miércoles, 20 de febrero de 2019

¿Se perdio el Cid en Molina de Segura?

Puede que el título nos empuje a dejarnos llevar por la broma, por la sorna. Pero les ruego que contengan la risa. Aprieten las mandíbulas y digieran el argumento que a continuación les expongo.

       

  El segundo destierro del Cid, después del de Santa Gadea (casi apócrifo destierro) tuvo mucho que ver con tierras murcianas. Aledo y Molina de Segura. Sucedió aproximadamente en 1089. El rey castellano, antes leonés, Alfonso VI, ha decidido ir en ayuda de su paladín García Jiménez, que resiste en pleno corazón de Xarq-al-Andalus, al frente de una corta mesnada, guarnecido en un castillo, el de Aledo. Con base en él, causa estragos por toda la comarca del Guadalentín.

       

  Desde Toledo baja Alfonso, buscando Hellín como punto de encuentro. Desde Zaragoza, hasta Játiva y Onteniente, desciende por el mapa Rodrigo Ruy Díaz, el de Vivar. Ambos andan cerca, pero no se encuentran. Cuando el rey ha llegado hasta la misma Aledo, a la que rodean todas las taifas musulmanas y aun los magrebíes de Yusuf, sucede que el paladín castellano, lo está esperando en Molina de Segura.

       

  Cabe conjeturar que Alfonso llegó a través de Sierra Espuña, por extraño que parezca, pues toda la zona de llanura, desde Múrsya a Lorca se hallaba tomado por la hueste moruna que cercaba a García Jiménez. Mientras que parece ser que el Cid esperaba en lo bajo del valle, junto a Múrsiya, en Molina, refuerzos para acudir por el mismo llano del Guadalentín, hasta el nido de águilas de Aledo, rompiendo el cerco. Pero por alguna razón desconocida, que algunos historiadores atribuyen a un “ataque” de orgullo del Cid el encuentro no se llega producir.

       

  Como es de esperar el rey monta en cólera, y decide desterrar de nuevo a su vasallo, amén de confiscarle todos sus bienes y emitir orden de encerrar en prisiones a mujer e hijas, y termina por prender fuego a todo el pueblo, antes de abandonarlo y que caiga en manos de las tropas de Yusuf y sus aliados.

       

  Ahora sí, decidan si reír o plantearse: ¿se perdió el Cid en Molina de Segura? ¿Conocían sus capitanes, correctamente, el mapa? ¿Por qué no se entendieron Alfonso y Rodrigo?

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