miércoles, 27 de febrero de 2019

Juno

Deidad itálica, después romana por excelencia, asimilada a la diosa Hera griega. Hija de Saturno y de Rea y esposa de Júpiter. Reina del cielo, diosa de la luz, de la mujer y de la unión legítima. Como tal presidía los esponsales y los matrimonios. Juno, homologa de la divinidad etrusca Uni, personificaba la luz celeste entre los pueblos itálicos y también e1 ciclo lunar. Con Júpiter y Minerva forma la tríada venerada en primer lugar en la colina del Quirinal y después en el Capitolio. Con el epíteto de Lucina protegía los nacimientos, siendo en tal aspecto más parecida a la Artemis griega. Cualquier lazo, cinturón, nudo, etc., podía resistir el parto si se asistía con ellos a su templo para depositarle las ofrendas, era pues condición indispensable el soltarse o desligarse de tales impedimentos.

  En su honor se celebraba la fiesta de las Matronalia, correspondiente al día primero de marzo de cada año. Tan sólo las mujeres participaban en ella, llevando a su templo ofrendas a la diosa, su protectora. Al regresar a casa recibían regalos de los hombres y en aquella ocasión servían a sus esclavas, a semejanza de lo que realizaban los varones en las Saturnalia o fiestas en honor de Saturno. Las Matronalia recordaban por un lado el nacimiento de Marte, hijo de Juno, y por otro la intervención de las mujeres sabinas consiguiendo la paz, al interponerse entre sus padres y sus nuevos maridos, tras su rapto por los romanos.

  Santuario importante fue el de Juno Moneta, diosa de los buenos consejos, o diosa que avisa (del latín moneo, avisar), recibiendo su culto en la Ciudadela. Los gansos de su recinto sagrado, con sus chillidos, avisaron a los romanos de la presencia de los galos que intentaban escalar el recinto amurallado y salvaron así a la ciudad de Roma. En el siglo III a. C. se instaló una ceca junto a su templo y a su producción se denominó en general moneta, de donde derivó la palabra moneda, puesta bajo la protección de la diosa.

  Otros epítetos fueron: Juno Caprotina, protectora de la fecundidad y venerada con fiestas populares y licenciosas; Juno Sospita, diosa compasiva honrada en Lanuvium. La Juno Caelestis fue asimilada después de la tercera guerra púnica (siglo II a. C.) a la Astarté cartaginesa.

  A semejanza de los Genius protectores de los varones, las mujeres poseían su Juno particular, auténtico «doble» divino que guardaba su feminidad. Incluso las mismas diosas poseían su Juno. En la leyenda de los Horacios, la hermana de Horacio vencedor ofreció un sacrificio expiatorio tras el duelo a su Juno Sororia (del latín soror, hermana).

  Iconología

  Simbolizada como esposa de Júpiter, las representaciones de Juno adoptan el modelo de la Hera helénica. Las repúblicas de originales griegos o romanos que muestran a la diosa con velo, o con una diadema y sosteniendo un cetro o un rayo, son numerosas. Una media luna y estrellas pueden verse en la frente de la Juno Caelestis. La Juno Sospita descrita por Cicerón blandía una jabalina (Museo del Vaticano). Sin embargo, el tipo romano por excelencia es el que aparece como una matrona con diversos objetos: pinzas, tijeras, un niño, etcétera.

  Rubens, Tintoretto y el Veronés representaron a Juno en su producción pictórica. Famosa es la Juno creando la Vía Láctea del Museo del Prado, pintado por el primero.

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