miércoles, 27 de febrero de 2019

Vulcano

Dios del fuego y la metalurgia, hijo de Júpiter y Juno. En un principio había sido una divinidad itálica muy antigua venerada por los etruscos y al parecer su nombre es también de este origen, según algunos autores. Contaba con un sacerdote (flamen) y una fiesta, la Vulcanalia, que se celebraba el 23 de agosto. Se dice que fue el sabino Tito Tacio el que introdujo en Roma su culto después de las guerras entre ambos pueblos. Otra tradición afirma que fue Rómulo el que ordenó la construcción del primer santuario del dios y toda su área cercana recibió el nombre de Vulcanal. En las Vulcanalia se arrojaban al fuego pececitos y pequeños animales que representaban las vidas humanas puestas bajo la protección del dios. Tras las guerras púnicas Vulcano, que no poseía leyenda propia, se fue identificando cada vez más con el griego Hefesto (Hefaistos). Sus santuarios fueron con frecuencia construidos fuera del recinto urbano y en Roma hubo uno en el campo de Marte. Octavio Augusto, el 9 d. C., le consagró un altar en el Foro. Su culto adquirió relevante importancia en Ostia, puerto primitivo de Roma hacia la desembocadura del Tíber. Al ser considerado como divinidad ígnea telúrica (del fuego interior de la tierra), de su nombre derivó la palabra Volcán, Vulcanología (Ciencia de los volcanes), etc. En algunas versiones se presenta a veces a Vulcano como padre de Caco, muerto por Hércules durante su estancia en Italia, de Céculo e incluso del rey legendario Servio Tulio.

  Iconología

  Primero fue representado como un atleta desnudo y todavía joven; pero pronto fue el tradicional herrero barbudo y cojo (fiel a la leyenda griega sobre Hefesto), vestido con una túnica corta, tocado con gorro de lana y sosteniendo un martillo y las tenazas en las manos; a veces se le representa forjando los rayos de Júpiter como en una pintura de Pompeya y un mosaico de Herculano o las armas de Aquiles; precipitado del cielo por Júpiter (acción por la que según la leyenda quedó cojo), bajorrelieve de Berlín, o sostenido ebrio por Hércules (cerámica); igualmente se halla representado en su famosa fragua, recibiendo a su esposa Venus o sorprendiéndola en flagrante adulterio con Marte. Sobresale en pintura el famoso cuadro sobre la fragua de Vulcano de Velázquez (Museo del Prado). Representa el momento en que Apolo le revela la liviandad de su bella esposa.

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