tres hijos, llamados Paria, Páucar y Caliupa Inabpara,
de los cuales se entiende que todos los de este dicho pueblo proceden; a los cuales
y al dicho Binac Bilca han tenido hasta hoy por su dios, porque han creído
y creen que el dicho Binac Bilca se tornó a subir al cielo, donde está el sol, de
manera que es público que tienen, y creen y adoran los indios de este dicho
pueblo, como dicho tiene, a sus antepasados, como los que al presente hay, a los
cuales ofrendan chicha, coca, cauco ,de maíz, o lana, y otras cosas, y así los invocan
de ordinario én los dichos bailes que hacen de la Llaspa, llamándolos santos
de Dios, porque fueron venidos del cielo, y así tienen sus asientos fundados
los dichos indios, con sacerdotes en los pueblos viejos de Guacras los de doña
Melchora, y los de Juan Sánchez Falcón en el cerro llamado Guancamarca, que
por otro nombre llaman Curman. . .".
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