Bestias Lunares
Alrededor de un fuego horrendo alimentado por los tallos repugnantes de los hongos lunares se sentaba un círculo hediondo de bestias lunares y sus esclavos casi humanos. Algunos de estos esclavos calentaban unas extrañas lanzas en las llamas danzantes, y aplicaban a intervalos sus puntas al rojo vivo a tres prisioneros muy bien amarrados que se retorcían de dolor ante los jefes del grupo. A juzgar por los movimientos de sus tentáculos, Carter pudo deducir que las bestias lunares de hocico chato estaban disfrutando enormemente con el espectáculo, y su horror fue inmenso cuando, de pronto, reconoció los alaridos frenéticos y supo que aquellos demonios necrófagos torturados no eran otros que los tres fieles camaradas que lo habían guiado para salir sano y salvo del abismo, los que después habían salido del bosque encantado para buscar Sarkomandia y la puerta de regreso a sus profundidades natales.
La cantidad de bestias lunares malolientes que rodeaba aquel fuego verdoso era enorme, y Carter supo que de momento no podía hacer nada para salvar a sus antiguos colegas.
En busca de la ciudad del sol poniente
1926 – 1927
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