miércoles, 20 de febrero de 2019

El salto de la novia

a tradición oral, y la “caja del tiempo” que supone, nos ha regalado narraciones verdaderamente maravillosas, y en muchos casos trasladan a nuestro tiempo pasajes vividos por gentes que habitaron parajes por donde ahora atraviesan enormes “lenguas” de asfalto.

 

  En esta ocasión será el Valle de Ricote el escenario que verá discurrir nuestra leyenda, un lugar que todavía mantiene, a duras penas, el vigor natural de épocas remotas

  Concretamente en esta historia podemos encontrar hasta tres versiones para este episodio siendo, tal vez, la que nos va ocupar la menos recordada de todas.

  Los bellos parajes de aquel valle han visto, en un remoto pasado, duras batallas entre los ejércitos de Castilla y los musulmanes. El epicentro de nuestra historia se encuentra en el que fue, poblado de Ulea, que contaba con el Comendador de Santiago. Entre sus hijos, una joven de lozana belleza, que se enamoró del capitán de las tropas de la fortaleza.

  Una mañana salió el gallardo capitán al mando de sus tropas para dar captura al enemigo que, según noticias, merodeaba la zona. Fueron varios los días que pasarían hasta que dieron encuentro a los ejércitos musulmanes, a los que se enfrentaron en una dura batalla, en la que habría de caer heroicamente el enamorado capitán.

  Con un gran numero de bajas pero victoriosos, retornaron las tropas a la fortaleza, donde la joven hija del comendador buscó a su capitán, hallando tan sólo el desconsuelo de la noticia de su muerte.

  La noticia hizo que la muchacha quedara desconsolada, repleta de dolor, agonizando en vida. En un vano intento por recuperar el cuerpo del caballero, se echó al campo, no encontrando más que la quebrada de la montaña, con un feroz río bajo sus pies, lugar en el cual decidió lanzarse al vacío.

 

  Su trágico final daría nombre al paraje en pleno valle de Ricote, cercano a la población de Ulea, conocido como el Salto de la Novia.

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