miércoles, 20 de febrero de 2019

El origen troyano de Cehegín

Hay ciertos indicios históricos que llevan a pensar que Cehegín fue un pueblo fundado por los héroes troyanos compañeros de Ulises, que llegaron a las costas mediterráneas y pasaron hacía el interior en busca de los lugares más adecuados, más idóneos para la proliferación de un asentamiento.

       

  Basándose en un manuscrito redactado en 1.657 por el caballero Martín de Ambel y Bernard, del que hablaremos a continuación, el cronista de la Provincia Seráfica de Cartagena, fray Pablo Manuel Ortega, describió así la villa en 1.750 : Cehegín es antiquísima población. Lo prueban los vestigios que quedan de tan maravillosa antigüedad. Tiénese por fundación de los Griegos Phocenses o Phenicios, como otros muchos pueblos de estas marinas, fundándose en aquella general de Plinio que hemos puesto otras veces. Robles Corbalán dice que dichos griegos le llamaron Theogi, que se interpreta Tierra de Dios, aludiendo a su mucha fertilidad, opulencia, regalo y hermosura. El río que baña los muros de Cehegín se llamó, dicen, y aún hoy le llaman muchos, el río de Argos. (.) Tiene su asiento esta villa de Cehegín sobre un encumbrado peñasco monte, a quien servía de corona un gran castillo que por su materia, sitio y forma era inexpugnable, pues por lo que toca a la materia son unos sillares grandísimos de jaspe y mármol, de que abunda su término;.la forma un enlace con los mismo gados y pirámides toscos del risco, de un argamasón tan firme como el bronce; y uniendo la naturaleza y el arte esto todo, fueron formando las torres, murallas, baluartes y bastiones, con proporcionada simetría; de modo que es tanto de advertir o de admirar su hermosura como su fortaleza.   
  A la vanda del norte y gran parte de los ángulos laterales hay un despeñadero horroroso, de peña taja, o escarpada; y por la parte del austro, que está el pueblo, sobre diferentes quebrados y picachos del mismo monte, bajaba una fortísima muralla adornada al mismo tiempo que fortalecida con 32 torres, de las que dice el doctor Espín que alcanzó aún a ver; pero ahora sólo quedan algunos pedazos, así de las torres como de las murallas; bien que indican lo que fueron porque están convertidos en un almendrolón diamantino. Al fin, esta muralla fortalecía y abrazaba todo el pueblo, para donde se bajaba por sola una puerta, que tenía dos cubos o torres fortísimos, las que hoy vemos aunque muy que quebrantadas, y un foso muy alto y profundo, al que daba paso una puente levadiza.     
           

  El relato vendría a coincidir con la actual población de Cehegín, a la que aún baña tímidamente el Argos. Pero sus orígenes hay que buscarlos en el Cabezo Roenas (de las Ruinas) a dos kilómetros de la actual población, en el margen derecho del río Quípar. Allí, en plena huerta, se halla el yacimiento arqueológico tardo-romano-visi-gótico de Begastri, ciudad que fue sede episcopal desde el siglo IV hasta el VIII.       
  En cuanto al caballero antes citado, Martín de Ambel y Bernard, y para ampliar la historia de esta preciosa población murciana, diremos que cuenta la historia documentada que se acogió al derecho de asilo, en la Iglesia de La Concepción, tras dar muerte en un duelo al Alférez Mayor de la Villa Don Alonso de Góngora y Quirós, residiendo en ella hasta su muerte. Durante su larga estancia, unos 40 años, escribió la obra Antigüedades de la Villa de Cehegín (1660) primera historia de la ciudad.

       

  Ya en nuestra época actual, y hace muy pocos años, las obras de restauración de la Iglesia de La Concepción de Cehegín han sacado a la luz cinco criptas, que estaban clausuradas por orden del Rey Carlos III desde finales del siglo XVIII, con centenares de enterramientos. Se sabe que en este lugar está enterrado Don Martín de Ambel y Bernard, el célebre habitante de la Concepción que muchos cehegineros asegurán haber visto en el campanario del templo en algunas madrugadas.

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