miércoles, 27 de febrero de 2019

HADES, DIOS DE LAS MANSIONES INFERNALES Y LAS CREENCIAS DE ULTRATUMBA

Hades o Haides, hermano de Zeus, compartió el imperio universal, tocándole las regiones infernales Divinidad de los funerales y de la muerte. No hubo diosa que le amase; de acuerdo con Zeus raptó a Perséfone para poder tener una compañera. Los dominios infernales se halñaban situados en lo más profundo de la cierra y comunicaban con la superficie a través de las montañas Atlas. Aunque en un principio todos los mortales iban a parar sin distinción a este antro subterráneo por estarles vedado el Olimpo, reservado únicamente para las divinidades y semidioses, con el tiempo los poetas y mitólogos fueron completando y distinguiendo las diversas partes en las que se dividían los recintos infernales.

  Primero existía el Averno, que constaba de tres zonas;

 
    El Erebo, espacio errante de las almas que morían sin sepultura. Permanecían en este lugar durante un siglo, hasta que el barquero Caronte se las llevaba al infierno salvando los pantanos del Aqueronte y las aguas de la corriente Estigia. En el Erebo tenían su mirada los sueños, las ilusiones, la muerte, las furias y Cerbero.

    El Báratro, situado en la orilla interior del Erebo, lugar de castigo para los malvados.

    El Tártaro, prisión de los inmortales que han incurrido en la cólera de Zeus. Rodeado de un triple muro de cobre sostenía los fundamentos de la tierra y de las aguas. En él fueron arrojados titanes, gigantes, cíclopes y centimanos. Allí sufre Ixión el suplicio de la rueda por haber osado enamorar a Hera. Cerca se encuentra Sísifo, castigado por Zeus; lo mismo le sucede a Tántalo, consumido de sed y hambre sin poder alcanzar un estanque y unos árboles frutales que tiene próximos. Allí fue precipitado Prometeo, antes de ser encadenado.
 

  Esta subdivisión del Averno la hemos realizado reuniendo los relatos de varios mitólogos, toda vez que el tema no se halla bien definido. En la mayoría de los mitos las palabras Tártaro, Erebo, Hades, Orcos, Ténaro, etc., se han usado como sinónimos de infierno.

  Los poetas, con el tiempo, para que el destino de los humanos no fuera tan cruel e injusto, dieron forma a una morada paradisíaca reservada para las sombras bienaventuradas y que citaron con el nombre de Elíseo o Campos Elíseos, mansión subterránea también, pero no de suplicios infernales, y, aunque dependía igualmente de Hades, éste no vivía allí, sino en medio del Averno, sentado en un trono de ébano o de azufre, cubierto con un casco fabricado por los cíclopes, con poblada barba y rostro severo. En la diestra sustentaba un cetro o vara para conducir las sombras (ya que el alma de los difuntos era asimilada a una especie de sombra o doble), una horquilla de dos puntas y, a veces, una espada. A sus órdenes se hallaban las divinidades infernales menores: furias, erinias y moiras, en cuyas manos se hallaba la suerte de los mortales.

  En los dominios de Hades tenían su tribunal los jueces infernales Minos, Eaco y Radamante, que juzgaban a las almas según su actuación en la vida. Nadie podía salir, una vez traspasados los umbrales del infierno (salvo excepciones como las de Hércules y Orfeo que dieron origen a otros tantos mitos), ni podía volver al mundo de los vivos, pues lo impedía el monstruoso can Cerbero, a quien Hércules encadenó y llevó a la Tierra.

  Otras leyendas hacían comunicar estas profundidades por medio de grutas inmensas y el curso de ciertos ríos conducía directamente a ellas. El bosque de Perséfone precedía su entrada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario