miércoles, 20 de febrero de 2019

La casa encantada de Santa Eulalia

Salpicando la historia, desde el siglo XI, nos encontramos con el noble linaje de los Saavedra.     

  Dicho apellido siempre ha estado ligado a momentos de armas, al pensamiento..., en definitiva  siempre presentes en la vida y la historia de la Región de Murcia. Pero quiso el destino que su nombre también pasara a la historia bajo un hecho ciertamente oscuro, tenebroso.

  Esta noble familia tenía una gran casa situada en las inmediaciones de la plaza de Santa Eulalia, todo un palacete al que se anexaba un rico jardín con verduras y fuentes que, sin duda, debieron dar un aire cortesano a la villa.

  Por haber contraído matrimonio con un Saavedra, era dueña consorte de todo aquello una dama que los textos, y la tradición, recuerdan con una “rara belleza y seductor comportamiento”. Un caballero la rondaba pese al compromiso que la ligaba a su marido, y cierto día consiguió hacerla suya sin que ésta opusiera ninguna resistencia, con el añadido de que la infidelidad de la dama tuvo lugar en la misma casa palaciega en la que compartía vida con su marido.

  Tras este suceso pasó el tiempo, y este se llevó consigo las vidas de los protagonistas de la historia, sin más trascendencia por el adulterio cometido. Sin embargo, un extraño suceso que habría de repetirse a diario, sembró de miedo y pánico a la Murcia de la época. Ya que, al caer la noche sobre los tejados del palacete de Santa Eulalia, una extraña luz azulada y un tenue humo aparecían envolviendo una fantasmal figura femenina que danzaba “tan descompuesta como horripilante”. Para mayor terror, unos lamentos que culminaban en horribles carcajadas, extraños suspiros, parecían acompañar a la espectral aparición.                                               

  Todo aquello no sólo hizo que la gente vecina del palacio se encerrara en sus casas, sino que también espantó a viandantes, que apercibidos por los rumores extendidos por toda la ciudad siempre repudiaban caminar por la zona una vez culminadas las horas de sol.

 

  Lamentablemente el saber popular, portador de esta historia no ha sido capaz de retener mayores detalles sobre esta historia fantasmagórica ligada a uno de los más ilustres apellidos de Murcia, tampoco la documentación histórica aporta datos de mayor relevancia. Sin embargo, todavía hoy, en pleno siglo XXI, se siguen repitiendo los testimonios de gente que dice escuchar los lamentos de la dama en la madrugada. Cualquier otro vestigio ya ha sido engullido por el tiempo.

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