Hoy día nada más que quedan unas pocas ruinas, pero si las informaciones y códices no mienten, podríamos estar hablando de la primera catedral de España.
Al parecer cuando el Apóstol Santiago desembarcó en el puerto de Santa Lucía en Cartagena, a mediados del s. I d.C., fundó la Catedral de Santa María la Mayor y a partir de ahí comenzó su evangelización por la Península Ibérica.
Durante las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la vieja catedral se han encontrado cientos de esqueletos, joyas, escudos heráldicos, lápidas con inscripciones en latín, e incluso un pasadizo en el interior de la catedral lleva hasta una cripta donde se puede apreciar un mosaico fechado del s. I a.C.
Pero una vez más los templarios aparecen en la escena murciana. Ya que el 16 de Noviembre de 1272, el rey Alfonso X el Sabio, durante una visita realizada al reino de Murcia crea la Orden de Santa María, entre cuyos objetivos se encontraban los siguientes: acabar con las incursiones de piratas, corsarios, berberiscos y granadinos que continuamente efectuaban desembarcos y saqueaban las poblaciones cercanas al litoral haciendo cautivos a gran número de cristianos. Así como, proteger e impulsar el comercio marítimo castellano en el Mediterráneo y en el Estrecho. A cambio el monarca cedió a estos guerreros, tierras, privilegios, ausencia del diezmo...
Como signos de identificación de la orden podemos destacar su peculiar sello donde se aprecia una estrella de ocho puntas con una imagen de Santa María sosteniendo al Niño con su brazo izquierdo y un ramo en la mano derecha, y en la orla la leyenda “CAPITULI: ORDIS: MILICIE:SCE: MARIE: DE: CARTAGENA”. Por este motivo a la orden de Santa María también se la conoce como la Orden de la Estrella. Casualmente este símbolo templario llega hasta nuestros días, ya que el emblema de la Universidad Politécnica de Cartagena es, fíjense que cosa más curiosa, una estrella de ocho puntas.
Pero la aparición de la talla de Santa María fruto de adoración también esta rodeada de leyenda. La tradición del pueblo dice que esta talla la halló flotando un pescador cartagenero apellidado Ros, quién la sacó del agua y la llevó a la ciudad, y el pueblo en honor al pescador la llamó Rosell.
La Catedral de Cartagena fue restaurada en el siglo XIX tomando un aspecto neorrománico. Sin embargo, sufrió bombardeos durante la Guerra Civil y quedó destruida casi por completo.
Hoy por hoy permanece muda, testigo de las diferentes culturas y guerras que han pasado ante su fachada, con grietas que parecen ser heridas de muerte.
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