viernes, 22 de febrero de 2019

Bestiario H.P Lovecraft.-Pólipos


Pólipos

  Los miembros de la Gran Raza nunca se referían intencionalmente al asunto, y lo que podía percibirse provenía sólo de algunas de las mentes cautivas más observadoras y agudas.

  Según esos fragmentos de información, la base del temor era una horrible raza más antigua de entidades extraterrestres parecidas a pólipos que habían llegado a través del espacio desde universos inconmensurablemente lejanos, y que habían dominado la Tierra y otros tres planetas solares hace unos seiscientos millones de años. Eran sólo parcialmente materiales —tal como entendemos nosotros la materia—, y su tipo de conciencia y sus medios de percepción diferían mucho de los que tienen los organismos terrestres. Por ejemplo, carecían del sentido de la vista, por lo que su mundo mental era una extraña matriz no visual de impresiones.

  Sin embargo, eran lo bastante concretos como para utilizar objetos de materia normal cuando estaban en regiones cósmicas que los contenían, y requerían alojamientos, pero de un tipo peculiar. Aunque sus sentidos podían penetrar todas las barreras materiales, no ocurría lo mismo con su sustancia, y ciertas formas de energía eléctrica podían destruirlos por completo. Tenían el poder de desplazarse por el aire, a pesar de la ausencia de alas o de cualquier otro modo visible de vuelo. Sus mentes tenían una textura tal que la Gran Raza no había podido establecer ningún contacto con ellas.

  Cuando estas entidades habían llegado a la Tierra habían construido poderosas ciudades basálticas de torres sin ventanas, y habían sometido a una horrible prisión a los seres que encontraron. Fue entonces cuando las mentes de la Gran Raza aceleraron a través del vacío desde aquel mundo oscuro, transgaláctico, conocido en los perturbadores y discutibles Fragmentos de Eltdown como Yith.

  A los recién llegados, con los instrumentos que crearon, les había resultado fácil sojuzgar a las entidades depredadoras y obligarlas a bajar a las cavernas subterráneas con las que ya se comunicaban desde sus habitáculos y en las que habían empezado a vivir.

        La sombra más allá del tiempo

        1934-1935

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