El demonio me transportó por un vacío insensato,
Más allá de las brillantes constelaciones del espacio,
Hasta que ni tiempo ni materia se extendieron ante mí,
Sino sólo el Caos, sin forma ni lugar.
Aquí el vasto Señor de Todo murmuraba en la oscuridad
Cosas que había soñado pero no podía comprender,
Mientras, junto a él, murciélagos informes revoloteaban
En vórtices idiotas arrullados por rayos de luz.
Bailaron insanamente al agudo son gimiente y penetrante
De una flauta resquebrajada aferrada por una garra monstruosa,
De donde fluyen oleadas insensatas que se mezclan al azar,
Y le dan a cada frágil cosmos su ley eterna.
«Soy Su Mensajero», dijo el demonio,
Mientras golpeaba con desdén la cabeza de su Amo.
Hongos de Yuggoth
1929-1930
No hay comentarios:
Publicar un comentario