miércoles, 20 de febrero de 2019

Europa

Era hija de Agenor, rey de Tiro, y de Telefasa o Argíope, aunque también pasó por hija de Fénix, siempre según las diferentes versiones. Europa poseía una enorme belleza y toda ella era armónica. Su piel era de un color blanquísimo (lo que algunos expertos han querido relacionar con el color de la piel de los habitantes de este continente aunque ni siquiera está demostrado que esta fémina diera origen al nombre de esta zona del mundo) y siempre iba muy bien acicalada pues usaba los cosméticos de la propia Hera. Estos ungüentos eran de uso exclusivo de las diosas pero Europa los había robado (no se sabe muy bien cómo).

Por aquellos tiempos y casi como siempre, Zeus paseaba por el mundo en busca de doncellas a las que conquistar. Sin embargo, el gran dios, mucho más refinado que otros compañeros suyos dedicados a la misma tarea como Ares, empleaba el engaño para conquistar a toda aquella mujer que se le antojaba, pero era paciente y prefería que sus conquistas se entregaran por sí solas a sus encantamientos.

Un día, Zeus vio a Europa jugando con la arena de la playa en "candorosa desnudez" y enseguida se sintió enormemente atraído por ella así como se inflamaron sus deseos carnales. Decidió para lograr su interés convertirse en un animal, tal y como había hecho otras veces, y adoptó la forma de un toro blanco de gran belleza, forma ésta en la que se le acercó presto. Zeus se había dirigido a las praderas donde Europa estaba jugando con sus amigas tras el baño. Al verlo, todas sus compañeras salieron despavoridas, pero, por el contrario, Europa esperó allí extremadamente tranquila, como si estuviera hipnotizada por el encanto y la mansedumbre del toro y se acercó a él maravillada acariciándole la testuz y poniéndole luego una guirnalda de flores en el cuello. En ese momento, Zeus se agachó y le ofreció su lomo que ella tomo encantada, sentándose sobre él.

Al instante se lanzó al mar y comenzó a cabalgar a enorme velocidad aunque la muchacha no tuvo miedo porque Zeus lo hacía con enorme suavidad. Cuando llegaron a la isla de Creta, cerca de la ciudad de Gortina, en la orilla opuesta, Zeus se mostró ya como un dios que era y Europa no tuvo reparos en entregarse pasionalmente a él pues le asombraba que el gran dios de dioses se hubiese sentido atraído por ella. Se cobijaron a la sombra de un árbol, al parecer, un platanero o un sauce, cerca de un arroyo, que se volvió de hoja perenne para la eternidad.

Mientras tanto, enterados sus familiares del rapto, el padre de Europa ordenó a sus otros hijos: Cadmo, Fénix, Cilix y Taso que fueran en su busca. Éstos se dividieron en varias direcciones pero no pudieron encontrarla y terminaron convirtiéndose en gobernantes de los lugares a los que se habían dirigido. Zeus y Europa tuvieron tres hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón.

Al poco de su unión, Zeus casó legalmente a Europa con Asterión, rey de Creta, haciéndole tres regalos: Talos, un autómata de bronce construido por Dédalo, una jabalina que siempre daba en el blanco, y un perro que nunca dejaba escapar a su caza. Asterión acogió a los hijos anteriores de Europa, tal vez porque no pudo tener ninguno propio según una leyenda, como si fueran suyos, y, a su muerte, Minos recogió el trono de su país.

Parece ser que, tras su muerte, Europa fue convertida en una diosa con el nombre de Hellotis o Hellotia, aunque esta leyenda no está muy extendida, y el toro en el que Zeus se había convertido fue transformado en la constelación de Tauro que contiene la nebulosa del Cangrejo.

Otra versión de la misma leyenda asegura que Europa se sintió enormemente aterrorizada y desdichada cuando el toro comenzó a correr, que se asustó de las aguas que la surcaban y que se perdió en la enorme oscuridad en la que Zeus la dejó. Entonces, se lamentó a Afrodita, y le pidió su ayuda. Ésta, cuando, en compañía de su hijo Eros, ya se había entretenido bastante de ver el sufrimiento de Europa le dijo que quien la había raptado era Zeus con lo que Europa se sintió, no sólo mucho más aliviada, sino incluso feliz.

También se ha dicho que el toro blanco llamó la atención de Europa porque desentonaba entre las manadas de toros negros que tenía su padre y a las que Europa estaba acostumbrada. En cualquier caso, esto no es más que un detalle aparecido en algunas leyendas y que no complementa en mucho la historia.

La historia del rapto de Europa es una de las pocas de la mitología clásica de la que se puede explicar con bastante certeza el origen que la motivó. Parece ser que unos comerciantes de Creta de viaje en Fenicia vieron a una muchacha llamada Europa de enorme belleza y la raptaron como tributo a su rey, Asterión, algo, que, por otra parte, era totalmente normal en la época. En el barco en el que hicieron el viaje de regreso había también varios toros, y entre ellos uno albino, que motivó el inicio de la alegoría. Por otra parte, Europa se ganó enormemente el afecto de su pueblo y, por eso, a su muerte se le dieron funerales de tipo divino.

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